⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Ceres ganó!
Diarin saltó emocionada y corrió hacia Ceres, abrazándolo por el cuello.
Ceres, que esperaba impasible el anuncio del resultado, se sobresaltó.
Normalmente, era él quien abrazaba, y Diarin quien lo aceptaba.
Pero Diarin nunca lo había abrazado así antes.
Al ver el rostro de Ceres endurecerse aún más que después de haberse bebido todo ese alcohol, Diarin soltó una carcajada.
—¡Ganaste! ¿Por qué tienes esa cara? ¡Deberías estar sonriendo!
—Mmm…
Ceres no logró cumplir del todo con la actuación que se le pedía.
No entendía por qué debía sonreír, y menos aún cómo hacerlo cuando no le nacía.
Sin embargo, consiguió esbozar una ligera sonrisa.
Diarin lo había abrazado primero. Eso lo alegraba.
Pero, desde la perspectiva de los demás, aquella sonrisa parecía más bien un aviso del tipo: Si no reconocen mi victoria ahora mismo, usaré sus cabezas para preparar licor. ¿Quieren comprobarlo?
—Eh… Ce-Ceres… ¡Usted ha ganado!
—¡Oh! ¡Ahhh!
La gente, aunque algo incómoda, aplaudió con torpeza.
Con los aplausos, la tensión en el ambiente disminuyó un poco.
Holian dio un paso al frente para aclarar la situación.
—Entonces, Ceres, por favor díganos cuál es su deseo. Es un deseo que todos aquí debemos cumplir. Puede asignar tareas específicas a cada persona, si lo desea. ¿Están listos?
—¡Sí!
—¡Lo que sea!
—¿Qué deseo pedirá?
Todas las miradas se centraron en Ceres.
Diarin soltó el brazo de Ceres y se alejó un paso.
En ese momento, quien debía destacar era Ceres, y ella no debía interponerse.
Sin embargo, antes de que Diarin pudiera retirarse por completo, Ceres le agarró la mano con fuerza.
—¡…!
—Mi deseo…
Diarin, sobresaltada, giró hacia él.
Nadie pareció prestar demasiada atención al hecho de que Ceres le sostuviera la mano.
Después de todo, incluso entre conocidos, era habitual que los hombres ofrecieran su brazo o escoltaran a las mujeres.
Pero Diarin no estaba pensando en eso.
El deseo de Ceres, mientras sostenía su mano, parecía predecible.
No, no, no…
Diarin palideció y negó con la cabeza.
Que Diarin me ame, que me den a Diarin, quiero casarme con Diarin… ¡No! ¡Eso no! ¡Cualquier cosa menos eso!
¿Llegaría la desesperada súplica mental de Diarin a Ceres?
Eso solo lo sabría cuando él abriera la boca.
Ceres finalmente habló, con una solemnidad casi divina:
—Denme todo el dinero que tengan.
No, ah… ¿qué?
Diarin, que había cerrado los ojos con fuerza, los abrió parpadeando.
—¿…?
¿El deseo no era Diarin?
…¿No era ella?
¿Eso era posible?
Diarin se quedó momentáneamente sin palabras.
Ceres había pedido otra cosa que no fuera Diarin.
Por supuesto, eso era lo más lógico. Era lo correcto.
Pero Diarin jamás había considerado que algo así pudiera ocurrir.
Sin embargo, ocurrió.
En lugar de pedirla a ella, Ceres pidió dinero.
—¿Di-dinero?
—Sí, dinero. Todo lo que tengan.
—Ja, ja, ja… No puede ser, ¿dinero?
La gente intercambió miradas incómodas y risitas nerviosas.
Diarin, por su parte, miró hacia el cielo, desalentada por aquel ‘cachorro’ que ahora se comportaba como un ladrón.
Era de mañana, Ceres había bebido, pero por alguna razón, el cielo parecía amarillo.
No solo había empezado a pedir dinero en la calle, ahora también pretendía vaciar los bolsillos de los nobles con apuestas de alcohol.
Yo lo crié bien… creo. No entiendo cómo terminó así.
Diarin, olvidando por completo que ella misma siempre hablaba de dinero, se sintió profundamente afligida.
—Bueno, ya que fue una apuesta, debemos cumplir. ¿Le entregamos lo que tenemos ahora mismo?
Los ojos de Ceres brillaron, rodando como si estuvieran calculando algo.
Ahora Ceres tenía cierto sentido de la economía.
Sabía que el dinero no solo existía como efectivo, sino también en forma de cheques, bonos y cuentas bancarias.
Al darse cuenta de lo que Ceres tenía en mente, Diarin decidió… no detenerlo. De hecho, lo apoyó.
Desde el momento en que pidió dinero, no había vuelta atrás.
Bueno, ya que llegamos a este punto… ¡seamos grandes ladrones!
Así es como la gente termina aceptando ciertas cosas, poco a poco.
Sin embargo, Ceres superó incluso las expectativas de Diarin.
—Y también lo que ganen en el futuro.
—¿Pe-perdón?
Ceres hablaba en serio.
No solo quería todo el dinero que tenían, sino también cualquier ingreso futuro.
Pero una ambición tan extrema sonaba como una broma para algunos.
—Si hacemos eso, no podremos vivir en el palacio y nos echarán.
—Una apuesta es una apuesta.
—Claro, una apuesta es una apuesta… Pero, ¿qué tal si ahora le entregamos todo lo que tenemos y lo que falta se lo damos poco a poco, conforme lo pida?
La gente, entre risas, intentó suavizar el ambiente.
Porque, al final, cualquier juego debía terminar en diversión.
Verdaderamente, reunir todo ese dinero era algo positivo, pero las conexiones valían más que el dinero.
Si Ceres lograba convertirse en un joven maestro que dominara la alta sociedad, el dinero que podía obtener en el futuro superaría varias veces lo que estaba recaudando ahora.
Acepta la propuesta.
Diarin asintió ligeramente, apenas perceptible para los demás, pero lo suficiente para que el sensible Ceres lo notara de inmediato.
—De acuerdo.
—¡Uf! ¡Qué alivio! A partir de ahora, el hecho de que podamos seguir viviendo en el palacio real será gracias a la generosidad de Ceres. ¡No lo olviden, todos!
La tensa atmósfera que se había estado acumulando se disipó de inmediato.
La gente, riendo, comenzó a abrir sus bolsillos y a apilar dinero frente a Ceres.
En cuestión de momentos, se formó una montaña de dinero.
Aunque era solo el efectivo que solían llevar encima ‘dinero para encargos de los sirvientes o pequeñas apuestas como esta’, la cantidad era asombrosa.
Diarin, al ver semejante fortuna, no pudo evitar sentirse aturdida.
Vaya… esto es lo que significa ser un noble que vive en el palacio real.
Aunque sabía que eran nobles acaudalados, no dejaba de impresionarse al ver la facilidad con la que entregaban semejante suma sin mostrar el menor disgusto.
Eran personas de un mundo completamente diferente.
Pero, por otro lado, Ceres no parecía diferente a ellos.
A pesar de haber pedido el dinero, observaba la montaña acumulada con total indiferencia.
Ceres se alejaba cada vez más.
—Si bebes tanto de golpe, podrías sentir los efectos más tarde. ¿Estás seguro de que estarás bien? —preguntó Holian mientras observaba a Ceres con preocupación.
Desde el exterior, era imposible saber si Ceres había bebido agua o licor; su rostro permanecía tan impasible como siempre.
Algunas personas, incluso cuando están completamente ebrias, no lo muestran físicamente.
Aunque la apuesta había terminado de manera amena, si Ceres llegaba a desplomarse, sería un gran problema.
—Todavía no.
—¿Perdón?
Pero Ceres no estaba preocupado por los efectos del alcohol.
—El dolor del desamor sigue ahí.
—¿Eh? Ah… Oh…
Holian recordó de pronto las palabras que había usado al principio para tentarlo: ‘Nada mejor que el alcohol para curar un desamor’.
Aunque su expresión no parecía la de alguien sufriendo por amor, si él decía que estaba herido, debía creérselo.
Holian ofreció el máximo consuelo que podía brindarle.
—Oh, claro, claro. Es porque no has bebido suficiente. Si tomas un poco más, te sentirás mejor. ¿Qué tal si ahora te doy un trago de un licor realmente bueno que traje personalmente? Algo más fuerte y de mejor calidad podría ayudarte.
Desde el principio, el objetivo de Holian había sido atraer tanto a Ceres como a Diarin.
Incluso si habían perdido algo de dinero en el proceso, para el grupo la experiencia valía la pena.
Además, este club matutino de bebidas ni siquiera era un círculo importante en la sociedad del palacio real; era más bien un grupo periférico.
Pero ahora, contar con alguien tan notorio como Ceres participando era una fortuna.
Otros espectadores también se sumaron a la diversión, animados por el ambiente.
La alta sociedad del palacio real era, en esencia, un ecosistema salvaje.
Solo con hacerse notar entre los numerosos nobles ya habían recuperado el costo de las lujosas habitaciones del palacio.
—¡Bien! Entonces, en honor a la victoria de Ceres, ¡brindemos todos juntos!
Los miembros del club ofrecieron copas a los espectadores.
Un brindis para celebrar la victoria era algo aceptable, pensaron los presentes, y aceptaron sus copas sin problemas.
Aunque en las comidas matutinas era común tomar un pequeño aperitivo alcohólico, esto ya parecía algo mucho más serio.
—¡Por el vencedor del día, Ceres!
—¡Por Ceres!
Diarin también llevó su copa a los labios y bebió un sorbo.
Ah… hacía tiempo que no sentía este sabor. Es tan embriagador.
Aunque era una sacerdotisa que debía reprimir la avaricia, al final, seguía siendo humana.
Beber le causaba una sensación de euforia, y esa sensación era agradable.
Como la mayoría de las personas, Diarin también se sentía más alegre después de un trago.
—Parece que todos aquí son grandes bebedores. ¡Han vaciado sus copas por completo!
El ambiente entre los espectadores, que ya se había relajado con la primera ronda, se tornó aún más jovial.
Al escuchar a Holian, algunos soltaron risas ligeras.
—¿Qué tal otra copa para consolar a Ceres por su desamor?
—…¡Cof, cof!
Diarin, sorprendida por la inesperada observación de Holian, se atragantó.
Y para empeorar las cosas, se atragantó con el licor.
La garganta y la nariz le ardían como si estuvieran en llamas.
Incluso se le escaparon unas lágrimas.
Pero lo que más dolía no era la sensación física, sino la punzada en su conciencia.
Por favor, cálmense todos… ese ‘desamor’ lo provoqué yo.
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