⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Es porque no estoy acostumbrada.
Diarin nunca había tenido que despedirse de alguien querido.
Toda su familia estaba viva y en buen estado, y mantenía contacto con los sacerdotes con los que se llevaba bien en el templo.
Incluso cuando algunos se trasladaban a otros templos, los sacerdotes solían comunicarse y reunirse con facilidad.
Había frecuentes intercambios entre templos, y en los grandes eventos, era común que se seleccionaran sacerdotes de diferentes lugares, permitiendo así volver a encontrarse.
Despedirse de alguien era algo que nunca había experimentado, por eso le resultaba difícil.
Y ahora, después de pasar tanto tiempo compartiendo el mismo espacio, todo se había convertido en parte de su rutina.
Como un viejo peine desgastado que encaja perfectamente en la mano.
Diarin salió por las puertas de la mansión imaginando el momento en que, finalmente, tendría que desechar ese viejo peine con dientes rotos.
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—Bienvenida, sacerdotisa Diarin. He oído que has servido al propósito divino con cuerpo y alma durante este tiempo.
—Solo he seguido la voluntad de los dioses —respondió ella con calma.
—Todos seguimos la voluntad divina, pero hay quienes lo hacen mejor que otros, y también quienes, aunque lo intenten, no lo logran fácilmente.
Diarin inclinó la cabeza ante las palabras elogiosas del sumo sacerdote, quien no había visto su rostro en mucho tiempo.
¿Qué trama?
Cada vez que alguien la alababa, siempre había algo más que pedían.
Era sospechoso, desconfiaba, y un leve nerviosismo se apoderó de ella.
—Ven, siéntate. Ha sido un largo viaje. ¿Te apetece una taza de té?
—En comparación con un campo de batalla, esto está a la vuelta de la esquina.
—Gracias por no considerar un inconveniente mi llamada repentina.
Dicho con naturalidad, aunque ambos sabían que no era exactamente cierto.
El sumo sacerdote no era alguien que ocupaba ese puesto por azar.
La capacidad de interpretar las intenciones reales de los demás, pero actuar como si no lo supiera y girar las situaciones a su favor, era una de las habilidades esenciales para ese rol.
Diarin reflexionó sobre cuán lejos estaba ella de alcanzar ese nivel.
—Dado que los dioses te han escogido, siempre he creído firmemente que tienes un gran potencial. Ha sido un honor ver cómo has logrado enaltecer su nombre en una tarea tan desafiante.
Lo que realmente quería decir era: Estoy muy satisfecho con lo bien que has hecho lo que te pedimos.
—Solo he actuado siguiendo las indicaciones divinas.
En este tipo de situaciones, habría sido una buena oportunidad para presumir un poco de sus propios logros.
Sin embargo, Diarin respondió con formalidad y sin entusiasmo.
No tenía ganas.
Lo único que quería era escuchar el motivo de su llamado, resolverlo rápido y regresar a la mansión.
Esa idea la había acompañado desde que puso un pie en el templo.
El sumo sacerdote alzó una ceja ante su respuesta indiferente.
Con todo lo que discutimos las condiciones antes de asignarle esta tarea…
Ahora que el trabajo estaba hecho, incluso recibía elogios, ¿cómo podía no querer algo a cambio?
¿O acaso está esperando que proponga algo para comenzar a negociar?
Si ese era el caso, sería mejor resolver esto rápidamente.
—Parece que los dioses también han considerado tu dedicación admirable. Como muestra de ello, han derramado muchas bendiciones para que difundas aún más su propósito.
—¿Recibieron muchas donaciones?
—Cof, cof.
Tras pasar tanto tiempo con Ceres, Diarin había adoptado un estilo directo al hablar.
Aunque había respondido de manera formal al principio, un momento de relajación bastó para que se le escapara esa pregunta.
Pero ya dicho estaba, y no se molestó en corregirlo.
—¿De quién?
—¿Es importante saberlo?
—Ah.
El tono del sumo sacerdote advertía: Si lo sabes, te verás envuelta en problemas.
Antes de asumir esta tarea, ya le habían ocultado información de manera similar.
Sin embargo, en cuanto a los benefactores, Diarin tenía una idea.
—¿Fue el tercer príncipe?
—Ah… e-eso…
La inesperada perspicacia de Diarin sorprendió al sumo sacerdote.
Tener acceso a información significaba estar más cerca del poder.
—Supuse que cumpliría su promesa de apoyo, pero parece que fue más generoso de lo esperado.
Diarin había recibido tanto dinero como bienes necesarios para la mansión.
El tercer príncipe resultó ser mucho más espléndido de lo que ella había anticipado.
—Es gratificante que el tercer príncipe comprenda y siga la voluntad divina. Por eso te pedimos que continúes trabajando diligentemente hasta que se cumpla por completo.
—Ah…
Finalmente, Diarin entendió las intenciones del sumo sacerdote.
No quería saberlo, pero ahora tenía clara la conexión.
Desde el principio, este proyecto había sido una propuesta del tercer príncipe.
Así que por eso…
Recordó cómo Charlotte mencionó que algunos estaban en contra del proyecto.
Al parecer, al observar cómo progresaban las cosas, el príncipe quedó satisfecho y decidió contribuir generosamente.
Cuanto más tiempo llevara el proyecto, más fondos podrían obtener.
Ya que había asumido esta tarea, tendría que hacerlo de manera impecable, aunque tomara mucho tiempo.
Lenta y minuciosamente.
Ese era el mensaje principal del sumo sacerdote.
Por mucho tiempo, despacio y hasta que todo sea perfecto.
No sabía cuándo terminaría, pero sería largo.
El sumo sacerdote no tenía idea del estado actual de Ceres.
Si los rumores iniciales eran ciertos y realmente era un ‘perro loco’, entonces, para Diarin, la orden implícita era sacrificarse y permanecer cerca de él el mayor tiempo posible.
Un sacrificio exigido con absoluta naturalidad.
Diarin abandonó la idea de resolver esto rápidamente y regresar.
Si sigues abusando, no puedo simplemente ignorarlo.
Ahora, ni siquiera un ascenso sería suficiente para aceptar aquello sin más.
—Yo también deseo seguir la voluntad divina por mucho tiempo. ¿Qué podría ser más honorable para un sacerdote?
—Siempre creí que con tu profunda devoción, sacerdotisa Diarin, eso sería posible.
—Sin embargo, hay momentos en los que este cuerpo humano tan limitado se siente insuficiente para comprender completamente los designios divinos. Es lamentable… ¿Por qué los humanos necesitamos preocuparnos por nuestra subsistencia?
Aunque últimamente llevaba una vida más que acomodada, con el apoyo del tercer príncipe, al punto de que casi se podría decir que estaba prosperando.
Pero las personas no solo viven de llenar su estómago.
El alma también necesita ser alimentada: un poco de lujo, algo de vanidad… Solo así se puede vivir como un ser humano pleno.
Aunque el apoyo del tercer príncipe había mejorado la calidad de vida en la mansión, Diarin no tenía muchas oportunidades de engrosar sus propios bolsillos.
Mis bolsillos también tienen hambre, sumo sacerdote.
—…Por supuesto, no sería correcto que este cuerpo humano se viera limitado en su capacidad para cumplir la voluntad divina. Esa es una responsabilidad que debe asumir el templo.
Perfecto, me dará lo que pida.
—Gracias.
En ese momento, Diarin era como una preciada fuente de ingresos para el templo, así que no había nada que no pudieran darle.
Mientras siguiera desempeñando tan bien su trabajo, estaban dispuestos a darle incluso más.
Lo que Diarin desconocía era que cada vez surgían más casos fallidos relacionados con los ‘perros locos’.
Había soldados que enloquecían tanto que no quedaba más remedio que matarlos. Otros que asesinaban a sacerdotes. Algunos incluso se fugaban y causaban daño a civiles.
Desde el principio, había sido un proyecto que generaba incomodidad. Quizás debieron haberlo rechazado por falta de personal.
Incluso en el mejor de los casos, el éxito solo les daba un resultado neutro. Si fallaban, las pérdidas serían catastróficas.
Pero esa condenada idea de que ‘el templo ama y acoge a todos’ no les permitió rechazarlo.
Cuando estaban a punto de rendirse, contentándose con lograr un éxito superficial, Diarin logró asegurar fondos adicionales, lo que llevó al sumo sacerdote a ser más generoso.
—Ah, por cierto.
Mientras se levantaba, Diarin se detuvo de repente.
Había algo que quería investigar ahora que estaba en el templo.
—¿Podría visitar la sala de hechizos?
—… ¿La sala de hechizos?
Los sacerdotes podían usar hechizos.
No era estrictamente necesario tener poderes sagrados para emplearlos, pero si se utilizaban con tales poderes, los efectos eran mucho mayores.
No obstante, los hechizos en sí mismos ya tenían un poder significativo.
El problema era que abusar de ellos podía hacer que los sacerdotes perdieran credibilidad en su santidad.
Por eso, el acceso a la sala de hechizos estaba restringido a un número muy limitado de sacerdotes.
Estos sacerdotes aprendían los hechizos necesarios y luego los enseñaban a los demás según las necesidades.
Por ejemplo, los sacerdotes destinados a zonas de combate solían aprender un hechizo básico de curación.
Aunque se les enseñaran, los ingredientes necesarios para los hechizos estaban bajo el control estricto del templo, lo que dificultaba su uso indebido con fines personales.
Los hechizos eran una herramienta valiosa para el templo y debían ser administrados cuidadosamente.
—Sí, he encontrado rastros de un hechizo, pero parece que está más allá de mis capacidades. Quiero buscar en la sala de hechizos una solución.
—Ah… um…
El sumo sacerdote dudó.
Confiar plenamente en que Diarin no tenía motivos egoístas era imposible.
No había manera de que una sacerdotisa que manejaba tan hábilmente las negociaciones por ascensos y dinero no tuviera intereses personales.
Esto se sentía como una especie de amenaza: Déjenme añadir los hechizos a mi repertorio también.
—Si es complicado, podría traer al caballero al templo y resolverlo juntos aquí. A mí no me importa…
—¿Complicado? ¡Claro que no! ¡Puedes usar la sala cuanto quieras!
Qué buena es para amenazar, pensó el sumo sacerdote.
Ante la perspectiva de que su vida se complicara aún más, decidió concederle lo que pedía antes de que la situación escalara.
—…Gracias.
Diarin se encogió de hombros, satisfecha.
Si realmente podía hacer algo con el hechizo relacionado con los recuerdos de Ceres, no le importaría trabajar en equipo para resolverlo.
Mi cachorro ya es un perro muy obediente.
Había cambiado tanto que ahora podía convivir con la gente sin ladrar ni morder.
Se ha convertido en un cachorro muy bueno.
El hecho de que el sumo sacerdote no reconociera eso le parecía injusto.
Pero como ya había conseguido lo que quería, dejó el tema de Ceres para más adelante.
Sería mejor presumirlo cuando realmente se convirtiera en un caballero impresionante y pudiera sorprender a todos de una vez.
—Entonces, pasaré por la sala de hechizos antes de regresar.
Y con eso, Diarin se dirigió hacia la sala de hechizos.
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