⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Ceres parpadeó con una mirada aturdida.
—¿Un bebé…?
Parecía repetir la palabra como si la hubiera olvidado por completo.
Él mismo había dicho que escuchaba dos latidos, pero no había logrado conectar el significado.
Diarin soltó una carcajada antes de darle la respuesta.
—Aquí, parece que está el heredero.
—¿Qué?
—Creo que estoy embarazada.
—¿Q-qué? ¡¿Qué?!
Ceres parecía haberse convertido en alguien incapaz de decir otra palabra que no fuera ‘qué’.
Diarin, al ver su reacción, rompió en carcajadas.
Solo entonces Ceres logró asimilar la situación.
—Aquí, en el cuerpo de Diarin, hay un bebé.
—Sí. Supongo. Deberíamos llamar a un médico para confirmarlo, pero tú eres más preciso, ¿no?
Si Ceres había escuchado el latido, era casi seguro.
Diarin se acarició el vientre, que aún estaba completamente plano.
Pronto, esto empezaría a crecer, ¿no?
Ceres, sin poder creerlo del todo, volvió a acercar la oreja a su vientre.
Bajó un poco más la cabeza, colocándola por debajo del esternón, y tras escuchar un momento, de repente se enderezó.
—¡…!
Ahora lo escuchaba con más claridad.
Cuanto más bajaba desde el pecho, más evidente se volvía.
Era muy débil, pero sin duda era un sonido que el día anterior no estaba ahí.
—… Se escucha.
—¿Puedes oírlo bien?
—Es débil, pero constante.
Al escuchar la respuesta de Ceres, el corazón de Diarin dio un vuelco de felicidad.
Y al mismo tiempo, el de Ceres comenzó a latir con fuerza, como un tambor resonante.
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La certeza de que Diarin estaba embarazada llegó tres días después, justo antes de entrar en la capital de Sorben.
Siguiendo la idea de Diarin de comprobar los latidos durante unos días más, Ceres aprovechó cada momento para apoyar la oreja contra su vientre.
—Su Majestad… ¡Oh!
Un sirviente, al ver la extraña posición en la que estaban, se sobresaltó y retrocedió.
Pero Ceres ni se inmutó y solo lo miró de reojo.
—¿Acaso… la Emperatriz tiene malestar estomacal?
—¿Malestar?
La voz que salió de la boca de Ceres fue áspera.
El sirviente sintió que había metido la pata.
—D-disculpe… ¿O acaso hay buenas noticias sobre su vientre?
Solo intentó arreglarlo diciendo lo contrario.
Pasaron tres segundos antes de que el sirviente se diera cuenta de lo que acababa de decir.
—Hmm.
—¿…?
Viendo la expresión de Ceres, que parecía extrañamente satisfecho, el sirviente empezó a entender lentamente.
Buenas noticias sobre el vientre de la Emperatriz…
¿Buenas noticias?
—¡¿Acaso…?!
Ceres solo sonrió sin decir nada y agitó la mano.
—Ve a buscar al médico real.
—¡Sí! ¡Enseguida!
El sirviente salió de la habitación con tanta prisa que era difícil saber si estaba corriendo o volando.
Ni siquiera recordaba por qué había entrado en la habitación del Emperador en primer lugar.
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El rey de Sorben se enteró del embarazo de la Emperatriz de Racklion justo antes de su llegada.
Todavía no se había hecho un anuncio oficial.
Aunque Ceres, con su aguda percepción, había escuchado los latidos, ni siquiera el médico real podía dar aún un diagnóstico claro.
Así que decidieron hacer pública la noticia después de regresar al palacio.
Sin embargo, Ceres consideró apropiado informar al rey de Sorben, que no solo era su pariente sino también la figura más importante del reino.
Como resultado…
—Bienvenida, Emperatriz de Racklion.
El rey de Sorben corrió descalzo hasta la puerta del castillo.
—¡Ay, qué viaje tan largo! Estar tanto tiempo en una carreta debe haber sido agotador. ¿No se le han hinchado los pies? ¿No tiene el vientre pesado? Dígame, ¿venía en una carreta con cama?
—Gracias por su hospitalidad, pero…
El rey de Sorben no apartaba la mirada de Diarin ni por un segundo mientras la saludaba.
Era un gesto amable correr hasta la puerta del castillo para recibirla.
No era algo estrictamente necesario, pero tampoco algo criticable.
Sin embargo… el Emperador de Raclion era Ceres.
¿Era correcto ignorarlo por completo y concentrarse solo en la Emperatriz?
Diarin, sintiéndose algo desconcertada, miró a su alrededor, pero nadie parecía encontrar la situación extraña.
… ¿Entonces sí está bien?
Después de dedicarle a Diarin una bienvenida llena de afecto, el rey de Sorben por fin se giró hacia Ceres.
—Ah, has debido tener un viaje difícil, sobrino.
—Sí.
Ese fue el final de su conversación.
Ni el rey de Sorben ni Ceres parecían darle más importancia.
Tras ese breve saludo formal, el rey volvió a centrarse en Diarin.
—Vamos, entremos al castillo. He preparado una litera para usted. Hay muchas escaleras en el castillo de Sorben y es cansado caminar.
—¿Eh? Ah, ¿qué? Pero mis piernas están bien.
—Aun así, no quiero que se canse. Si la litera no le gusta…
—Llevaré a Diarin en brazos.
Ceres interrumpió de golpe.
Antes de que nadie pudiera decir algo más, la alzó en brazos con firmeza, lo que obligó al rey de Sorben a dar un paso atrás.
Después de todo, Ceres siempre había sido un lobo feroz. Si lo provocaban, mordía.
Y en ese momento, el instinto del rey le decía que estaba a punto de ser mordido.
—Pero Ceres, de verdad que puedo caminar sola…
—No quiero que la litera me la arrebate.
—…
Está bien, haz lo que quieras.
No dejes que te lo arrebaten.
Es cómodo y agradable, ¿no?
Diarin había aprendido a ceder y aceptar este tipo de cosas.
Así, nada más llegar a Sorben, la pareja imperial de Raklion quedó automáticamente anunciada como una pareja increíblemente afectuosa.
Y, de paso, el rey de Sorben dejó clara su desmedida adoración por Diarin.
—Hemos preparado este asiento para usted. Si el cojín le resulta incómodo o siente alguna molestia, por favor, hágamelo saber en cualquier momento. ¿Le gustaría beber agua primero? ¿O tal vez jugo? ¿Refresco?
Era excesivo, más allá de lo impresionante.
Diarin estaba al borde de ahogarse en tanta atención.
—Yo… puedo servirme sola, jajaja.
—¿No hay absolutamente nada que pueda hacer por usted? ¿De verdad?
—¿No podría simplemente decirle si necesito algo cuando sea necesario?
—¡Por supuesto! Claro que sí.
Diarin sabía perfectamente que su silla era inusualmente grande y mullida en comparación con las demás.
En la plataforma del banquete, los asientos estaban dispuestos en el orden del rey de Sorben, el emperador de Raklion y la emperatriz.
Pero debido al tamaño y la comodidad de su asiento, la postura relajada de Diarin la hacía parecer la persona más importante en ese momento.
Aun así, ni el rey de Sorben ni Ceres parecían tener ninguna objeción.
—Diarin, prueba esto.
—Hmm.
—También, pruebe este plato, por favor.
La imagen de un Emperador y un rey cuidando meticulosamente a una sola persona no era algo que se viera todos los días.
Ese espectáculo tan raro se desarrollaba ahora mismo frente a los ojos de los nobles de Sorben.
—Pero… se decía que era un matrimonio político por la relación con el templo, ¿no?
—Eso decían.
—¿Y… esa escena de ahí…?
—……
Si eso era actuación, entonces todos los actores del mundo deberían renunciar a sus trabajos.
Era evidente que el afecto les chorreaba de los ojos.
—Que el Emperador de Raklion se comporte así con su esposa, bueno, se entiende… pero ¿por qué nuestro rey está haciendo lo mismo?
—Tal vez porque ahora es parte de la familia, como nuera, y le ha tomado cariño.
—Podría ser. Además, el hijo que tenga esa Emperatriz será el heredero.
Sorben, en ese momento, no tenía un sucesor directo.
El hijo de la pareja imperial de Racklion terminaría gobernando ambos territorios.
Pensándolo así, Diarin era realmente alguien precioso y valioso.
… Pero aun así, ¿no estaban exagerando un poco?
Por más que lo pensaran, aquello no parecía solo una muestra de afecto político.
—Tal vez simplemente les cae bien.
—… Podría ser.
Al fin y al cabo, incluso los reyes son humanos.
El corazón no es algo que se controle con la voluntad.
Cuando alguien te agrada y te inspira afecto, es natural querer tratarlo bien y mostrarse amable.
Diarin, aunque desconocía la ‘técnica’ exacta, sin duda se había ganado los corazones de ambos.
—Si alguien intenta hacer algo estúpido, podría salir muy mal parado.
—Eso parece.
Algunos nobles suspiraron, decepcionados.
Había quienes secretamente habían puesto sus ojos en el joven Emperador de Racklion.
Estaba casado, sí, pero todavía existían las posibilidades de una segunda o tercera Emperatriz, ¿no?
Aún no se conocía en Sorben la intensa historia de amor entre Diarin y Ceres.
Así que las familias con hijas estaban al acecho, esperando una oportunidad.
Sin embargo, viendo la escena actual, estaba claro que cualquier intento sería un grave error… uno del que ni siquiera quedarían los huesos.
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