⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Diarin notó cómo la sirvienta retrocedía ligeramente y decidió presionar aún más.
—Ah, en serio. Las sirvientas del palacio imperial no son gran cosa. Carne.
—¿C-carne…?
—¿Qué otra cosa puede comer alguien con mala salud? Debe comer bien para recuperarse rápido.
—Mis disculpas. La traeré de inmediato.
—Rápido.
—S-sí, claro.
¡La oponente es fuerte!
Con la situación clara, la sirvienta inclinó la cabeza con docilidad.
Tendré que ir a despertar al chef, aunque sea a golpes.
Cualquier pensamiento de intentar obtener información sobre esas dos personas desapareció.
Las sirvientas del palacio imperial a menudo hacían trabajos de espionaje como actividad secundaria. Los nobles les pagaban en secreto para que descubrieran información comprometedora, y ellas aprovechaban su trabajo diario para recopilar datos.
Los recién llegados al palacio solían desconocer esto y, confiados, hablaban demasiado, se quejaban o dependían de las sirvientas.
Pero, aunque esos dos acababan de llegar el día anterior, no eran unos novatos.
No estaba claro quiénes eran, pero era evidente que daban miedo.
—Entonces, regresaré con la comida preparada.
—Ah.
—¿Sí?
—Para mí, solo té y un trozo de pastel.
—…Entendido.
Esa actitud caprichosa y complicada tampoco era normal.
La sirvienta inclinó profundamente la cabeza y salió de la habitación caminando hacia atrás.
Cuando la puerta se cerró por completo, Diarin exhaló el aire que había contenido.
—Huaa…
Ser una ‘persona difícil’ no era tan malo como pensaba.
Resultó que tenía talento para ello.
Con una expresión triunfante, Diarin miró a Ceres.
—¿Viste eso?
—Lo vi.
—¿Qué te pareció?
Ceres asintió con la seriedad de un juez evaluando un combate.
—La victoria es de Diarin.
—No hace falta desenvainar una espada para ganar.
—He aprendido mucho.
—No tienes que hacerlo exactamente como yo, pero con que hagas que el oponente sienta que sabes lo que está pensando y que puedes verlo a través, ya puedes ganar.
¡Esto es lo que llaman una pelea elegante y madura!
Diarin alzó los hombros con entusiasmo.
—Diarin está emocionada.
—…¿Qué?
—Quiere presumir.
—…
La sonrisa de Diarin desapareció de su rostro.
Oh, no…
Primero tenía que enseñarle cuándo era apropiado actuar así.
De lo contrario, Ceres se convertiría en alguien que atacara verbalmente sin distinción de tiempo, lugar o persona, como una ‘máquina de ataques indiscriminados’.
No sería diferente del escuadrón 8.
No podía permitirlo. No su joven maestro.
Jamás imaginó que Ceres también tendría talento para las batallas verbales, además de las físicas.
—Ceres, escucha. No puedes comportarte así con cualquiera ni en cualquier momento. Solo con las personas que te ataquen primero.
—¿’Atacar primero’? ¿Qué significa eso?
Por un momento, Diarin pensó que sería fácil enseñarle, pero pronto cambió de opinión.
Sin embargo, enseñar a alguien a hablar era mucho más sencillo que lidiar con una pelea física.
¡Hablar no debería ser un problema!
Entre las habilidades básicas de un sacerdote estaba la predicación.
Transmitir las palabras divinas de forma convincente y, si era posible, motivar a las personas para que apoyaran generosamente al templo.
…No, no es eso.
La misión de un sacerdote era transmitir las palabras de Dios incluso a los más humildes.
Para lograrlo, no bastaba con recitar las palabras sagradas tal como estaban escritas. Había que explicarlas de manera que incluso las personas analfabetas pudieran entenderlas.
Esto era perfecto para Ceres.
Con una victoria bajo el brazo, Diarin se sintió más confiada.
—Muy bien, cuando la gente despierte y empiece a hablar, comenzaremos.
—Entendido. …Ya están despiertos.
—¿Eh? ¿Ya?
Había pasado muy poco tiempo desde que la sirvienta salió a buscar la comida. No parecía que alguien pudiera despertarse tan temprano.
—¿Escuchas algo?
—Están hablando.
—¿Qué dicen?
—¿Por qué haces esto tan temprano, pervertido?, ¿No lo sabías? Por eso me gusta más, Pero al lado de…, ¿No es más emocionante así?
—¡Aaaaah! ¡Estos pervertidos de verdad!
La voz de Ceres era tan solemne y neutral como si estuviera leyendo las escrituras durante la oración matutina.
Escuchar ese tipo de conversación en un tono tan reverente parecía casi una falta de respeto a su propia voz.
Y también a los oídos de Diarin por tener que escucharlo.
Diarin intentó calmarse y reorganizar sus pensamientos.
Primero que nada, fui capaz de entender inmediatamente de qué trataba esa conversación…
En contraste, Ceres no parecía comprender nada mientras miraba a Diarin con curiosidad.
La reacción de Diarin, que quería taparse los oídos y gritar, era completamente opuesta a la indiferencia de Ceres.
—¿Qué significa ‘pervertido’?
Así es exactamente.
No reaccionar por no entender algo y no reaccionar por ignorarlo deliberadamente eran cosas que las personas podían distinguir fácilmente.
Bajo ninguna circunstancia debía permitirse que otros pensaran que nuestro cachorro, en realidad, era más ingenuo o vacío de lo que parecía.
Si eso sucedía, la posición de Ceres caería al fondo de la jerarquía.
¡No puedo permitirlo!
Diarin se fortaleció mentalmente.
Si no quería que pareciera vacío, solo tenía que llenarlo.
Ya fuera sobre temas serios, cosas inapropiadas o tonterías, conocer era poder.
¡La sexualidad no es algo de lo que avergonzarse!
Sin embargo, Ceres no sentía ninguna vergüenza al respecto.
Incluso si recibía una educación adecuada al respecto, probablemente tampoco se avergonzaría.
La única avergonzada aquí era Diarin.
…Como siempre.
Si la vergüenza es necesaria, me encargaré de cargar con ella yo misma.
Tras evaluar la situación, Diarin aceptó su destino.
Saber más podía hacer que uno se sintiera aún más avergonzado.
—Empecemos con la educación —declaró Diarin, entrelazando firmemente las manos con determinación.
Decidió que, a partir de ahora, no se sorprendería ni se sentiría desconcertada, sin importar las palabras que escuchara.
Al fin y al cabo, ¿qué pueden decir esos nobles degenerados?
Incluso un sacerdote es humano.
Aunque no tuviera experiencia romántica, su conocimiento teórico era impecable.
Eso se debía a que los sacerdotes más corruptos y mundanos del templo se encargaban de narrar historias que uno no deseaba escuchar.
( ¿Te has enterado? Esa sacerdotisa finalmente decidió renunciar a la vida clerical. )
( ¡Qué cosas! Supongo que el calor de un hombre resultó más tentador que el abrazo de Dios. )
( ¿No será que ese hombre era especialmente apasionado? Según otro sacerdote que compartía habitación con ella, se escuchaban ‘¡Ah! ¡Ah!’ toda la noche. Imagínate cuánto calor debía tener. )
( Jajaja, ¿qué tanto sería para no poder contenerse? Espero que no haya terminado con quemaduras. )
( Hmm… Viene por allá. Parece que sufrió graves quemaduras. No hace falta preguntar dónde, su forma de caminar lo dice todo. )
( Jejejeje… )
( ¡Uy, qué caliente! Ah, me refería a la sopa. )
En ese lugar, usaban un tono sagrado para hablar de las cosas menos santas.
Aunque Diarin prefería obsesionarse con el dinero y el éxito, no podía evitar escuchar todo tipo de historias. Y con el tiempo, resultaba útil.
—Dijeron: ‘Esta vez quiero hacerlo en la posición XX’. ¿Qué es la posición XX?
—¿…Qué?
Sin embargo, Diarin no tardó en enfrentar los límites de su paciencia.
El mundo era tan amplio como el abrazo de Dios, y parecía que este también albergaba a los pervertidos más extraños.
Ahora entiendo por qué es Dios. Yo los habría descartado en el infierno.
Lo que escuchaba era un desfile de conversaciones inapropiadas, algo que ella habría eliminado del mundo sin pensarlo dos veces.
—Espera… necesito organizar mis pensamientos.
—Entendido. Pero también dijeron ‘XXX está haciendo XX’. Creo que XXX se refiere a una parte del cuerpo y XX describe una acción.
—…Eso es correcto, pero…
En lugar de gritar, Diarin se agarró un mechón de cabello con frustración.
Si me quedo calva por esto, ¡voy a exigir una indemnización!
Era una cosa reírse de las conversaciones indecorosas entre sacerdotes descarados. Pero escuchar esas palabras salir de la boca de su joven e inocente cachorro agotaba su espíritu.
¡¿Por qué esas personas no pueden hablar de otra cosa?!
Aunque había decidido incluir educación sexual en su enseñanza, no esperaba que solo tuviera que centrarse en eso.
¡Quiero purificarlos con las llamas divinas!
Si desaparecieran del mundo, Ceres no tendría que escuchar ni repetir semejantes palabras.
Aun así, reprimió sus deseos más oscuros.
—XXX… es, efectivamente, una parte del cuerpo, como pensaste. Y se refiere a… —comenzó a explicar.
Sin importar lo avergonzada que estuviera, prefería enseñar que permitir que Ceres enfrentara burlas por su ignorancia.
—Entendido.
—Pero Ceres, jamás debes decir esas cosas. ¿De acuerdo? Es como aceptar comida de alguien que sabes que está envenenada y luego comerla.
—Ah, ya veo.
La explicación de Diarin encontró el nivel adecuado para Ceres.
Aunque al principio se sintió algo perdida, bastó con relacionar las situaciones con peleas o escenarios de riesgo mortal para que Ceres lo entendiera perfectamente.
—Dijeron: ¿Es cierto que le besaste el puente de la nariz a esa chica?
—…Ah.
Al menos ya no es una pelea física, sino una disputa amorosa.
Diarin se sintió aliviada.
Mientras al final de la pelea no le vinieran con preguntas como: Entonces, ¿es su culpa, verdad?, ¿Debería romper con él? o ¿Qué hago?, era lo más divertido del mundo.
Era como encontrar un trozo de chocolate escondido entre el pan: una historia dulce.
El tema principal de la pelea era:
—Aunque en esa fiesta el ambiente fuera algo sugerente, ¿cómo pudiste besar en la nariz a otra mujer justo frente a mí?
—Todo el mundo estaba en el mismo ambiente. Incluso había gente casada besándose en los labios con otros delante de sus parejas. ¿Por qué eres tú la única tan sensible al respecto?
Mientras escuchaba en silencio, Ceres lanzó de repente una pregunta adicional:
—¿Qué es un beso?
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