⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Diarin le enseñó a Ceres a llorar suavemente con un simple snif, snif en lugar de sollozar ruidosamente.
—Solo haz un snif mientras escondes tu rostro en mi hombro.
—¿Así?
Ceres enterró su rostro en el hombro de Diarin y la abrazó con fuerza. Incluso rozó su mejilla contra el hombro de ella.
Era evidente que estaba disfrutando demasiado de la situación, como si estuviera aprovechando la oportunidad al máximo.
—Hazlo con menos efusividad.
—Es difícil.
—¡Eres bueno en todo lo demás y esto dices que es difícil!
Este embaucador estaba volviéndose más habilidoso con sus engaños cada día.
Ceres levantó la cabeza bruscamente y miró a Diarin con ojos llenos de falsa indignación.
—Es verdad.
—…
Ese, ese descaro absoluto.
Era tan descarado como cuando había fingido llorar perfectamente antes. Ya debería haberlo sabido. Este sinvergüenza no tiene remedio.
Diarin lo fulminó con la mirada, sin dejarse intimidar por su actitud.
—¿Quieres que te deje aquí?
—Es difícil, pero puedo hacerlo.
Tal vez era hora de dejarlo y regresar sola al templo.
Diarin contempló seriamente la idea.
—Falta poco… ya casi terminamos…
Si esto fuera un trabajo, seguramente sería como llevar una carta de renuncia en el bolsillo.
No es que le disgustara Ceres, pero en este momento deseaba desesperadamente ‘renunciar’.
—Si puedes hacerlo, basta. Vámonos ya.
Diarin ajustó la ropa de Ceres por última vez y tomó su brazo.
En el palacio, las mujeres siempre caminaban con el brazo de su acompañante entrelazado, sin importar a dónde fueran o con quién estuvieran. Caminar separados sería más llamativo, así que Diarin tomó el brazo de Ceres.
Justo antes de abrir la puerta, Ceres dijo de repente:
—Hay alguien fuera.
—¿…Alguien?
¿Podrían ser asesinos?
Diarin se congeló y detuvo su paso hacia la puerta.
Pero Ceres negó con la cabeza y abrió la puerta de golpe con fuerza.
—¡Ay, madre mía!
—¡Aaaah!
—¡Ay!
Varias personas que estaban justo detrás de la puerta cayeron al suelo del pasillo.
Diarin abrió los ojos como platos y observó a las personas tiradas en el suelo.
Había algunos rostros conocidos, otros que había visto una o dos veces de pasada, y algunos completamente desconocidos.
—¿Qué hacen todos aquí? …¿Duque Retio?
—¡Jajaja! ¿Retio? Decidimos que me llamarías Holian, ¿no es así?
Entre ellos estaba Holian.
El famoso Duque Fronterizo Retio. O eso decía la leyenda. En realidad, no había ninguna leyenda. Solo estaba el borracho Holian delante de ella.
Cuando era sacerdotisa, el poderoso conde nunca habría osado mirarla a los ojos. Pero ahora, Diarin lo miró con los brazos cruzados y una expresión de exasperación.
—Muy bien, señor Holian. ¿Podría explicar por qué estaba en una posición tan sospechosa, como escuchando detrás de mi puerta?
—Bueno, escuché un llanto fuerte, ¿sabe?
—…Ah.
Diarin miró rápidamente a Ceres y le hizo un gesto con los ojos.
Ceres, que estaba observando en silencio, siguió el plan que habían practicado. Escondió su rostro en el hombro de Diarin.
—Snif.
—¡Oh, cielos!
—¿Por qué mencionaste eso?
Aunque la actuación era bastante mala en comparación con antes, los demás, que ya habían oído los sollozos previos, se tragaron la mentira sin cuestionarla.
Ante las miradas de reproche de los demás, Holian no tuvo más remedio que disculparse repetidamente.
—Oh, lo siento mucho. Pero, ¿a dónde van llorando de esa manera?
—Pensé que una visita al templo podría ayudar a consolar el corazón.
—¿Sabe el camino?
Holian pareció animarse. Las miradas de los demás también brillaron de entusiasmo.
—Ah… no.
—Entonces permítanos acompañarlos. ¡Es un laberinto llegar allí!
—¡Sí! ¡Es un camino largo!
La intensidad con la que los demás ofrecieron ayuda hizo que Diarin retrocediera un poco.
¿Era realmente una buena idea llevar a este grupo de toros enfurecidos?
—Además, en el camino o en el templo podrían encontrarse con gente del Palacio del Segundo Príncipe.
—Ah…
No había pensado en eso.
Había estado tan encerrada en el Palacio del Tercer Príncipe que no había considerado esa posibilidad.
Aquí, al menos, incluso los nuevos miembros estaban en el mismo bando y eran amistosos. Pero si se encontraban con personas del bando opuesto, del Segundo Príncipe, podrían surgir problemas.
Con el conocimiento limitado de las intrigas del palacio que tenían tanto ella como Ceres, no sabían hasta qué punto podrían lidiar con la situación. Definitivamente era peligroso.
—Entonces, ¿podríamos aceptar su guía?
—¡Por supuesto! ¡Vamos juntos!
Holian, con naturalidad, se colocó al frente y extendió el brazo hacia Diarin.
Era normal que la persona más importante del grupo escoltara a la mujer más destacada. Pero Diarin, sonriendo, rechazó la oferta. Si aceptaba, Ceres tendría que escoltar a otra mujer.
—Ceres es algo tímido con la gente nueva…
—Ah, entiendo.
Holian no insistió y retiró su brazo con una sonrisa.
—Se dice que en la ópera ni siquiera le dio un beso en la mano a la señorita Arien.
—…
Las noticias en el palacio viajaban rápido.
Diarin cerró la boca y siguió caminando en silencio.
Lo mejor era simplemente ignorar los rumores y seguir adelante.
—Por aquí.
Holian también, al darse cuenta, no insistió más y comenzó a caminar.
Detrás de ellos, unas diez personas caminaban en grupo, creando la impresión de un pequeño ejército.
Las luchas en el palacio no se resolvían con los puños, sino con palabras, presencia, y reputación.
La fuerza bruta de Ceres no era precisamente una herramienta útil dentro del palacio.
En ese sentido, los acompañantes del Palacio del Tercer Príncipe eran un apoyo bastante sólido.
A medida que se alejaban del palacio, la presencia del grupo se hacía aún más notable.
En el camino hacia el templo, encontraron tanto personas del Palacio del Tercer Príncipe como del Segundo Príncipe.
—Aunque no sea hora de ceremonias, qué devotos son algunos —murmuró Holian con un suspiro.
Para alguien como él, que parecía no tener razones para visitar un templo en toda su vida, ese comentario era comprensible.
No había conexión alguna entre quienes visitaban el templo para orar y Holian, que bebía desde la mañana. Por eso, incluso los miembros del Palacio del Tercer Príncipe se limitaron a saludos incómodos y breves antes de continuar.
Sin embargo, los miembros del Palacio del Segundo Príncipe mostraron claramente miradas de desprecio.
—Parece que no se llevan nada bien —comentó Diarin.
—Es natural. Las facciones llevan divididas bastante tiempo —respondió Holian.
Si la división comenzó con el nacimiento de Sebian, ya había pasado suficiente tiempo como para que las rivalidades se profundizaran.
—Aun así, no esperaba que fueran tan abiertamente hostiles.
—Últimamente ha empeorado. Su Alteza el Segundo Príncipe está empezando a consolidar su posición…
Incluso Holian, que parecía no preocuparse por nada, eligió cuidadosamente sus palabras.
Aunque habló de manera indirecta, Diarin entendió perfectamente el mensaje.
El nombramiento del príncipe heredero se estaba retrasando indefinidamente.
Después de la desaparición del Primer Príncipe, se asumió que el Segundo Príncipe sería el próximo heredero. Sin embargo, la llegada del Tercer Príncipe complicó las cosas. Con el creciente apoyo al Tercer Príncipe, el Segundo Príncipe estaba haciendo todo lo posible para asegurarse el título. Naturalmente, sus partidarios estaban más tensos que nunca.
Diarin tomó a Ceres del brazo y lo guió de manera que su rostro fuera lo menos visible posible.
Ceres era el golpe final que podía derribar al Segundo Príncipe. Por alguna razón, Diarin sintió que debía ocultarlo.
Afortunadamente, con el grupo rodeándolos, sería difícil que alguien reconociera a Ceres desde lejos. Fue un alivio que Holian hubiera propuesto acompañarlos; tendría que buscarle un buen vino como agradecimiento más tarde.
—Ya hemos llegado. Nosotros, hmm, esperaremos afuera —dijo Holian mientras se detenían frente al templo.
—¿Por qué?
—Si entro oliendo a alcohol y me atrapa algún sacerdote, me regañarán.
Como era de esperarse, Holian desprendía un evidente olor a alcohol.
Incluso si Diarin aún fuera sacerdotisa, lo habría reprendido de inmediato.
El hecho de que no hubiera cuestionado desde el principio la idea de un hombre ebrio visitando el templo indicaba cuánto había cambiado desde su tiempo allí.
—Entonces, volveremos pronto.
—Claro, vacía tu corazón mientras estés dentro.
Holian permaneció en la entrada, mientras algunas personas del grupo acompañaron a Diarin y Ceres dentro del templo.
Sin embargo, no parecían ser personas que visitaran el templo con frecuencia.
—¿Qué es esto? —preguntó uno, señalando un objeto.
—Eso es el ‘Agua Sagrada de las Lágrimas Divinas’. Se coloca aquí como un recordatorio de que la divinidad siempre nos observa y llora por nosotros. Tócalo con tu dedo índice y aplícalo en tu frente.
—¡Oh, qué interesante! ¿Así? ¿Así? ¿Y esto qué es?
—Sí, así es. Esto simboliza el alimento que la divinidad nos otorga. Es un recipiente con granos. Solo toma uno y colócalo en tu boca al entrar.
Diarin explicó con paciencia, guiando sus manos y mostrándoles cómo hacerlo.
Su faceta de sacerdotisa, que había permanecido dormida durante tanto tiempo, volvió a activarse.
Las personas, encantadas con la experiencia, se reían mientras entraban al templo.
Diarin, que se quedó atrás, se acercó a Ceres.
—Ceres, ¿es la primera vez que ves algo así?
—Sí.
Diarin tomó la mano de Ceres, dispuesta a enseñarle como a los demás. Pero de repente se detuvo, como si hubiera tenido una idea.
En lugar de guiarlo directamente, mojó su propia mano en el agua sagrada y la aplicó en la frente de Ceres.
Ceres parpadeó, mirando a Diarin.
—Que la divinidad llore por ti.
Luego, tomó tres granos de los que estaban en el recipiente y los acercó a los labios de Ceres.
Él abrió la boca, y con la punta de la lengua, recogió los tres granos.
El toque cálido y húmedo de su lengua rozó los dedos de Diarin antes de desaparecer entre sus labios.
La suave y cosquilleante sensación permaneció en los dedos de Diarin.
Aun algo aturdida, Diarin recobró la compostura y completó la bendición.
—Que encuentres paz en tu vida.
Era una bendición reservada para días especiales, pronunciada únicamente por sacerdotes.
Diarin lo deseó más sinceramente que nunca en su vida.
Que la divinidad aliviara las penas de este hombre desafortunado.
Que su vida dejara de ser tan trágica.
Con fervor, oró por él.
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