⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—……
Lo había escuchado claramente. Sin embargo, no podía creerlo en absoluto.
Porque no tenía sentido que él sintiera eso por ella.
Si fuera con mi apariencia de hoy, tal vez, pero con mi antiguo aspecto no había nada que pudiera haberle gustado.
En los eventos sociales, siempre llevaba un uniforme de gala masculino, había levantado un carruaje con sus propias manos, al día siguiente apareció cubierta de sudor por el entrenamiento y, además, le mostró cómo se metía un trozo entero de pastel en la boca.
—¿Por qué alguien como yo?
En medio de su confusión, Lichton le respondió con calma:
—La primera vez que vi a Su Alteza, pensé que era fuerte y hermosa, como un ciervo corriendo por el campo. Cuando la vi levantando el carruaje, me impresionó su fuerza, como la de un oso. Cuando la vi cubierta de sudor, me recordó a un león regresando de la caza, y cuando la vi comer pastel, me pareció tan adorable como un elefante de buen apetito.
—……
Grace se gustaba a sí misma.
Le gustaba su cabello corto, que apenas le llegaba a las orejas, su rostro sin maquillaje, su cuerpo moldeado por el ejercicio y su gran apetito.
Pero nunca esperó que a alguien más le gustara tal como era.
Mucho menos a un hombre, considerando que la mayoría prefería mujeres completamente diferentes a ella.
Había conocido hombres que le decían ‘me gustas aunque seas así’, pero nunca uno que le dijera ‘me gustas por todo lo que eres’.
Con una voz aún confusa, Grace preguntó:
—¿Siempre ha tenido gustos tan… peculiares?
Lichton respondió con tranquilidad:
—Sí. Siempre me han gustado las cosas raras y hermosas.
—……
—Por eso, ¿me concedería la oportunidad de acercarme más a usted?
Incluso alguien como Grace, que no había estado con un hombre en años, podía notar el profundo y ardiente sentimiento en su voz.
No podía rechazarlo.
No, en realidad, no quería rechazarlo.
Grace asintió con la cabeza.
—De acuerdo.
Solo entonces, Lichton sonrió con todo su esplendor.
Sus labios, rojos como un caramelo de fresa, se curvaron con dulzura.
Era una sonrisa pura, pero al mismo tiempo, capaz de hechizar a cualquier mujer.
Mientras tanto, Aris, que se había alejado a propósito para dejarlos solos, los observaba desde detrás de una columna.
Con una sonrisa traviesa, murmuró para sí misma:
—Vaya… otra pareja ha nacido.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
Lichton le entregó algo a Grace.
Era el par de pendientes de zafiro que había dejado en su habitación unos días antes.
Lichton comentó con tono quejumbroso:
—Esperaba que Su Alteza viniera a devolvérmelos en persona, pero en su lugar, vino Su Alteza la Princesa Aris. Me llevé una gran decepción.
—Lo siento mucho por eso.
Grace, con el rostro sonrojado, bajó la mirada.
Lichton entonces le hizo una petición inesperada:
—Como disculpa, ¿podría ayudarme a ponérmelos?
Era una petición imposible de rechazar.
Grace asintió.
Lichton se acercó y apartó con suavidad su cabello dorado detrás de su oreja.
Dios… hasta sus orejas son bonitas…
Grace contuvo el aliento mientras colocaba el pendiente de zafiro en su lóbulo.
El pendiente parecía brillar aún más que antes.
Siempre pensé que las joyas embellecían a las personas… pero hay personas que hacen que las joyas se vean aún más hermosas.
Embelesada, Grace lo miró fijamente antes de preguntar:
—Entonces… ¿no le gusta cómo me veo ahora?
—¿Eh?
—Hoy me arreglé con mucho esfuerzo, pero no tuvo ninguna reacción. Además, dijo que su gusto era por lo raro.
Bueno… tampoco es que a mí me guste este aspecto, así que si no le gusta, tampoco me importa.
Lichton dejó escapar una risa baja.
—Me encanta cómo se ve con vestido, igual que me gusta cómo se ve con uniforme o con solo una camisa puesta… Sin embargo, cuando usaba uniforme, solo las mujeres la miraban, así que no me preocupaba. Pero cuando la vi con vestido, mi corazón se desplomó.
Con un tono de voz más bajo, añadió:
—No sé si soportaría que la miraran también los hombres.
—……
Siempre había pensado en él como un hombre amable y hermoso.
Sin embargo, en ciertos momentos, había algo en su actitud que le resultaba extrañamente familiar.
Es casi como… la locura de Rashid, mi hermano…
Pero eso era ridículo.
No puede haber otro loco como él en este mundo.
Sacudiendo la cabeza para alejar esos pensamientos, Grace le dijo:
—No se preocupe por eso. No me gusta mucho vestirme así, así que no lo haré con frecuencia.
—Eso me alivia.
Lichton sonrió con la misma inocencia de antes.
Realmente es hermoso…
Grace lo miró con una expresión perdida por un momento antes de recuperar la compostura.
Antes de seguir adelante con él, había algo que debía dejar en claro.
—Aún no estoy preparada para ser la esposa de un hombre ni tengo la determinación para ser la reina de un país. ¿Aún así, le parecería bien?
Sabía que sus palabras eran egoístas e irresponsables para alguien como Lichton, que había venido a buscar una esposa.
Pero sentía que debía decirlo.
Afortunadamente, Lichton sonrió con comprensión.
—Por supuesto. No quiero presionarla. Vamos con calma y nos conocemos poco a poco.
Sin embargo, esa conversación resultó ser en vano, porque poco después, la cabeza de Grace estaría llena de pensamientos sobre el matrimonio.
Cuanto más se encontraba con Lichton, más lo veía hermoso, amable, sabio y con quien podía conversar con facilidad.
Sin embargo, la razón definitiva por la que Grace empezó a querer casarse fue el contacto físico.
Era un día en que el atardecer teñía el cielo de un rojo particularmente intenso.
Grace, que no podía dejar de pensar en sus labios carmesí, no pudo contenerse más y se acercó a él.
Pero Lichton giró el rostro.
—No puede ser, Su Alteza.
—¿P-por qué?
Desconcertada, Grace lo miró fijamente, y Lichton respondió con seriedad.
—El dios Aslan, en el que creemos en el Reino de Robia, prohíbe estrictamente el contacto físico entre hombres y mujeres que aún no están casados.
Grace abrió la boca de par en par.
Era la primera vez en su vida que oía semejante doctrina.
—P-pero… ya hemos tomado de la mano antes.
—Eso está permitido. Pero cualquier contacto más profundo a partir de cierto punto está estrictamente prohibido.
Con voz temblorosa, Grace preguntó:
—¿…Desde qué punto?
Con voz firme, Lichton respondió:
—Desde el beso.
¡¿Qué clase de maldita doctrina era esa?!
Una ira descomunal se apoderó de ella.
Si el dios Aslan apareciera ante sus ojos en ese momento, lo arrojaría directamente al infierno.
¡Lo quería tanto! Y sin embargo, no podía besar esos labios tan bellos y perfectos.
No solo eso, sino que cualquier cosa más allá de un beso estaba completamente fuera de cuestión.
Finalmente, incapaz de soportarlo más, Grace lo empujó contra la pared y declaró con firmeza:
—Casémonos.
Lichton sonrió como si hubiera estado esperando esas palabras y asintió.
⊱ ──────ஓ๑♡๑ஓ ────── ⊰
La noticia del matrimonio entre Lichton y Grace sacudió el Imperio.
En especial, las damas nobles estaban en estado de shock.
—¡Aah…! ¡La princesa Grace, a quien tanto admiraba, y el príncipe heredero Lichton, a quien tenía en la mira, han terminado juntos!
—¿Debería entristecerme porque mis dos amores me han abandonado? ¿O debería odiarlos por haberse robado el uno al otro?
Las damas nobles, que parecían querer convertirse en protagonistas de una tragedia, fueron calmadas por Siana.
—Ver a las dos personas que me gustan con una pareja feliz y enamorada es algo maravilloso, queridas.
Afortunadamente, las palabras de Siana surtieron efecto.
—Sean felices, los dos…
—Y tengan muchos hijos que se parezcan a mamá y a papá, y envíenlos al Imperio.
En lugar de lamentarse o maldecirlos, las damas nobles optaron por bendecir a la pareja.
A pesar de ser un matrimonio político que uniría dos naciones, la boda se organizó a una velocidad sorprendente.
—Siendo la hermana menor más querida de Su Majestad el Emperador del Imperio… No hay mejor princesa heredera para el Reino de Robia.
—Pensé que mi hija se volvería una anciana solitaria dedicándose solo a sus músculos, pero se ha convertido en la reina de un reino. Mamá está muy feliz.
El entusiasmo del rey de Robia, padre biológico de Lichton, y de la ex Emperatriz Layla, madre biológica de Grace, aceleró los preparativos.
Antes de que terminara el año, se celebró una gran boda.
Por primera vez en mucho tiempo, Grace dejó de lado su uniforme y se puso un vestido blanco puro.
Lichton la miró con una mirada deslumbrada.
Grace extendió su mano.
Lichton la tomó con suavidad.
Ambos, de pie uno frente al otro, se sonrieron radiantemente.
Esa noche.
Por fin, Grace pudo experimentar el contacto físico que había estado anhelando durante tanto tiempo.
Pero no era exactamente como lo había imaginado.
Se suponía que sería un dulce chocolate… pero era como si estuviera mezclado con un licor fuerte.
Me gusta. Me gusta, pero… es demasiado…
El estímulo tan intenso la dejó medio enloquecida, y con la cabeza tambaleándose, murmuró:
—Ya es suficiente…
Sin embargo, Lichton le susurró con una sonrisa juguetona:
—Solo un poco más.
Lichton invadió aún más profundamente el interior de Grace.
—P-por favor… sálvame…
Esas fueron las últimas palabras que Grace logró pronunciar (¿?) antes de perder completamente el conocimiento al ver la luz del amanecer.
Por eso, no se dio cuenta de nada.
No supo que la razón por la que el rey de Robia había nombrado príncipe heredero a su segundo hijo, Lichton, no era solo porque el primer príncipe había cometido un error.
Lichton, aunque parecía gentil y dulce, siempre se aseguraba de obtener lo que quería a cualquier costo.
—La verdad es que… no fue un accidente que dejara caer el pendiente en su palacio aquel día. Y aunque la religión de Robia es estricta… no llega al punto de prohibir los besos antes del matrimonio.
Susurró con dulzura, acariciando el cabello negro de Grace, quien dormía con los ojos hinchados de tanto llorar.
No podía evitarlo… Desde el momento en que la vi, me volví loco por tenerla.
Y la seguiré poseyendo.
Cada rincón de su ser.
Incluso las partes que ella aún no conoce.
Con la determinación de un verdadero recién casado (?), Lichton abrazó el fuerte cuerpo de Grace.