⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Mi perro ya no muerde a las personas… pero si otro perro lo provoca, peleará hasta la muerte.
En un entorno donde se debía buscar estabilidad y paz, ver a dos combatientes en su máximo poder enfrentándose era lo peor que podía pasar. Podría ser como regresar al campo de batalla.
—No.
Diarin, desesperada, rodeó la cintura de Ceres con fuerza.
Si respondía al ataque, la pelea solo se intensificaría.
Pero si Ceres se contenía ahora, podría superar sus propios límites una vez más.
Pelear sería retroceder al punto de partida.
—¡Vamos, imbécil! ¡Deja de mirarme así y ven!
Halt atacó sin dudar.
Diarin, escondiendo el rostro contra la espalda de Ceres, rezó internamente para que solo esquivara.
Por favor.
¡PUM!
Alguien recibió un golpe.
El sonido sordo y pesado resonó en sus oídos, y Diarin cerró los ojos con fuerza.
¿Había fallado al intentar detenerlos?
—¿Eh?
Pero no llegó el rugido salvaje de ambos ni los golpes contundentes de un combate. En cambio, lo único que escuchó fue la voz atónita de Halt.
Nada más sucedió después de eso.
Diarin levantó la cabeza con cautela.
Y allí estaba Ceres, con una mejilla enrojecida.
—…¿Ceres?
Ceres… había sido golpeado.
¿Ceres había sido golpeado?
Diarin sintió cómo el mundo le daba vueltas.
Aunque lo había visto llegar herido muchas veces, era la primera vez que presenciaba a alguien golpeándolo directamente frente a sus ojos.
El impacto fue mayor de lo que esperaba.
—Sí.
Pero Ceres, el que había recibido el golpe, estaba tranquilo.
—Me han golpeado.
Incluso lo admitió con calma, como si no fuera nada.
En cambio, Halt, quien lo había golpeado, estaba pálido como un papel.
—Tú… tú… ¿Por qué…? ¿Qué?
El movimiento frenético y los ojos inyectados de sangre de Halt se detuvieron de golpe.
No era que los miembros del octavo escuadrón no estuvieran acostumbrados a golpear personas, pero parecía que ver a Ceres recibiendo un golpe era algo completamente inesperado.
Como si hubiera sucedido algo imposible.
Para Diarin, tanto Ceres recibiendo un golpe como Halt deteniéndose después de un solo golpe eran igual de sorprendentes.
Pero ahora que ambos estaban en silencio, era el momento perfecto para actuar.
Diarin soltó la cintura de Ceres y se giró hacia Halt.
—Halt, cálmate.
—¿Qué? ¡Maldita sea, ahora me estás diciendo qué hacer…!
—Aunque sea difícil, ¿podemos intentarlo, por favor?
Diarin sonrió ampliamente y tomó la mano de Halt con firmeza.
Era miembro del octavo escuadrón. Si realmente hubiera querido evitar el contacto, ni siquiera habría rozado sus dedos.
El hecho de que permitiera que Diarin le tomara la mano ya era una señal de cooperación.
Aunque Halt había causado el problema, resolverlo no parecía tan complicado.
Diarin suspiró mientras canalizaba su energía divina a través de la mano que sujetaba a Halt.
—Podemos hacerlo, hermano.
—¿Qué? ¿Eh…?
Halt era fuerte físicamente, pero Diarin era experta en presionar psicológicamente.
Para lidiar con las personas que llegaban al templo con las demandas más absurdas, había que tener un nivel avanzado de este tipo de técnicas.
( ¡Voy a donar dinero! ¡Si lo hago, apruébame el examen! Si fallo, ¡volveré para pedir un reembolso! )
( ¡Arresten a esa persona! La quiero. Si no puede ser mía, ¡quemaré el templo! )
( ¡Quiero crecer más alto! ¿No puedes? ¡¿Por qué no?! )
Con personas así, ser demasiado indulgente y amable solo llevaba a desastres mayores.
La combinación de firmeza y amabilidad era imprescindible para evitar tales problemas.
Halt no era alguien completamente irracional. Por eso, Diarin confiaba en que podía resolver esto de la misma manera.
—Has superado muchas olas de dificultades y pruebas. Has sobrevivido al campo de batalla, honorable y valiente. Por lo tanto, estoy segura de que puedes controlar tu propia determinación. Siente con atención… esa paz que surge desde tu interior. Esta es tu verdadera paz interior. Entrégate a ella.
Las oraciones siempre debían ser largas.
Así, quien las escuchaba terminaba por desconectarse mentalmente.
Además, al inyectar un poco de energía divina durante el proceso, realmente lograba parecer algo convincente.
Decían que la fe residía dentro de cada uno.
Uno debe creer en sus propias posibilidades para que los demás puedan ayudarlo.
—¿De verdad?
—¡Por supuesto!
—¿Pero qué tengo que hacer?
Halt ya estaba convencido.
Diarin sonrió y soltó su mano.
—Calmarte.
—¿Eh?
Estaba tan alterado que probablemente ni siquiera recordaba lo que había escuchado.
Eso ya lo parecía desde fuera, pero ahora lo confirmó.
Aun así, logró calmarlo.
El orgullo de Diarin como sacerdotisa estaba por las nubes.
—Ya te has calmado.
—…¿Eh?
Finalmente, Halt se dio cuenta de su estado.
La mayoría de las veces, los miembros del octavo escuadrón no actuaban con intención al perder el control.
Así habían sido entrenados, y además tenían sustancias químicas y procedimientos inyectados en sus cuerpos.
En los nervios tensos como la punta de una aguja, y con una energía explosiva, solo con esas dos cosas, estallar es algo muy fácil.
Aunque había miembros en el escuadrón que actuaban sin pensar, también había otros como Halt, que detestaban perder la razón por su propia excitación descontrolada.
Halt, al darse cuenta de su sorprendente calma, levantó la cabeza de golpe.
El magma hirviendo dentro de él se había enfriado. Las decenas de millones de gusanos que solían arrastrarse desde sus dedos hasta su corazón habían desaparecido.
—¡Hermana sacerdotisa, eres increíble!
Halt, emocionado por completo pero en un sentido positivo, agarró a Diarin y la levantó en el aire.
—Ah, ja, ja, ja…
Tener clientes satisfechos con su estado siempre elevaba la satisfacción laboral de Diarin.
Aunque Ceres había logrado un crecimiento impresionante, también era gratificante ver cambios inmediatos como este justo delante de sus ojos.
Mientras Diarin volaba en el aire, Ceres la atrapó de un movimiento rápido.
—¿Ceres?
Ceres, que había encerrado a Diarin en su abrazo, dejó escapar un bajo gruñido.
Esto hizo que el entusiasmo recién despertado de Halt se transformara instantáneamente.
Esto era un retroceso.
Aunque Halt ya estaba calmado, ahora era Ceres quien no lo estaba.
—No, no, no. Por favor, cálmense todos.
Diarin rápidamente se liberó de los brazos de Ceres y tomó las manos de ambos al mismo tiempo.
Halt se estremeció, pero no evitó el toque de Diarin.
Diarin, por su parte, canalizó energía divina sin dudar.
—¿Por qué no hablamos mientras comemos algo?
—…
—…
Aunque preguntó con amabilidad, como si estuviera hablando con cachorros, nadie respondió.
Diarin apretó más las manos y repitió con un tono aún más suave.
—¿Quién es un buen perro que habla mientras come?
—Ja.
Halt dejó escapar una carcajada incrédula. Pero una risa, aunque sea incrédula, seguía siendo una risa.
Perfecto, era un éxito a medias.
Diarin, satisfecha, miró a Ceres, como diciéndole que también debía responder.
Ceres, con una expresión poco dispuesta, murmuró forzadamente:
—…Yo.
—…
Esta vez, fue Diarin quien quedó sin palabras.
Sí…
Mi buen perrito, el que habla mientras come…
Ahora que había escuchado la respuesta, se dio cuenta de que quizás había llevado demasiado lejos esta dinámica con estos dos hombres enormes como montañas.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—¡Maldita sea! ¡Ese pájaro bastardo me está mirando mal!
Todo lo que siguió en su discurso fue censurado automáticamente por el cerebro de Diarin.
Las palabras de Halt, si tuvieran peso físico, ya habrían matado a más de uno con su potencia destructiva.
El problema no era Diarin.
Cada vez que Halt armaba un alboroto, Ceres también se alteraba.
—¿Ceres?
—…
—¿Ce-res?
—…Ah.
Aunque Diarin estaba justo a su lado, él parecía completamente absorto en el ruido fuera de la ventana.
Normalmente, cuando Ceres estaba cerca de Diarin, encontraba paz.
Pero esta vez no fue así.
Diarin lo miró con seriedad mientras, de fondo, los gritos de Halt resonaban con fuerza.
—¡Ese maldito pájaro no me deja de mirar de esa manera tan insolente!
¿Cómo podía alguien distinguir si un pájaro miraba con insolencia o no?
Diarin sintió que le dolía la cabeza.
Solo deseaba que, después de atrapar a ese ‘pájaro insolente’, Halt regresara al interior para dormir la siesta.
—¡¿Qué miras, perro loco?!
Al otro lado, era igual de sensible y detectó de inmediato la incomodidad de Ceres.
Ahí vamos de nuevo.
Diarin se cubrió el rostro con ambas manos.
Al principio, pensó que la personalidad desfachatada de Halt podría no ser tan mala.
Había sido un grave error.
Halt explotaba en cualquier momento y sin razón aparente.
Mientras que Ceres necesitaba estímulos como ruidos fuertes o movimientos frenéticos para alterarse, Halt no requería nada. Simplemente estallaba en cualquier momento.
Que alguien se enfadara con una persona o un animal podía ser comprensible. Incluso Ceres lo hacía. Era posible sentirse irritado por la mera existencia de alguien.
Pero, ¿por qué enfadarse con un árbol, una planta, o incluso una roca?
—¡Esa maldita roca tuvo la osadía de bloquearme el camino! ¿Está buscando pelea?
Así, tal cual.
Creía que todo en el mundo lo desafiaba y, a gritos, peleaba con todo.
Ni siquiera tenía un criterio fijo.
Diarin había llegado a pensar que lo hacía para fastidiar a Ceres, pero después de verlo subirse al techo para darle patadas al aire porque ‘las nubes parecían hacer gestos obscenos’, abandonó esa idea.
Un perro loco era simplemente eso: un perro loco.
Halt podía parecer normal, pero no tenía ni un ápice de cordura.
—Voy a calmarlo primero. Ceres, por favor, quédate en la habitación…
—No quiero.
Ceres la rodeó con los brazos, abrazándola con fuerza cuando intentó levantarse.
El peso que descansaba sobre su cintura era considerable.
Diarin dejó escapar un gemido antes de desplomarse de nuevo en su asiento.
Comments for chapter "28"
MANGA DISCUSSION