⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Puede que sea más sensible que un perro. Después de todo, los perros pueden convivir con los humanos.
Había que mandarlo de vuelta para que se durmiera, pero había preocupación de que volviera por el sonido de su respiración o de sus ronquidos.
—Si le digo que regrese y duerma bien… no podrá, ¿verdad?
En esos ojos brillantes no había señales de sueño.
Diarin dudó un momento, y luego hizo un pequeño gesto hacia Ceres, que seguía parado junto a la puerta.
Ceres, sin entender el gesto de Diarin, solo la miró.
—Pase.
—¿…?
—De todas formas, si no va a dormir enseguida, hablemos un poco. Tal vez conversando se relaje y le entre sueño.
Diarin también se había desvelado. Ya que las cosas estaban así, era mejor aprovechar el tiempo para hacerse un poco más cercanos.
Cuando Diarin señaló la mesa y la silla en una esquina de la habitación, Ceres se sentó obedientemente en la silla.
Se sentó tan recto como un modelo anatómico. Si un especialista en huesos lo viera, seguramente admiraría la alineación perfecta de su columna vertebral.
—Podría hacer té… pero qué pereza.
El set de té estaba preparado en un armario en una esquina de la habitación. Pero el agua caliente había que ir a hervirla a la cocina, lo cual era bastante molesto.
Había agua recogida mientras limpiaba.
Diarin echó el agua en la tetera mientras echaba un vistazo a Ceres.
—No se asuste.
Aún no había sucedido nada. Ceres solo ladeó la cabeza con curiosidad.
Diarin colocó la tetera sobre sus manos y cerró los ojos.
En un instante, el agua empezó a hervir.
—¡…!
Finalmente, Ceres abrió los ojos sorprendido.
—¿Sacerdotisa de combate?
—No.
Existen varios tipos de sacerdotes.
Están los que simplemente se ofrecen como sacerdotes, reciben educación teológica y se convierten en ‘sacerdotes comunes’.
Gracias a la ventaja de que al menos no pasarán hambre, he oído que la cantidad de candidatos ha aumentado con el tiempo de guerra. Según los rumores, hay tantos candidatos que ahora cobran por el curso de teología y eliminan a una gran cantidad de aspirantes.
Diarin fue una de esas ‘sacerdotes comunes’, hasta que eventualmente desarrolló poderes sagrados.
Aparte de estos, hay quienes nacen con poderes sagrados y son reclutados como sacerdotes, independientemente de su educación teológica.
Se les llama ‘verdaderos sacerdotes’ y son venerados por el público y valorados en el templo. Sin embargo, esto no significa que su vida sea perfecta.
Mientras los sacerdotes comunes se ocupan del trabajo físico y mental para beneficiar al templo, los sacerdotes con poderes sagrados hacen lo mismo, pero usando sus habilidades divinas.
No hay razón para que el estómago de un sacerdote, que debe aspirar a una vida humilde, se llene.
Aunque algunos sacerdotes reciben sobornos ilegales y se enriquecen, Diarin no tenía esas habilidades para el negocio.
Finalmente, están los llamados ‘sacerdotes de combate’, que poseen poderes sagrados especiales.
La mayoría de los poderes sagrados se manifiestan como habilidades curativas, pero hay casos raros en los que se manifiestan como telequinesis, piroquinesis u otras habilidades.
Aunque técnicamente forman parte de los ‘verdaderos sacerdotes’, a menudo se les envía al frente de batalla y se les conoce como ‘sacerdotes de combate’.
Aunque los nombres de telequinesis y piroquinesis suenan impresionantes, los poderes sagrados tienen sus limitaciones.
Incluso el sacerdote más poderoso de la historia, apodado ‘el niño más amado por los dioses’, no pudo revivir a los muertos. No importa cuán fuerte sea el poder sagrado, hay cosas que simplemente no se pueden curar.
Los sacerdotes de combate, en el mejor de los casos, pueden encender un fuego más rápido que hacerlo manualmente, o lanzar un proyectil con más precisión que con un arco.
Los sacerdotes de combate son enviados siempre a la primera línea. Se vuelven populares y ascienden rápidamente, pero también tienen mayores probabilidades de morir.
Diarin no quería arriesgar su vida en ese tipo de apuesta, así que lo mantuvo en secreto.
—Es un secreto.
No es que Ceres fuera a contarlo por ahí. Pero compartir un secreto crea cercanía.
Diarin sirvió el té recién hecho en una taza y le guiñó un ojo a Ceres.
Ceres, con una expresión atónita, asintió.
—Ah, ¿puedo encender la luz?
—…Sí.
Ceres accedió con un gesto de resignación.
Diarin encendió la lámpara con su poder sagrado. Al principio, una gran llama se levantó, pero luego se suavizó.
—…Ugh.
Ceres reaccionó al instante, algo tenso.
—¿La apago?
Diarin, nerviosa, se preparó para sofocar la llama con su mano.
Dado que era alguien que se inquietaba hasta con el más mínimo ruido, debería haber encendido la luz con más cuidado.
Diarin observó a Ceres con precaución.
—…
Ceres no dijo que sí, pero tampoco parecía estar al borde de un ataque.
Diarin suspiró de alivio.
—Tome. Si su estómago se calienta, quizás sus nervios se relajen.
Cuando vio que solo miraba la taza, le sugirió que tomara un sorbo. Igual que con la cena, parecía que iba a bebérselo todo de una vez.
—Despacio, sorbo a sorbo, disfrutando el aroma.
Diarin se apresuró a detenerlo.
La taza ya estaba medio vacía.
Ceres, mirando a su alrededor, bebió lentamente, trago por trago.
Glup… Glup.
No parecía realmente apreciar el sabor ni el aroma del té. Solo lo bebía porque Diarin le había dicho que lo hiciera.
No se puede esperar demasiado desde el principio.
Por hoy, Diarin se conformaría con que bebiera a sorbos.
Tal vez porque el cálido líquido llegó a su estómago, el rostro de Ceres parecía un poco más relajado.
—¿Se siente mejor?
—Un poco.
—Me alegra.
Es la misma satisfacción que se siente al ver a un perro callejero aceptar un trozo de pan. Una especie de gratificación como ser humano.
—¿Todavía puede escuchar otros sonidos además de mi respiración?
—Sí.
—¿Qué sonido?
—Afuera hay tres pájaros que se han despertado y están saltando de una rama a otra. Cinco ratones. El guardia de la puerta principal está cambiando de turno.
—… ¿Puede escuchar todo eso?
Diarin abrió la boca con asombro.
Ceres asintió.
—¿Cómo es posible?
—Entrenamiento.
—… ¿Entrenamiento? ¿Eso se puede entrenar?
—Sí.
Es una persona que ha pasado casi toda su vida en el campo de batalla desde que era pequeño.
Matar enemigos y sobrevivir es lo más importante. Para sobrevivir, tenía que escuchar mejor, ver mejor y moverse mejor que los demás.
En el combate, ser sensible ayuda a la supervivencia, pero ¿es necesario ser tan sensible?
Diarin se sintió un poco perturbada.
—¿Cómo se puede vivir escuchando todos esos sonidos sin volverse loco…?
Mientras decía eso, de repente tuvo una revelación.
—… Ah, ¿por eso está loco?
Finalmente entendió por qué Ceres era como un loco y agresivo perro.
Nadie puede mantenerse cuerdo viviendo con todos esos sonidos retumbando en sus oídos.
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Los pájaros, que habían despertado temprano, gorjeaban alegremente.
—… Mañana…
Diarin miró distraídamente hacia la ventana, donde el cielo se tornaba azul, y murmuró para sí misma.
No había dormido ni un poco en toda la noche.
Después de ofrecerle té a Ceres, le deseó buenas noches mientras le infundía energía con su poder sagrado y lo envió de vuelta.
Desde entonces, Ceres no volvió a irrumpir en la habitación.
Sin embargo, a partir de ese momento, los nervios de Diarin empezaron a tensarse.
Sabiendo que cada uno de sus movimientos podría ser escuchado por Ceres, ni siquiera podía respirar con tranquilidad.
¡¿Cómo se supone que se respira?!
Pasó la noche preocupándose por cómo inhalar y exhalar, y cuando menos se dio cuenta, ya estaba amaneciendo.
No poder respirar bien la dejó con la cabeza aturdida.
El sonido de los pájaros, que normalmente le resultaba refrescante, ahora le parecía un taladro perforando su cerebro.
—Ugh…
Diarin se agarró la cabeza y gimió, pero rápidamente se tapó la boca con la mano.
¿Y si Ceres tampoco había dormido bien?
Podría reaccionar incluso ante esos pequeños sonidos.
Las personas que no duermen bien tienden a ser más irritables, y solo imaginar a Ceres, que ya de por sí era sensible, poniéndose aún más irritable, le parecía aterrador.
Incluso escuchó en su mente el gruñido de Ceres como una alucinación.
Hoy bien podría ser su último día de vida.
¿Qué hago…?
No se atrevía a subir para comprobar cómo estaba.
Mientras dudaba, su estómago gruñó. Su última comida había sido una especie de mezcla repugnante que había cocinado y que no pudo terminar.
Su estómago vacío clamaba por comida.
Seguramente Ceres también tendría hambre.
¡Ah!
¡Simplemente necesita comida!
Un estómago lleno podría calmar sus nervios.
Viendo cómo comía ayer, parecía que aceptaría cualquier cosa, así que decidió prepararle el desayuno.
Con una solución en mente, Diarin se movió rápidamente.
Prepararse por la mañana ya era algo automático para ella, ya fuera en el templo o en el campo de batalla, la velocidad era crucial.
En un abrir y cerrar de ojos, Diarin se transformó en su habitual apariencia de sacerdotisa.
Ah, cierto.
La emergencia matutina la había hecho olvidar varias cosas.
Se dirigía a la cocina cuando cambió de rumbo hacia la puerta principal.
Los guardias de la puerta principal se alegraron al verla.
—¡Buenos días! Oh, su semblante… parece que ha tenido una noche difícil.
—Ja, ja… sí.
Claro, había tenido una noche difícil.
Los guardias, viendo la débil sonrisa de Diarin, empezaron a hacer sus propias suposiciones.
—Usar el poder sagrado no es tarea fácil, ¿verdad? Y tratar las heridas del héroe de guerra debe haber sido aún más agotador.
—Ja, ja, ja…
Claro, ellos no saben que el héroe de guerra es un perro loco.
Diarin se tragó las palabras que quería decir y solo sonrió para disimular.
Pobres, ellos ni siquiera saben el peligro que corren al estar asignados aquí.
Probablemente piensan que solo deben proteger el lugar de los enemigos externos, pero en realidad, su tarea principal es evitar que Ceres se descontrole y se escape.
Ella al menos sabía a lo que se enfrentaba cuando aceptó la tarea. Pero ellos estaban protegiendo la puerta del mismísimo dios de la muerte sin saberlo.
Sintió una conexión de compañerismo hacia ellos por compartir la misma carga.
—¿Qué la ha traído por aquí a pesar de su cansancio? ¿Necesita algo?
—Ah, quería dejarle un mensaje al señor Roben.
—¿Qué mensaje le gustaría que le transmitiera?
Diarin, que estaba a punto de hablar, se quedó en silencio de repente.
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