⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Diarin cerró los ojos y negó con la cabeza.
¿Acaso me quedé dormida caminando de regreso del festival?
El comportamiento de Ceres no había cambiado desde aquel momento en que comenzó a hablar de matrimonio y amor.
—Ja, ja, ja…
Gracias a él, toda la tensión de Diarin desapareció de golpe.
Era difícil creer que Ceres pudiera tener ese efecto en ella. El mundo estaba verdaderamente patas arriba.
—¿Qué hiciste con los asesinos?
—Maté a algunos.
—¿Y los demás?
—Huyeron.
Al parecer, incluso los asesinos decidieron que no podían enfrentarse a él.
Sin embargo, el hecho de que escaparan en lugar de luchar hasta el final hacía la situación más complicada.
—¿Dónde estamos?
—En una casa cercana.
Solo entonces Diarin comenzó a mirar a su alrededor.
Por las telarañas y el polvo por todas partes, además del techo medio derrumbado, estaba claro que no era una casa habitada.
Al menos no parece que haya desalojado a alguien para ocuparla, pensó con cierto alivio.
—¿Cuánto tiempo llevamos aquí?
—Unas pocas horas.
Al escuchar eso, Diarin alzó la vista hacia el techo derrumbado.
Cuando salieron del festival era de noche cerrada, pero ahora el cielo empezaba a aclararse.
—…¿No estarán todavía buscándonos, verdad?
—No hay señales de movimiento.
—…Uf…
Al parecer, los que huyeron decidieron que era inútil seguir buscándolos y se retiraron por completo.
Aun así, no podían permitirse bajar la guardia.
Podrían reorganizarse y reiniciar la búsqueda en cualquier momento. Y si eso sucedía, no tendrían forma de defenderse.
—…Será mejor que nos movamos.
Permanecer allí escondidos no resolvería nada.
¿Dónde estaría el lugar más seguro?
Diarin reflexionó por un momento, pero llegó a la conclusión de que cualquier lugar sería igualmente peligroso.
No había nadie en quien pudiera confiar sin ninguna duda: ni el templo, ni Roben, ni el tercer príncipe.
El templo era una organización que actuaba según sus intereses. Por ahora, la apoyaban gracias al patrocinio recibido, pero eso podía cambiar si alguien les presionaba o les ofrecía algo más a cambio.
Con el templo hay que andarse con cuidado.
Roben, por otro lado, podría ser una opción mejor. Al menos, su empatía hacia los miembros de la octava unidad parecía genuina.
Aunque actuaba por órdenes, las emociones que había mostrado no parecían ser fingidas.
Sin embargo, todo dependía de quién estuviera dando las órdenes.
Roben era claramente un noble de alto rango y tenía una posición importante en el ejército.
Ser jefe de estrategia no era algo que cualquiera pudiera hacer. Además de talento, necesitaba apoyo político para ocupar ese puesto.
El problema era esa red de apoyo.
¿Quién en su entorno podía confiarle un trabajo tan sucio como lidiar con ‘un perro rabioso’?
Mientras no supiera quién estaba detrás de Roben, no podía confiar completamente en él.
Por último, quedaba el tercer príncipe.
Esa opción parece la más segura, pero…
Nada revelaba las verdaderas intenciones de una persona tanto como el dinero. Y, por lo general, la gente no da ni una moneda a un desconocido.
… Excepto Ceres, claro. Él era un caso aparte. Su existencia misma parecía iluminar el mundo, pero eso era otra historia.
En ese sentido, el tercer príncipe había demostrado su sinceridad de forma contundente.
Dinero.
¡Y mucho dinero!
No solo le había dado dinero directamente a Diarin, sino que también había patrocinado generosamente al templo.
Eso era una prueba de su sinceridad.
Sin embargo, había un problema:
… No tengo forma de acercarme a él.
¿Cómo podría llegar hasta alguien en el Palacio Real?
En resumen, no tenían a dónde ir.
…Iremos pensando mientras nos movemos.
Lo único que se le ocurría era adentrarse en la ciudad, donde hubiera mucha gente. En medio de la multitud, los enemigos no se atreverían a actuar abiertamente.
O eso esperaba.
Pero los cálculos siempre tienen margen de error.
—… Espera. Date la vuelta y cierra los ojos.
Diarin seguía en brazos de Ceres.
¿Por qué?
Porque lo único que cubría su cuerpo era el de él.
En aquella casa en ruinas, sin techo, no había mantas ni ropa para protegerse del frío.
Diarin miró su propia ropa, o lo que quedaba de ella.
Ceres no tenía habilidad para desvestir delicadamente un vestido femenino, lo cual era comprensible. Pero tampoco era necesario que lo desgarrara de esa forma.
La manga, o lo que quedaba de ella, estaba colgando deshilachada a la altura de su cintura.
Al parecer, había arrancado la parte superior del vestido sin pensar mucho, dejando el hombro al descubierto.
Ceres obedeció tranquilamente y se dio la vuelta.
Diarin intentó arreglar su ropa, pero no importaba cómo la colocara: seguía siendo un vestido hecho jirones.
Los fragmentos de tela apenas cubrían su cuerpo, y entre los desgarrones se veía su piel expuesta.
¿Cómo se supone que voy a salir así?
Ni siquiera podía justificar su aspecto diciendo que era una broma o un castigo.
Era un aspecto que seguramente llevaría a ser detenida por indecencia.
La parte inferior del vestido, desde la cintura hacia abajo, estaba intacta.
Aunque se había rasgado y ensuciado rodando por las colinas, aún mantenía la forma básica de un vestido.
Si tan solo pudiera cubrir la parte superior…
Diarin miró a su alrededor buscando algo para cubrirse.
Sin embargo, lo único que encontró fue la camisa de Ceres, que había dejado a un lado.
Aquella prenda estaba hecha jirones por los cortes de las espadas de los asesinos y manchada de sangre, apenas parecía ropa.
Ponérsela no habría sido muy diferente de usar la parte superior destrozada de su propio vestido.
Fue entonces cuando notó que Ceres también estaba sin camisa.
Si salgo así a la calle, parecerá que estoy anunciándome.
Si algún asesino los estuviera observando, sería como invitarlo a atacar sin reparo alguno.
Finalmente, tras pensarlo un poco, Diarin decidió quitarse la enagua* y colgársela alrededor del cuello.
N/T: Prenda interior similar a una falda.
Ahora su aspecto era aún más lamentable.
Con la enagua cubriendo su torso y el vestido desgarrado en la parte inferior, parecía como si llevara dos sacos unidos de manera improvisada.
Incluso el peor castigo o una broma cruel habrían sido más misericordiosos que aquello.
¡Demonios! ¡Qué miserable puede ser la vida!
Diarin se levantó con tristeza, pero de inmediato sintió cómo el mundo giraba a su alrededor y volvió a caer al suelo.
—¿Eh? ¿Por qué estoy mareada?
—El veneno aún está en tu cuerpo.
—…Ah, cierto.
Mientras estaba acostada, solo sentía dolor, pero al ponerse de pie, los mareos la golpearon con fuerza.
Tratar de curarse vertiendo energía sagrada en su cuerpo era como llenar un barril roto con agua.
Si se movía imprudentemente, el veneno podría extenderse aún más.
No podía quedarse quieta esperando a los asesinos, pero tampoco podía hacer mucho en ese estado.
¿Qué hago ahora?
Mientras reflexionaba, buscando una solución, su mirada encontró el medio de transporte más seguro y cómodo del mundo: Ceres.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—Primero, tenemos que ir al templo para conseguir algo de dinero. Por aquí.
Diarin, montada en la espalda de Ceres, señalaba la dirección.
Ceres, obediente como un noble caballo, caminaba siguiendo sus indicaciones.
Aunque su visión se sacudía ligeramente con cada paso que daba, el movimiento no era suficiente para agravar el veneno en su cuerpo.
—Entraré sola para recoger el dinero y algunas cosas. Pase lo que pase, debes esconderte y permanecer quieto.
—Entendido.
—…¿Puedes hacerlo?
—Puedo hacerlo.
Aunque todavía tenía ciertas dudas, si Ceres decía que podía hacerlo, entonces podía hacerlo.
Después de todo, le había salvado la vida.
Ceres, aunque herido, había elegido escapar con Diarin en lugar de dejarse llevar por la rabia. Había demostrado ser un ser humano digno.
En el festival también se había comportado de manera admirable, socializando con los demás. Con esas habilidades, podría prosperar en cualquier lugar.
…Aunque ahora no tenían un destino claro.
—¿Ceres, no te duele?
Conmovida, Diarin acarició las heridas en la espalda de Ceres mientras le hacía la pregunta.
Ceres tardó tres pasos en responder.
—…Me duele.
El corazón de Diarin se contrajo al escuchar esa respuesta.
El ‘perro rabioso’ que en el pasado no sentía dolor en medio de la batalla ahora lo reconocía.
Ceres se había convertido completamente en un ser humano.
Sin embargo, ahora estaba de nuevo cubierto de heridas.
Había trabajado tanto para curarlo, pero todo había sido en vano.
Movida por la tristeza, sin darse cuenta, comenzó a canalizar energía sagrada para sanar aunque fuera una de sus heridas.
—…Diarin.
—¿Eh?
Diarin levantó rápidamente la cabeza al escuchar que Ceres la llamaba.
—Hay alguien acercándose.
—…Déjame en esos arbustos por allá.
No sabía quién se acercaba, pero si era un asesino, ella solo sería un estorbo.
—Ceres, escóndete por allí y ataca cuando te dé la señal.
Ceres asintió con la cabeza y se ocultó en la dirección opuesta a la que señaló Diarin.
Si se escondían en el mismo lugar, sería más fácil que los encontraran.
Ceres nunca fallaría en captar la más mínima señal de Diarin.
El plan se basaba en la confianza mutua.
Clop, clop, clop.
El sonido de cascos resonaba a lo lejos.
Diarin contuvo la respiración mientras enfocaba la vista para tratar de identificar al jinete que se acercaba.
Lo ideal sería que pasara de largo sin notarlos.
Clop, clop, clop.
A lo lejos, una figura comenzó a hacerse visible entre la polvareda.
Quienquiera que fuera, parecía tener mucha prisa.
¿Eh?
Cuando finalmente pudo ver el rostro de la persona que se acercaba, Diarin se quedó sorprendida.
Era alguien completamente inesperado.
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