⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Merian miró a Diarin, que estaba visiblemente atónita, y le dedicó una sonrisa.
Era evidente que la reacción de sorpresa de Diarin confirmaba la efectividad del hechizo.
—¿Hay algo que le incomode?
—Ah, no… —respondió Diarin, revisando mentalmente cada paso del proceso para asegurarse de no haber olvidado algo.
Por suerte, parecía que no había ningún recuerdo perdido en el procedimiento. El hechizo era delicado, pero mucho más simple de lo que había imaginado, y no requería gran cantidad de poder divino. Ahora comprendía cómo Merian, que no tenía una fuerza divina particularmente elevada, podía usar ese hechizo con tanta soltura.
Sabiendo cómo funcionaba el hechizo, también sería posible revertirlo y recuperar recuerdos borrados si fuera necesario.
Con un suspiro de alivio, Diarin mostró una pequeña sonrisa, lo que hizo que Merian correspondiera con otra antes de proseguir con las explicaciones finales.
—Ahora entiendes por qué dije que era peligroso, ¿verdad? Si permites que pensamientos ajenos se cuelen durante el proceso, podrías terminar borrando recuerdos relacionados con ellos. Hay que ser extremadamente cuidadosa. Este no es un hechizo para cualquiera.
—Sí, entiendo… —respondió Diarin con una mezcla de respeto y cautela.
—Muy bien. Entonces, hablemos sobre cómo proceder con el pago y cuándo programar el próximo hechizo.
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—¿Cómo te fue?
—¿Pudiste sacarlo todo?
Tan pronto como Diarin y Ceres salieron del templo tras la consulta con Merian, un grupo de personas de la corte del tercer príncipe los rodeó con curiosidad.
Diarin se interpuso entre ellos y Ceres, sintiéndose como una guardaespaldas protegiendo a una celebridad.
—Por favor, cálmense. Ceres está emocionalmente afectado y no puede hablar mucho en este momento.
—¡Ah, claro! Es comprensible. Nada como una copa para calmar los nervios.
…Estas personas, de verdad…
Aunque irritada, Diarin mantuvo una sonrisa pensando en las relaciones personales de Ceres.
—El alcohol puede hacerte olvidar momentáneamente tus emociones, pero una vez pasa el efecto, solo te hace sentir más deprimido. Así que hemos decidido evitarlo por un tiempo.
Aunque sonrió, no dejó de decir lo que pensaba.
De cualquier forma, no pensaba permitirles que se emborracharan juntos de nuevo.
Construyó una barrera impenetrable entre Ceres y el resto, al menos metafóricamente.
Sin embargo, estas personas no se daban por vencidas fácilmente.
—Entonces, ¿por qué no beber otra copa antes de que pase el efecto?
—…
Eso… tiene sentido, pensó Diarin por un segundo antes de sacudir la cabeza rápidamente.
Así es como atrapaban a la gente en su círculo vicioso. Estas personas eran como un pantano pegajoso de relaciones humanas.
Diarin estaba a punto de lanzar una réplica firme cuando notó la mirada de anhelo genuino en sus ojos. No pudo evitar ceder un poco.
No eran personas desocupadas, y aun así habían acompañado a Ceres hasta aquí. Aunque sus verdaderas intenciones incluían beber juntos, no podía negar que debajo de eso había un afecto y consideración sinceros.
—…¿Qué tal si damos un paseo en lugar de beber?
Los miembros del grupo intercambiaron miradas y murmuraron entre ellos. Finalmente, uno de ellos, con algo de timidez, preguntó:
—¿Pero nosotros podemos seguir bebiendo, verdad?
—…Beban todo lo que quieran.
No podía evitar que se llevaran la botella a la boca.
Diarin levantó las manos en señal de rendición.
El grupo, entre risas y bromas, sacó botellas de licor que habían escondido en sus bolsillos o mangas.
—¡Ese bosque de allá es perfecto para pasear! ¡Está cerca del palacio del tercer príncipe!
El grupo, con las botellas en mano, formó una fila detrás de ellos.
Algo no parecía estar bien con esta situación.
Ellos eran los que se comportaban de forma vergonzosa, pero ¿por qué ella sentía tanta vergüenza?
Diarin caminó reflexionando seriamente sobre la transferencia de la vergüenza.
Sin embargo, no era la única que no quería estar con ese grupo de borrachos.
—Son molestos.
Ceres susurró cerca del oído de Diarin.
Aún en estado de snif, snif, caminaba con la cabeza apoyada en el hombro de Diarin.
—¿Tenemos que seguir con ellos?
—No, pero… ¿qué hacemos?
Había que ser paciente en consideración a su esfuerzo por acompañarlos hasta aquí. Además, no tenían un buen pretexto para irse.
Pero Ceres no era como Diarin. No le interesaba buscar excusas.
Tan pronto como recibió el visto bueno de Diarin, se detuvo abruptamente y se volvió hacia el grupo.
—A partir de ahora, Diarin y yo pasearemos solos.
—¿Qué? ¡Eso no es justo! ¡Vinimos hasta aquí juntos!
—¡Si empezamos juntos, debemos seguir juntos hasta el final!
El grupo se quejó airadamente.
Por supuesto, no eran del tipo que se retiraría fácilmente.
Con el mismo ímpetu que habían mostrado al enfrentar a Diarin, ahora bloqueaban el paso de Ceres. Su audacia era impresionante.
—No quiero…
Ceres comenzó a rechazar como de costumbre, pero se detuvo al recordar algo.
( Tienes que rechazar de manera que no los lastimes. )
Si simplemente decía ‘no quiero’, podrían sentirse heridos.
…Aunque probablemente no les afectaría mucho.
Aun así, era una petición de Diarin, y quería cumplirla si podía.
Decidió utilizar un método que sabía que les gustaría.
—Hagamos una apuesta.
—¿Una apuesta? —Los ojos del grupo brillaron instantáneamente ante la propuesta.
—Perfecto. Hoy podríamos probar un licor diferente…
—No, no licor. Una carrera.
—¿Qué? ¡Eso no es justo! ¡Con solo ver la diferencia en la longitud de las piernas, ya sabemos quién ganará!
A pesar de las quejas, Ceres mantuvo su postura con firmeza.
En su terquedad y descaro, Ceres era el rival perfecto para ellos.
Diarin observó la escena con fascinación.
—Yo llevaré a Diarin mientras corro.
—…¿Eh?
Parecía que esa propuesta resultaba más aceptable.
Además, Holian, representante del grupo de bebedores matutinos, provenía de una familia reconocida por su destreza marcial. Desde pequeño había entrenado arduamente, y aunque en los últimos años se había dedicado más a la bebida, aún conservaba cierta habilidad.
—Entonces, ¿cómo decidiremos al ganador? ¿Llegar al Palacio del Tercer Príncipe?
—No. Partimos juntos, y el desafío termina cuando yo no pueda correr más.
—No sabía que el joven que solo llora en su habitación tenía tanta confianza en su resistencia física.
La propuesta de Ceres parecía razonable, y Holian sonrió con aire de desafío. A pesar de que el joven llorón había cambiado drásticamente, todos estaban demasiado concentrados en el inminente desafío como para prestarle atención a ese detalle.
—Pero, lamentablemente, no puedo aceptar esa apuesta.
Cuando parecía que iba a aceptar, Holian negó con la cabeza.
—¿Por qué no?
—Porque, ¿qué resistencia pueden tener unos borrachos? Apenas podemos caminar.
—…
Ceres estaba a punto de cambiar su estrategia y simplemente salir corriendo con Diarin en brazos.
—¡Pero!
Justo cuando Ceres se disponía a retirarse, Holian lo detuvo.
—Corramos juntos, y si cualquiera de nosotros logra adelantarte, ganamos. ¿Qué opinas?
En resumen, Ceres seguiría llevando a Diarin mientras corría, y los demás, cargando sus botellas de alcohol, tratarían de adelantarse. Si alguien lo conseguía o aguantaba más tiempo corriendo, los borrachos ganarían. Ceres tendría que demostrar tanto resistencia como velocidad.
—De acuerdo.
Sin embargo, los borrachos ignoraban por completo la resistencia sobrehumana de un miembro de la Octava Unidad.
Ceres aceptó con calma, levantó a Diarin sobre su hombro y comenzó a correr.
—¡Ah!
Diarin soltó un gemido extraño al ser cargada de esa manera, aplastada contra el hombro de Ceres. Fue un sonido tan peculiar que incluso hizo que los borrachos, a pesar de su embriaguez, se quedaran en silencio.
Pero no hubo tiempo para la vergüenza; el desafío comenzó de inmediato.
—¡Comiencen!
—¡Ahí vamos!
—¡No te escaparás, jaja!
Los borrachos, completamente entregados al frenesí, comenzaron a correr como locos. Algunos intentaron adelantar a Ceres en un principio, pero pronto quedó claro que era imposible.
Ceres corría con una velocidad sobrehumana, dejando atrás a todos.
—¡A dónde demonios va!
—¡Espera! ¡Espera un momento! Huff, huff…
Los borrachos, acostumbrados a beber más que a ejercitarse, no tenían forma de seguirle el ritmo. Poco a poco, el ruido de sus pasos quedó atrás.
Pero Ceres no se detuvo. Siguió corriendo. Y corriendo.
El palacio era más grande de lo que parecía, y mientras avanzaban, parecía que no había final.
—¿Hasta dónde vas a llegar?
—Todavía nos siguen.
—Uf, son persistentes.
Mientras Ceres continuaba alejándose, Diarin sufría las consecuencias. Balanceándose en su hombro como si estuviera sobre una montura, comenzó a sentirse mareada.
—Voy a… voy a vomitar…
Golpeando débilmente la espalda de Ceres, logró que finalmente se detuviera.
Diarin bajó del hombro de Ceres rápidamente y tomó aire profundamente, luchando contra la náusea.
—¿Todavía nos siguen?
—Siguen viniendo.
—…¿Deberíamos seguir corriendo?
—Están arrastrándose hacia acá.
—Qué… gente más terca…
Aunque estaban agotados, los borrachos no renunciaban. Esa determinación, aunque absurda, era admirable.
Por lo menos, esto les daba a Ceres y a Diarin un respiro. Mientras recuperaban el aliento, Diarin miró a su alrededor.
Algo estaba mal.
El bosque por el que habían pasado al principio ya había quedado atrás. Habían cruzado jardines y edificios comunes, pero el lugar donde estaban ahora era completamente diferente.
No era un lugar cuidado ni ordenado; era un bosque salvaje, con árboles que bloqueaban la luz del sol. Incluso de día, el lugar era oscuro.
—Ceres, ¿no crees que nos hemos adentrado demasiado?
Ante sus palabras, Ceres también miró a su alrededor. Había algo extraño en el ambiente, y parecía que estaban completamente solos.
—¿Volvemos?
Diarin, visiblemente incómoda, miró de reojo hacia atrás. Aunque deseaba que los borrachos los alcanzaran pronto, la sensación de estar atrapada en un lugar extraño con Ceres la ponía nerviosa.
Pero no recibió respuesta.
—Ceres… ¿Ceres?
Cuando se dio la vuelta, vio a Ceres completamente absorto, mirando fijamente hacia adelante como si algo lo hubiese hechizado.
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