⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
¿Por qué?
¿Por qué yo?
¿Por qué estoy usando un vestido en lugar de mi túnica de sacerdotisa?
El mundo estaba lleno de contradicciones. Pero ya había sido arrastrada hasta este punto.
—¡Es realmente hermosa!
—¿Cómo pudo esconder semejante belleza bajo su túnica de sacerdotisa?
—No, en realidad su belleza traspasaba incluso la túnica, pero ahora que se ha arreglado, realmente brilla con todo su esplendor.
Las doncellas que rodeaban a Diarin exclamaban con entusiasmo, lanzando cumplidos aduladores.
Escuchar que era hermosa la hacía sentir incómoda. Toda su vida había creído que no era un elogio que debiera recibir. Ni siquiera debía escucharlo.
¿Para qué le serviría a una sacerdotisa ser bonita?
Mientras más se sentía alejada de la vida de una sacerdotisa, más amargo le sabía el momento.
Ir donde fuera que Ceres iba.
Esa era la regla.
Dormir en la misma cama y despertarse juntos, observarlo entrenar en el campo de entrenamiento, sentarse a su lado en el comedor para comer juntos. En la oficina, trabajar cerca de él, sentarse junto a él en las reuniones. Y además de todo eso, atenderlo en cualquier necesidad.
Al principio, no podía acostumbrarse a ello. A cada momento se sorprendía.
¿Esto está bien? ¿Realmente está bien llegar hasta este punto?
¿Es siquiera apropiado para una sacerdotisa?
Pero con el tiempo, se acostumbró.
Y no solo ella, sino todos a su alrededor también se fueron acostumbrando.
Así continuó su vida por un tiempo.
Ceres se estaba convirtiendo en un príncipe heredero sabio y brillante.
Pero el hecho de que siempre llevaba a Diarin con él no cambió en lo más mínimo.
Ahora ya debería estar bien solo, ¿no?
Un día, mencionó esto con cautela… y luego presenció con sus propios ojos cómo Ceres ponía todo el lugar patas arriba.
Después de eso, no volvió a abrir la boca al respecto.
Así que dejó de preocuparse por el tiempo que pasaría a su lado.
Pero entonces… el área de acción de Ceres se amplió aún más.
Empezó a aparecer en eventos sociales y a interactuar con personas, algo que antes evitaba debido a su sensibilidad extrema.
( Sin Diarin, no puedo. )
Ceres pronunció esas palabras con la expresión más tranquila del mundo, rodeado de gente.
No me vengas con eso.
La frase casi salió de su boca, pero logró tragársela a tiempo.
No quería volver a ver otro desastre como el de la última vez.
Así que simplemente respondió: Sí.
Y la tormenta que vino después fue devastadora.
( Aun así, presentarse en un baile con una túnica de sacerdotisa es… )
( Entrará como la pareja del príncipe heredero, por favor, considere la etiqueta. )
No podía responder ¿Y qué tiene de malo mi túnica de sacerdotisa? porque los vestidos de las damas nobles eran demasiado lujosos en comparación.
Y a ella no le estaba permitido usar una túnica sacerdotal de un nivel similar de elegancia.
Pensó en asistir como su acompañante en lugar de su pareja, pero esa idea también fue rechazada rotundamente.
Si Ceres lo quería, al final se hacía.
—Ugh…
Al final, lo que más la frustraba era su propia incapacidad para negarse.
Diarin lo sabía.
Si realmente se negaba y se plantaba en su decisión, Ceres terminaría cediendo.
Pero no quería forzarlo a eso.
Desde una perspectiva externa, parecía que un poderoso y temido príncipe heredero estaba explotando a una simple sacerdotisa plebeya.
Pero en realidad, la balanza de su relación estaba completamente inclinada hacia Diarin.
Ceres actuaba como si no pudiera vivir sin ella, mientras que Diarin siempre estaba lista para irse en cualquier momento.
No quería aprovecharse de esa dinámica para hacer que él cediera.
Más que nada, la felicidad de Ceres también era su felicidad.
Y, de la misma manera, verla a ella sufriendo lo hacía sufrir a él.
Aun así, este vestido…
Sentía que había cruzado la última línea como sacerdotisa, y le resultaba muy incómodo.
Diarin salió de la habitación con pasos vacilantes, sin ganas.
—Diarin.
Ceres, que ya la estaba esperando, se giró con una expresión radiante… y se quedó completamente paralizado.
Hoy era el día del Festival de la Fundación, el mayor evento en el que participarían casi todos los nobles de Racklion.
En reuniones más pequeñas, habían llegado a un acuerdo para que ella vistiera de forma modesta.
Pero hoy, eso no era una opción.
Entre los asistentes estaría la facción opuesta a Ceres, incluida su cabeza, el Segundo Emperador Endin.
No podía haber ni el más mínimo error. Todo debía ser perfecto.
Ceres no la obligó a usar un vestido.
Le dijo que podía vestirse de manera sencilla como siempre.
Pero la presión de los demás fue intensa.
Diarin no quería ser una carga para Ceres, así que decidió llevar un vestido elegante.
No era la primera vez que usaba uno, así que pensó que solo tenía que mentalizarse y ya.
Pero entonces…
—… Es deslumbrante.
—¿Eh? ¿Tienes un problema en el nervio óptico?
—Mi nervio óptico está perfectamente bien.
—Entonces, ¿por qué…?
—Es la forma en que la gente suele expresar que alguien es hermoso.
—……
—De hecho, no veo nada más. Solo veo a Diarin.
—……
Las personas que estaban esperando con ellos giraron lentamente la cabeza hacia otro lado.
Pero no pudieron ocultar la sonrisa que se asomaba en sus labios.
Diarin bajó la cabeza, su rostro enrojecido.
Ceres, sin darle importancia, le extendió el brazo como si nada hubiera pasado.
—Vamos.
Diarin miró el brazo que Ceres le ofrecía y tomó aire profundamente para calmarse.
No era el momento de titubear por cuestiones personales.
Estaban a punto de enfrentarse al Segundo Príncipe.
No tenía intención de involucrarse en la lucha política, pero tampoco quería ser un obstáculo.
Diarin enderezó la espalda y tomó el brazo de Ceres.
—Vamos.
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Una música elegante comenzó a sonar.
En medio de todo eso, Ceres encajaba de manera completamente natural. Era difícil de creer que hasta ahora hubiera evitado a la gente.
Cualquiera que lo viera reconocería que era el príncipe heredero. Y la mirada de todos los presentes lo confirmaba.
—¿…?
Solo Diarin, que había entrado con una determinación solemne, se quedó desconcertada.
Se había preparado para recibir puñaladas en forma de palabras disfrazadas de sonrisas radiantes, pero… ¿por qué el ambiente era así?
—Desde la llegada de la sacerdotisa, la brisa primaveral sopla constantemente en el palacio.
—Así es. Solo podemos estar agradecidos por la calidez de esta bendición.
—Nos encantaría que permaneciera en el palacio por siempre, para siempre.
Ante la avalancha de alabanzas, Diarin se quedó completamente rígida.
¿Esto está bien? ¿Por qué están actuando así?
No podía salir a pelear, pero al menos había planeado arrojarse para evitar que Ceres asesinara a alguien en plena reunión. Se había preparado incluso para un caos de esa magnitud.
—¿Es ella, hermano?
—Preséntate. Es Diarin.
—Es un placer conocerla. Por fin tengo el honor de ver en persona a la sacerdotisa de la que tanto se habla. Soy Endin, el segundo príncipe.
El principal enemigo se inclinó con cortesía. Su mirada y actitud hacia Ceres eran impecablemente respetuosas.
—¿…?
Diarin miró confundida a ambos.
—Ustedes dos…
—Hubo un tiempo en que no conocía mi lugar y me atreví a desafiarlo. Pero gracias a la severa enseñanza de mi hermano, ahora he recapacitado.
—¿…?
Endin no estaba preparándose para contraatacar. Simplemente estaba completamente sometido.
Ni siquiera entre los seguidores del segundo príncipe se veía a alguien con una mirada desafiante.
Fue entonces cuando Diarin comprendió que Ceres ya había resuelto todas las disputas de poder. Lo había hecho sin que ella se diera cuenta, en algún momento, tras bambalinas.
Entonces, ¿para qué estoy aquí?
Si Ceres se había consolidado como el príncipe heredero indiscutible, todos los problemas estaban prácticamente resueltos. Más aún si los había solucionado sin que ella lo supiera, significaba que ya no tenía razón para seguir a su lado.
—Ahora solo falta que el príncipe heredero tome una esposa.
—Exactamente. Con una pareja adecuada a su lado, todo sería perfecto.
Diarin, que seguía muda y atónita, escuchó a la gente cambiar de tema.
La princesa heredera.
Ceres, como heredero, tenía que asegurar un sucesor. Era inevitable que tomara esposa.
Era un asunto que no tenía nada que ver con ella, una sacerdotisa.
Entonces, ¿por qué sintió un escalofrío recorriéndole la espalda?
—Creo que la compañera que los dioses han enviado ya está a su lado.
—…….
Parecía que la regla de que un mal presentimiento siempre se cumple era cierta.
Diarin se estremeció al escuchar la declaración de Ceres.
—Yo soy una sacerdotisa…
—Las sacerdotisas también son humanas. No creo que los dioses prohíban el encuentro entre dos personas.
Ceres sonrió con una naturalidad sin precedentes. Parecía disfrutar cada vez que Diarin perdía la compostura.
En ese momento, alguien más se acercó para reforzar su postura.
—Por supuesto, la diosa desea amor, armonía y paz.
—¡¿Sumo sacerdote?!
Incluso el sumo sacerdote apareció para apoyar a Ceres.
Parecía que todo el mundo estaba ansioso por unirlos.
Solo Diarin temblaba, retrocediendo con miedo. Pero tenía el presentimiento de que no podría huir demasiado lejos.
—P-Pero… No obstante…
Ceres le dedicó una sonrisa gentil, como la de un cazador seguro de su presa.
No te preocupes, Diarin.
Tenemos tiempo, y ya no quedan otras presas.
Un perro rabioso nunca suelta una vez que ha mordido.
Diarin era la única que no lo sabía.
[ FIN DE LOS SIDE STORIES ]