⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Por qué, por qué…?
—¡Puaj!
Ceres escupió la comida que había llenado su boca.
Encima de la comida que ya estaba apilada.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
Diarin quedó atónita por la acción tan absurda.
No era solo una bestia cualquiera, sino una que era además ‘extraña y maleducada’. ¿No era demasiado?
—Veneno.
—¿…Perdón?
Pero las palabras de Ceres fueron aún más sorprendentes.
Diarin sintió que su alma se desmoronaba por la incredulidad.
—¿…Veneno?
—Sí.
Diarin abrió bien los ojos y examinó la comida con detalle.
Parecía completamente normal. No olía raro.
Pero, ¿veneno?
—¿De verdad es veneno? ¿El tipo de veneno que te mata si lo comes?
—Sí.
—¿Cómo lo supiste? ¿Tiene sabor a veneno?
—Sí.
Aunque no era experta en muchas cosas, Ceres era miembro del escuadrón especializado en matar, por lo que era capaz de distinguir venenos.
Diarin volvió a colocar la comida en la bandeja con cuidado.
Debía contactar a Roben para averiguar si el problema estaba en el cocinero o si alguien había introducido el veneno.
—…Traeré algo diferente.
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—Puaj.
Pero el resultado fue el mismo con otra comida.
A este ritmo, parecía más que no habían añadido veneno a la comida, sino que habían hecho la comida con veneno.
—¿No hay nada que se pueda comer?
—No.
Aunque las partes envenenadas estaban limitadas, era peligroso porque el veneno podría haberse esparcido a otras áreas.
Mientras tanto, el hambre seguía aumentando.
Y entonces, escuchó el sonido decisivo que la llevó a tomar una decisión.
Gruu.
El sonido del estómago hambriento de Ceres.
Diarin tragó saliva con nerviosismo.
No podía permitir que una bestia tan sensible pasara hambre.
—Haré algo, de alguna manera.
Aunque no tenía un plan claro, Diarin se dirigió a la cocina.
Había algunos ingredientes, además de los platos ya preparados.
Esperaba que las papas, zanahorias y la harina no estuvieran también envenenadas.
—Bien. Puedo hacerlo.
Diarin se animó a sí misma con una voz carente de confianza.
En el templo, había un sacerdote encargado de las comidas. La única vez que cocinó fue en su infancia, antes de ser enviada al templo.
Nacida en una familia de Barones, pero tan pobre que no tenían sirvientes.
Su madre y su hermana se encargaban de la cocina, y a veces Diarin ayudaba con tareas simples.
Como remover la sopa o lavar vegetales.
No sabía mucho más allá de eso.
…¿Podré hacerlo?
Frente a los ingredientes, su determinación flaqueó.
Pero ya no podía postergar más.
Mientras tanto, el estómago de Ceres seguía gruñendo.
Si no quería ser devorada, tenía que preparar algo de comida.
Diarin miró los ingredientes como si fueran un objeto aterrador y, finalmente, levantó el cuchillo con determinación.
¡Si cortaba, cocinaba y mezclaba, seguro que saldría algo!
Mientras vertía harina sobre zanahorias cortadas desastrosamente, Diarin rezaba.
Por favor, Dios, haz que prepare algo comestible.
Hoy, su fe agotada volvía más a menudo.
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—…No estoy segura de cuál es la diferencia con el veneno, pero…
Diarin ofreció el plato con inseguridad.
La diferencia entre comida y desperdicio es si se puede comer o no. Y en ese sentido, Diarin no estaba segura de la naturaleza de su creación.
Si resultaba ser basura, sería mejor. Al menos tenía un olor tan terrible que dudaba que alguien muriera al comerlo.
Había usado solo ingredientes comestibles, pero el resultado era incomprensible.
Ceres, sin decir nada, comenzó a tragar el contenido del plato sin dudar.
—¡¿…?!
Diarin miró su propio plato, sorprendiéndose.
Seguía oliendo mal y tenía una apariencia espesa.
Era una comida que te quitaba el apetito con solo mirarla o olerla, pero Ceres la devoraba sin problema.
¿Será que sabe mejor de lo que parece?
Diarin, todavía dudosa, tomó un bocado.
—…
El sabor era exactamente lo que esperaba.
Por suerte, no era tan malo como para hacerla vomitar, pero era un sabor terriblemente malo.
Podía comerlo, pero se preguntaba si era correcto vivir comiendo eso.
—¿Está bien?
—Sí.
—…Qué alivio.
El plato de Ceres ya estaba vacío.
No podía dejar de comer frente a alguien que sí lo hacía, además, tenía hambre.
Diarin comía a regañadientes, acompañando cada bocado con un suspiro.
—…Ugh.
Pero no podía acabar el plato.
¿Cómo era posible que a medida que comía, el sabor empeorara?
Esperaba que su lengua se adormeciera con el tiempo, pero fue una expectativa equivocada.
No podía quejarse de lo malo que estaba frente a alguien que lo comía tan bien.
Como la persona que preparó esa comida, más aún.
—Mejor me voy a mi habitación a comer.
Diarin se levantó apresuradamente con el plato en la mano, como si estuviera huyendo.
—¡Buenas noches!
Y se escapó.
Hoy había pasado por demasiadas cosas.
El primer día que se conocieron, casi la devoran; luego, curó a un loco perro que intentaba matarla; casi se envenena con la comida, y hasta terminó cocinando, algo que nunca había hecho en su vida.
Hacer algo más sería una falta de respeto hacia sí misma.
Incluso los dioses dijeron que hay que ser amable con uno mismo.
Diarin decidió empezar a ser amable consigo misma.
—Está bien, hice todo lo que pude.
El pasillo de regreso a su habitación se sentía largo.
Escogió la habitación más bonita sin pensar mucho, que resultó estar muy lejos de donde se había escondido Ceres.
A medida que se alejaba, su mente se sentía más tranquila.
¡Esto era el verdadero placer de finalizar un largo día!
Después de lavarse y ponerse el pijama, Diarin se lanzó a la cama.
—¡Wow! ¡Aunque extienda brazos y piernas, sigo estando en la cama!
A veces, las cosas más simples hacen feliz a una persona.
Acostada en una cama enorme que nunca antes había usado, de repente pensó que esta vida no estaba tan mal.
Diarin, animada, empezó a mover sus brazos y piernas, como si estuviera nadando en la cama.
Rodó hacia la izquierda, luego hacia la derecha, e hizo algunos ejercicios hacia arriba y hacia abajo, y aún así la amplia cama tenía espacio de sobra.
—Sí, si voy a hacer un trabajo que me cuesta la vida, al menos este tipo de comodidad debería ser un requisito.
En el campo de batalla, solía dormir en alojamientos apenas cubiertos por paredes. Esto era una verdadera bendición.
Con este tipo de comodidad, incluso se sentía motivada a hacer algo.
No se trataba de una orden para matar a alguien, sino de un trabajo para ayudar a arreglar una vida rota.
¡Trabajaré duro para convertir a este joven en una persona de bien!
Vivimos en un mundo donde hasta las ballenas bailan y los gatos saltan la cuerda.
Aunque tenga sus defectos, convertir a un perro en persona no era imposible.
Bueno, veamos… Mañana empezaré por curar sus heridas… Ah, también tengo que contactar al comandante. Y la comida…
Antes de que pudiera organizar todos sus pensamientos, Diarin cayó en un sueño profundo, rendida por el cansancio.
Solo cerrar los ojos y volver a abrirlos haría que amaneciera.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—Ugh…
Era oscuro para ser de mañana.
Diarin se frotó los ojos medio dormida.
Parecía que todavía era de noche, entonces, ¿por qué se había despertado?
Estaba a punto de volver a dormir cuando, al borde de su visión, vio algo.
Sus ojos se abrieron de golpe por puro instinto.
—¿…Ce, Ceres?
En la puerta abierta, estaba Ceres.
Diarin se levantó de inmediato.
¿Qué hacía ahí a esas horas?
Era un momento en el que lo normal hubiera sido tocar y pedir que le abriera, pero en cambio, había abierto la puerta por su cuenta y estaba mirándola dormir.
Más bien, no estaba mirándola, sino fulminándola con la mirada.
Diarin se dio cuenta de que algo no iba bien en la expresión de Ceres.
Había un aura peligrosa en sus ojos.
El ambiente se volvió tan tenso que sintió la boca completamente seca.
Esto no pinta nada bien.
Diarin extendió la mano hacia el silbato que había dejado en la mesita junto a la cama.
Al ver el movimiento, Ceres se sobresaltó.
Parece que el silbato le daba bastante miedo.
Aunque Diarin había agarrado el silbato por precaución, solo lo usaría dependiendo de la situación.
No se sintió bien cuando vio a alguien desmayarse con solo un silbido.
—¿Qué pasa?
—…
Antes de responder, Ceres miró fijamente el silbato en la mano de Diarin y tomó una respiración profunda.
Parecía estar al borde de perder el control.
Después de tomar aire durante un rato, Ceres finalmente habló con una voz contenida.
—Es ruidoso.
—…¿Qué es ruidoso?
Diarin estaba simplemente quieta, con el silbato en la mano, sin hacer ruido.
¿No iba a decir que hasta su respiración era ruidosa?
—La respiración.
…¿En serio la respiración?
—¿Acaso hablo mientras duermo?
—Roncas.
—…
Diarin bajó la cabeza, sintiéndose avergonzada y culpable.
—Lo siento…
Era algo que debía disculpar no solo con Ceres, sino con cualquiera.
—Normalmente no ronco, pero cuando estoy muy cansada o nerviosa, a veces lo hago… Si te desperté mientras dormías, de verdad lo siento…
Mientras hablaba, Diarin se dio cuenta de algo extraño.
Desde la habitación de Ceres hasta la suya había tanta distancia que ni siquiera gritando se oiría. Entonces, ¿se despertó y vino hasta aquí por mis ronquidos?
—¿Se escuchan mis ronquidos desde tu habitación?
—Sí.
—No puede ser.
—Se escuchan. Son muy fuertes.
…Vaya, eso era realmente muy vergonzoso.
Pero, por mucho que lo pensara, no creía que sus ronquidos pudieran llegar hasta allí.
—¿Acaso también escuchas mi respiración…?
—Sí.
—…¿De verdad?
La expresión de Ceres se tornó aún más sombría por las preguntas repetitivas, claramente irritado por haber sido despertado.
Diarin también palideció ante la confirmación.
Realmente parece que podía oírlo.
Pero, ¿cómo puede una persona tener un oído tan agudo?
¿Será que el término ‘loco como un perro’ era más literal de lo que pensaba?
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