⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Aunque solía ser impecable en lo que hacía, cuando Ceres comenzaba a insistir en algo, nadie podía detenerlo.
Durante toda la reunión, Diarin tuvo que sentarse a su lado y sostener su mano.
Sin embargo, sorprendentemente, esto resultó ser productivo.
—En ese lugar, el templo tiene un fuerte control, por lo que, aunque sea una región fronteriza, casi no hay tensiones regionales.
Diarin tenía información que las personas que solo empuñaban espadas no podían obtener.
Era información que ella ni siquiera consideraba como tal, pero que terminó encajando perfectamente en la situación.
—Si se recluta de esa manera, habrá más gente tratando de librarse de ello, incluso adoptando hijos. Al final, solo los pobres terminarán siendo arrastrados y perderán sus vidas. Hay que establecer estándares más estrictos.
Además de los datos provenientes del templo, Diarin también conocía bien las condiciones de los pobres y desfavorecidos.
Gracias a su participación, una reunión que parecía destinada a quedar en teorías inútiles tomó vida y avanzó con éxito.
—…Por lo tanto, planeamos proceder de esta manera. ¿Qué opina Su Majestad la Emperatriz?
Finalmente, todo terminó girando en torno a consultar a Diarin antes de tomar cualquier decisión.
¡Esto no debería estar pasando!
¿Por qué parecía que sus responsabilidades seguían aumentando?
Miró a Ceres con intención de reclamarle, pero todo lo que recibió fue una sonrisa de orgullo.
—Diarin, eres increíble.
—……
En ningún lado decía que no debía trabajar.
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Cuando la reunión terminó, Diarin salió refunfuñando, y Holian la siguió.
—Su Majestad.
—¿Eh? ¿El Duque Retio?
—Preferiría que me siguiera llamando Holian.
—¿Por qué?
—¡Porque suena más cercano! No podemos tirar a la basura el largo tiempo que pasamos juntos en nuestro club matutino.
—……
Holian, como cualquier otra persona, también deseaba estar bajo la sombra del poder.
—Lo pensaré.
Ante la respuesta juguetona de Diarin, Holian esbozó una amplia sonrisa.
Diarin también sonrió en respuesta.
Después de haberse acostumbrado a ver a todos postrados a sus pies, encontrarse con alguien que la trataba de manera relajada y natural, como en el pasado, era un alivio.
—Entonces, ¿por qué me sigues?
—Quería preguntarle si Su Majestad asistiría a un evento que estamos organizando.
—¿Evento?
—Sí, estamos planeando la ceremonia de disolución de nuestro club matutino.
—¿Disolución?
Diarin abrió los ojos con sorpresa.
¿La persona que parecía incapaz de vivir sin alcohol iba a renunciar a ello?
Holian, cuya vida giraba en torno al alcohol, ¿realmente iba a dejarlo?
—Sí, ya no hay guerras inútiles ni disputas políticas de las que escapar a través del alcohol.
—…Pero parece que hoy también bebiste.
Incluso desde varios pasos de distancia, el olor a alcohol que desprendía Holian era inconfundible.
—Ah, bueno, estaba tan acostumbrado que no es algo que pueda dejar de un día para otro.
—…¿No seguirás bebiendo incluso en la ceremonia de disolución?
—Primero necesito romper con mis compañeros de bebida para poder dejarlo por completo. Planeo regresar a mi territorio para concentrarme en la defensa de las fronteras.
—Ah.
En la reunión, Holian había levantado la mano para ofrecerse a asumir la responsabilidad de la defensa fronteriza. Ahora parecía que realmente tenía la intención de encargarse personalmente.
—Está bien. Rezaré por el éxito de tu sobriedad.
—¡Oh, una oración de la hija de los dioses!
—Entonces, ¿cuándo es?
—¿Vendrá?
—Depende. Si tengo tiempo.
—Es esta noche.
—…¿Esta noche? ¿Y por qué me lo dices ahora?
—¡No tuve oportunidad de acercarme porque Su Majestad estaba demasiado ocupada!
—Eso es cierto.
Diarin estaba constantemente rodeada de gente.
Las audiencias eran estrictamente programadas con horarios exactos para poder verla, y solo si lograban encontrar un momento después de sus responsabilidades oficiales podían siquiera intercambiar palabras con ella.
—Pero, ¿por qué la ceremonia de disolución de un club matutino se realiza por la noche?
—Es un símbolo de comenzar a beber desde la mañana y terminar por la noche.
Incluso en un simple club de bebida, se las arreglaban para darle un toque romántico.
Diarin soltó una risa ligera y asintió.
—Está bien. Si tengo tiempo, iré.
—¡Entonces esperamos su presencia si puede!
Diarin observó la espalda de Holian mientras se alejaba, calculando mentalmente su agenda para el día.
—Consagración en el templo, audiencias públicas, reunión con la delegación de Karsak, visita para supervisar la reconstrucción del antiguo palacio…
Y si además tenía que acompañar a Ceres en sus tareas, no le quedaría cuerpo para nada más.
El trabajo de la Emperatriz era interminable.
Aunque algunos decían que era solo por ser el comienzo del reinado de Ceres, la cantidad de tareas acumuladas superaba cualquier expectativa.
Desde que salió de la habitación nupcial, el aluvión de responsabilidades de Diarin no había cesado.
Resulta que ser Emperatriz es más agotador de lo que pensaba.
Por supuesto, si quisiera ignorar sus obligaciones y dedicarse a holgazanear, podría hacerlo.
Históricamente, hubo muchas Emperatrices así.
Y casi siempre, eso llevaba a la corrupción de la nobleza, al deterioro de la familia imperial y al colapso del país.
No puedo permitir que eso pase.
Ceres había luchado demasiado para alcanzar el trono.
Ella tenía que protegerlo.
Afortunadamente, la mayoría de las responsabilidades de la Emperatriz consistían en asistir a los eventos y no tanto en realizar tareas activas. Podía permitirse mostrar aburrimiento o incluso dormirse. Lo importante era que la Emperatriz estuviera presente.
—¿A dónde va ahora Diarin?
Mientras reflexionaba, habían llegado al final del pasillo frente a la sala de reuniones.
A partir de ahí, el camino se dividía en varias direcciones.
—Ah, voy al templo.
—Entendido.
Sin más comentarios, Ceres comenzó a caminar hacia el templo.
—Espera.
—¿Qué pasa?
—¿No tienes algo más que hacer?
—Después de terminar con los asuntos de Diarin, puedo ocuparme de los míos…
—Si haces eso, no terminarás hoy.
Ceres miró a Diarin con una expresión de descontento.
Si tuviera orejas, su expresión habría caído hasta el mentón. Diarin dio unas palmaditas en la espalda de Ceres, dándole la vuelta en dirección contraria.
—Es mejor terminar rápido con el trabajo y estar juntos después, ¿no crees?
—Si trabajamos juntos, podríamos estar juntos todo el tiempo.
—Pero entonces solo estaríamos trabajando y no podríamos hacer otras cosas buenas.
—¡…! ¡Cosas buenas!
Los ojos de Ceres se iluminaron de inmediato.
Aunque Diarin no explicó qué eran esas ‘cosas buenas’, Ceres ya estaba convencido.
—Sí, exacto, cosas buenas.
Diarin nunca llegó a decir qué eran esas cosas buenas.
Después de todo, lo que es bueno o malo varía para cada persona.
Además, ¿no sería lo bueno para ella también bueno para Ceres?
Con esa confianza en mente.
—Entonces, ¡ánimo!
Después de despedir a Ceres, Diarin aceleró sus pasos hacia el templo.
También ella quería terminar rápido con el trabajo para pasar tiempo con Ceres.
—Saludos a la hija del dios.
Cuando Diarin entró en el templo, todos los sacerdotes se inclinaron ante ella al unísono, incluida la nueva sumo sacerdotisa.
—¡Oh, nuestra Emperatriz ha llegado!
Entre ellos, una anciana sonrió radiante mientras se acercaba apresuradamente a Diarin.
Era Jian, la niñera de Ceres.
Jian, quien había vivido en el palacio del primer príncipe, había tenido que trasladarse al templo debido a su deteriorada salud.
Aunque su mente a veces flaqueaba, nunca olvidó que Diarin era la Emperatriz.
—¿Cómo está hoy, nuestra Emperatriz? ¿Disfrutó su almuerzo?
—Sí, lo disfruté mucho.
Diarin, ya acostumbrada, tomó la mano de Jian y la llevó hacia el jardín.
Aunque su relación se había forjado gracias a Ceres, Jian se había convertido en alguien cercano y afectuoso para Diarin.
Pese a que Jian parecía vivir en los recuerdos de cuando cuidaba de Ceres, este último la encontraba molesta, lo que había llevado a Jian a volcar su atención y cariño hacia Diarin.
—La esposa de nuestro amado primer príncipe.
Al fijar a Diarin en ese rol, Jian empezó a darle toda su atención y afecto.
A Diarin no le desagradaba ser cuidada, así que aceptaba estos encuentros con gusto.
—¡Ay, cuántos adornos lleva hoy en el cabello! Es precioso, pero ¿no le duele la cabeza con tantos?
—Mmm, un poco, pero soy la Emperatriz.
—¿Qué tal si se los quita un rato para que descanse la cabeza y luego se los vuelve a poner?
—¿De verdad?
Con manos gentiles, Jian comenzó a quitar los adornos del cabello de Diarin.
La forma cariñosa en que la cuidaba despertaba en Diarin un sentimiento maternal.
Mi madre casi nunca hizo algo así por mí.
No había tenido tiempo para insistirle a su madre que le peinara. Para ella, el cabello solo era una parte del cuerpo que debía estar recogida para no molestar mientras trabajaba.
Esto es agradable.
Aunque no era su madre, recibir ese tipo de atención ahora le parecía suficiente.
No importaba el título de la relación, sino la autenticidad del momento.
Eso era lo importante: lo que tienes delante, lo que hacen por ti.
Ceres también se dedicaba a Diarin con la misma intensidad, casi al punto de la devoción.
¿Pero yo le estoy dando lo suficiente a Ceres?
Ese pensamiento autocrítico cruzó por la mente de Diarin.
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—¡Cuánto tiempo ha pasado!
—¡Qué honor poder verla en medio de su apretada agenda!
—¡Estoy tan feliz… hasta quiero llorar!
Aquellos que habían mantenido las distancias tras la coronación de Ceres se soltaron completamente tras beber alcohol, vertiendo todos sus pensamientos reprimidos.
Parecían lamentar no poder acercarse como antes debido a las formalidades, y hoy todos se mostraban especialmente efusivos.
—No te acerques demasiado a Diarin.
—¡Oh, eso es muy cruel, su majestad el Emperador! Pero yo también deseaba verle…
Ceres, a quien tampoco le molestaba la atmósfera relajada, aceptaba gustosamente las copas que le ofrecían.
Diarin lo miraba con algo de preocupación.
¿Otra vez tendría que cargar a Ceres hasta su cama?
Bueno, si tengo que cargarlo, lo haré.
Si Ceres estaba feliz, ella también lo estaba.
Diarin se relajó, observándolo con una sonrisa.
Al notarlo, Ceres también le devolvió una sonrisa radiante.
En ese instante, el bullicioso jardín se quedó en silencio.
—¿…?
Diarin notó algo extraño y miró a su alrededor.
—¿El Emperador… ha sonreído?
—¿…?
Ese comentario fue más extraño todavía.
¿Ceres? ¿Sonriendo? Pero si ahora lo hace seguido.
Diarin volvió su mirada hacia la conocida sonrisa de Ceres.
—Ceres, ¿no sonríes bastante ahora?
—Sí, sonrío. Sé cómo hacerlo.
Ahora sabe cuándo debe sonreír. Y por qué sonríe.
La sonrisa de Ceres se hizo más amplia y profunda.
—Cuando miro a Diarin, me siento feliz y sonrío automáticamente.
—…
Aunque siempre escuchaba sus confesiones, oírlas con tantas miradas encima la hizo sonrojar.
Sin preocuparse por las miradas, Ceres, algo embriagado, seguía hablando con una voz alegre.
—Diarin es la felicidad de mi vida. Diarin es quien me hace sonreír.
Diarin apretó los labios, tratando de controlar el rubor que cubría su rostro.
En ese momento, todas las dudas y miedos que había sentido antes en el templo se desvanecieron.
Ella era la felicidad de Ceres simplemente por existir.
Pero no podía quedarse satisfecha con eso.
Quería mostrarle que había una felicidad aún mayor y dársela.
Diarin rodeó el cuello de Ceres con los brazos.
—Yo también. Gracias a ti, soy feliz.
—Diarin.
—Quiero hacerte aún más feliz, Ceres.
Ceres la abrazó con fuerza y asintió.
—Te amo.
Era una promesa de felicidad.
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