⋆˚ʚɞ Traducción: / Corrección: Nue
—¡Seo Hajin, de verdad tú!
Con un suspiro exasperado, Hyesook dejó escapar su frustración, mientras los pasos de Hajin resonaban con nerviosismo al subir las escaleras. Jisoo, quien estaba regando las macetas en la terraza, miró de reojo, percibiendo el ambiente. Hyesook, visiblemente alterada, salió hacia la terraza con un abanico improvisado hecho con su mano, tratando de refrescarse el rostro.
—Es mi hijo, pero nunca la he visto escucharme como es debido.
El tono de voz cargado de frustración dejó a Jisoo sin palabras, incapaz de responder con otra cosa que una sonrisa incómoda.
—¿Cuándo se le pasará esa fase de rebeldía? Ni siquiera le pedí que comprara un regalo, solo que llevara una sencilla lonchera ya preparada. Por mucho que le guarde rencor, es el cumpleaños de su padre, el hombre que le dio la vida.
Tal como decía Hyesook, hoy era el cumpleaños de Jihwan. El plan original era cenar todos juntos en la mesa al aire libre del jardín. Fieles a su fama de pareja amorosa, Hyesook había estado ocupada preparando la celebración desde hacía días.
Sin embargo, un cambio en el horario de cirugías de Jihwan alteró los planes. Desde que asumió el cargo de subdirector médico el año pasado, su reputación como cirujano destacado había trascendido incluso las fronteras, atrayendo pacientes del extranjero. Con una agenda repleta de cirugías y preparación de artículos académicos, su vida estaba tan ocupada que Jisoo, a pesar de vivir en la misma casa, apenas tenía oportunidad de verlo.
Esa misma mañana, Jihwan avisó que no solo llegaría tarde, sino que probablemente no regresaría a casa. Más que decepcionarse, Hyesook se preocupó por su esposo, quien tendría que pasar su cumpleaños trabajando sin siquiera poder comer bien.
Con esa preocupación en mente, Hyesook y la ama de llaves, la señora Cheonan, comenzaron a preparar la comida especial para su cumpleaños. Cocinaron sopa de algas, costillas estofadas, japchae y caballa guisada, todos platos favoritos de Jihwan. Además, incluyeron una variedad de guarniciones y frutas cuidadosamente cortadas en una gran lonchera de tres pisos que, a simple vista, estaba lejos de ser una ‘sencilla’ lonchera.
Probablemente Hajin ya había intuido lo mismo. La cantidad de comida y guarniciones en la lonchera dejaban claro que no era para una sola persona. Aunque no hubiera intención de que comiera junto a su padre, parecía que no tenía ningún interés en ir de todas formas.
Hyesook tampoco podía llevar la comida al hospital por la tarde debido a compromisos laborales. Así que ideó un plan: Jisoo y Hajin podrían llevar la lonchera juntos, comer con Jihwan y volver. Pero Hajin se negó rotundamente y se encerró en su habitación, dejando a Hyesook visiblemente molesta.
Además de la lonchera, había que llevar una termo con sopa y ropa limpia para Jihwan. No era algo que pudiera cargar una sola persona, así que, si Hajin no iba, lo más probable era que Hyesook y la señora Cheonan tuvieran que hacerlo juntas.
—Jisoo.
Mientras Jisoo pensaba en cómo evitar tener que enfrentarse a Jihwan durante la comida, Hyesook la llamó en voz baja.
—¿Sí?
—¿Podrías subir y tratar de convencer a Hajin?
—¿Yo? ¿Yo?
La expresión de Jisoo mostraba su desconcierto.
—No creo que me escuche aunque lo intente.
—Bueno, pero nunca se sabe.
Aunque sus palabras sonaban neutrales, los ojos de Hyesook mostraban que tenía grandes esperanzas. Jisoo sonrió con incomodidad, pensando que Hyesook estaba sobreestimándola. Si Hajin ni siquiera escuchaba a su madre, ¿por qué iba a prestar atención a alguien que apenas consideraba parte de la familia?
—Inténtalo una vez más, por si acaso.
Con una ligera pero firme insistencia, Hyesook empujó suavemente a Jisoo fuera de la terraza. Resignada, Jisoo dejó el regador y subió las escaleras, sintiendo una creciente presión sobre sus hombros mientras pensaba en cómo persuadir a Hajin.
Frente a la puerta cerrada de la habitación de Hajin, Jisoo tocó dos veces. No hubo respuesta. Con cautela, abrió la puerta.
—…Voy a entrar.
Hajin estaba acostado en la cama, de espaldas a la puerta y cubierto con una manta. A primera vista, parecía dormido, pero Jisoo intuyó que estaba despierto. Como no la echó inmediatamente, se sintió lo suficientemente confiada para entrar un poco más.
—Hajin.
Jisoo se acercó al borde de la cama.
—Sé que no estás dormido. Levántate un momento.
—…….
—Si no llevamos la comida, probablemente no comerá nada hoy. Vamos al hospital juntos. Hoy es el cumpleaños de tu padre, ¿no?
—…….
—Además, a ti también te gusta el japchae y las costillas estofadas. La señora preparó una cantidad generosa. Se ven deliciosas, ¿no te parece? Vamos y comemos juntos.
Cuando Jisoo estaba a punto de tocarle el hombro, Hajin, sin siquiera mirarla, se levantó de repente y se sentó al borde de la cama.
—¿Hajin?
Sentado de espaldas a ella, mirando hacia la ventana, Hajin preguntó con un tono seco:
—…¿Cómo lo sabes?
—¿Qué cosa?
—Que me gustan esas cosas, ¿cómo lo sabes?
—¿Qué, el japchae y las costillas?
¿Acaso era algo tan importante para él? Jisoo no entendía por qué lo preguntaba con tanta seriedad.
—Bueno… simplemente lo sé. Cuando comemos juntos, te das cuenta. Especialmente porque cuando hay algo que te gusta, comes más de lo normal.
Jisoo respondió mirando la nuca de Hajin. Mientras evitaba fijarse demasiado en el cabello ligeramente aplastado por haber estado acostado, notó que sus orejas estaban enrojecidas.
¿Eh? ¿Por qué están rojas? ¿Será que la sangre se acumuló por la posición? Pero incluso la oreja que no había estado contra la almohada estaba igual de roja.
—Si realmente no quieres ir, ¿le digo a tu madre que ya te dormiste?
Hyesook tenía prisa por salir, así que no podía dedicar mucho tiempo a convencerlo. Como no esperaba mucho desde el principio, Jisoo pensó en dejarlo en paz y bajar.
—…Voy.
—¿Qué?
—Que voy contigo.
Hajin la miró mientras se ponía de pie. Su mirada fría y penetrante, sus labios firmemente apretados… todo en él era como siempre. Y, curiosamente, sus orejas ya no estaban rojas.
Aunque parecía el mismo Hajin de siempre, Jisoo sintió algo extraño, algo que no podía identificar, y ladeó la cabeza, confundida.
︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
Mientras Jisoo echaba un vistazo al frente, alcanzó a ver la nuca de Hajin, quien estaba sentado en el asiento del copiloto. Él, con la cabeza ligeramente ladeada y apoyando la barbilla en la mano, miraba sin interés el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana.
¿En qué estará pensando?
Aunque parecía tan reacio a venir, ¿qué lo habría hecho cambiar de opinión de repente? ¿Estaría lidiando con pensamientos complejos o sería algo más simple? Entender a Hajin no era tarea fácil.
Mientras Jisoo reflexionaba sobre Hajin, llegaron a la entrada del hospital. Bajaron del taxi y atravesaron el vestíbulo cargando el equipaje.
—¿Qué es eso? —preguntó Hajin, señalando con la mirada una pequeña bolsa de compras en la mano de Jisoo.
—Ah, esto. Es un prendedor de corbata. Lo compré como regalo de cumpleaños para el profesor.
—¿Tú lo compraste? ¿Cuándo te volviste tan generosa? Ni siquiera me invitas un café sin pensarlo dos veces.
—No era solo un café; también incluía un pastel. Además, esa vez ni siquiera querías el pastel, solo lo pediste para molestarme, ¿verdad?
Jisoo miró a Hajin con un deje de reproche.
—De todos modos, lo compré, ¿no? —respondió Hajin, evitando negarlo directamente y desviando el tema.
Jisoo bajó la vista hacia la bolsa de compras, donde revisó la cajita con el prendedor de corbata envuelto cuidadosamente.
—Era su cumpleaños y me parecía mal presentarme con las manos vacías. Usé mis ahorros para comprarlo.
Hajin frunció el ceño de inmediato.
—¿Tus ahorros? ¿Por qué gastarías eso en un regalo para esa persona?
Los ojos de Jisoo se agrandaron, sorprendida de que Hajin se refiriera a su propio padre como ‘esa persona’. ¿Cuánta resistencia albergaba contra él para hablar de esa manera?
Sin embargo, Jisoo no quería considerar a Hajin como un joven inmaduro que simplemente se rebelaba sin motivo. Aunque llevaba ya medio año viviendo en Seúl, sentía que aún no comprendía bien a Hajin. Sin conocer completamente a alguien, era precipitado emitir juicios categóricos sobre sus actos.
Quizás, en el fondo, Jisoo sospechaba que Hajin tenía razones válidas para su actitud hacia Jihwan. Pero temía parecer entrometida si lo indagaba directamente.
—¿Por qué no compraría un regalo? A diferencia de otros, él incluso preparó un obsequio para darme la bienvenida. Es lógico que yo también quiera mostrarle gratitud.
Mientras subían al ascensor camino a la oficina del subdirector, Jisoo lanzó un comentario juguetón hacia Hajin, quien no había hecho más que complicarle las cosas desde el primer día. Al recordar ese episodio, Hajin quedó momentáneamente incómodo, pero no tardó en contraatacar.
—¿Te refieres al hombre que, sin permiso, tiró los zapatos que tu abuela te regaló?
—Eso fue un error. No lo hizo a propósito.
—Bueno, a veces basta con un error para entender todo de alguien.
Discutiendo como de costumbre, Jisoo y Hajin salieron del ascensor. Era curioso cómo Hajin se apresuraba a criticar a su padre mientras Jisoo lo defendía en su lugar.
Cuando se acercaron a la puerta de la oficina de Jihwan, Jisoo observó el rostro de Hajin. Este lucía incómodo, como si se arrepintiera de haber venido.
Ansiosa por evitar que Hajin se marchara, Jisoo golpeó rápidamente la puerta.
—Parece que no hay nadie —dijo después de intentarlo otra vez, sin obtener respuesta.
Al oír un suspiro de alivio proveniente de Hajin, Jisoo casi pudo prever lo que diría.
—Dejemos esto aquí y vámonos —propuso Hajin, como era de esperar.
Antes de que pudiera convencerla, una voz familiar los interrumpió.
—Hajin.
Era una voz profunda y serena. Jisoo se giró rápidamente para saludar a Jihwan con una reverencia. Hajin, sin embargo, permaneció de espaldas, mirando fijamente la puerta.
—Ah, Jisoo también está aquí. Me sorprendió mucho cuando tu madre me llamó. No esperaba que me enviara un regalo tan especial.
Jihwan vestía un uniforme quirúrgico azul oscuro. Acababa de terminar una cirugía y había recibido un mensaje de Hyesook informándole que un regalo lo esperaba en la oficina.
—Vamos, los tres. Entren —dijo con una sonrisa mientras los conducía al interior de la oficina.
︵‿︵‿୨♡୧‿︵‿︵
Dentro de la oficina del subdirector, todo estaba perfectamente ordenado, reflejando la personalidad meticulosa de Jihwan. Todo estaba tan impecable que resultaba casi inhumano.
Nada más entrar, Jihwan se dirigió al escritorio, donde tomó un libro grueso de un estante y lo colocó estratégicamente sobre otro que ya estaba en el escritorio, como si quisiera cubrirlo. Jisoo notó este gesto y sintió una leve curiosidad, pero Hajin, al evitar mirar a su padre, no se dio cuenta.
—Esto parece suficiente para alimentar a más de tres personas —comentó Jihwan al abrir el contenedor de comida, esbozando una sonrisa que parecía reflejar gratitud hacia Hyesook.
Era esa dualidad de Jihwan ‘un hombre de apariencia fría pero esposo afectuoso’ lo que hacía que Jisoo se sintiera a la vez incómoda y atraída por su personalidad.
—Vamos, coman ustedes también —dijo mientras les ofrecía platos y cubiertos que Hyesook había empacado cuidadosamente.
Ahora no había escapatoria; la incómoda comida había comenzado. Hajin, naturalmente, se sentía incómodo por estar en presencia de su padre, mientras que Jisoo lidiaba con la incomodidad de observar a ambos.
—No he tenido tiempo de hablar contigo, Jisoo. Lamento no haberte atendido como es debido —dijo Jihwan, rompiendo el silencio.
—No se preocupe, profesor —respondió Jisoo, inclinando ligeramente la cabeza.
—A partir de ahora trataré de estar más pendiente. No te sientas desatendida. Por cierto, ¿cómo va la escuela?
—¿En serio preguntas eso sin saber si ya comenzó o no? —murmuró Hajin con tono burlón, lo suficientemente alto para que Jisoo lo oyera.
Ella se tensó de inmediato.
—Parece que aún están de vacaciones. ¿No vas a la escuela en estos días? —preguntó Jihwan sin mostrar molestia.
—Normalmente hay clases de refuerzo durante las vacaciones, pero ya terminaron. Ahora estoy descansando un poco. Pronto comenzarán las clases regulares —intervino Jisoo rápidamente.
—Ah, entonces estás disfrutando unas merecidas vacaciones, ¿no?
—Sí —respondió Jisoo con una sonrisa tímida.
—Por cierto, Jisoo, ¿cuál es tu sueño para el futuro? —preguntó Jihwan.
—Yo… quiero ser maestra, como mi abuela.
Jisoo respondió en voz baja.
Al oír esto, incluso Hajin, que hasta entonces había estado desinteresado, mostró un leve interés y prestó atención.
Comments for chapter "Capítulo 16"
MANGA DISCUSSION