⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
La mente de Diarin se quedó en blanco.
Había escuchado algo que no debería haber oído.
Cuando la sorpresa era tan grande, ni siquiera quedaba espacio para el enojo.
—¿Q-q-qué…?
—Diarin puede convertirse en mi amante. Yo te amo, pero no necesitas amarme. Aunque sería bueno si lo hicieras… Yo puedo ganar dinero para ti, estar contigo todos los días y dormir contigo todas las noches. ¿Eso no es ser amante? —explicó Ceres con entusiasmo.
La paciencia de Diarin estaba al límite, completamente desgastada.
Lo único que la detuvo de explotar de inmediato fue esperar a que las doncellas, que estaban ordenando el baño, cerraran la puerta.
En cuanto las doncellas se inclinaron para despedirse y cerraron la puerta, Diarin golpeó sin piedad la espalda de Ceres.
—¡Miserable cachorro! ¿Dónde aprendiste esas cosas? ¿Amante? ¿Por qué siempre aprendes lo malo tan rápido, eh?
Este sí era un comportamiento que merecía ser castigado.
No había otra manera de corregirlo sin recurrir a la fuerza.
Ceres, aunque estaba siendo golpeado, protestó con frustración:
—¡Entonces Diarin debería amarme y ser mi pareja!
Las palabras de Ceres hicieron que las llamas en los ojos de Diarin resurgieran.
Este chico… ¿Había dicho ‘amante’ a propósito, sabiendo perfectamente lo que significaba, solo para molestarla?
Era difícil no pensar que lo había hecho a propósito.
—¡¿Cómo voy a amar a un cachorro tan descarado como tú?! ¿Cómo podría hacerlo?
—¡Entonces dime qué tengo que hacer para que me ames!
Ceres contraatacó inmediatamente, sin perder tiempo.
Diarin, respirando agitadamente, tuvo una realización.
¿Cómo es que nunca se queda callado?
Realmente había crecido mucho, este cachorro.
Ya ni siquiera era un cachorro. Ahora era un perro adulto, uno que había crecido tan grande y fuerte que daba ganas de echarlo fuera con su comida.
—…El amor… —empezó a gruñir Diarin, pero se detuvo.
Pensándolo bien, no era algo que debiera simplemente enojarla.
Nadie nace sabiendo lo que es el amor.
Algunas personas pasan toda su vida sin aprender a amar de verdad, lastimando a los demás en el proceso, mientras que otras sufren y agonizan por amor.
Pero ese no era el camino que quería para su cachorro.
Espera, no sabe cómo expresar amor correctamente.
Diarin se dio cuenta de que Ceres aún no entendía lo que era el amor verdadero, por lo que esto era prematuro.
Sin embargo, algún día llegaría el momento en que Ceres se enamoraría de verdad.
Y si en ese momento se comportaba como ahora, presionando de manera impulsiva a una joven noble…
Aunque, pensándolo bien, quizá a alguien podría gustarle…
¿Eh?
Diarin inclinó la cabeza, confundida por su propio pensamiento.
Ceres no estaba secuestrando, encarcelando ni violando a nadie. Solo estaba llorando y rogando por amor, lo cual podría ser atractivo para ciertas personas.
De hecho, si Diarin no estuviera intentando mantener la distancia, sus acciones podrían no haberle parecido desagradables en absoluto.
Incluso había momentos en los que el brillo posesivo en los ojos de Ceres o sus gestos inconscientes hacían que el corazón de Diarin se acelerara.
No, no, basta.
Sacudió la cabeza, tratando de despejar esos pensamientos.
No debía permitir que su mente se desviara.
Ella era como una figura de crianza para Ceres, y todo lo que él hacía le parecía adorable por esa razón.
Por supuesto, era un cachorro lindo, pero eso no tenía nada que ver.
Si algún día enfrentaba a una joven noble que había crecido con elegancia y educación, no podía actuar como lo hacía con Diarin.
Tendría que expresar su amor de manera más respetuosa y gentil.
Diarin decidió comenzar una ‘educación afectiva’ para su cachorro.
—Ceres, a la gente no le gusta alguien que solo piensa en sí mismo.
Los ojos de Ceres brillaron de confusión.
Parecía estar reflexionando, algo poco común en él.
—Entonces, ¿qué tipo de persona les gusta?
—Mmm…
Por poco Diarin responde ‘alguien guapo’ sin pensar.
La lista probablemente seguiría con ‘alguien rico’ y ‘alguien con buen físico’.
Para sorpresa suya, Ceres ya cumplía con dos de esos requisitos.
¿Es que ni siquiera necesito enseñarle?
Diarin volvió a tambalearse por dentro.
Incluso en los rumores entre los nobles, el aspecto de Ceres era suficiente para encender pasiones sin que nadie lo hubiera visto en persona.
Si empezara a mostrarse más, habría una fila de personas dispuestas a hacer lo que fuera por una mirada suya.
Bueno, quizá haya alguien que no se rinda tan fácil.
Aunque deseaba que Ceres encontrara a alguien que lo amara sin esfuerzo, sabía que la vida no siempre funcionaba así.
—Primero, si llegas de repente diciendo ‘¡Te amo!’, todos se asustarán y saldrán corriendo. Antes de eso, tienes que expresar algo como ‘Me interesas’.
—¿Cómo se hace eso?
—Eso es lo que voy a enseñarte ahora.
Diarin adoptó una postura seria, como si estuviera a punto de iniciar una clase formal.
—Primero, observa.
—¿Observar?
—Fíjate en lo que esa persona disfruta, lo que hace con frecuencia, ese tipo de cosas.
—Entendido.
Ceres asintió, demostrando ser un estudiante aplicado que escuchaba con atención.
—Por ejemplo, a Diarin le gustan los postres.
—Sí, es cierto. Exactamente así.
—Y también le gusta el dinero.
—…
Era cierto… pero…
Diarin no pudo evitar reflexionar si tal vez había hablado demasiado de dinero frente a su cachorro.
Deja el dinero para el final.
—¿Por qué?
—No deberías preguntar ‘¿por qué?’ ahí… —suspiró Diarin.
Este cachorro, que no entendía nada del mundo, parecía destinado a ser alguien que entregaría todo por amor, ya fuera su dinero, su cuerpo o incluso su dignidad.
—Por mucho que ames a alguien, primero debes amarte a ti mismo, y luego puedes amar a los demás.
—…Lo intentaré.
Su respuesta carecía de confianza, como si aquello fuera una tarea sumamente difícil.
Pero apenas era el comienzo.
A medida que conociera y tratara con más personas, poco a poco encontraría su equilibrio.
—Entonces, si aprendo a amarme, ¿después puedo amar a Diarin?
—…No. Espera un momento. Mejor busquemos a alguien a quien puedas amar, ¿de acuerdo?
De repente, la determinación de Diarin se encendió.
Estar encerrados en casa escuchando voces y dejando volar la imaginación no serviría de nada.
Aunque todavía le faltara un poco de experiencia, aprendería más rápido interactuando con las personas en el mundo exterior.
Su apariencia ya estaba más que lista.
Esperar a que perfeccionara también su carácter y modales llevaría demasiado tiempo.
—Muy bien, ponte la ropa como es debido.
Diarin se apresuró a ayudar a Ceres a vestirse mientras ella misma elegía un atuendo para salir.
Ceres se acercó silenciosamente por detrás y miró junto con ella el armario.
—Éste.
—¿Este?
Diarin dudó que un cachorro tuviera buen gusto, pero para su sorpresa, el vestido que Ceres señaló era el que a ella también le parecía el más bonito.
Todos los vestidos que Charlotte le había preparado eran lujosos y hermosos.
Cualquiera de ellos sería encantador y satisfactorio, pero aún así Diarin tenía sus preferencias.
—A Diarin le gusta esto.
—…
Un ligero escalofrío recorrió los hombros de Diarin.
No había sido una elección al azar…
Ceres había observado y aprendido sus gustos incluso antes de que Diarin le enseñara lo que era el amor.
Aunque el amor es algo instintivo, la profundidad de los sentimientos de Ceres a veces la intimidaba.
Sin embargo, los sentimientos humanos no son constantes.
Por más apasionado que sea el amor, dicen que no dura más de tres años.
En una habitación oscura, una sola vela puede parecer la luz más brillante, pero en un salón de baile lleno de candelabros, esa misma vela se vuelve insignificante.
—Muy bien, vámonos.
Al salón de baile.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
Cuando crías a un cachorro, lo más importante es proporcionarle comida adecuada, entrenamiento y paseos.
Diarin reflexionó sobre cómo había descuidado los paseos hasta ahora.
Por miedo a que Ceres ‘mordiera’ a alguien, lo había mantenido demasiado encerrado.
Pero para adaptarse, hay que conocer gente.
¿No tenía yo miedo de salir al principio cuando me convertí en sacerdotisa?
Ahora era una sacerdotisa experimentada, pero en los primeros días le aterrorizaba el contacto con los demás.
Los fieles corrían hacia ella como si fuera un talismán, creyendo que con solo tocarla recibirían bendiciones.
Al principio no sabía cómo establecer límites con las personas.
No sabía hasta dónde ayudar ni hasta dónde negarse.
De hecho, ni siquiera sabía que tenía derecho a negarse.
Así como había intentado vivir cumpliendo las expectativas de su familia, trató de ajustarse a lo que los demás esperaban de una sacerdotisa.
La experiencia es lo mejor.
Con el tiempo, aprendió que los seres humanos viven para sí mismos.
Cuando llegó al límite, buscó orientación y aprendió a decir que no.
Incluso descubrió cómo rechazar sin perjudicar sus propios intereses.
Aprender a relacionarse con las personas era como tener un arma en la vida.
Y cuando tienes un arma, dejas de tener miedo.
Ahora incluso podía dar la bienvenida a quienes se acercaban a ella.
( ¡Bienvenidos, queridos clientes! )
Los que conocían a la Diarin actual no podrían imaginar cómo era cuando recién comenzó como sacerdotisa.
Con esfuerzo, todo es posible.
Ceres, sin la timidez de Diarin, seguramente lo haría aún mejor.
Pero para empezar, había que intentarlo.
Así que Diarin, tomando a Ceres de la mano, salió decidida.
El palacio imperial, aunque limitado en espacio, siempre estaba lleno de nobles tratando de vivir allí. Por lo tanto, era fácil encontrar gente en cualquier lugar.
O eso pensaba ella.
—…¿Por qué no hay nadie?
El cielo era azul, y una brisa fresca soplaba suavemente en esa tranquila mañana.
Pero en el amplio jardín, lo suficientemente grande para albergar a cien personas, no había nadie más que ellos.
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