⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
A diferencia de la confusión que reinaba entre los demás, Ceres estaba completamente decidido tanto en cuerpo como en mente.
—Entonces.
La decisión estaba tomada, el informe dado.
Solo quedaba actuar.
Ceres se dispuso a saltar por la ventana de inmediato.
—¡Oye, ¿qué haces?!
Diarin, alarmada, lo agarró del brazo.
No era el momento para preocuparse por formalidades, pero al menos debería despedirse adecuadamente antes de irse, ¿no?
¡Esto era más improvisado que sacar a pasear a un perro callejero!
—¿Qué?
—¿Vas a irte así? ¿Tal cual?
—¿Cómo se supone que debo ir?
Ceres llevaba una camisa sencilla y pantalones que se había puesto al regresar.
—¡Por lo menos deberías ponerte una armadura!
—Es innecesario. No es un combate de uno contra muchos ni una batalla campal.
—Claro, en tu caso puede que sea cierto… ¡pero aún así!
Si él no llevaba armadura, Diarin tampoco tendría paz mental.
Se quedó sin palabras, con un nudo en la garganta.
No era por tristeza, sino por la frustración de no poder expresar lo que consideraba sentido común.
—…Por lo menos, ponte ropa negra, algo más acorde a un asesinato.
—Hmm…
—Espera, no, mejor ponte un uniforme de sirviente. Estás en el palacio, después de todo.
—Ah.
Ceres asintió a esa idea.
Que Diarin diera su opinión significaba que estaba de acuerdo.
—Si me pongo eso, ¿puedo irme?
—Cámbiate el color del cabello también.
—De acuerdo.
—¿Está realmente seguro de esto? —preguntaron otros, con preocupación.
Nadie podía quedarse tranquilo viendo al príncipe enfrentarse solo al enemigo.
Si algo le pasaba a Ceres, todos estarían en graves problemas.
Solo podrían respaldar al tercer príncipe, pero sin el apoyo del emperador, no sería de mucha ayuda.
Y el hecho de estar en este lugar ya era motivo suficiente para que Endin los eliminara a todos.
—¿No sería mejor, aunque tome más tiempo, buscar una forma más segura…?
—No.
Ceres rechazó la idea de inmediato.
—Pero…
Ante las insistencias de preocupación, Ceres echó un vistazo por la ventana.
—Está amaneciendo.
—Por eso mismo, piense al menos un día más…
—Cuanto más tiempo pase, más personas además de mí estarán en peligro.
Ceres miró a Diarin.
¿Creían que Endin se quedaría quieto?
Con tiempo, encontraría formas de atacar.
Y si ese ataque no iba dirigido a él, sino a Diarin, no podría soportarlo.
Ceres ya había tomado su decisión.
Una decisión que no cambiaría.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
Al final, nadie logró disuadir a Ceres.
Cuando quedaron solos, la preocupación de Diarin estalló.
El asunto de cambiarse de ropa no era más que una excusa para ganar tiempo y calmarse.
Pero cuanto más tiempo pasara, mayor sería el peligro.
Por seguridad, debería dejarlo ir de inmediato.
—…Mejor.
De pronto, a Diarin se le ocurrió una idea.
—¿Por qué no simplemente prendo fuego al palacio del segundo príncipe? Así, de vuelta.
Estaba nerviosa por dejar ir sola a Ceres, pero ¿podría seguirle y ser de ayuda? ¿Qué más podía hacer ella? Y entonces, fuego.
Sus ojos brillaron con determinación.
—Él empezó primero, ¿no? Pues que pruebe lo que se siente. ¿No crees?
Ceres la miró.
Vio el destello de locura en sus ojos.
—…Creo que tú estás más loca que yo.
Siempre le decía loco o salvaje, pero parecía que Diarin era la más desequilibrada.
Sin embargo, Diarin sonrió, orgullosa.
—Se me pegó.
La locura también era contagiosa.
Solo imaginar el palacio del segundo príncipe ardiendo le levantaba el ánimo.
—Hagámoslo después.
—…¿Qué?
Contrario a lo que esperaba, Ceres negó con la cabeza.
Diarin lo miró, pidiendo una explicación.
—Cuando termine con Endin, ¿no me convertiré en el Emperador?
—Sí, supongo.
—Entonces tendré mucho que hacer.
—…Deberías preocuparte por convertirte en Emperador primero.
¿Ya estaba preocupado por las tareas que tendría que asumir? ¿Y por eso renunciaba a esa pequeña y reconfortante venganza?
¿No debería primero asegurarse de si sería emperador o no?
Cuando Diarin intentó reorganizar las prioridades, Ceres la miró con incredulidad.
—¿De verdad crees que no voy a ser Emperador?
—…
Con esa confianza, podría convertirse incluso en un dios.
Diarin, sin darse cuenta, terminó dándole la razón.
Ceres se cambió a la ropa de sirviente que le habían traído. Al quitarse la camisa, las finas cicatrices de cortes en todo su cuerpo quedaron a la vista.
Diarin suspiró profundamente y se acercó a él.
—No quiero que seas tú quien corra peligro solo.
Tocó suavemente una herida en el pecho de Ceres con la punta de los dedos.
La piel roja comenzó a sanar bajo la luz de su poder sagrado.
Aunque Ceres solía decirle que no usara su poder sagrado para no agotarse, esta vez no se opuso.
Sabía que si rechazaba esto, Diarin se sentiría aún peor.
—No quiero que ambos estemos en peligro.
—En realidad, preferiría que tú tampoco lo estuvieras.
—No hay forma de que Endin me ponga en peligro.
—……
Diarin inclinó ligeramente la cabeza mientras reflexionaba.
Ahora que lo pensaba, era cierto.
¿Se había puesto demasiado seria por su cuenta?
Ceres ya había luchado contra un reino entero y ganado. Acabar con alguien como Endin no representaba un problema en absoluto.
—Aun así, Endin es impredecible. Tal vez no solo tenga a la octava división, sino también una novena o décima preparada. Si te encuentras con un grupo como ese, no luches. Huye primero, ¿de acuerdo?
—Incluso si tiene más divisiones, no serán tan fuertes como yo.
—No importa qué tan fuertes sean. Si vienen en grupo, te será complicado. ¡Aquí lo importante no es quién es más fuerte, sino que huyas!
—Entendido.
Su respuesta fue tan tranquila que resultaba molesta.
Diarin lo miró de reojo con irritación mientras ajustaba su ropa y pasaba sus dedos por el cabello de Ceres.
En un instante, su brillante cabello cambió a un color negro intenso.
Al verlo con ese aspecto, Diarin suspiró, recordando cómo se veía la primera vez que lo conoció.
—Vuelve pronto.
—Sí.
Ceres se equipó con un arma sencilla.
Vestido de negro con una armadura mínima, parecía más alguien que iba a dar un paseo por un campo de entrenamiento que un príncipe imperial camino a asesinar a otro.
Una vez listo, se acercó a Diarin y rodeó su cintura con un brazo.
—¿…?
—Una bendición.
¿Bendición? ¿Por qué sus labios se estaban moviendo como si fueran a besarla?
Diarin soltó una pequeña risa incrédula.
Pero Ceres estaba completamente serio.
No había ni rastro de una sonrisa en su mirada.
Eso lo hacía aún más desconcertante.
Si al menos fingiera estar avergonzado… pero no, era terriblemente directo.
—Después del viaje.
—Si lo recibo después, ya no será una bendición, ¿no crees?
—Como mi bendición parece no tener efecto, si vuelves sano y salvo te daré una recompensa.
—……
Los ojos de Ceres se entrecerraron.
Quería besarla ahora mismo. Quería hacerlo ya.
Ignorar esa mirada llena de deseo era un reto monumental para Diarin.
Aun así, giró la cabeza fingiendo no darse cuenta.
El miedo de que su bendición pudiera convertirse en una maldición no se disiparía jamás.
—Esta vez, cederé.
En lugar de insistir, Ceres inclinó su frente hasta tocar la de Diarin.
Eso la hizo alzar la vista hacia él.
Ceres adelantó los labios y rozó la punta de su nariz con un beso.
Diarin parpadeó, sorprendida por lo que acababa de pasar.
—Esta es mi bendición para ti.
—… ¿Para mí? ¿Por qué?
—Para que mientras esté ausente ningún extraño se acerque a ti… que nadie te pida bendiciones… o que alguien venga llamándote ‘hermana, hermana’ con descaro…
—……
Definitivamente estaba hablando desde un punto egoísta.
—Es una bendición para que nada de eso pase.
—…Está bien, gracias.
Diarin lo empujó suavemente.
Aunque no le gustaba, si había algo que hacer, no podían perder más tiempo.
—Y la bendición que debía recibir, la tomaré cuando regreses.
—Sí, sí, vuelve pronto y a salvo.
—Con intereses.
—¿Qué? ¡¿Intereses de qué?! ¡¿Qué tanto quieres recibir?!
Sin responderle, Ceres saltó por la ventana.
Un completo descarado.
Diarin se llevó las manos a las mejillas, que se habían puesto rojas como un tomate, y miró hacia afuera.
No sabía qué tanto tendría que darle, pero ya estaba ruborizada con solo pensarlo.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
Ceres, que había saltado por la ventana, se ocultó rápidamente en las sombras.
Era casi el amanecer.
Aunque los rayos de sol aún no habían llegado, el mundo se teñía de un azul tenue que iluminaba lo suficiente para distinguir formas.
No era la mejor hora para un asesinato.
Sin embargo, no había gran problema.
En un asesinato, solo se necesita resolver dos cosas: cómo acercarse y cómo garantizar una vía de escape.
En cuanto al acercamiento, aunque nunca había estado en el palacio del segundo príncipe, no había mucho de qué preocuparse. La estructura del palacio imperial era casi idéntica en todas partes.
Además, con el carácter ostentoso de Endin, probablemente estaría en la habitación más lujosa. Encontrarlo no sería complicado.
Lo mejor era que Endin jamás imaginaría que Ceres se atrevería a usar un método tan directo. Esa sería su mayor debilidad.
El escape era incluso más sencillo.
Si Endin moría, Ceres se convertiría automáticamente en el Emperador.
No importaban los medios; con solo no admitir públicamente que lo había asesinado, el incidente podría ser tratado como muerte natural.
Incluso si los soldados leales a Endin intentaban capturarlo, ¿qué podrían hacer?
¿Un simple soldado se atrevería a matar a un miembro de la realeza? Más aún cuando el único que podía dar órdenes ya no estaría.
Las preocupaciones de Diarin eran innecesarias.
Ceres estaba entrando al campo de batalla más seguro posible.
¿Simplemente matarlo será suficiente?
Tal vez por el exceso de confianza, su mente se llenó de pensamientos innecesarios mientras corría.
Hasta ahora, había eliminado a sus enemigos simplemente porque su objetivo era matarlos.
Pero mientras se dirigía a acabar con Endin, surgió una duda en su mente.
¿No es demasiado simple que todo termine así?
Cuando alguien comete un error, debe pagar por ello.
¿Acaso Endin ya había recibido algún castigo?
Comments for chapter "192"
MANGA DISCUSSION