⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Q-qué te hace pensar que él debería unirse a nosotros? ¡Lo dices porque no viste cómo estaban los dos antes! ¡Ese maldito lobo astuto miraba a Shuri como si fuera a devorarla en cualquier momento…!
—Deja de ser vulgar, hermanito. ¿Estás en posición de llamar lascivo a alguien?
—¡¡¡¡Oye!!!
—¡¡¡¿Qué?!!!
Mientras Elias y Rachel seguían peleando, Leon discretamente desvió la mirada hacia su hermano mayor, que observaba la escena con una sonrisa amarga.
—¿Hermano mayor… estás bien con esto ahora?
Ante la pregunta sutil de su hermano pequeño, Jeremy frunció un poco el ceño. Era una pregunta extraña. ¿Bien con qué?
—Bueno, al final, supongo que esperaba que pasara algo así.
Leon respondió con una mirada significativa.
Jeremy tampoco había esperado respuesta, por lo que simplemente sonrió con resignación y se pasó la mano por el cabello dorado.
Sí, en el fondo sabía que esto pasaría eventualmente. Que esto era lo más lógico. Había preparado su corazón para este momento, por eso no se sentía tan devastado.
Incluso el ligero sentimiento de amargura que se agitaba en lo profundo de su corazón era algo que podía soportar. Entonces, ¿por qué sentía que su interior estaba en llamas?
¿Era porque iba a perder a su querida familia ante su amigo?
Aunque había anticipado este día, ahora que estaba ocurriendo, no podía evitar sentir rabia.
¿Cuántas personas podrían simplemente aceptar que alguien tan importante para ellos comenzara a salir con su amigo y decir ‘Ah, está bien’ sin más?
Además, la dramática reacción de Elias también contribuía a irritarlo aún más. Claro, entendía por qué Elias, tan ensimismado como siempre, reaccionaba así, pero ¿realmente tenía que ser tan exagerado? ¿Tenía que forzarlo a revelar el lado más oscuro de su padre ante sus hermanos?
Jeremy no quería que sus hermanos cargaran con el peso de la dolorosa verdad que él llevaba en su corazón. No quería que ellos sintieran la angustia, vergüenza y desilusión que él había experimentado al descubrir la verdad.
Pero si Elias seguía actuando de esa manera, no tendría más remedio que contarles. Tendría que decirles qué tipo de hombre había sido su padre, y que ninguno de ellos tenía derecho a impedirle a Shuri buscar su felicidad.
—…¡De cualquier manera, me opongo! ¡Estoy completamente en contra! ¡Voy a morir antes de aceptar esto!
…En ese momento, Jeremy sintió el fuerte impulso de golpear a su molesto hermano pequeño para que dejara de quejarse. También quería golpear a su fastidioso amigo. Y si pudiera, perseguiría a su difunto padre hasta el infierno para darle su merecido.
Sí, Jeremy tenía muchas ganas de golpear a mucha gente en ese momento.
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Como suele suceder con los herederos de familias nobles, especialmente aquellos que han soportado una presión emocional intensa desde pequeños y han tenido malas relaciones con sus padres, Nora no sentía mucho cariño por sus familiares.
Especialmente por su abuelo, un hombre obstinado y testarudo, que ni siquiera su padre, con quien tenía una relación tensa, podía soportar. Su abuelo era famoso por su franqueza y por cómo irritaba a los demás con facilidad.
Así que, cuando su abuelo apareció sin previo aviso en plena madrugada (lo cual no era sorprendente) y criticó la decoración del salón llamándola vulgar (tampoco sorprendente), Nora no se mostró complacido cuando su abuelo le lanzó de repente el retrato de una mujer extranjera desconocida.
—¿Qué es esto?
—¿Cómo puede ser que el heredero de Nuremberg tenga tan mala memoria? Es la segunda princesa del Reino Teutón, la que visitó durante la celebración del aniversario de la fundación del reino.
Nora recordó vagamente a los invitados extranjeros que visitaron el palacio durante el verano. Sí, había miembros de la familia real de Teutón, pero no recordaba bien sus rostros. Su atención había estado completamente en otra persona.
—Vaya, parece que el lobo sigue siendo un lobo, incluso en su vejez. ¿Acaso piensas en casarte de nuevo?
Se rió sarcásticamente, sabiendo lo que iba a pasar. No se equivocó, porque inmediatamente su abuelo le lanzó un cenicero.
Nora lo esquivó ágilmente y chasqueó la lengua.
—¿Por qué te sonrojas tanto?
—¡Maldita sea! ¡¿A quién demonios te pareces para hablar así?!
—Bueno, me parezco a su hijo. Y considerando la edad de la princesa, esto es como un robo, ¿no?
—¡¿Quién dijo que ella es mi prometida?! ¡Es tu prometida, maldito niño!
—Padre… esto es demasiado repentino…
—¡Cállate, Heide! Albrecht te habrá reconocido, pero yo no. Si al menos hubieras sido más fuerte y hubieras tenido más hijos…
—No le grite a mi madre.
Nora, que había estado riendo, cambió su expresión a una más fría y gruñó. El anciano Duque, que estaba mirando a su nuera pálida, dirigió de nuevo su mirada a su nieto.
—Cumplirás dieciocho el próximo junio. Ya es hora de que te comprometas. Casarte con una princesa extranjera es mejor para el futuro de la familia que con una dama local…
—No tengo intención de casarme con nadie por conveniencia política.
—¿Es este el momento para que estés tan despreocupado?
—Si tanto te preocupa el futuro de la familia, ¿por qué no te casas tú, abuelo? Claro, con la edad que tienes no puedo asegurar que puedas engendrar herederos…
—¡Este maldito mocoso!
¡Whoosh!
Lo que voló esta vez no fue otra cosa que un bastón. Nora, con reflejos rápidos, lo esquivó por poco, haciendo que el bastón de madera de rosa pasara peligrosamente cerca de su hombro. El objeto terminó atrapado en la mano de un tercero que justo había entrado al salón, atraído por el alboroto.
Por un momento, reinó el silencio. Incluso el que había lanzado el bastón se quedó desconcertado. El actual Duque, quien había atrapado hábilmente el bastón con una mano, echó un vistazo a los familiares reunidos en el salón antes de hablar con una mezcla de incredulidad y desaprobación.
—Esto es… Padre, ¿qué hace aquí sin avisar?
—¡Ja! ¡Hablas como si estuviera invadiendo un lugar al que no debería haber venido!
—Siendo precisos, lo es. Yo soy el cabeza de la familia. ¿Y por qué lanzó esto?
—¿Desde cuándo es este tu puesto?
—Desde el principio estaba destinado para mí. ¿Vino tan temprano para darme una lección de humildad?
—¿Quién dijo que vine a ver la cara insolente tuya y de tu hijo? ¡He venido a enderezar el futuro de mi nieto ya que tú no haces nada!
El viejo Duque gritó con fiereza mientras señalaba el retrato que había dejado en la mesa.
El actual Duque lo observó por un momento y luego miró a su hijo. El joven, por su parte, fulminaba a su padre y abuelo con una mirada cargada de ira, como si estuviera a punto de explotar.
—…¿Con qué derecho pretende arreglar el futuro de mi hijo?
—¿Derecho? ¿Te atreves a hablarme de derechos?
—El matrimonio de mi hijo lo decidiremos nosotros. En eso, usted no tiene ninguna autoridad. Esa época ya pasó…
—¡Este no es momento para estar hablando tan tranquilamente! ¡Ese hijo tuyo casi ha muerto varias veces, todo por culpa de una viuda! ¿Te ha traído recuerdos ver esa vergonzosa escena repetirse una y otra vez? ¡Si vas a permitirle seguir con ese comportamiento, prefiero que aprovechemos esta oportunidad para…!
—No mencione historias del pasado. Y si el matrimonio es tan urgente, ¿por qué no lo hace usted mismo?
—¡Albrecht!
—¡Oye, mocoso insolente! ¡Sé que no estás durmiendo a esta hora, así que sal de ahí ahora mismo! ¡Si no sales en diez segundos, te juro que hoy acabo con tu descendencia!
El rugido que rompió el aire en ese momento fue tan inesperado y oportuno que casi parecía planeado.
Mientras los lobos reunidos en el salón mostraban la misma expresión, otro rugido resonó, ajeno al ambiente de la casa.
—¿Dónde estás escondido, cobarde? ¡Si no sales ahora, te aseguro que acabaré con tu linaje!
Era una amenaza lo suficientemente aterradora como para hacer que cualquier hombre se estremeciera.
Nora miró brevemente a los adultos que lo observaban con ojos incrédulos, luego suspiró y salió del salón para dirigirse al lugar de donde provenía el rugido.
—¿Qué es esto? ¿Crees que este lugar es tu territorio para estar rugiendo desde temprano?
La voz de Nora, cargada de indiferencia y hasta de burla, no tardó en recibir una respuesta. Jeremy, quien había estado rugiendo desafiante en el patio frontal desde el amanecer, subió las escaleras de un salto y, sin previo aviso, lanzó un puñetazo hacia Nora, quien acababa de descender a medio camino.
¡Pum!
Nora tambaleó momentáneamente, pero pronto recuperó el equilibrio, levantando una mano para frotarse la mandíbula dolorida. Durante un breve momento, sus ojos azules reflejaron una sorpresa contenida, pero enseguida soltó una risa sarcástica. Jeremy, por su parte, lo miraba con una expresión de furia y desconcierto.
—¿Te ríes? ¡¿Cómo puedes reírte?!
—…No. Si quieres seguir golpeando, hazlo ahora.
—¿Qué?
—Si quieres golpearme, hazlo ahora mientras puedas. Esta será la única vez que te deje hacerlo.
Jeremy lo miró incrédulo por un momento, pero al final, obedeció.
¡Pum!
Los valientes caballeros del Duque, que observaban la escena, se quedaron completamente desconcertados. Era evidente que intervenir sería complicado, pero tampoco podían abandonar su deber de proteger al joven maestro.
Para empeorar la situación, el Duque, que había salido a ver qué estaba ocurriendo en su propio patio, solo observaba la escena con una expresión de incredulidad, mientras encendía su pipa, lo que aumentaba la confusión de los caballeros.
Después de unos cuantos golpes más, Nora levantó la mano y atrapó el puño de su amigo antes de que volviera a impactar.
—Lo retiro. Ya no puedo seguir aguantando.
¡Pum!
Esta vez, fue Jeremy quien tambaleó.
Ambos jóvenes comenzaron a insultarse mutuamente mientras rodaban por las escaleras, acabando en el césped del patio, donde se enzarzaron en una lucha cuerpo a cuerpo.
Lo que parecía una pelea ante los ojos del Duque y los caballeros, se asemejaba más a una oportunidad para liberar todo el estrés acumulado.
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