⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Reconoce la verdadera belleza, tiene una profunda perspicacia y…
Las palabras que Roben forzó a salir eran, en su mayoría, adornos innecesarios.
Sin embargo, entre todo lo que escuchaba con atención selectiva, había algunas frases que se quedaban en la mente.
A menos que alguien esté altamente entrenado, tiende a expresar primero las palabras más cercanas a sus sentimientos reales.
Aunque los elogios de Roben eran variados, no mencionó que el Emperador tuviera una risa sonora, que fuera amable o que manejara bien la espada. Esto significaba que esas cualidades no estaban presentes.
En la mente de Diarin, la imagen del Emperador comenzaba a tomar forma.
Alguien que aprecia a los competentes pero no da afecto, un gobernante frío e impenetrable.
En resumen, ‘una persona que sacrificaría sin piedad a los perros de caza cuando la cacería haya terminado’.
Un líder cuyos métodos de selección eran impredecibles, así como el momento y la forma en que eliminaría a sus herramientas.
Además, Roben mencionó de pasada que el Emperador prefería la plata al oro y el negro al blanco.
—Gracias por esforzarte en recordar todo esto.
—Espero… que sea de ayuda…
Roben, cuyo rostro ya lucía sombrío al entrar a la habitación, parecía ahora tan pálido que podría desplomarse y morir en cualquier momento. Su apariencia era tan precaria que daba miedo.
—Bien, entonces intentaré prepararme con base en la información que me diste. Ah, por cierto, ¿el segundo príncipe está tranquilo porque cree que todos los miembros de la Octava Unidad están muertos?
—¿Eh? ¿Por qué mencionas al segundo príncipe de repente…?
El agotado Roben levantó la cabeza de golpe, claramente sorprendido.
No era una pregunta tan inesperada. De hecho, fue la reacción de Roben lo que resultó más llamativa.
—No ha habido ningún intento de asesinato ni persecución desde que entramos al palacio. Así que…
De hecho, había sido Roben quien advirtió inicialmente que el palacio podría ser aún más peligroso.
Si realmente hubieran querido matar a alguien, ya lo habrían intentado.
Después de todo, para los miembros de la familia imperial, no había lugar más cómodo que el palacio para ejecutar tales actos.
—Ah, ya veo… Sí, parece que es así.
—Supongo que no hay noticias recientes de ese lado.
—No, ninguna en particular…
—Entiendo. Bueno, en cualquier caso, ya no es algo relevante.
Diarin cambió el tema con una sonrisa ligera.
Roben también esbozó una sonrisa forzada.
—Entonces, investigaré sobre los textos relacionados con magia ritual y me pondré en contacto.
—Sí, no creo que sea necesario que te apresures o te esfuerces demasiado. De todos modos, si ya no es necesario que parezca un joven noble, no hay prisa.
—De acuerdo, entendido. Entonces…
Roben miró brevemente a Ceres antes de retirarse.
Incluso después de que la puerta se cerró, Diarin permaneció mirando hacia el lugar por donde Roben había desaparecido.
Aunque se despidió sonriendo, su mente estaba completamente helada.
—Ceres, ¿alguna vez te he enseñado que en este mundo no puedes confiar en nadie excepto en ti mismo?
Hasta ahora, solo había confiado en Roben.
Había demostrado tanta dedicación en su trabajo que parecía sentir una genuina compasión por Ceres.
Pero los sentimientos son invisibles, y por tanto, ligeros.
Incluso una pequeña restricción de la realidad puede sacudirlos y hacerlos desaparecer.
—Usar a alguien o no es una decisión personal, pero al menos asegúrate de no ser utilizado.
Parece que será necesario prepararse desde otro enfoque.
Ante la fría determinación de Diarin, Ceres respondió de manera despreocupada:
—Puedes usarme, Diarin.
—…
—Pero haz una excepción conmigo. Solo conmigo.
Al principio, Diarin había planeado simplemente ocuparse de su propio asunto y salir de la situación.
¿Ahora?
Si alguien toca a mi cachorro, lo morderé junto con ellos.
Ceres ya se había convertido en el cachorro de Diarin.
Aunque no pudiera corresponder al amor de Ceres, rezaría para que tuviera una vida feliz. Incluso si no se encontraban, se preocuparía por saber si estaba a salvo y cómodo.
Los pensamientos de Diarin se hicieron más profundos.
La recuperación de los recuerdos de Ceres ya no parecía urgente. Sin embargo, la duda sobre si podía confiar en los textos rituales que traería Roben persistía.
La magia relacionada con la memoria podría convertir a una persona en un desastre si algo salía mal.
Si alguien hubiera manipulado esos textos, sería un completo desastre.
—Quizás deba ir en persona.
Cada templo tenía su propia colección única de textos rituales.
Dado que este templo estaba dentro del palacio imperial, podría tener objetos raros o difíciles de conseguir en otros lugares.
Aunque Merian estaba del lado del segundo príncipe, Charlotte había dicho: No todos los sacerdotes están de acuerdo con él. Visitar el templo podría no ser tan peligroso.
Además, Diarin, en este momento, parecía una dama noble común.
—Ceres, ¿puedes quedarte solo en la habitación?
—No.
—¿Podrías pensar un poco antes de responder?
—Hmm… No.
—…
Quién diría que realmente pensaría antes de responder.
La pregunta era inútil de todos modos. Ceres ahora era capaz de mentir hábilmente cuando lo deseaba.
Pero llevarlo al templo era un riesgo.
Si Merian había lanzado un hechizo sobre los miembros de la Octava Unidad, reconocería inmediatamente a Ceres.
¿O no?
Diarin miró a Ceres con curiosidad, empezando a dudar de sus propios pensamientos.
El Ceres que conoció al principio y el Ceres actual eran personas completamente diferentes.
Incluso Diarin, al comparar a ambos Ceres, no podía verlos como la misma persona debido a las marcadas diferencias.
No, aún así, no tiene sentido correr riesgos innecesarios.
Si Merian no era el único sacerdote involucrado, el peligro se multiplicaría.
Si uno solo de ellos se enteraba de que un miembro de la Octava Unidad había escapado al refugio del tercer príncipe, los intentos de asesinato comenzarían de inmediato.
Después de todo, los asesinos ya los habían perseguido hasta la mansión secreta.
Y en el palacio, que era prácticamente el patio del segundo príncipe, sería aún más fácil matarlos y encubrirlo.
—Voy a ir al templo, pero podría ser peligroso si algún sacerdote allí te reconoce, Ceres.
Ceres permaneció en silencio, como si comprendiera las palabras de Diarin.
Sin embargo, aunque no dijo nada, sus dedos agarraron suavemente la manga de Diarin.
Al sentir cómo tiraban de su ropa, Diarin miró hacia abajo y, sorprendida, estalló en una carcajada.
—¿Y esto qué es, Ceres?
—Un acto lindo.
—¡Ah, por el amor de Dios!
¿Ahora había aprendido a hacer cosas lindas además de las bonitas?
Definitivamente, aprende rápido.
—¿Puedo acompañarte al menos hasta la entrada del templo?
—Hmm… Bueno, está bien. Dudo que los sacerdotes anden merodeando por todas partes.
Para el público general, los sacerdotes parecen personas tranquilas que se dedican únicamente a orar.
Pero en realidad, los sacerdotes están extremadamente ocupados.
No hay sirvientes ni ayudantes en el templo. Todas las tareas, desde las más pequeñas como limpiar, cocinar y lavar, hasta las más grandes, como decorar para ceremonias, mover muebles, y preparar el altar, las hacen ellos mismos.
A esto se suman los estudios de teología, atender a los visitantes del templo y los rituales diarios. Desde el momento en que abren los ojos hasta que se acuestan por la noche, los sacerdotes no tienen tiempo libre.
Esto no sería muy diferente en el templo dentro del palacio imperial.
Diarin, optimista, se preparó para salir de la habitación.
—Ah, pero si te encuentras con un sacerdote que conozca tu rostro…
Darse la vuelta o esconderse sería más sospechoso.
Diarin miró fijamente el rostro de Ceres, buscando una solución.
Con ese rostro tan atractivo, destacaría haga lo que haga… Para no llamar la atención, tendría que cubrirse.
—Vamos a taparlo.
Además, Ceres ya tenía una narrativa preparada: era un joven afligido al borde de la desesperación tras un desamor. Si llegaba a ser necesario, siempre podría fingir que lloraba.
Si se metía en el regazo de Diarin o escondía su rostro en su hombro mientras fingía llorar, sería perfecto para ocultarlo.
El único problema era…
—Ceres, ¿puedes llorar?
—¿…?
—…Olvídalo.
Por la expresión de Ceres, parecía que llorar sería aún más difícil que sonreír.
Aunque últimamente, de vez en cuando, mostraba algo parecido a una sonrisa.
¿Llorar?
¿Ceres llorando?
Era absurdo.
—¿Puedes al menos fingir que lloras?
Aunque, si era una actuación, tal vez fuera posible.
Ceres era bueno en cualquier cosa que implicara usar su cuerpo.
Ceres miró al techo por un momento, como si estuviera recordando algo.
El gesto hizo que Diarin sintiera un leve entusiasmo, como si estuviera a punto de presenciar una actuación realista.
—No creo que pueda llorar de verdad.
—¡No importa! ¡Solo finge que lloras!
—Eso sí puedo hacerlo.
¡Qué confianza tan contundente!
Ceres siempre decía si no podía hacer algo. Si lo afirmaba con tanta seguridad, significaba que realmente era capaz.
Diarin lo miró con ojos llenos de expectativa.
¿Qué tipo de actuación magistral presenciaría?
Ceres tomó una pequeña bocanada de aire y abrió la boca.
—¡Buaaa! ¡Buaaah! ¡Waaaah!
—…
—¡Aaaaah! ¡Buaaa! ¡Huaaaaah!
Diarin agitó sus manos, tratando de recuperar la compostura que estaba a punto de perder. Finalmente, terminó cubriéndose la boca con las manos.
La actuación fue, de hecho, magistral.
Sin cambiar ni un poco la expresión, Ceres logró emitir sonidos de llanto desgarradores con una habilidad vocal impresionante.
Pero estaba llorando de forma demasiado dramática.
…Era un sonido que le resultaba vagamente familiar.
—¿Lo hice mal?
—…No necesitabas llorar tanto.
—Así lloraba Diarin.
—¡No lo digas!
Diarin deseó desaparecer de la vergüenza.
Eran los mismos sollozos que había emitido la vez que Ceres corrió hacia ella al escucharla llorar.
Era un recuerdo que ella misma quería borrar por completo, ya que había llorado como una niña pequeña. Y ahora, Ceres lo imitaba a la perfección, hiriéndola por segunda vez.
De verdad eres un maldito perro insoportable.
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