⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
—…Sí.
Jisoo respondió con una voz que apenas se escuchaba, mientras Hajin, de pie un poco más lejos, sonreía con tranquilidad.
—Vaya, ¿y cómo es?
—¿Qué?
—¡El novio de Jisoo! Me da muchísima curiosidad. ¿Tienes una foto? ¿Cómo empezaron a salir? Cuéntame todo, ¿sí?
Hyesook, con las manos juntas y los ojos brillantes de emoción, se acercó a Jisoo. Ella, visiblemente incómoda, abrió y cerró los labios varias veces sin lograr decir nada.
—Pues…
Hajin, que observaba la escena entre Hyesook y Jisoo, torció el gesto. Había esperado que Hyesook le dijera algo a Jisoo, como que ahora debería enfocarse en los estudios, pero estaba claro que había sido un error pensar en esa posibilidad. De hecho, si Hyesook no empezaba a darle consejos amorosos, ya sería mucho pedir.
Ni siquiera habían cenado, pero Hajin ya había perdido el apetito.
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El colegio, siempre bullicioso por los estudiantes, estaba tranquilo y silencioso. Jisoo caminaba relajadamente junto al desierto campo deportivo. Aunque aún le sobraba tiempo, disfrutaba de esa atmósfera tranquila que casi se sentía solitaria.
Cuando visitó la escuela por primera vez para gestionar su transferencia, pensó que era un lugar enorme. Y cuanto más veía, más confirmaba que no se parecía en nada a su antigua escuela. Aquí había varios edificios escolares, una cancha de tenis al lado del campo, e incluso un campo de tiro con arco detrás de los edificios.
En cambio, su antigua escuela consistía en un diminuto patio y un edificio de tres pisos que parecía un juguete. A pesar de ser tan pequeña, ni siquiera se llenaba completamente, y cada año el número de estudiantes disminuía.
La puerta del auditorio estaba abierta de par en par debido a un torneo de kendo, lo que hacía que Jisoo, quien técnicamente era una visitante, se sintiera un poco menos fuera de lugar al entrar. Había ido porque Seungyu le había pedido que asistiera a verlo competir contra estudiantes de otras escuelas.
Sin embargo, una vez dentro, se quedó indecisa cerca de la entrada. El auditorio era increíblemente amplio, y como todo estaba aún en preparación, el ambiente era un poco caótico.
Aunque había algunos adultos que parecían padres de familia, Jisoo era la única estudiante que había ido como espectadora. Pensó que, siendo un torneo entre estudiantes de la escuela, otros compañeros se presentarían, pero estaba completamente equivocada.
Después de todo, esto no era fútbol ni baloncesto. El kendo, un deporte bastante poco común, no atraía multitudes, y menos en un día libre. A menos que tu novio fuera parte del equipo, claro.
Entendía que Seungyu quisiera impresionarla, pero desde el momento en que notó las miradas curiosas de los novatos del club de kendo hacia ella, se sintió incómoda y pensó en irse.
Mientras consideraba si debía seguir a los padres que subían a las gradas del segundo piso, alguien la sorprendió por detrás.
—¡Hey!
Algo la pinchó suavemente en la espalda.
—¡Ah!
Más que dolor, fue el susto lo que hizo que Jisoo se girara rápidamente. Frente a ella estaba Hajin, vestido con un uniforme negro de kendo y sosteniendo un shinai en la mano.
—¿No me digas que me pinchaste con eso?
—¿Qué haces aquí?
Aunque sabía que Hajin era miembro del club de kendo, era la primera vez que lo veía con el uniforme. Su altura, junto con su aspecto atractivo, hacía que luciera bastante imponente.
—Pues…
Jisoo vaciló, pero la expresión de Hajin se endureció.
—¿Viniste a ver a Jo Seungyu, no?
—…
—¿Otra vez en una cita? Siempre tan dispuesta, ¿verdad?
Jisoo frunció los labios, murmurando como si hablara para sí misma.
—Qué manera más anticuada de hablar, ¿qué tiene de malo salir en citas…?
A decir verdad, si alguien tenía aspecto de saber ‘jugar’ con las chicas, ese era Hajin, no Seungyu.
Si existiera un perfil específico de un chico mujeriego, Hajin se ajustaba mejor que Seungyu, quien, a pesar de su fama, tenía una apariencia más amable y sencilla.
Por otro lado, Hajin tenía una mirada fría, afilada, y un aura que lo hacía parecer inalcanzable. Incluso con uniforme escolar, había algo… no, mucho, que lo hacía destacar.
En serio, parece un chico peligroso, como dijo Sora…
Era como si las palabras de Sora resonaran en su cabeza:
( Ese tipo, aunque esté en la preparatoria, tiene un aire demasiado atrevido. )
—¿Qué acabas de decir? ¿Anticuado?
Hajin la miró con ojos más severos. Aunque esa mirada podía intimidar a cualquiera, Jisoo no se dejó intimidar fácilmente.
—Pues sí. ¿Qué tiene de malo salir? No estamos haciendo nada malo. Nuestras citas son súper normales: salimos al cine, comemos juntos, y hasta estudiamos a veces.
Jisoo también tenía sus quejas con Hajin. Desde que empezó a salir con Seungyu, Hajin parecía empeñado en hacerle la vida difícil, incluso delatándola ante Hyesook. Aunque Hyesook lo había tomado a la ligera, Jisoo se había sentido terriblemente incómoda.
—Bien, haz todas las citas que quieras. ¿Quién te lo impide?
—Entonces, ¿por qué siempre tienes que decir cosas sarcásticas y tratarme como si fuera un caso perdido?
—¿Yo? ¿Sarcasmo? ¿Cuándo lo hice?
—Siempre me miras como si te diera vergüenza, como si yo fuera un desastre. Tú también debes tener novia, ¿por qué me juzgas a mí?
—…¿Qué dijiste?
La expresión de Hajin cambió por completo.
—Que tú también debes tener novia…
Jisoo lo dijo con total seguridad, pero la presión en la mirada de Hajin la hizo dudar. Un escalofrío recorrió su nuca.
—¿Novia, dices?
—Ah, sí. Tú… tienes novia, ¿no?
Los ojos de Jisoo vacilaron.
—¿O acaso… cortaron?
Hajin dejó escapar una risa sarcástica, como si no pudiera creer lo que acababa de oír.
—¿Quién dijo eso? ¿Que yo tengo novia?
—Pues… los chicos. Por ahí lo escuché.
Jisoo trató de evadir el tema, sintiendo que dar nombres podría meterla en problemas.
—¿Cuándo supuestamente ocurrió eso?
—Creo que… cuando recién llegué a esta escuela…
—¡Ja! ¿Desde entonces pensabas eso?
Hajin negó con la cabeza, incrédulo.
—¿Ni siquiera lo confirmaste conmigo? ¿Alguna vez me viste con alguien o al menos mensajeando?
Ahora que lo pensaba, nunca lo había visto con una chica ni siquiera enviando mensajes. ¿Por qué nunca lo había cuestionado?
Quizá había asumido que, siendo tan popular entre las chicas, tenía que tener novia por defecto.
—Escuché que alguien vio a tu novia esperándote frente a la escuela, así que… simplemente lo di por hecho.
—Esto es un desastre, en serio.
—¿No es cierto?
—¿De verdad me ves como un idiota que pierde el tiempo en cosas tan inútiles?
Eso sonaba como si la considerara una de esas cosas inútiles en las que se pierde el tiempo. Sin embargo, dadas las circunstancias, no podía permitirse mostrar que estaba ofendida.
—Recuerdas que pensé que eras un acosador, ¿verdad?
—¿Eh? Ah, sí. Dijiste que antes alguien te seguía.
—Esa persona era mi profesora particular.
—¿Qué?
Los ojos de Jisoo se abrieron como platos.
—Se puso demasiado insistente, lo cual me incomodó, así que dejé las clases con ella. Después de eso, empezó a seguirme hasta la escuela.
—¿Te seguía hasta la escuela…? Ah.
Finalmente, Jisoo entendió la situación. Obviamente, un acosador no lleva un cartel diciendo ‘Soy un acosador’. Para cualquiera, esa profesora particular que esperaba fuera de la escuela debía parecer una estudiante universitaria normal.
Además, al ser tan guapa que combinaba bien con Hajin, era fácil asumir que estaban en una relación.
—Pero, espera. ¿No me digas que…?
Con el ceño fruncido como si pensara en algo, Hajin habló en voz baja.
—¿Eh? ¿No te diga qué?
—¿Pensaste que yo tenía novia y por eso empezaste a salir con un chico?
Sin siquiera esperar una respuesta, parecía estar convencido. Era como si por fin entendiera por qué Jisoo, que vivía en la misma casa que él, no había mostrado interés por él y había elegido a alguien como Seungyu. Pensaba que, al creer que él tenía novia, Jisoo había tomado esa decisión inevitablemente.
Jisoo lo miró con incredulidad. ¿Cómo podía tener una imaginación tan retorcida?
—¿No te parece que tienes un ego demasiado grande? ¿Por qué iba a salir con un chico solo porque tú tenías novia? ¿Crees que me resigné a no tenerte y por eso me busqué a otro? ¿No te dije claramente antes que no estoy interesada en ti? Si lo olvidaste, puedo repetirlo: no me gustas, y nunca me gustarás.
Jisoo habló con calma, sin alzar la voz, pero lo suficientemente clara como para que fuera imposible malinterpretarla. Hajin mostró una expresión de frustración creciente.
—¿Cómo puedes estar tan segura?
—Eso es fácil…
Apoyada ligeramente contra la pared junto a la puerta del gimnasio, Jisoo lo miró con una expresión neutral.
—Solo tienes que pensar en cómo te has comportado conmigo.
—¿Qué?
—Siempre buscándome problemas, mostrando mal humor, siendo grosero, despectivo, y sarcástico.
—…….
—Eso resume la mayoría de tus actitudes hacia mí. Si aun así me gustaras, no sería una persona emocionalmente sana… sería más bien una especie de masoquista, ¿no crees?
—…….
—Soy una persona normal. Me gustan las personas que son amables, consideradas y cariñosas conmigo. Así que la posibilidad de que me gustes es… nula.
Hajin parecía haberse quedado sin palabras. Jisoo, por un momento, pensó que quizás había sido demasiado directa.
—Pero bueno, al menos es algo bueno para los dos, ¿no? Imagina que de repente te confesara que me gustas. ¿No sería horrible y desagradable?
Intentó suavizar el ambiente diciendo eso como una broma, pero los ojos de Hajin seguían mostrando frialdad. Conteniendo su frustración, dejó escapar un largo suspiro.
—Bueno, me voy a las gradas.
Jisoo, incómoda por la tensión, intentó irse, pero Hajin la llamó de pronto.
—Yoon Jisoo.
—¿Qué?
—¿A qué hora piensas volver a casa hoy?
—¿Eh?
La pregunta parecía tan fuera de lugar que Jisoo se quedó pasmada.
—¿A qué hora vas a volver a casa?
Hajin repitió lentamente, articulando cada palabra de forma precisa.
—¿Por qué preguntas eso?
Con la vista puesta en la entrada del gimnasio, Hajin esbozó una sonrisa torcida.
—Vuelve temprano. Te estaré esperando.
¿Que volviera temprano? ¿Y que además él la estaría esperando? ¿Significaba eso que quería resolver algún asunto pendiente en casa?
No necesitó pensar mucho para darse cuenta de que algo tramaba. Cuando miró hacia un lado, vio que Seungyu acababa de entrar al gimnasio. Tenía una expresión confusa mientras observaba la escena entre Hajin y Jisoo.
Era una situación digna de un melodrama, pero Jisoo estaba segura de que Hajin había visto a Seungyu antes de actuar. Como si para confirmarlo, Hajin le echó una mirada indiferente a Seungyu antes de marcharse.
—Jisoo, ¿qué está pasando? ¿Por qué Seo Hajin te dijo que vuelvas temprano? ¿Por qué dice que te estará esperando?
—Eso… bueno…
Jisoo estaba tan desconcertada que no encontraba las palabras. No sabía cómo había terminado en una situación tan absurda.
Había planeado contarle a Seungyu sobre su situación en algún momento.
Después de todo, las conversaciones entre dos estudiantes de secundaria que salían juntos eran bastante predecibles: temas de estudio, amigos, y, naturalmente, familia. En esas conversaciones, Seungyu solía hablar de su familia con naturalidad.
Seungyu hablaba con frecuencia de sus padres, que solían regañarlo, y de su hermano menor, un año menor que él, con quien peleaba casi a diario. Aunque solía quejarse, era evidente que tenía una relación familiar cercana y armoniosa. Su expresión al hablar de ellos era cálida y lo decía todo.
Jisoo, por su parte, mencionó en algún momento que vivía con unos conocidos mientras iba a la escuela.
Probablemente, Seungyu ya había supuesto que Jisoo tenía una situación complicada en casa, pero no mostró sorpresa y simplemente asintió.
También habría deducido que los padres de Jisoo habían fallecido. Por consideración, nunca le preguntó directamente sobre su familia después de eso. Era su forma de mostrar empatía.
Jisoo había planeado contarle todo en detalle cuando se sintiera más cerca de él. Sabía que Seungyu estaba dispuesto a esperar hasta que ella estuviera lista para hablar.
Sin embargo, el comportamiento caprichoso de Seo Hajin había arruinado todo.
—Jisoo, explícalo bien.
Seungyu habló con un tono serio, exigiendo una respuesta, mientras lanzaba una mirada fija y severa hacia el lugar donde Hajin acababa de desaparecer.
Jisoo se sorprendió un poco. Siempre había visto en Seungyu expresiones suaves o juguetonas, pero esa cara era nueva para ella. Una mirada afilada, mezclada con hostilidad y una sensación de amenaza. Era una atmósfera intensa que nunca había sentido antes en el Seungyu que siempre parecía relajado y despreocupado.
—En realidad…
Jisoo comenzó a explicar lo más breve y claro posible para que él pudiera entender. Le contó que, tras el fallecimiento de su abuela, una persona que había sido discípulo de ella se encargó de cuidarla. Y que el hijo de ese discípulo era Seo Hajin.
Alguna vez había pensado en hablar de esto con calma, en un lugar tranquilo y con más tiempo, pero lamentó tener que hacerlo en una situación tan caótica como esta.
Seungyu, aunque algo sorprendido, pareció aceptar la explicación asintiendo lentamente. Sin embargo, sus ojos seguían reflejando una inquietud persistente.
—Jisoo, pero ese tipo, Seo Hajin, ¿él…?
Seungyu frunció el ceño y mordió con fuerza su labio inferior antes de soltarlo, como si estuviera tratando de contener algo que quería decir.
—¿Eh? ¿Yo qué?
—…Nada. No es nada.
En ese momento, un sénior llamó a Seungyu, poniendo fin a su conversación con Jisoo. Seungyu se despidió con un gesto de la mano antes de marcharse, mientras Jisoo dejó escapar un suspiro que había estado conteniendo.
Al girar la mirada, vio a Hajin alejándose hacia el otro extremo del gimnasio después de haberla puesto en una situación incómoda. —Ese tipo, ¿cómo puede ser tan irritante incluso de espaldas?— pensó para sí misma. Internamente, lanzó una inmadura maldición deseando que Hajin perdiera en el partido de hoy.
—Seo Hajin, por lo que veo, parece que hoy estás en buena forma, ¿eh? Vamos, representa el orgullo de nuestra escuela —dijo un profesor de mediana edad, que parecía ser el entrenador del club de kendo, dándole una palmada en la espalda mientras reía.
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