⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Para mantener la autoridad y la dignidad de un noble, el dinero es indispensable.
Sin dinero, tampoco hay autoridad.
Por eso, con el dinero que ella se había esforzado tanto en ganar y entregar, ayudó a su hermano a mantener su orgullo.
Gracias a ello, se dio cuenta de un aspecto ‘esencial’ que había pasado por alto en su educación.
—Esto es dinero.
Diarin dejó caer unas monedas sobre la mano de Ceres.
El dinero se deslizó desde su bolsa y se acumuló en la palma de Ceres.
Monedas doradas, plateadas y de bronce.
Cada una brillaba con su propio destello.
Ceres, como hechizado, miró fijamente las monedas.
—Esto es… dinero…
—Sí, con esto puedes comprar cualquier cosa —dijo Diarin.
Mientras miraba a Ceres fascinado por el dinero, Diarin sintió al mismo tiempo satisfacción y una ligera incomodidad.
Si simplemente le gustara el dinero, sonreiría al verlo, pero Ceres tenía una mirada completamente distinta.
Era una mirada que transmitía la creencia de que con dinero podía hacer cualquier cosa.
—¿Cualquier cosa…?
—Bueno… no todo, pero sí la mayoría…
Enseñar a Ceres, que carecía totalmente de nociones económicas, requería medir cuidadosamente cada palabra.
Diarin se dio cuenta demasiado tarde de que acababa de decir algo que no debía.
—Entonces, ¿también podría… comprarte a ti, Diarin?
… Parece que ya era demasiado tarde.
Los ojos de Ceres habían cambiado.
Era como la devoción obsesiva que muestra un cachorro hacia su madre.
—No, yo no soy tu madre ni nada parecido…
—¿Pero tú también estás dentro de esa mayoría de cosas?
—No, las personas no se compran.
—¿Por qué no?
Explicar por qué no era tan sencillo, especialmente en un mundo donde los traficantes de esclavos seguían operando sin problemas.
El momento en que perdió la oportunidad de responder de inmediato fue un gran error.
—¿No se puede comprar a Diarin?
—…No, no se puede. No estoy en venta.
Diarin dibujó una línea clara y firme.
¡Qué clase de ideas eran esas! Comprar y vender personas…
Ella misma no estaba segura de si en algún momento había sido ‘vendida’ en algún sentido.
…Pero entonces, ¿por qué sus labios parecían alzarse en una sonrisa al escuchar esas palabras?
—¿Y si fuera con más dinero? ¿Tampoco se podría?
—No, el dinero no puede comprar personas.
—Entonces, ¿qué se necesita para comprarte?
—…¿Eh?
Diarin respondió con una pregunta a una interrogante que nunca antes había considerado.
¿Con qué se podría comprar a una persona?
Nunca había pensado en sí misma como algo que pudiera ser ‘vendido’.
—¿Qué se necesita, aparte del dinero?
La pregunta ingenua de Ceres dejó a Diarin sin palabras.
Diarin, quien había entregado su vida a Ceres del Octavo Escuadrón y en cierto modo había sido engañada, no tenía una respuesta clara.
Es cierto que en este mundo hay cosas que no se pueden comprar con dinero. Sin embargo, si se miraba detenidamente, ella misma había sido ‘vendida’ a un templo bajo el pretexto de un propósito noble.
—Mira, con dinero puedes pagar para que alguien trabaje para ti, pero solo si esa persona acepta hacerlo. Las personas que trabajan en la mansión reciben dinero por su trabajo.
—Entiendo.
—Pero comprar a la persona en sí… eso no se puede.
Ceres frunció el ceño, claramente confundido.
—¿Y si le pido que trabaje para mí por siempre?
—Puedes pedírselo, pero depende de la persona aceptar o no.
—¿Y tú no aceptarías, Diarin?
—…Bueno, yo soy un caso especial. Mi vida ya está dedicada al dios, así que mi voluntad importa menos que la del templo…
Mientras lo decía, Diarin sintió que algo no cuadraba.
¿Era realmente cierto que no tenía control sobre su propia vida?
Pero así era como todos vivían, por lo que nunca se había cuestionado si era extraño.
—¿Entonces tendría que pedirle a ese dios que me dé a Diarin?
—… ¿Qué?
La pregunta de Ceres era todavía más absurda.
Diarin lo miró perpleja.
Ceres estaba completamente serio.
—¿Podría pedírselo al dios?
—… No creo que eso funcione.
… No creo.
… ¡No, por supuesto que no!
La conversación estaba alcanzando un nivel tan absurdo que incluso el sentido común de Diarin comenzaba a tambalearse.
Era como un niño pequeño diciendo que quería conquistar el mundo. Cuanto más seriamente se le respondiera, más enredado se volvía todo.
—Pero dime, Ceres, ¿tienes tanto dinero como para siquiera intentarlo?
—…Oh, dinero… No tengo.
Ceres lo admitió con sinceridad.
Había visto dinero por primera vez hace unos momentos, así que obviamente no tenía nada.
—…¿Qué? ¿No tienes dinero? Un momento.
¿Era cierto que había pasado toda su vida en el campo de batalla y no había recibido ni una sola moneda?
Incluso Diarin, que había dedicado su vida al templo, recibía pequeñas compensaciones personales.
Habrá que preguntarle esto a Lord Roben más tarde.
Secuestraban niños como si los raptaran, les borraban la memoria y los convertían en perros rabiosos. Por eso, que no les dieran ni un centavo parecía algo natural.
Pero después, si pretendían convertirlo en un joven noble y hacerlo debutar en la alta sociedad, ¿cómo era posible que no le dieran dinero?
Eso no tenía sentido.
Que un ‘joven maestro’ no tuviera dinero para gastar también resultaba extraño.
—Por ahora, usa esto.
Diarin le entregó una bolsa de monedas a Ceres.
Debía aprender a gastar dinero.
Si en el futuro recibía algo de dinero y no sabía cómo usarlo, eso también sería un problema.
Incluso podría gastarlo todo de golpe en algo absurdo y quedarse sin nada.
—Aunque no puedas comprar personas, puedes comprar todo lo que venden en esta calle.
Diarin señaló los puestos ambulantes que se habían ido multiplicando.
Además de alimentos, empezaban a aparecer comerciantes con una variedad de productos.
—¡Adelante, pase y vea!
Ceres inspeccionaba los objetos uno por uno con mucho cuidado.
Al igual que con la comida, la mayoría de las cosas eran completamente nuevas para él.
—¿Qué es esto?
—Es una bufanda para el cuello.
Aunque Diarin se lo explicó, Ceres no parecía comprender del todo.
¿Cómo podría entender si nunca había visto algo similar antes?
Por eso, esta salida era realmente importante.
Lo que Ceres necesitaba de manera absoluta era experiencia.
Diarin tomó la bufanda y se la puso en el cuello para mostrarle.
—Mira, así.
Ceres asintió al verla colocada.
—Parece un pétalo descansando sobre una flor.
—……
Aunque su tono era indiferente, lo que había dicho no lo era en absoluto.
¿Acaso la comida que acababa de comer le había derretido el cerebro?
A veces, Ceres soltaba comentarios con una capacidad expresiva asombrosa, lo que dejó a Diarin sin palabras, como si acabara de probar una cucharada de miel.
—¡Caramba, qué palabras tan bonitas! —exclamó el comerciante en lugar de Diarin, quien seguía en shock—. Si le parece tan hermoso, debería comprarlo.
—Compraré.
—No, espera un momento.
Antes de que Diarin pudiera detenerlo, la transacción se completó.
En un abrir y cerrar de ojos, Ceres había realizado su primera compra.
—¿Por qué compras algo que es para mí?
Diarin miró la bufanda que ahora tenía en sus manos, confundida y sin saber qué hacer.
—Dijiste que gastara dinero.
—¡Pero el dinero no es infinito! Deberías haber escogido algo que realmente quisieras con lo que tenías.
Aunque todavía quedaba dinero, si seguía gastándolo de esa manera, pronto se quedaría sin nada.
Este chico era un caso grave.
Más importante que enseñarle modales para la alta sociedad, parecía urgente darle una educación financiera.
Sin embargo, a pesar de las quejas de Diarin, Ceres no cambió su postura.
—Quería comprarlo.
—Pero es mío.
—Me gusta verte llevándolo.
—¿Eh?
—Lo compré porque quiero seguir viéndote con él.
—…Ah…
Era un día lleno de momentos en los que Diarin se quedaba sin palabras.
Ceres la miraba fijamente con su habitual inocencia cuando preguntó:
—¿Eso no está bien?
—No es que esté mal, pero…
Diarin no podía evitar sentirse incómoda por el hecho de que Ceres no hubiera comprado algo para sí mismo.
Además, era difícil ignorar que ella era el motivo por el que lo había hecho.
Aunque algún día tendrían que separarse y seguir caminos distintos, si permitía que Ceres desarrollara un apego demasiado profundo, le resultaría aún más doloroso.
A ella misma también le dolería cuando llegara el momento.
¿Había alguien en su vida que se hubiera aferrado tanto a ella como lo hacía Ceres?
—No, nunca lo hubo.
Siempre había sido alguien prescindible, alguien que daba igual si estaba o no.
Nadie había mostrado ese nivel de interés o apego hacia ella.
¿Cómo podría no resultarle dulce?
Era un afecto tan puro que le era imposible no aceptarlo.
Debo ser yo quien lo deje ir primero.
Ceres era como un niño.
Con el tiempo, cuando conociera a más personas y viviera más experiencias, probablemente la recordaría solo como ‘ah, alguien que estuvo ahí alguna vez’.
Era mejor no darle demasiada importancia desde el principio para protegerse a sí misma.
—Ahora busquemos algo para ti, Ceres.
Diarin se giró hacia otro puesto.
Aunque Ceres la siguió sin protestar, no parecía tan entusiasmado como cuando había escogido algo para ella.
—¡Vamos, apresúrate!
Diarin lo animó, tirando de él para que caminara más rápido.
Nunca antes lo había visto tan reacio a moverse.
Este cachorrito malcriado…
Comments for chapter "51"
MANGA DISCUSSION