⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Cómo puede ser tan cruel como para querer matar a un hijo, aunque sea no deseado? ¿Por qué lo hace? ¿Qué le pasa a esa persona? ¿Qué problema tiene?
Aunque fuera un asunto ajeno, Diarin no podía entenderlo desde el sentido común.
Después de todo, seguían siendo parientes de sangre. Diarin misma maldecía a menudo a su hermano mayor deseando que muriera, pero cuando él se enfermaba, no podía evitar preocuparse. Así era la relación entre hermanos: inevitable y arraigada en los lazos de sangre.
Sin embargo, el Emperador, el segundo príncipe y el tercer príncipe vivían en constante desconfianza mutua, a pesar de ser familia directa.
—¿Por qué sucede esto?
—Temen que el trono pase por alto al segundo príncipe y termine en manos de Sebian.
—Ah…
Antes de conocer al Emperador, Diarin habría dicho que esa preocupación era absurda.
Pero después de verlo, podía comprender el temor del segundo príncipe.
Aunque el segundo príncipe había cometido muchos errores, no era como si careciera de logros como príncipe. Sin embargo, el Emperador parecía invalidar todo eso con la simple aparición de Ceres.
Y no porque realmente viera a Ceres como un verdadero heredero.
El trato que daba a Ceres era igual de ambiguo: daba la impresión de ofrecerle algo, pero nunca lo concretaba.
Afortunadamente, Ceres no tenía interés en el trono. Si hubiera tenido ambición como el segundo príncipe, habría perdido la cordura.
—Sin embargo, parece que no estaba destinado a morir. Mientras huía del asesino, Sebian terminó corriendo hacia el desfile de caza del Emperador.
—Oh, divinidad que todo lo ve, por favor…
A veces, eventos aparentemente fortuitos como ese parecían reflejar la voluntad de los dioses.
Como resultado, Charlotte y Sebian sobrevivieron gracias al Emperador, quien, al encontrar divertida su situación, les otorgó el título de ‘tercer príncipe’ y un palacio.
El segundo príncipe nunca dejó de intentar eliminarlos, pero el Emperador intervenía cada vez para impedirlo.
Aunque el Emperador protegía al tercer príncipe, no lo hacía con verdadero afecto ni excluía completamente al segundo príncipe. En su lugar, fomentaba una competencia entre ambos.
—Ahora que ha aparecido el primer príncipe, el palacio del tercer príncipe ya no tiene utilidad. La mayoría de sus seguidores también se trasladarán al primer príncipe. En poco tiempo, Sebian y yo estaremos en una situación tan dura como pasar el invierno desnudos.
—¿Hasta ese punto…?
—Este lugar es como un campo de batalla donde cambiar de bando es una estrategia de supervivencia. Todos se mueven rápido porque están luchando por sus vidas.
Charlotte habló con una sonrisa fugaz, pero su tono era frío y resignado.
—Antes de la llegada del primer príncipe, la única opción era destronar al segundo príncipe y poner a Sebian en el trono. Pero ahora ya no es necesario.
—¿Solo necesitan derrotar al segundo príncipe?
Cuando Diarin hizo esta pregunta para confirmar, Charlotte respondió sin dudar.
—Sí, Sebian es mi hijo amado, pero… también es el hijo del segundo príncipe. Cada vez que lo veo, mis sentimientos chocan entre sí. Es mi querido hijo… pero también lleva la sangre de mi enemigo.
¿Cuánta confusión habría sentido Charlotte criando al hijo de su enemigo?
Amaba a su hijo, pero al mismo tiempo lo veía como una herramienta para destruir a su enemigo. Cada momento debía ser un dilema.
—Si solo puedo derrotar al segundo príncipe… Si puedo impedir que logre su mayor deseo de ascender al trono, no me importará más el trono.
—…
—Por favor, asegúrate de subir al trono. Daré todo mi apoyo.
Charlotte miró a Ceres con ojos ardientes, suplicando.
Era difícil imaginar esos ojos en su rostro tranquilo. Había ocultado esa intensidad mientras tragaba veneno y soportaba durante años.
Finalmente, Ceres habló tras escuchar todo lo que Charlotte tenía que decir.
—No me interesa el trono.
—¡¿Qué?!
Incluso Diarin, sorprendida, giró hacia Ceres.
—Entonces, ¿por qué has revelado tu identidad…?
—Lo primero es destronar a Endin.
—Ah.
Aunque el resultado final aún no estaba claro, ambos compartían el mismo objetivo inmediato:
La caída del segundo príncipe.
Aunque Ceres no buscaba venganza con la misma furia que Charlotte, sabía que debía derribarlo para sobrevivir.
—Hasta entonces, cooperaré con el palacio del tercer príncipe.
—Gracias, Su Alteza el Primer Príncipe.
Finalmente, Charlotte mostró una leve sonrisa mientras inclinaba profundamente la cabeza.
—De ahora en adelante, el palacio del tercer príncipe cesará todas sus actividades externas y se alineará incondicionalmente con las palabras de Su Alteza.
Eso sería suficiente para que incluso los aliados del tercer príncipe entendieran que debían unirse al primer príncipe si querían sobrevivir.
Si lograban atraer a los nobles que antes apoyaban al tercer príncipe, podrían formar una facción considerable.
El resto dependería del carisma de Ceres.
—Eso no debería ser un problema.
Ceres, discutiendo seriamente con Charlotte, lucía impresionante desde cualquier ángulo.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
Después de que Charlotte se retiró, Diarin limpió el sudor acumulado en su frente y se dejó caer agotada.
—Ugh…
Su vida, que antes solo consistía en pensar en la cena o desear que el despertador sonara una hora más tarde, había cambiado drásticamente.
Ahora tenía que destronar al segundo príncipe, aliarse con el tercer príncipe, ganarse el favor del Emperador, formar una facción…
Y todo con el riesgo constante de perder la cabeza si algo salía mal.
¿Era esta realmente su vida?
Vivir en el palacio imperial era como sentir la guillotina sobre el cuello todos los días.
Ceres acariciaba el cabello de Diarin con calma. Su actitud despreocupada era desconcertante. Era el centro de atención, el protagonista en el ojo del huracán, y, sin embargo, actuaba como si nada.
—¿Cómo pudo Ceres vivir en un lugar como este? —preguntó Diarin.
—Porque he vivido aquí desde el principio.
—¿Podrás seguir viviendo aquí?
Ceres guardó silencio por un momento, reflexionando antes de responder.
—Si estás tú, sí.
—…
Incluso en medio de una conversación importante, él no perdía la oportunidad de lanzar esos comentarios.
Diarin respiró hondo y cambió de tema.
—El segundo príncipe ha caído, el tercer príncipe está escondido fuera del palacio y Su Majestad el Emperador ha fallecido. Entonces, ¿qué harás?
—Supongo que tendré que convertirme en Emperador.
No sonaba en absoluto entusiasta.
Para algunos, ser Emperador era una meta por la que se jugaban la vida. Pero Ceres parecía casi molesto ante la posibilidad, como si le diera igual.
La anterior Emperatriz, Olivia, tampoco había tenido un gran deseo por el poder o el trono. Quizás eso había sido su ruina.
Las personas ambiciosas, cegadas por el deseo de arrebatar lo ajeno, a menudo conseguían proteger mejor lo que ya tenían. El segundo príncipe, pese a sus numerosas atrocidades, no había perdido nada importante.
—Aunque desaparezca el segundo príncipe, seguro que aparecerá alguien igual de terrible.
Siempre habría fuerzas desafiando al soberano.
Diarin estaba preocupada. ¿Podría un líder tan desmotivado como Ceres mantener su posición?
Pero, por otro lado, no podía imaginarse a sí misma permaneciendo al lado de un Ceres convertido en Emperador. No aspiraba a ocupar un puesto tan elevado.
—Eso es algo que habrá que pensar después de derrotar a Endin.
—Ah.
Era cierto.
Incluso si intentaban huir y esconderse, Endin nunca dejaría de perseguirlos. No se detendría hasta tener la cabeza de Ceres frente a él. Y probablemente la de Diarin junto a la suya.
Diarin era actualmente el mayor aliado de Ceres y quien más había fastidiado al segundo príncipe. No había forma de que Endin la dejara vivir. Incluso si buscaba refugio en un templo, Endin encontraría la forma de matarla.
—Parece que mi vida también está en juego.
¿Por qué había llegado su vida a este punto?
Con un suspiro, Diarin se cubrió el rostro con las manos.
Habían llegado demasiado lejos para retroceder.
—Yo te protegeré, Diarin.
Ante la declaración de Ceres, Diarin soltó una risa amarga.
Al principio, era Ceres quien no podía vivir sin Diarin. Ahora, era Diarin quien no podría sobrevivir sin la protección de Ceres.
Aunque, si lo pensaba, había tenido muchas oportunidades para huir.
En la mansión, podría haber renunciado y marcharse. Incluso después de entrar en el palacio del tercer príncipe, todavía había momentos en los que podía haberse retirado sin consecuencias. Justo antes de asistir a la fiesta, Ceres incluso le había dado la opción de escapar.
Pero Diarin había decidido quedarse con Ceres por voluntad propia.
Eso sí, una cosa era el afecto y otra el deber.
—Esto ha pasado porque me preocupé por ti, así que lo justo es que me protejas.
—Sí.
—… ¿Y la recompensa?
Incluso con Ceres, era importante dejar las cuentas claras.
Diarin ya había hecho horas extras. Había logrado no solo el regreso del joven amo, sino también del príncipe. Pero el problema era que nadie le había encargado todo ese esfuerzo. Había hecho todo ese trabajo duro, y ahora su vida estaba en riesgo, sin que nadie se lo hubiera pedido.
Y lo peor era que aún faltaba enfrentar desafíos más peligrosos.
Todo lo que hacía era exclusivamente por Ceres, sin ningún beneficio personal.
Yo, una sacerdotisa tan buena… ¿por qué tengo que ser tan excesivamente altruista?
Con una lágrima de frustración que apenas derramó, Diarin abrió los ojos decidida.
Ya era tarde para echarse atrás. Al menos, debía asegurarse de obtener algo a cambio.
¿Qué le daría Ceres, el futuro Emperador?
—Lo que quieras.
—…
Diarin quedó en silencio por un momento.
Claro, Ceres siempre había sido así.
Su oferta, tan despreocupada, la dejó sin palabras.
—Si te pido dinero, me darás todo lo que quiera, ¿verdad?
—Sí.
—Incluso si quiero vaciar las arcas del imperio.
—Puedes tomar lo que necesites, y cuando las repongamos, tomar más si lo deseas.
—Esto es tan típico de ti.
Aunque era bueno recibir una recompensa justa, cuando alguien como Ceres ofrecía todo sin reparos, resultaba difícil aceptarlo.
No se sentía como recibir un premio, sino más bien como si estuviera extorsionándola.
Comments for chapter "123"
MANGA DISCUSSION