⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Hagan pasar al siguiente.
Diarin asintió con expresión apática.
El nerviosismo inicial ya había desaparecido hacía rato, dejando solo aburrimiento.
¿Cómo pueden ser tan poco creativos?
Desde que Diarin declaró que los recibiría personalmente, la mayoría de los que afirmaban ser familiares desaparecieron. Aunque los funcionarios los convocaron, muchos ni siquiera respondieron.
Sin embargo, hubo quienes insistieron en ser familiares suyos y se presentaron. Eran personas que o bien realmente creían que eran sus familiares perdidos o eran estafadores con una confianza desmesurada.
—Ah…
Esta vez entró una mujer de edad similar a la de su madre.
Tan pronto como vio el rostro de Diarin, dejó escapar un suspiro, y ella supo de inmediato quién era la mujer.
—Disculpe por robarle el valioso tiempo del Hijo de Dios. Perdí a mi hija en la montaña cuando tenía cinco años…
Diarin, con una expresión compungida, dio unas palmaditas en el hombro de la mujer, que lloraba desconsolada.
—Rezaré fervientemente para que Dios devuelva a su hija al lugar al que pertenece.
—Gracias… gracias…
Después de despedir a la mujer, Diarin se dejó caer en la silla con un largo suspiro.
En casos como este, donde el engaño no era intencionado, no podía reprender a la persona. Pero tampoco tenía forma de ayudarla a encontrar a su hija, lo que hacía todo el asunto triste y sin solución.
—Siguiente.
Diarin intentó sacudirse el pesar llamando al próximo candidato.
—¡Hija mía!
Esta vez era un estafador. Uno lo suficientemente descarado para actuar frente a ella.
Sin necesidad de contenerse, Diarin sonrió con frescura.
—No soy su hija.
—¡No, sí lo eres! Diarin, hija mía. Lo que pasa es que, al convertirte en el Hijo de Dios, perdiste tus recuerdos.
—¿Qué tiene que ver ser el Hijo de Dios con perder la memoria?
—¡Al convertirte en el Hijo de Dios, tus padres humanos desaparecieron de tu vida! Por eso nos olvidaste.
—¡Hermana!
Toda la familia unida representó una obra maestra de actuación.
Admirando su coordinación, Diarin lanzó una pregunta inesperada.
—¿Cuándo es mi cumpleaños? Responderán al mismo tiempo. Uno, dos, tres.
—¡21 de agosto del año 435 del calendario imperial!
—¡21 de agosto del año 435 del calendario imperial!
—¡21 de agosto del año 435 del calendario imperial!
Todos respondieron al unísono.
—Oh.
Un error perfecto, pero la coordinación familiar fue impresionante.
Habían creado una historia y ensayado en tan poco tiempo. Sin duda serían grandes estafadores algún día.
—Incorrecto. Adiós.
Aunque le hubiera gustado observar más las habilidades de estos sorprendentes estafadores, prolongar el tiempo solo los beneficiaría.
—Entonces no es el 21 de agosto.
—Si al menos nos dijera si es antes o después…
Incluso mientras los sacaban, los estafadores seguían murmurando con evidente frustración. Parecía que esa mentalidad era indispensable en su oficio.
Aunque físicamente las personas puedan parecer iguales, lo que llevan dentro puede ser muy diferente.
El segundo príncipe o el Emperador, por ejemplo, tenían un parecido físico con Ceres, pero sus almas eran las de un despiadado asesino y un cruel gobernante. Incluso si Ceres hubiera crecido en el mismo entorno que ellos, nunca se habría convertido en alguien como ellos.
Lo mismo ocurría con las familias.
Aunque compartieran casa y cientos de comidas, cada uno era diferente, incomprensible e imposible de comprender por los demás.
Por eso, ver familias tan unidas, como si fueran una sola, le resultaba fascinante. Y, en el fondo, sentía un ligero toque de envidia.
—Siguiente.
El siguiente en entrar era un hombre joven.
¿Un hermano mayor? ¿Un hermano menor? Diarin se hizo preguntas mientras lo observaba acercarse.
El hombre entró arrastrando los pies y, de repente, comenzó a llorar.
Oh, habilidad actoral.
Diarin aplaudió internamente mientras esperaba la continuación de la actuación.
El hombre miró a Diarin con melancolía y finalmente habló:
—…¡Cariño!
—…¿Qué?
El hombre se echó a llorar aún más fuerte y se desplomó en el suelo.
—¡Pensé que habías muerto después de desaparecer de repente…! ¡Pero estabas viva y bien! ¡Cariño!
—…
Diarin admiraba el talento actoral y la creatividad del hombre, pero le informó con frialdad:
—Nunca me he casado.
—¿Qué…? ¿De verdad me has olvidado?
El hombre comenzó a temblar mientras sus lágrimas seguían cayendo.
La actuación era excelente. La construcción del personaje, magnífica. Pero el argumento de la amnesia ya estaba desgastado.
—No tengo ningún problema de memoria. Y si va a insistir en eso, primero debería enfrentarse a los otros para decidir quién llena el supuesto vacío en mis recuerdos.
Cuando Diarin señaló que otros ya habían usado ese truco, las lágrimas del hombre se detuvieron en seco. Era alguien con un cambio de actitud bastante rápido.
—…Lo siento. No lo hice con mala intención. Sí, en realidad fue un intento superficial.
El hombre confesó sinceramente, bajando la cabeza.
Diarin agitó la mano con una sonrisa.
—Bueno, entonces, regrese por donde vino.
—¡No! ¡No puedo hacerlo!
—¡¿….?!
Pero no había terminado.
El hombre levantó la cabeza de golpe y se acercó a grandes pasos hacia Diarin. Ella no había permitido guardias en la habitación para que, si su verdadera madre llegaba, pudieran hablar con comodidad.
Diarin observó al hombre con cautela, lista para defenderse en cualquier momento.
El hombre se detuvo frente a Diarin y se arrodilló.
—La verdad es que, desde el momento en que te vi por primera vez en la ceremonia, me enamoré. Considero que verte fue una bendición que los dioses me otorgaron. Y que nos encontremos nuevamente también es…
El hombre buscó algo en su ropa y sacó un anillo.
—¡Por favor, cásate conmigo!
—…
Vaya, este tipo realmente elaboró su plan en un solo día. Aunque varios cálculos no le salieron bien.
—Deberías regresar mientras sigues con vida.
—¡No puedo! ¿Cómo podría retirarme y dejar atrás a la única luz de mi vida?
—No lo digo por decir…
El mayor problema en los cálculos de este hombre era…
—¡Voy a matarte!
Ceres, quien desde el momento en que escuchó la palabra ‘esposa’, ya había decidido tomar represalias.
Diarin ya había calculado perfectamente cuánto tiempo tardaría Ceres en irrumpir en la habitación. Y, efectivamente, el tiempo fue exacto.
—¡Hiiiik!
El hombre gritó al ver a Ceres abalanzarse sobre él.
—¡Espera!
Diarin saltó ágilmente, aferrándose a la cintura de Ceres. Pero incluso así, Ceres no redujo su velocidad en absoluto.
—¡No voy a casarme contigo! ¡Lárgate ahora mismo!
Diarin le gritó al hombre mientras se aseguraba de que al menos saliera vivo de la situación.
El hombre, usando brazos y piernas, huyó lo más rápido posible.
Ceres, frustrado por no haber alcanzado a su presa, gruñía ferozmente, listo para perseguirlo.
—¡Basta!
Finalmente, Diarin golpeó a Ceres en la espalda, y él se detuvo.
Sin embargo, aunque su cuerpo se detuvo, su respiración agitada permaneció.
—¡Si te vas a casar, hazlo conmigo!
—…No lo haré.
—¡No te cases con nadie más! ¡Solo conmigo!
—No planeo casarme con varias personas a la vez, ¿sabes?
Diarin intentó razonar con él de manera lógica, pero Ceres estaba tan alterado que sus respiraciones entrecortadas no disminuyeron.
—¡Yo ni siquiera he podido proponerte matrimonio adecuadamente!
Ah, entonces eso era…
—No, no. Esa ni siquiera fue una propuesta de matrimonio seria. El anillo parecía algo que compraste al azar en el mercado. Además, no había flores. Fue como si te encontraras con cualquiera en la calle y le dijeras ‘cásate conmigo’ sin más.
—…
Aunque intentaba calmarlo, sorprendentemente, sus palabras parecieron surtir efecto en Ceres.
Ceres respiró hondo, finalmente girándose hacia Diarin.
—…Entonces, seré el primero en proponerte de manera adecuada.
—Sí, sí. Te esperaré.
Diarin, aliviada de que Ceres finalmente se calmara, dijo eso sin pensar.
—…
Y fue entonces, al ver los ojos brillantes de Ceres, que lo comprendió demasiado tarde.
—Espera, no. No estaba diciendo que lo hagas.
—Haré todo lo posible para prepararme.
—No me refería a eso…
—¿O es que prefieres casarte conmigo de inmediato?
—…Sal.
Diarin dio una fría orden de expulsión.
Ceres, lejos de sentirse ofendido, se fue de la habitación con una sonrisa.
—…Ese idiota. ¿Qué voy a hacer con él?
Diarin negó con la cabeza, hablando para sí misma.
Ceres ya estaba completamente obsesionado con la idea del matrimonio. Y que justo un joven se le declarara a Diarin solo había agravado la situación.
Era evidente que, durante un tiempo, el tema del matrimonio y las propuestas serían como una canción que se repetía sin cesar.
—¿Supongo que el hombre que salió corriendo tampoco era el indicado?
—No, no tengo hijos secretos ni marido.
—Entendido.
El funcionario tachó otro nombre en la lista con un firme trazo.
Después de que Diarin expulsara a alguien, el funcionario siempre entraba para confirmar los detalles finales. Entre los casos más absurdos, un niño que parecía haber nacido cuando Diarin tenía 13 años llegó alegando que ella era su madre.
—Aunque se ha reducido mucho respecto a las solicitudes iniciales, siguen apareciendo todo tipo de casos.
El funcionario sonrió con amargura.
—Por lo menos, hoy queda una última persona.
—Parece que terminaremos más temprano de lo esperado. ¿Quién es?
—La siguiente es una mujer llamada Lorensia Tawyn. Afirma ser una pariente lejana.
Por supuesto, no tenía ninguna pariente con ese nombre.
A estas alturas, escuchar ese tipo de afirmaciones solo le resultaba gracioso.
—Que pase.
Por orden de Diarin, el funcionario hizo una ligera reverencia y salió por la puerta. Al momento siguiente, Lorensia Tawyn, que había estado esperando en la sala contigua, entró.
—…Diarin.
—¡…!
Diarin abrió los ojos de par en par.
La persona frente a la puerta no era ninguna pariente llamada Lorensia Tawyn.
Era su madre.
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