⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Roben sonrió con una frescura abrumadora.
—Puede que ahora, al no estar en el campo de batalla, la situación sea menos intensa, pero una vez que ha sucedido una vez, no hay ninguna ley que impida que vuelva a ocurrir.
—Si no estamos en el campo de batalla, ¿por qué…?
Decir que esto no se acabaría con solo este intento…
Ya era bastante difícil vivir con la amenaza constante de ese loco atado a su vida, y ahora también tenía que soportar intentos de asesinato desde fuera. ¿Cómo podía Roben decirlo con tanta tranquilidad?
—Para algunos, la aparición de un héroe de guerra no es algo que deseen.
—Ah…
Diarin dejó escapar un gemido.
Donde hay gente, hay política.
Y los seres humanos hacen cualquier cosa para no perder sus propios intereses.
—Así que, por eso es importante que se presente en la sociedad como un distinguido joven.
—Un… distinguido joven…
Diarin se volvió para mirar al loco que estaba apilando huesos de pájaros como si fueran una montaña.
De repente, el mundo le pareció completamente absurdo.
Es difícil sentirse motivado por un objetivo que parece imposible de alcanzar.
Convertir a esa persona, más sensible que un perro, que es un experto en matar gente…
En un joven.
Un distinguido joven.
Un joven tan distinguido que todo el mundo diría: ¡Vaya! ¡Así que los miembros de la octava unidad son tan elegantes! ¡Qué héroe de guerra!
…Jajaja.
—… ¿Será eso posible?
—¿De verdad me pregunta eso la persona que tiene que hacerlo?
Roben respondió con una sonrisa, pero la indirecta en sus palabras golpeó a Diarin como un látigo.
Si no es posible, hay que hacerlo posible. ¿Qué tipo de pregunta es esa?
Es una frase que había escuchado muchas veces.
Definitivamente había vuelto del campo de batalla, pero parecía que estaba de nuevo en uno.
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—Ah, voy a volverme loca.
Aquella mañana, se había arreglado con un poco de carne asada, unas pocas hierbas y algunas frutas.
Era una comida tan precaria como cuando estaban completamente rodeados en el frente.
Roben le había pedido a Diarin que se encargara de las comidas por un tiempo.
El motivo era que la comida, al pasar por muchas manos, no podía garantizarse con absoluta seguridad.
A raíz del incidente con el intento de envenenamiento, todo el personal involucrado había sido reemplazado.
Y la identidad de Ceres se había vuelto un completo secreto.
Incluso si alguien se encontraba con él, el hecho de que estuviera viendo a un miembro de la octava unidad debía mantenerse en secreto.
Eso es fácil de manejar.
Solo tenía que mantener la boca cerrada.
Pero lo que ponía en la boca era otro problema.
Roben había dicho que enviaría los ingredientes, pidiendo encarecidamente que ella cocinara bien.
Haciendo caso omiso al hecho de que ella podría crear un veneno con esos ingredientes.
—¿Y qué pasa con mi boca? ¿Es que mi boca no cuenta?
Diarin estaba desanimada.
Ceres comía lo que se le daba sin quejarse.
Incluso si la cantidad era insuficiente, no decía nada.
Como Ceres comía bien, Diarin no tenía argumentos para protestar ante Roben.
Si al menos Ceres comiera de mala gana, podría decir: ¡No es justo que el joven se quede sin comer!
Pero que ella misma no comiera bien era solo un inconveniente.
Y la única respuesta que recibía era:
Vaya, ánimo.
Diarin se agarraba la cabeza con las manos mirando el resultado lamentable que había cocinado ese día.
Su habilidad culinaria era una verdadera ofensa para los ingredientes.
—Esto es peor que cuando estábamos rodeados y nos comíamos ratas…
En ese entonces, al menos, estaba rodeada junto con el cocinero.
Y resulta que, si se cocinaban bien, las ratas podían ser bastante comestibles.
Además, entonces al menos tenían la esperanza de que llegaran las tropas de rescate.
Pero esto podría durar meses, incluso años, lo que lo hacía aún más desesperante.
Pensar en comer esta comida durante años…
Y ni siquiera tenía esperanzas de que sus habilidades culinarias mejoraran con el tiempo.
—… ¿Eh?
De repente, un pensamiento pasó por su mente, y Diarin levantó la cabeza rápidamente.
¿Por qué había pensado que esto tomaría años?
La forma más segura de salir de esta situación dura y sofocante.
Era simplemente convertir a ese loco en un distinguido joven.
A otros sacerdotes les podría tomar años.
Pero ella era un súper sacerdote reconocido por el dios mismo, con poderes especiales y habilidades mágicas ultra poderosas, ¡el gran sacerdote número uno!
—¡Sí, eso es!
Además, Ceres ya estaba completamente empapado en procedimientos y hechizos.
Ahora que conocía la causa, resolverlo sería mucho más rápido.
Diarin se levantó de inmediato, sin dudar.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—Toc, toc, toc. La sacerdotisa ha llegado.
Diarin asomó la cabeza por la puerta primero.
Al no recibir ningún proyectil de bienvenida, asumió que podía entrar.
Después de todo, a Ceres no le importaba demasiado si alguien entraba, siempre y cuando no hiciera ruido.
Cuando algo realmente le molestaba, lo demostraba lanzando algo, de modo que no había necesidad de adivinar si le había molestado o no.
Ese era uno de los rasgos que Diarin había identificado en el loco durante los últimos días.
Y ahora, también, a Ceres no le importaba si Diarin entraba o no; él continuaba con lo suyo.
—…
Diarin quedó sin palabras al ver la escena ante sus ojos.
Ceres estaba en medio de la habitación.
Pero sus pies apuntaban al techo.
Estaba haciendo el pino.
Y no era un pino normal, era un pino extraordinario.
Ceres estaba de cabeza usando solo un dedo pulgar.
Mientras Diarin parpadeaba, vio cómo el pulgar cambiaba al dedo índice.
Luego del índice al medio, del medio al anular.
Cuando finalmente llegó al meñique y luego volvió al pulgar, Diarin negó con la cabeza, incapaz de creer lo que veía.
Entonces, Ceres comenzó a hacer flexiones en esa posición con solo el pulgar.
¿Por qué el mundo allí parecía estar al revés?
Diarin se quedó atónita ante el fenómeno que aún no comprendía.
Ceres, después de repetir el cambio de equilibrio desde el pulgar hasta el meñique unas diez veces, finalmente puso los pies en el suelo como una persona normal.
—…Vine… a hacerte un tratamiento…
¿Realmente ese cuerpo necesita tratamiento?
La palabra ‘tratamiento’ le resultaba dudosa.
—Sí.
Ceres se sentó tranquilamente para recibir a Diarin.
En los últimos días, al no haber recibido visitas y gracias a que Diarin no roncaba por las noches, Ceres parecía estar más tranquilo que al principio.
Solo el hecho de que ya no pareciera dispuesto a destrozar y morder a todo el mundo le daba a Diarin un respiro.
—Voy a acercarme un poco.
—Sí.
Diarin se acercó de puntillas.
Ceres, a pesar de haber estado luchando contra la gravedad momentos antes, no mostraba ni una gota de sudor.
Tampoco respiraba agitadamente.
Sin embargo, las cicatrices que parecían recientes resaltaban en rojo.
—Creo que sería mejor que te acostaras para el tratamiento.
Ante la sugerencia de Diarin, Ceres se acostó de inmediato en el suelo.
Por cierto, la habitación seguía en el mismo estado destrozado en el que estaba al principio.
Los muebles destrozados seguían esparcidos por el suelo.
Ceres se tumbó sobre la espalda sin importarle nada de eso.
—… ¿No sería más cómodo acostarte en la cama?
—No.
—¿No? ¿Te resulta incómoda la cama?
—Sí.
—¿Por qué?
—…
Ceres no respondió a la pregunta.
Simplemente parecía que algo le incomodaba.
—Entonces, ¿también duermes en el suelo?
—Sí.
Como nunca lo había visto dormir, excepto cuando lo hacía inconsciente, no lo sabía.
La cama en la habitación de Ceres se veía tan grande y cómoda como la de Diarin.
A menos que tuviera espinas en lugar de un colchón, no entendía por qué podría ser incómoda.
Aunque no entendía la razón, si él decía que le resultaba incómodo, no había mucho que hacer.
—Bueno, entonces empezaré.
Diarin era una adulta sensata que prefería mantener la paz a satisfacer su curiosidad.
No había necesidad de insistir y arriesgarse a irritar a Ceres.
Diarin se preparó para cualquier eventualidad, asegurando el silbato en su manga para poder sacarlo rápidamente si lo necesitaba.
—Dime si sientes alguna molestia.
Ceres asintió brevemente.
Parecía no importarle lo que hiciera alguien en quien había depositado su confianza.
Observaba su propio cuerpo como si no fuera suyo.
Esa actitud incomodaba a Diarin.
Era como mirar a un ser que parecía humano, pero que realmente no lo era.
Todavía no sabía qué lo había convertido en lo que era.
Pero pronto lo averiguaría.
Diarin comenzó a concentrarse en el cuerpo de Ceres, canalizando su energía sagrada.
—Hmm…
Sin embargo, una vez más, no hubo grandes resultados.
Aunque examinó cada rincón del cuerpo, no encontró nada concreto.
Solo observó signos de cicatrices antiguas tratadas y vestigios de un débil encantamiento.
Eso era todo.
No pudo encontrar la causa que explicara por qué Ceres se comportaba como un loco tan sensible.
—¿Recuerdas qué tipo de tratamientos has recibido hasta ahora?
Ceres, en lugar de responder, miró a Diarin con ojos vacíos.
Era alguien que entrenaba sin importar si sus heridas se abrían o no.
No había forma de que recordara qué tratamientos había recibido.
—No hace falta que lo recuerdes.
Diarin decidió no ser demasiado ambiciosa.
Al menos, así estaba cumpliendo la voluntad de los dioses.
Una vida de desprendimiento.
Diarin dejó ir todas sus expectativas sobre Ceres.
—Voy a tocar tu espalda. Date la vuelta, por favor.
Los guerreros son todos especialmente sensibles en la espalda.
Siempre existe la posibilidad de un ataque sorpresa desde atrás.
Un solo error podría costarles la vida.
Ceres, sin decir nada, hizo lo que Diarin le pedía.
Aunque Diarin examinaba con cuidado las cicatrices en su espalda, Ceres no mostró ninguna reacción.
Los soldados solían soportar pero siempre mostraban alguna señal de incomodidad.
Ceres realmente parecía no considerar su cuerpo como algo propio.
Era como si se pudiera ver la dura vida que había llevado.
Aunque ella no estaba para velar por los derechos humanos de los demás, sentía cierta tristeza por su situación.
Ojalá pudiera llegar a ser un verdadero joven distinguido y vivir una buena vida.
Ese camino también llevaría a Diarin a liberarse y encontrar su propia felicidad.
Al fin y al cabo, era el mismo camino que debía seguir.
Si me esfuerzo lo suficiente, algo saldrá bien, ¿verdad?
No había otra opción más que esforzarse al máximo.
Escapar engañando al Imperio, al ejército y al templo era menos probable que arriesgar la vida y convertirlo en un verdadero caballero.
Fue en ese momento cuando ocurrió algo inesperado.
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