⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
Al regresar a casa después de la escuela, Jisoo dejó de quitarse el uniforme al notar el libro de fotografías de cubierta negra sobre su escritorio.
Se cambió a ropa cómoda y se sentó frente a su escritorio. Pasó su mano por la portada del libro antes de encender su computadora de escritorio y abrir el navegador de internet. Escribió ‘Seo Yuhwan’ en el motor de búsqueda, y aparecieron algunos artículos. Jisoo hizo clic en uno relacionado con su fallecimiento.
—…Suicidio.
Tan pronto como leyó la palabra que indicaba que la causa de muerte era un posible suicidio, apartó la mano del ratón. ¿Suicidio?
Con una sensación de pesadez en el pecho, Jisoo abrió otro artículo. Este, publicado más tarde que el primero, confirmaba que Yuhwan efectivamente se había suicidado.
—El primer descubridor fue el sobrino del fallecido, Seo [Nombre oculto], de 15 años, quien solía visitar la casa del difunto con frecuencia…
Jisoo no pudo terminar de leer el artículo y apagó la pantalla. Solo con lo que acababa de descubrir, ya se sentía inquieta. Se arrepentía de haber intentado satisfacer su curiosidad sobre un tema tan delicado para una familia. Aun así, la información del artículo permanecía fija en su mente.
—El primer descubridor…
¿Qué habría sentido Hajin al encontrar el cadáver de su tío, al que admiraba y quería, sabiendo que había decidido terminar su vida de esa manera?
Jisoo recordó el momento en que perdió a su abuela. Aunque estaba preparada y sabía que el final se acercaba, el instante en que su abuela dio su último aliento fue como si un trozo afilado se clavara profundamente en su pecho. No quería creerlo, pero debía hacerlo y aceptarlo.
Por más que intentaba recomponerse, el dolor y la desesperación de perder a un ser querido no desaparecían fácilmente; solo se mantenían ocultos bajo el peso de su pecho.
Cuando perdió a sus padres, era demasiado joven. Y aunque la muerte de su abuela había sido relativamente pacífica, Jisoo aún sufrió mucho. No podía imaginar lo que Hajin debió haber pasado.
—Jisoo.
La señora Cheonan, encargada de las tareas domésticas, llamó brevemente a la puerta y la abrió un poco.
—Tu profesor particular ha llegado.
—Ah, sí. Ahora bajo.
Jisoo apartó las sombrías reflexiones de su mente y se levantó. Reunió los libros de texto y el estuche que usaba para las clases particulares. Justo cuando estaba a punto de salir de su habitación, su teléfono, que había dejado en el escritorio, parpadeó con la llegada de un mensaje.
¿Quién será?
Abrió el teléfono y leyó el mensaje.
[ Jisoo, ¿podrías encontrarte conmigo mañana por la mañana? ]
Era de Seungyu.
[ ¿Mañana por la mañana? ¿En la escuela? ]
[ Sí. Iré al aula de la clase 3. ]
La expresión de Jisoo reflejaba confusión. ¿Tenía algo que decirle? Si era así, podría haberlo hecho a través de una llamada o un mensaje, como de costumbre.
Desde que le había dado su número a Seungyu, habían estado en contacto con frecuencia. Por supuesto, esto se debía principalmente a la habilidad de él para mantener una conversación natural e ininterrumpida.
A veces le resultaba extraño que hablara más con él que con sus amigas cercanas, pero sus charlas eran sorprendentemente divertidas y agradables.
[ Está bien, nos vemos. ]
Después de responder brevemente, Jisoo dejó el teléfono a un lado.
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El agua caía rápidamente por su musculosa espalda. Hajin, que acababa de terminar su práctica matutina, fue el primero en entrar a las duchas para limpiarse. Aunque disfrutaba de los ejercicios intensos que lo llevaban al límite, no podía soportar la sensación pegajosa del sudor si no se duchaba inmediatamente después.
Cuando Hajin estaba a punto de terminar, llegaron otros estudiantes, que se sorprendieron al verlo. Instintivamente, sus hombros se encogieron, y sus miradas se dirigieron hacia una parte concreta de su cuerpo.
—Wow… es enorme.
Uno de ellos comentó sin disimulo, y los demás murmuraron palabras similares.
—Cada vez que veo su cuerpo, me quedo asombrado.
—Honestamente, ¿no debería tener al menos algo pequeño para compensar?
Hajin cerró el grifo de la ducha después de enjuagar la espuma restante. Cuando tomó una toalla de al lado y giró la cabeza distraídamente, los chicos se apresuraron a colocarse frente a las duchas, cubriendo sus cuerpos como si intentaran esconderse.
Hajin salió de la ducha mientras se secaba el agua que quedaba. En el vestuario, solo había un chico que acababa de entrar. Era alguien con quien Hajin había estrechado amistad desde que ambos ingresaron al club de kendo.
—¿Por qué llegas tan tarde?
—El entrenador me detuvo para hablar.
Hajin abrió su casillero y sacó ropa interior y los pantalones del uniforme.
—Por cierto, Hajin, ¿sabes dónde está Jo Seungyu?
Al escuchar el nombre de Seungyu, la frente de Hajin se frunció ligeramente.
—Ese tipo vino al entrenamiento esta mañana, pero dijo que iba al baño y desapareció. No ha vuelto desde entonces. Seguro que anda coqueteando con alguna chica.
Mientras se abotonaba la camisa de mala gana, Hajin pensó en Jisoo. ¿Cómo podía tener tan mal ojo para las personas? Solo porque él la había llevado a la enfermería, Jisoo lo describía como amable, educado, encantador y un caballero.
Desde que Jisoo elogió tanto a Seungyu, Hajin lo había encontrado completamente insoportable. Por mucho que intentara convencerse de que exageraba, el disgusto persistía, y eso le molestaba aún más.
—Me voy.
Con la mochila al hombro, Hajin salió del vestuario. Mientras caminaba hacia el edificio de las aulas, la brisa fresca de la mañana rozaba su rostro. Sentía cómo su cabello, todavía húmedo, se secaba rápidamente.
Poco a poco, los estudiantes comenzaban a llegar al colegio. Jisoo, que solía llegar temprano, probablemente ya estaba en su aula.
Los estudiantes de la clase 3 tenía la peculiaridad de estar llena de perezosos, por lo que la cantidad de alumnos que llegaban tarde superaba con creces a la de las otras clases. El tutor a menudo los regañaba, insistiendo en que al menos intentaran llegar temprano. La mayoría de los estudiantes apenas llegaban a tiempo para evitar ser reportados por tardanza. A excepción de Jisoo y Hajin, casi nadie llegaba temprano a la clase.
Seguro estará leyendo un libro otra vez.
Hajin pensó distraídamente mientras subía las escaleras. Cuando compartía el auto de Hye-sook para ir a la escuela, a menudo terminaban siendo los primeros en llegar al aula, con un salón vacío únicamente para los dos hasta que los demás estudiantes comenzaban a aparecer. Antes de que Jisoo llegara como alumna transferida, Hajin siempre llegaba temprano y disfrutaba esos breves momentos de descanso en el aula vacía, relajándose como quisiera.
Cuando Jisoo empezó a ocupar ese espacio, al principio le molestó un poco, pero rápidamente se dio cuenta de que ella era tan silenciosa que no lo interrumpía. Jisoo solía leer, mientras que Hajin escuchaba música o se recostaba a dormir un poco.
Sin embargo, en algún momento, Hajin encontró algo más interesante que hacer: observar las expresiones de Jisoo mientras leía.
A veces fruncía ligeramente el ceño sobre la página, otras apretaba suavemente su labio inferior, y en ocasiones, luchaba por contener una sonrisa que intentaba escaparse. Sus expresiones cambiaban con cada página, y Hajin, intrigado, comenzó a observarla mientras fingía dormir.
De vez en cuando, sentía la tentación de bromear y decirle que parecía estar tan concentrada que podría entrar en el libro mismo. Pero se reprimía, porque si lo hacía, ella podría ponerse consciente y controlar sus expresiones, arruinando su diversión.
Con esos pensamientos en mente, sus pasos se aceleraron. Caminó con decisión por el pasillo vacío, acercándose al aula de la clase 3, cuya puerta trasera estaba medio abierta. Tal como esperaba, Jisoo ya estaba allí.
Justo cuando iba a abrir la puerta, escuchó una voz animada desde dentro del aula.
—Jisoo, ¿de verdad?
Un estudiante con el mismo uniforme escolar estaba sentado en el escritorio de Hajin, de espaldas a él, mirando hacia la ventana donde estaba Jisoo. Hajin reconoció de inmediato quién era.
—¿De verdad dijiste que sí? No te vas a retractar, ¿verdad?
—¿Por qué no confías en lo que digo?
—Ah, la verdad es que pensé que me ibas a rechazar.
—¿En serio? ¿Por qué?
—Pues… no sé, me parecías diferente a los demás. Como que no estabas interesada en cosas como el romance.
—¿En serio? Pues no, soy igual que los demás.
El rostro sonriente de Jisoo, mientras miraba a Seungyu, quedó grabado en la mente de Hajin.
—Entonces, si pensabas que te iba a rechazar, ¿por qué me confesaste tus sentimientos?
—Porque aunque me rechazaras, sabía que me iba a arrepentir si no lo intentaba.
Con una voz que no podía ocultar su alegría, Seungyu añadió:
—Hice bien en atreverme. Ahora ya no hay vuelta atrás, Jisoo. Somos pareja de verdad.
La mano de Hajin, que sujetaba la puerta, se tensó con fuerza, sus nudillos se pusieron blancos. Un torrente de emociones violentas lo invadió, deseando arrastrar a Seungyu fuera del aula y golpearlo sin piedad. Sin embargo, sabía que su enojo no era porque Seungyu estuviera sentado en su escritorio, sino por algo mucho más profundo e incontrolable.
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—Jisoo, Seungyu te está esperando en el pasillo.
A última hora del almuerzo, una compañera que nunca había hablado con Jisoo antes le transmitió el mensaje con cautela. Agradeciendo, Jisoo salió al pasillo, donde un alto estudiante la esperaba junto a la ventana.
Mientras tanto, dentro del aula, Sora, que había ido a charlar con Jisoo y Chaekyung, se acomodó en la silla vacía de Jisoo al ver que estaba fuera. Chaekyung, quien había estado durmiendo cómodamente con la cabeza apoyada en un cojín, permanecía ajena.
—¿Eh? ¿Qué es esto?
Sora, al mirar por la ventana, observó a Jisoo y Seungyu hablando con una actitud inusualmente cercana. Una sonrisa curiosa se dibujó en su rostro.
Cuando la conversación terminó, Jisoo regresó al aula con una caja de chocolates en la mano, claramente un regalo de Seungyu. Antes de que pudiera sentarse, Sora la atrapó por la cintura con una expresión emocionada.
—¿Eh? ¿Qué pasa?
Jisoo, sorprendida, parpadeó mirando a Sora.
—¿Eso te lo dio Seungyu?
—Sí.
—¡Oh, Dios mío! ¿Por qué te dio eso? ¿Acaso están saliendo?
Ante la insistencia de Sora, Jisoo respondió con un susurro:
—Sí, hemos decidido salir juntos.
—¿Qué? ¿Cuándo te confesó?
—…Esta mañana.
Los ojos de Sora se abrieron como platos antes de entrecerrarse juguetonamente.
—¡Eres muy hábil! Además, tienes buen gusto. Seungyu es uno de los mejores chicos de la escuela. Aunque tiene fama de ser un poco coqueto… bueno, eso también es una habilidad, ¿no? No llega al nivel de Hajin, pero yo le daría cuatro estrellas y media. Elegiste bien.
Con un tono casi de jurado, Sora comenzó a enumerar las virtudes y defectos de Seungyu. Su actitud tan directa y materialista la había puesto en boca de sus compañeros en el pasado, pero para Jisoo, su sinceridad tenía un aire de pureza.
Mientras tanto, Chaekyung, despertándose de su siesta, preguntó todavía somnolienta:
—¿Qué? ¿Quién está saliendo con quién?
Sora, entusiasmada, respondió rápidamente:
—¡Jisoo y Seungyu están saliendo!
—¿En serio? ¿Desde cuándo?
Sorprendida, Chaekyung miró a Jisoo, quien simplemente sonrió tímidamente.
—¿Verdad que tú también piensas que en la preparatoria es imprescindible tener un romance, Jisoo? Claro, ¿cómo podemos vivir solo estudiando de forma tan desoladora? Estamos en plena juventud. Mi hermana dice que el amor no debe posponerse. Que definitivamente te arrepentirás. Dice que los romances de la universidad y los de la preparatoria son completamente diferentes.
Jisoo sonrió con cierta incomodidad. Parecía que Sora podía hablar sobre este tema durante horas, pero afortunadamente, pronto sonó la campana. Sora regresó a su asiento con pasos llenos de pesar.
Jisoo, que finalmente tuvo un momento para respirar después de la situación caótica, dejó escapar un leve suspiro. Justo en ese momento, se encontró con la mirada de Chaekyung, quien estaba girada hacia ella con una expresión seria. Parecía que tenía algo que decir.
—Chaekyung, ¿qué pasa?
—¿Cómo terminaste saliendo con él?
—Nos conocimos por casualidad en la escuela, empezamos a enviarnos mensajes, y naturalmente… —respondió Jisoo.
—Hmm, bastante común.
—Sí, bastante.
Después de una breve pausa, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras, Chaekyung finalmente habló.
—Estoy segura de que has pensado bien en esto y lo estás manejando con cuidado, pero… siendo tú una estudiante transferida, hay cosas que no sabes. Pensé que sería mejor decírtelo por si acaso. No es que quiera arruinar nada, ¿vale?
Chaekyung hablaba con un tono cauteloso, preocupada por no ofender a Jisoo.
—Está bien, dime.
—Ese tal Seungyu… tiene mala fama entre las chicas. Dicen que juega con las mujeres. Irónicamente, aunque lo critican, sigue siendo muy popular.
—¿Su mala fama se debe a que sale con muchas chicas?
—Sí. Por cómo no te sorprendes, supongo que ya sabías algo al respecto antes de empezar a salir con él. Dicen que se aburre rápidamente de las personas, y que nunca dura mucho en sus relaciones. Además, parece que tiene muchas amigas cercanas.
La voz de Chaekyung, que ya estaba en un tono bajo, se volvió aún más susurrante.
—Y parece que también se junta con los chicos problemáticos de una escuela cercana. Esa escuela es famosa por tener estudiantes que siempre causan problemas. Si alguna vez te invita a salir con ellos o a ir a algún lugar, recházalo. Podrías verte envuelta en algo peligroso.
Ante la preocupación evidente de Chaekyung, Jisoo asintió con la cabeza.
—Tendré cuidado al salir con él.
—Aun así, parece que no tienes la menor intención de terminar con él, ¿verdad? Me pregunto cuál es el encanto de Jo Seungyu para que las chicas caigan rendidas a sus pies. Incluso tú, Yoon Jisoo, que siempre has sido tan sensata, has caído. Viéndolo bien, creo que mi filosofía es la correcta. Hay que tratar a los chicos como si fueran niños, sin duda.
Chaekyung sacudió la cabeza con un tono juguetón.
Jisoo se rió de sus palabras y desvió la mirada. Por suerte, el profesor aún no había llegado. Justo cuando la campana terminó de sonar, Hajin entró lentamente al aula y se sentó en su lugar. Jisoo lo observó de reojo.
Desde la mañana parecía estar de muy mal humor…
Incluso después de almorzar, seguía igual. Hoy parecía estar especialmente mal.
Estando tan cerca de él, le había llamado la atención su actitud. Durante la mañana, cuando estaban solos en el aula, intentó decirle algo brevemente, pero Hajin la ignoró por completo. Hasta ahora, ni siquiera había mirado en su dirección, como si no notara la presencia de Jisoo.
Sin entender el comportamiento de Hajin, Jisoo inclinó ligeramente la cabeza, confundida. Entonces, al ver al profesor entrando por la puerta principal, abrió su libro de texto.
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