⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Mientras Diarin se sorprendía, la persona a caballo pasó como una flecha frente a ellos.
—¡Eh! ¡Deténlo!
Ya era tarde para llamarlo o detenerlo de otra manera.
—¡Pero no lo mates!
Diarin añadió rápidamente esa advertencia.
Ceres comprendió al instante y lanzó una piedra con precisión.
La piedra voló como una flecha.
Golpeó directamente la parte trasera del caballo en movimiento.
—¡Iiiih!
El caballo, asustado, se encabritó y soltó un agudo relincho.
—¡Oh, oh!
El jinete logró mantenerse en el caballo, aunque apenas. Sin embargo, ya no pudo seguir cabalgando.
Aprovechando que el caballo se había detenido, Diarin salió de entre los arbustos.
—Señor Roben.
—¿Ah? ¿Sacerdotisa? ¡Por todos los cielos! ¿Está usted bien?
Afortunadamente, Roben no desenvainó su espada al ver a Diarin.
Sin embargo, no era momento de confiarse.
Incluso en los campos de batalla, uno debía estar siempre atento a su espalda.
Diarin hizo un gesto a Ceres para que no saliera y se acercó a Roben.
Los ojos de Roben temblaron al observar a Diarin mientras se acercaba.
—…Aunque parece que no está exactamente bien.
—…Bueno, este atuendo… es que…
Aun en esta situación, la vergüenza no desaparecía.
Maldita sea.
Si los cadáveres tuvieran derechos, este sería uno que moriría de la vergüenza.
—…De cualquier forma, parece que algo grave ocurrió anoche.
—¿Cómo lo sabe?
—¿Cómo no iba a saberlo al verla?
Bueno, eso tenía sentido, pero…
—Por lo visto, ayer fue el día. Hubo explosiones simultáneas en los alojamientos de los miembros de la Octava División.
—¿Qué?
Diarin saltó del susto.
Estando con Ceres, era fácil pensar que él representaba a toda la Octava División.
Sin embargo, había más miembros aparte de Ceres.
Aunque muchos habían muerto, al menos diez seguían vivos.
¿Y que esos diez alojamientos hubieran sido atacados al mismo tiempo?
El ruido de los fuegos artificiales del festival no había cubierto únicamente la explosión de su residencia.
—El festival retrasó los informes, así que acabo de enterarme. Vine aquí inmediatamente después de recibir la noticia.
—Ceres, creo que puedes salir.
Dada la situación, Roben era claramente de los suyos.
Cuando Ceres salió de entre los arbustos, Roben frunció el ceño.
—…¿Así que estaba dispuesto a matarme si fuera necesario?
Diarin fingió no haber escuchado y desvió la mirada.
Es normal que entre las personas haya malentendidos, pero luego se pueden resolver y seguir adelante. Así es la vida, ¿no?
—Por ahora, lo mejor será trasladarlos a un lugar seguro.
Roben mostró su magnanimidad.
Puso a un lado el hecho de que casi lo mataran debido a las circunstancias apremiantes.
—…Pero, ¿cómo nos trasladamos?
Había un caballo, pero tres personas.
Las miradas incómodas se cruzaron.
¿Quién sería el que tendría que ir corriendo?
—…Pronto llegará un equipo de apoyo. Podremos usar otro caballo de ellos.
Tal como dijo Roben, pronto se escucharon de nuevo cascos acercándose.
Diarin se tensó, preguntándose si no sería otro grupo de asesinos.
—¡Señor!
Los soldados que llegaron reconocieron a Roben y se bajaron del caballo para saludarle con un saludo militar.
Sin embargo, cuando vieron a Diarin y a Ceres con sus atuendos tan extraños, por un instante no pudieron contener sus expresiones.
Abochornada, Diarin bajó la cabeza.
Definitivamente, la percepción que tenía ella misma no se correspondía con lo que los demás veían.
—La mitad se quedará para investigar y asegurar el área, la otra mitad vendrá con nosotros.
—¡Entendido!
—Dejen un caballo.
Roben organizó la situación con eficiencia.
En lugar de perder tiempo hablando allí, lo más importante era llegar a un lugar seguro.
Diarin subió al caballo junto con Ceres.
Una mujer con una enagua alrededor del cuello y un hombre sin camisa eran, a todas luces, una escena extraña.
—…Y la ropa.
Roben, incapaz de soportarlo más, tomó dos camisas de los soldados.
Aunque seguirían viéndose algo extraños llevando únicamente la camisa, al menos sería menos evidente al pasar rápidamente.
Diarin, ahora con una camisa encima de su enagua, seguía luciendo completamente ridícula.
—…Oh, Dios mío. La situación es urgente, seguro que incluso el Creador cerrará los ojos por esta vez.
Si ya su dignidad como persona estaba hecha pedazos, su orgullo como sacerdotisa estaba enterrado bajo tierra.
Roben, habituado a los campos de batalla, manejó la situación con flexibilidad.
—…Gracias por sus palabras.
Diarin, conteniendo las lágrimas, se acomodó en el caballo.
Roben intentó subirse detrás de ella de manera natural.
Dado que Roben tenía una posición más alta en rango y estatus que Ceres, parecía más apropiado que él compartiera el caballo con Diarin.
—¿…?
Sin embargo, antes de que Roben pudiera siquiera agarrar las riendas, se encontró de repente volando por los aires.
¿Por qué estoy volando?
En el momento en que se hizo esa pregunta, ya estaba estampado contra el suelo.
—¡¿Qué demonios fue eso?!
Olvidando momentáneamente lo temibles que eran los miembros de la Octava División, Roben gritó indignado.
Había sido lanzado por los aires de una patada de Ceres, y todo ocurrió frente a los soldados presentes.
Ceres, por su parte, gruñía como una bestia mientras miraba fijamente a Roben con ojos penetrantes.
—… No quiero.
—¡Ah! ¡Ah! ¡Señor Roben! ¡Yo iré con Ceres en el mismo caballo!
Diarin intervino rápidamente para calmar la situación.
Debería haber previsto esto. Tendría que haberle dicho directamente a Ceres: ‘Ven aquí’.
Mi perrito es muy celoso…
—Ceres, deja de gruñir y ven aquí. Súbete rápido.
—…
El obediente y fiel ‘perrito’ de Diarin no tardó en acatar sus órdenes.
Sin mirar ni una sola vez a Roben, que seguía en el suelo, Ceres se subió al caballo de un salto y se acomodó justo detrás de Diarin.
—…Tú, tú…
Roben apretó los dientes con frustración, pero no se atrevió a decir nada más.
Había sido atacado durante toda la noche, y además estaba frente a un miembro herido de la Octava División.
Por suerte, gracias a Diarin, Ceres parecía mantenerse tranquilo. Pero Roben sabía que, si lo provocaba más, la situación podría terminar en un sangriento enfrentamiento.
La vida es lo más importante. Más que el orgullo o la dignidad.
—…Vámonos.
Roben se subió a su caballo y comenzó a cabalgar.
Ceres siguió el ritmo, rodeados por los soldados que los escoltaban.
La forma en que Ceres extendió los brazos, como abrazando a Diarin para protegerla, junto con los soldados que los rodeaban, ocultó bastante el lamentable estado de la sacerdotisa.
Diarin, por su parte, se encogió como si intentara desaparecer en el amplio pecho de Ceres.
El refugio que ofrecía el cuerpo de Ceres era más que suficiente para esconderla por completo.
—Huff…
A pesar de que uno siempre debía mantenerse alerta al montar a caballo, especialmente porque los caballos son impredecibles, Diarin sintió un raro momento de tranquilidad.
Los asesinos que los perseguían, las peleas con espadas, la explosión de la residencia… Todo eso parecía estar detrás por ahora.
Incluso la incertidumbre de no saber hacia dónde ir se había disipado.
Por primera vez en mucho tiempo, sintió que estaba a salvo.
¿Pero adónde vamos?
Roben cabalgaba sin decir una palabra, enfocándose únicamente en avanzar rápido.
El grupo avanzaba a toda velocidad, y los soldados estaban alerta, preparados para cualquier ataque inesperado.
El silencio era tan tenso que Diarin temía que un simple comentario rompiera el equilibrio del ambiente.
Inicialmente, Roben tomó un camino que rodeaba las afueras de la ciudad.
Era una ruta tranquila y adecuada para mantener la velocidad.
Diarin asumió sin pensar que había preparado otra residencia como la que tenían antes.
Sin embargo, después de un rato, Roben cambió de dirección y comenzó a adentrarse hacia el centro de la ciudad.
¿Eh?
El inesperado cambio de rumbo puso a Diarin en alerta.
Aunque no tenía más remedio que confiar en Roben en ese momento, pensamientos como ‘¿y si…?’ o ‘¿podría ser que…?’ comenzaron a rondar su mente.
—Ceres…
Diarin llamó a Ceres en voz baja.
A pesar de su susurro, Ceres lo escuchó de inmediato.
Sintió un leve movimiento en el cuerpo de Ceres detrás de ella. Era una señal de que estaba escuchando.
—Si algo se siente raro, prepárate para huir rápidamente.
—Entendido.
La respuesta calmada y serena de Ceres ayudó a relajar los hombros tensos de Diarin.
Al fin y al cabo, estaba con alguien que era experto en combate. No tenía sentido que ella se preocupara en exceso.
Pero… ¿ya estamos en el centro de la ciudad?
El paisaje que los rodeaba se volvía cada vez más familiar.
Estaban en una de las avenidas principales de la capital de Racklion, una zona conocida por ser la más cara y próspera.
En este lugar, un intento de asesinato sería imposible sin provocar un conflicto abierto.
Espera… ¿Será que…?
De repente, Diarin ató cabos.
Roben estaba cabalgando hacia el camino que llevaba directamente al palacio imperial.
¿¡Es en serio!?
Los soldados los siguieron sin dudarlo.
Diarin y Ceres cruzaron también el camino que conducía al palacio.
El ‘¿será posible?’ se convirtió en realidad.
Roben los estaba guiando hacia su nuevo refugio: el Palacio Imperial.
Comments for chapter "62"
MANGA DISCUSSION