⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Conforme más gente se unía, también crecían los comentarios y bromas.
Ceres miró a las personas que lo rodeaban, observándolas una a una.
—¿Por qué? ¿Le incomoda que haya más ojos observándolo? No se preocupe, al final solo es para pasar el rato.
—Beber ya es placentero de por sí, ¿no es así?
—No.
Ceres respondió mientras miraba los rostros de cada uno, como si quisiera grabarlos en su memoria.
—El precio de la entrada.
—…Ah.
Era cierto, lo que alguien aprendía observando en su entorno resultaba crucial.
Ceres estaba convirtiéndose en una versión perfectamente lograda de un ‘Diarin 2.0’.
¡La actitud de querer sacar provecho de todo! ¡La firmeza de no hacer nada sin obtener algo a cambio!
Sin embargo, Diarin se sintió avergonzada.
Cuando lo hacía ella misma, se sentía completamente segura, pero verlo replicado por su cachorro la hizo enrojecer de vergüenza.
¡Aún es tiempo…!
Los ojos de Diarin se posaron sobre una botella de licor.
¿Lo incendio o no? ¿Lo incendio o no?
—¡Jajajajaja!
—¡Wow, qué persona tan decidida!
—¿…?
Sin embargo, la reacción de la gente fue sorprendentemente positiva.
Nadie murmuraba si era pobre ni se burlaban de él por ser materialista.
Ah… Claro, con esa cara.
Con su porte de joven aristócrata refinado, incluso su callada actitud se interpretaba como una confianza inquebrantable.
Vestido de manera ostentosa, todo lo que decía sonaba mejor de lo que realmente era.
Diarin, que estaba lista para incendiar el lugar y rescatar a Ceres si era necesario, soltó el aire y relajó el cuerpo.
Ceres no necesitaba ser salvado.
—Muy bien, como precio por presenciarlo… ¿qué tal si obtiene un deseo de cada persona presente, no solo del perdedor?
—De acuerdo.
Cuando Ceres asintió, la multitud vitoreó emocionada.
Ya no había escapatoria; había llegado el momento de comenzar el verdadero desafío.
El ambiente era más de un combate que de una simple competencia de tragos.
—Entonces, ¿quién de nosotros tomará el reto?
—¿Qué tal Lord Rigen?
—Lord Rigen suele beber despacio y con calma.
—Ah, cierto. Entonces… ¡el experto en bebidas, Lord Grelind!
—¡Oh, sí, Lord Grelind!
Incluso entre quienes bebían desde temprano, existían diferentes categorías.
Si ser de las categorías más altas era bueno o malo, nadie lo sabía.
Empujado por los vítores, un hombre dio un paso al frente.
Había bastantes rubios entre los nobles, pero este destacaba incluso entre ellos. Su cabello parecía plata pura, como si reflejara la luz.
Por un momento, incluso Diarin no pudo evitar mirarlo fijamente.
¿Qué?
Era un hombre notablemente atractivo.
Rasgos afilados, complexión robusta…
…Pero su rostro estaba completamente enrojecido.
—Parece que… ya está bastante borracho, ¿no?
No era sólo la percepción de Diarin; todos podían notar que ‘Lord Grelind’ ya estaba considerablemente ebrio.
—Parece que empezó a beber temprano…
—¡Hic! ¡No! ¡Eso es…!
Interrumpiendo los murmullos, Grelind levantó la voz.
Incluso su tono bajo y aterciopelado era agradable… aunque su lengua estaba completamente trabada.
Un momento era impresionante, al siguiente era un desastre.
Era justo como su cachorro.
—¡Es el alcohol de ayer! ¡Así que no cuenta como el de hoy!
—¡Oh, claro que sí!
—¡El alcohol de hoy es ligero, así que… a partir de ahora comenzamos frescos!
—¡Un verdadero experto en alcohol, Lord Grelind!
Grelind avanzó tambaleándose hasta sentarse frente a la mesa, quedando cara a cara con Ceres.
Con una sonrisa torpe y los ojos medio cerrados, murmuró:
—Hola… Encantado. Soy el famoso… príncipe de Sorven.
—¡…!
La despreocupada presentación de Grelind casi hizo que Diarin saltara de su asiento.
¿El príncipe de Sorven?
¿Era ese hombre?
Sorven, el enemigo con el que Ceres había luchado tan ferozmente en la guerra.
La guerra había comenzado por culpa de Sorven.
La primera Emperatriz, Olivia, fallecida en un trágico accidente, era la hermana del rey de Sorven.
Sorven había exigido investigar su muerte, esclarecer los hechos.
Pero Racklion, en lugar de indagar la verdad, decidió enterrarla. No tenía otra opción, ya que la responsable había sido Pelian, madre del segundo príncipe, que luego sería coronado Emperador.
El primer príncipe fue entonces aislado por completo en el palacio.
Sorven, al enterarse, pidió que al menos les entregaran al primer príncipe.
Racklion aceptó.
Pero el primer príncipe, en su camino a Sorven, fue atacado por asaltantes y desapareció sin dejar rastro.
Con la muerte de la Emperatriz y la pérdida del primer príncipe, el rey de Sorven, furioso, declaró venganza.
Sin embargo, el resultado ya era conocido.
Con la destacada actuación de la octava unidad, el ejército de Sorven fue aplastado. El rey de Sorven se arrodilló ante el segundo príncipe, y su hijo fue enviado como rehén a Raklion.
¿Ese hombre es el rehén?
Diarin quedó impactada por la actitud del supuesto rehén.
En lugar de estar encerrado en una habitación oscura, llorando o lleno de odio, había optado por escapar de la realidad con alcohol.
Grelind, el príncipe de Sorven.
Los presentes parecían acostumbrados a su comportamiento, nadie lo encontraba extraño.
Nadie… excepto Ceres.
—…¿Quién eres?
—…
—…….
El aire del jardín, que comenzaba a calentarse con la salida del sol, se enfrió repentinamente.
Frío.
Hacía mucho frío.
—¡Ah, ja, ja, ja! ¿No sabes quién soy? ¿No me conoces?
—No.
—¡Vaya! ¿Qué hacía usted encerrado que no sabe quién soy?
Grelind se sujetaba el vientre mientras reía a carcajadas.
La gente alrededor estalló en risas junto con él.
Ceres, por su parte, permaneció inmóvil, sin reír ni siquiera un poco.
Pensándolo bien, era posible que Ceres no lo conociera.
En el campo de batalla, quienes peleaban eran soldados, no miembros de la realeza.
Cuando las tropas de élite tomaron el palacio real de Sorven, la octava unidad se retiró inmediatamente. Así que nunca tuvo la oportunidad de encontrarse con la familia real cara a cara.
Sin embargo, no era un problema que Ceres no reconociera al príncipe.
Por favor, dioses… que ese maldito bocazas no mencione nada sobre la octava unidad.
Si la conversación derivaba hacia la guerra y Ceres terminaba revelando quién era en realidad, eso sería una catástrofe imposible de manejar.
Diarin comenzó a orar con la misma familiaridad con la que lo hacía últimamente.
Lista para prenderle fuego al cabello de Ceres si era necesario, Diarin mantuvo la mirada fija en sus labios.
Después de todo, sería mejor que se quemara el pelo a que muriera bajo la ira de aquel hombre.
—¡Pues eso es genial! Cuando no sabes nada del otro es cuando puedes hacer amigos de verdad, ¿no? ¿Eh? ¡Por eso estamos aquí bebiendo como si no supiéramos nada! ¡Salud!
—¡Salud! ¡Ja, ja, ja!
Ante el enérgico brindis de Grelind, todos alzaron sus copas y se unieron al jolgorio.
La escena era tan surrealista como inimaginable.
¿Esto es correcto…?
El príncipe del país enemigo, en el palacio del enemigo, bebiendo y riendo junto con los nobles del enemigo.
Si se borrara el contexto y solo se mirara a Grelind como individuo, parecía un hombre jovial y agradable.
Sin embargo, Diarin no estaba segura de si era adecuado que Ceres, un miembro de la octava unidad, chocara su copa con él.
—¿Empezamos?
—Sí.
Ceres levantó con una sola mano una copa tan grande como un cubo.
La multitud exclamó de asombro al unísono.
Incluso Grelind, que había estado tambaleándose, dejó de hipar y abrió los ojos como platos.
Sin embargo, rápidamente lo imitó, levantando también su ‘cubo’, aunque necesitó usar ambas manos para sostenerlo.
El líquido dorado que llenaba ambas copas parecía suficiente para embriagar con solo mirarlo.
—¡Entonces, comencemos! ¡Preparados, listos, ya!
Con la señal de Holian, los participantes comenzaron el desafío.
—¿Eh?
—¿Hm?
—¿Qué…?
Pero las cosas no se desarrollaron como la gente esperaba.
Glup, glup, glup.
Ceres bebió sin apartar los labios de la copa, como si tuviera un conducto directo en el esófago.
Normalmente, una competencia con ese tipo de copas duraba horas, con los participantes luchando por terminar el contenido. Muy pocos lo lograban sin pedir ayuda.
—Terminé.
Antes de que Grelind pudiera dar siquiera cinco tragos, Ceres ya había vaciado su copa.
Incluso Diarin, que desconocía que su ‘cachorro’ tenía semejante habilidad, se quedó boquiabierta.
El público, que lo había estado animando, quedó tan atónito que hasta los aplausos cesaron.
Ceres permaneció impecable, como si no hubiera bebido ni una gota.
—¡Todavía no se decide el ganador! Hay que lanzar la copa hasta ese árbol…
Holian intentó reanimar el ambiente con entusiasmo.
Sin embargo, antes de que pudiera terminar de hablar, Ceres lanzó su copa, que cortó el aire con un sonido agudo.
¡Crash!
La copa golpeó el árbol y se hizo añicos.
—Ah… esto… esto significa…
—Terminado.
Ceres declaró su victoria una vez más.
Grelind escupió el alcohol que aún tenía en la boca.
No era algo que pudiera solucionarse con esfuerzo.
—Vaya… esto es… impresionante…
—Gané.
—Sí, sí, ganó usted.
La victoria de Ceres fue aplastante.
Sin embargo, había sido tan abrumadoramente fácil que resultaba aburrido.
Incluso Diarin, que deseaba salir de allí cuanto antes, pensó: Esto es algo anticlimático…
Aunque no quería que Ceres permaneciera demasiado tiempo con ese grupo de borrachos, también deseaba que su hazaña se convirtiera en un tema memorable.
Fue entonces cuando alguien hizo un comentario.
—Bueno, quizá enfrentarse a alguien ya ebrio hizo que no tuviera un verdadero rival.
—Eso es cierto, pero…
Poco a poco, comenzaron a surgir intentos de invalidar la victoria de Ceres.
Diarin apretó los puños con fuerza.
Eran solo un grupo de personas divirtiéndose.
Si ella respondía con seriedad, terminaría siendo esa persona extraña que se tomaba todo demasiado en serio.
Había una forma de cambiar el ambiente. Pero era tan vergonzosa que no quería intentarla.
Sin embargo, no podía permitir que Ceres fuera menospreciado.
Decidida a sacrificarse, Diarin gritó:
—¡Kyaaa!
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