⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Gracias a la recuperación de Nora, la sombra que se cernía sobre el palacio comenzó a disiparse. Teniendo en cuenta las repercusiones que habría tenido si algo le hubiera pasado, era comprensible.
El asunto de la reforma religiosa ya era suficiente para mantener al reino ocupado con divisiones internas. El rey Bayezid y el príncipe Ali querían enviar un embajador al Imperio sobre este incidente, pero los detuve. O más bien, hablé directamente con el príncipe Ali y resolví la situación.
—Me aseguraré de que se deje claro que la familia real de Safavid no tiene responsabilidad en el intento de envenenamiento del joven príncipe de Nuremberg. Sabemos muy bien quién está detrás de todo esto. A cambio, ¿podrías darme una copia en lengua común de ese panfleto llamado El Debate que está circulando por aquí?
—Estaría agradecido si me hicieras ese favor, pero ¿cómo sabes de ese panfleto?
¿Me creerían si dijera que vengo del futuro? El hecho de que algunos ex clérigos, excomulgados por el Vaticano, se habían refugiado en Safavid y estaban distribuyendo panfletos denunciando la corrupción de la Iglesia no se descubriría hasta mucho después. Y cuando eso salió a la luz, fue el inicio de una larga guerra fría entre nuestro Imperio y Safavid, y ese panfleto nunca llegó a nuestro territorio.
Sonreí mientras miraba a los ojos claros y amarillos del joven príncipe.
—Espero que no pienses que permitiré que el Vaticano, que ha deshonrado a mis hijos de una manera tan atroz, siga actuando impunemente.
—Pero, señora, el Imperio y este lugar son diferentes. Si ese folleto comienza a circular en la capital imperial, no solo la familia imperial, sino que el papado tampoco se quedará de brazos cruzados. Aunque el Emperador diera su consentimiento tácito bajo el pretexto de fortalecer el poder imperial, no intervendría para ayudar. Podría verse en un peligro terrible.
—Lo sé. Pero lo que espero son los nobles.
—¿Los nobles? Pero ellos…
—Los nobles del Imperio nunca han ocupado la cima del poder, siempre atrapados entre el poder eclesiástico y el poder imperial. Usted sabe tan bien como yo que toda lucha por el poder necesita una causa justa. A mi parecer, no hay mejor causa para los nobles que esta. Además, la familia del Emperador está actualmente aliada con la familia Neuschwanstein. Si descubren quién está detrás del intento de envenenamiento del único heredero de la familia de Nuremberg, no creo que el Duque se quede quieto.
Aunque Nora no pensara lo mismo, yo lo tenía claro. El Duque de Nuremberg estaba atormentado por el arrepentimiento de su pasado y una profunda culpa hacia su hijo. Si se enteraba de que alguien de la iglesia intentó asesinar a su hijo, no se quedaría de brazos cruzados.
En ese sentido, fue una gran suerte haber descubierto la naturaleza del veneno utilizado en este incidente. Cantarella, lo llamaban. Ya fuera el Cardenal Richelieu o cualquier otro el verdadero responsable, la Iglesia había cruzado una línea que no debió cruzar.
En cuanto al fortalecimiento del poder imperial, estrictamente hablando, era una trampa de lo más engañosa. Uno de los mayores pilares del poder imperial desde la fundación del Imperio había sido la legitimidad que otorgaba ser el defensor de la fe.
Aunque siempre estuvieran en conflicto, si uno de los dos poderes caía, el otro también se debilitaría. Es decir, si el poder eclesiástico colapsara dentro del Imperio, tanto la jurisdicción papal como el poder imperial se verían debilitados simultáneamente, lo que beneficiaría principalmente a los grandes nobles.
Cuando expuse estas ideas, el Príncipe Ali me escuchó con un semblante serio. Luego, como si nunca hubiera estado preocupado, me dedicó una amplia sonrisa y asintió con la cabeza.
—Entendido. Si realmente compartimos la misma visión, entonces debe hacer esto público.
—¿A qué se refiere?
—La familia real Pasha del reino de Safavid estará detrás de la familia Neuschwanstein a partir de este momento. Si alguien en el Imperio toca un solo cabello de usted o de sus hijos bajo el pretexto de la persecución de herejes, la marina de los jenízaros de Safavid desembarcará en las costas del Imperio.
—Es un respaldo impresionante. No sé cómo agradecerle.
—No es nada. Después de todo, solo por haberme presentado a su hija… ejem, la seguridad de usted y de sus hijos es esencial para el nuevo futuro.
N/Nue: JAJAJAJAJJAJA Rachel cautivando plenamente.
Parece que mi hija realmente tiene el poder de conmover corazones. Dejando de lado los ideales y las motivaciones políticas, si no fuera por Rachel, este apasionado príncipe probablemente no habría llegado tan lejos. ¿Será este el poder del amor? ¿El poder que trasciende el bien y el mal bajo ese nombre?
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Después de una estancia breve pero intensa, nuestra delegación finalmente se embarcó en el viaje de regreso a nuestro país. Habíamos cargado el barco con regalos para varias personas, incluidos mis hijos.
Fiel a su ardorosa personalidad, el Príncipe Ali acudió al puerto para despedirse de nosotros. Él y Rachel se tomaron de las manos durante tanto tiempo, intercambiando palabras de despedida, que hasta a mí me daba pena verlos.
Las olas del azul profundo del mar empezaron a chocar vigorosamente contra el gran barco que zarpaba. Las gaviotas chillaban mientras daban vueltas alrededor de las velas extendidas, y una fresca brisa marina revolvía nuestros cabellos.
Desde la barandilla, Rachel agitaba la mano hacia el puerto que se alejaba, una escena tan conmovedora que parecía sacada de un cuento de hadas. No fue hasta que el puerto desapareció por completo de su vista que finalmente se apartó de la barandilla, corrió hacia mí y se lanzó a mis brazos, enterrando su rostro en mi hombro.
—¡Mamá, ya lo extraño tanto! ¿Qué voy a hacer?
—Podrás volver a verlo. Además, pueden escribirse cartas todos los días. Cuando la situación se calme, él vendrá a verte.
—¿De verdad? ¿Lo hará de verdad? ¿Y si empieza a gustarle otra persona en ese tiempo? ¡Encima va a estar viendo a todas esas bonitas bailarinas cada día!
—Si ese príncipe es un hombre de verdad, no desviará la mirada hacia otra mujer mientras tú estés en su corazón. No tienes de qué preocuparte. Además, mira, te ha dado este hermoso collar de perlas.
—¿Sabes, mamá? En realidad, yo también le di algo al príncipe.
—¿Qué le diste?
—Le di uno de los zapatos de cristal que me diste. Le dije que la próxima vez que viniera a verme, lo trajera consigo.
…Vaya. Parece que mi hija quedó bastante impresionada por esa novela donde el príncipe busca a la protagonista con un zapato de cristal en la mano. Rachel siguió jugueteando con su collar de perlas durante un rato, sumida en sus pensamientos, antes de correr hacia la cabina, queriendo estar sola. Me sonreí. ¿Qué clase de sueños románticos estaría imaginando mientras miraba ese collar?
Caminé por la cubierta, acercándome a la barandilla donde Rachel había estado. Mientras contemplaba la isla que se alejaba, levanté la mano en un gesto de despedida sin razón aparente.
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