⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Qué es? —Endin impacientemente presionó al sacerdote Merian.
—…Espere un momento, necesito pensar… —respondió Merian, tratando de ganar tiempo.
—¡Dilo ya, maldita sea!
—Necesito confirmar algo.
Todo era una simple hipótesis.
No podía reportar al Segundo Príncipe algo de lo que no estaba completamente seguro. Aunque sabía que la impaciencia de Endin podría traer problemas, era aún peor cargar con la responsabilidad de algo dicho precipitadamente.
—Ese traidor que se alió con el Tercer Príncipe…
—¿Roben?
—Sí, ¿sigue sin haber forma de localizarlo?
—Ese maldito ratón. No sé si está escondido o muerto. Quizás terminó devorado por el perro rabioso al que se llevó.
—Ah…
La sacerdotisa Merian suspiró profundamente.
Las personas asociadas con la Octava Unidad eran extremadamente pocas, y la mayoría había muerto en la guerra.
Roben, quien se unió más tarde, poseía la mayor cantidad de información relacionada con la unidad, ya que se encargó de manejar casi todo tras su disolución. Nadie sospechaba entonces que Roben sería un experto en maniobras tan arriesgadas.
—Todo, desde verificar si el encuentro en el campo de batalla fue real hasta seguir el rastro después, dependía de él, ¿no es cierto?
—Exacto.
Los comandantes no supervisan personalmente todos los detalles.
Todo se sabía únicamente por los reportes. Endin había recibido informes de que el Tercer Príncipe estaba usando miembros de la Octava Unidad para llevar a cabo acciones encubiertas. Dio órdenes de eliminar a esos individuos, pero nunca investigó personalmente dónde estaban ni qué hacían.
Esos comandos pasaron de mano en mano, hasta llegar a un grupo de asesinos cuya pista se perdió. Al no haber rastro de ellos, tampoco había información sobre lo que ocurrió en la residencia donde estuvieron.
Esto hizo imposible descubrir qué había pasado o quiénes estuvieron involucrados.
—Esto es solo una conjetura, pero… —Merian dudó antes de hablar.
Sin pruebas concretas, todo era especulación.
Sin embargo, no tenía otra idea.
—Parece que existe una entidad poderosa en juego.
—¿Poderosa?
La mirada de Endin se agudizó.
—Sí. No detecté ninguna energía divina, por lo que nunca pensé en vincularla con ‘ese tipo’ de existencia, pero…
Había conocido a Diarin en persona, incluso estrechado su mano. Más aún, le lanzó un hechizo directamente.
Diarin no mostraba ninguna apariencia o comportamiento que pudiera asociarse con un sacerdote. Cualquiera habría pensado lo mismo.
Sin embargo, al revisar sus acciones una a una, había demasiadas cosas que no cuadraban.
—Primero, durante la fiesta de celebración de la victoria, cambió el color de cabello del Primer Príncipe.
Diarin lo describió como un ‘truco menor’. Era algo que, en teoría, cualquiera podía pagar para hacerse.
Siendo médico, debía tener habilidad manual, así que supusieron que podría realizar ilusiones convincentes sin mucho problema.
Pero, ¿y si no fue un simple truco?
—En la ceremonia de adoración, ambos sostuvieron leche en sus manos. Si el poder para cambiar el color de cabello no era algo de una sola vez, sino una habilidad innata, entonces…
—…¿Podría haber transformado la leche en agua transparente también? Entonces, ¿es una sacerdotisa?
Endin tomó las palabras de Merian como una confirmación.
—Si fuera sacerdotisa, no habría manera de que no sintiera su energía divina. Además, los sacerdotes a cargo de la ceremonia también lo habrían notado. Y una figura con tal nivel de energía divina no podría permanecer desconocida.
¿Dos sacerdotes principales incapaces de notar tal presencia? Era imposible. Si alguien poseyera semejante energía, ya habría ascendido a los más altos cargos.
—Podría ser alguien con un poder poco ortodoxo.
El mundo es amplio, y existen entidades con habilidades extraordinarias que no están relacionadas con lo divino.
—Es común que los demonios finjan ser divinidades.
—¿Un demonio?
La mandíbula de Endin se alzó.
El término ‘demonio’ le resultaba mucho más atractivo que ‘sacerdotisa’.
—Si es un demonio disfrazado de sacerdote para sembrar caos en el mundo, debe ser eliminado por el bien de todos.
—Todo fluirá según la voluntad divina —respondió Merian, inclinando la cabeza en un gesto de humildad.
Si Diarin era una persona ordinaria, no había razón para perseguirla como a un objetivo. Aunque había trabajado para el Segundo Príncipe en varias ocasiones, no tenía la obligación de involucrarse en acciones injustas.
Sin embargo, si Diarin era un demonio que usurpaba el lugar de un dios, Merian sería la primera en eliminarla.
En su interior, la sacerdotisa ya había tomado su decisión.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
Mientras tanto, el supuesto ‘demonio’ regresaba triunfalmente al palacio imperial, reconocido con el título de ‘Leal Sagrado’.
El templo quedó en caos tras su partida.
El Segundo Príncipe se retiró primero, y Grelind fue arrastrado tras causar un escándalo.
—¡Es todo un fraude! ¡Una completa mentira! ¡Estos charlatanes!
Los nobles del bando del Segundo Príncipe seguramente querían gritar lo mismo, pero no podían hacerlo después de que el sacerdote principal proclamara la voluntad divina. Oponerse habría sido enfrentarse directamente a Dios.
Tras la expulsión de Grelind, los partidarios del Tercer Príncipe se retiraron en silencio, mientras el Emperador agregó un comentario con astucia:
—Esto también refleja la pureza de la familia imperial.
Todo esto se debe al liderazgo correcto de Su Majestad el Emperador.
La mejor reacción rápida en la vida de Diarin
Añadir aquella frase al final fue probablemente el mejor acto de reflejo que Diarin había mostrado en toda su vida.
Gracias a ello, los vítores del público incluyeron un clamor adicional: ‘¡Viva Su Majestad el Emperador!’, lo que dejó al Emperador satisfecho mientras daba unas amistosas palmadas en los hombros de Ceres y Diarin antes de abandonar el templo.
—¡Viva Su Majestad el Emperador!
—¡Viva el Primer Príncipe!
—¡Viva Racklion!
Hasta ahí, todo era un entusiasmo esperado.
Pero algo más se sumó de improviso:
—¡Viva el Vizconde Arianth!
En un abrir y cerrar de ojos, el nombre del Vizconde Arianth, quien había quedado como una leyenda junto al Primer Príncipe, se difundió por todas partes.
Diarin, que no tenía problema en permitir que los vítores fueran primero para Ceres, se encontró completamente desconcertada ante los gritos dirigidos hacia ella.
—Al menos saluda y vuelve aquí después —le aconsejó el emperador con buen humor al notar su incomodidad. Luego subió a su carruaje.
Como para dar un ejemplo, el emperador abrió el techo del vehículo, se puso de pie y empezó a saludar con la mano.
—¡Waaaah! ¡Su Majestad el Emperador!
Cada vez que el emperador agitaba la mano, los vítores crecían en intensidad como si fueran una explosión.
Siguiendo el ejemplo, Ceres y Diarin, algo titubeantes, se levantaron sobre los asientos de su carruaje e hicieron lo mismo.
—¡El Primer Príncipe!
—¡El Vizconde Arianth!
Aunque los gritos dirigidos a ella aún le resultaban extraños, Diarin agitó la mano de manera torpe. Tan pronto como el carruaje comenzó a moverse, se dejó caer en el asiento como si estuviera huyendo.
Incluso después de que ambos desaparecieron de la vista del público, los vítores continuaron.
Diarin empezaba a acostumbrarse más al título de ‘Vizconde Ariant’ que a su propio nombre.
—No esperaba que todo esto se convirtiera en semejante alboroto —murmuró Diarin mientras miraba afuera por una rendija de la cortina del carruaje, con una expresión agotada.
Había planeado resolver de una vez por todas cualquier posible ataque del Segundo Príncipe contra el pasado de Ceres. Sin embargo, nunca imaginó que todo escalara hasta este punto.
Fue un momento de gran tensión para ella. No tuvo tiempo de prever las repercusiones, y la inexperiencia en tales situaciones no ayudó.
—Ha ocurrido un milagro, así que supongo que es normal tanto revuelo… Pero, ¿podremos manejarlo? ¿Estará bien?
—Estará bien —respondió Ceres, tomando su mano.
Sólo entonces Diarin notó que sus manos estaban frías y azules por el nerviosismo. El cálido contacto de Ceres ayudó a que recuperara poco a poco el color y la circulación.
Al sentirse físicamente mejor, su mente también empezó a despejarse. Entonces notó el rostro sereno de Ceres, que la observaba con calma.
—Parece que tú no te has puesto nervioso para nada —dijo Diarin.
—No —respondió él.
—Debe ser porque naciste príncipe, ¿no?
—Puede ser.
—Dicen que no ponerse nervioso cuando te miran tantas personas es una habilidad.
Incluso entre los sacerdotes, algunos no ascendían porque no podían actuar frente a las multitudes, algo esencial en su labor.
Diarin nunca se había preocupado mucho por esa debilidad, hasta ahora. Ese día había tenido que enfrentarse a una multitud masiva para desmantelar una trampa mortal. Aunque no tuvo tiempo de sentir nerviosismo en el momento, el temblor llegó al bajar del escenario.
—No me afecta demasiado —dijo Ceres.
—¿Y eso que eres tan sensible al ruido?
—Porque Diarin estaba a mi lado.
—Últimamente parece que te las arreglas bien sin mí.
—Es soportable.
‘Ser soportable’ no era lo mismo que estar bien.
—Si estás conmigo, no veo nada más ni escucho ningún ruido.
—¿Eso es bueno?
—Solo te veo a ti.
—¿Seguro que eso está bien?
—Es lo mejor.
Diarin bajó la mirada, sin saber qué responder.
Si para Ceres eso era lo mejor, entonces debería ser suficiente, ¿verdad? Pero ¿realmente estaba bien?
Diarin se sentía confundida.
—Si Ceres está bien con eso… entonces supongo que está bien.
—Sí.
Ceres sonrió y llevó la mano de Diarin hacia sus labios, besándole el dorso con ternura.
Diarin se sobresaltó, mirando a Ceres con sorpresa.
Él sostuvo su mirada mientras mantenía sus labios sobre su mano. Entonces, de repente, Diarin recordó las palabras del sacerdote que les otorgó la bendición suprema.
—…Ah.
Diarin dejó escapar un pequeño jadeo, como si acabara de comprender algo.
El sonido urgente hizo que Ceres también abriera los ojos con curiosidad y alzara la cabeza.
—¿Qué pasa?
—…Tenemos algo que hacer, y debe ser ahora mismo.
Comments for chapter "145"
MANGA DISCUSSION