⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Me acerqué con cautela a la Emperatriz, quien ahora tenía una mirada algo nostálgica.
—Su Majestad…
—Eso fue hace tanto tiempo. Cuando debuté en la sociedad, estaba tan nerviosa que casi me caigo mientras bailaba. Un joven Marqués me sostuvo, y por un tiempo me sentía emocionada cada vez que lo veía. Desde pequeña siempre escuché que debía convertirme en la esposa del príncipe heredero, pero ¿cómo puede el corazón seguir esos designios?
—Fue una época de juventud…
—De cualquier modo, ni Maximillian ni yo estábamos interesados el uno en el otro. Él estaba completamente enamorado de Ludovica, y eso incluía a mi hermano y a tu difunto esposo. Cuando Max y Ludovica se casaron, pensé que al fin estaría libre de la presión familiar… pero aquí estamos. ¿Quién iba a imaginar que acabaría siendo la madrastra del hijo de Ludovica?
Con un toque de amargura, Elizabeth bajó la mirada hacia sus manos.
—De cualquier forma, es todo cosa del pasado. Pero viendo cómo tanto padre como hijo tienen los mismos gustos, parece que el dicho de que ‘la sangre no se roba’ es verdad. Aunque, personalmente, creo que tú eres mucho mejor.
—Le agradezco el cumplido, pero no puedo decir que me haga sentir del todo bien…
—¿Y por qué no? Solo se parecen un poco en apariencia, en lo demás son completamente diferentes.
Como no quería seguir por ese camino, cambié de tema.
—Su Majestad, parece que el Duque realmente está decidido a promover el cambio en la sucesión del príncipe heredero. ¿Cómo se siente usted al respecto?
—¿Cómo me siento al respecto?
—Parece que su razón para apoyar el cambio es similar a la del Duque.
Desde el principio fui yo quien encendió la chispa entre ellos. Aunque no anticipé que causaría una tormenta como esta. Todo lo que mencioné fue el incidente en el casino. Después, lo que provocó que los dos, que estaban tan cercanos a Theobald, comenzaran a arder de esta manera es un asunto que solo ellos conocen.
Elizabeth se quedó en silencio, revolviendo su taza de té, antes de suspirar profundamente.
—¿Crees que soy una mala madre?
—¿Cómo podría atreverme a juzgar algo así?
—¿Qué opinas de nuestro pequeño Retlan?
Su pregunta me tomó por sorpresa, y tras dudar un momento, respondí con sinceridad.
—Es un joven amable y honesto, aunque aún algo inmaduro. Me recuerda a cualquier otro joven de su edad.
—Tu segundo hijo y Retlan son cercanos, ¿verdad? ¿Es un chico malhumorado?
—No, si lo fuera, nunca habría entablado una amistad con nuestro Elias…
—¿No se comporta de forma caprichosa cuando no obtiene lo que quiere?
—Para nada. Como le dije, de haber sido así…
—¿Y no dice mentiras?
—Diría que es demasiado honesto para su propio bien.
—Así es… ese es mi Retlan…
Con un tono dolorido, Elizabeth bajó la cabeza y se cubrió el rostro con ambas manos. Yo la observé en silencio.
—Cuando me casé con Max y me convertí en Emperatriz, me prometí a mí misma que nunca sería una mala madrastra para Theobald, que apenas estaba aprendiendo a caminar. No iba a descargar mi odio en un niño inocente solo por ser hijo de la mujer que detestaba. Incluso me juré que lo cuidaría mejor que a cualquier hijo propio…
—…
—Pero tras el nacimiento de Retlan, creo que me empujé demasiado. Ahora, al mirar atrás, veo que solo me importaba cómo me percibían los demás, cómo me veían Max o mi hermano. No era verdadero cariño. Tal vez Theobald lo supo todo el tiempo, por eso actuó como lo hizo. En resumen, no he sido una buena madre para ninguno de los dos.
—Su Majestad…
—¿A quién culpar? Solo a mí misma. Sé que soy la responsable, pero cuando pienso en cómo Theobald usó mi desesperada devoción para destrozar a Retlan, no puedo contener mi rabia. Aunque sé que no debería culparlo, que es mi culpa… mi resentimiento y deseos de venganza me han llevado a este punto, aunque todo es ridículo…
Su voz comenzó a quebrarse, y sus hombros empezaron a temblar. Mientras me quedaba sentada, congelada, un sollozo desgarrador emergió de ella.
—Su Majestad… por favor…
—Es patético, ¿verdad? Lo sé… lo sé…
No sabía qué decir, así que me levanté lentamente y comencé a darle suaves palmadas en el hombro, tratando de calmarla.
De repente, me invadió una extraña sensación de déjà vu. Es curioso lo parecidos que son los hermanos incluso en sus lágrimas.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
Cuando finalmente logré calmar a Elizabeth y salir de los aposentos de la Emperatriz, ya había caído la noche. Con el invierno a la vuelta de la esquina, los días parecían más cortos.
¿Qué será de esta Navidad? A pesar de todo, Navidad sigue siendo Navidad. ¿Será igual que otros años? Los niños sin duda extrañarían mucho la festividad si llegara a desaparecer…
Perdida en mis pensamientos, apreté la capa alrededor de mí para protegerme del aire cada vez más frío. De repente, sentí cómo alguien me abrazaba por detrás, atrapándome por sorpresa. Por un momento pensé que era Nora, ya que sabía que él había venido al palacio hoy con su padre. Pero no era Nora.
—¿Alteza…? ¿Qué está haciendo?
Era Theobald. Solo con ver su cabello plateado apoyado en mi hombro lo supe. Intenté zafarme, aterrada, pero él apretó los brazos con más fuerza, como si no tuviera intención de soltarme.
—¡Suelte! ¡¿Qué está haciendo?!
—…
—¡Alteza!
¿Se habrá vuelto loco?
Me preocupaba que alguien pudiera vernos, así que luché con todas mis fuerzas para liberarme de su agarre. De repente, así como me había abrazado, me soltó. Esto me hizo perder el equilibrio y caí directamente sobre el jardín lleno de amaryllis. El aroma de las flores me invadió mientras sentía el impacto en mis palmas y rodillas.
—¿Qué diablos…?
Estaba a punto de gritarle cuando ocurrió algo más inesperado.
Frente a mí, Theobald, con la cabeza inclinada, se arrodilló en el suelo y comenzó a temblar. Al principio pensé que se estaba riendo.
—¿Alteza?
—…Huff… sniff…
¿Está llorando? Parece que últimamente está de moda romper a llorar sin importar el lugar o la compañía. Primero el Duque, luego la Emperatriz, y ahora Theobald. Me pregunto si en algún momento también veremos al Emperador derramar lágrimas.
Solté un pequeño suspiro y me senté.
—Alteza, ¿por qué está llorando?
—…
—¿Qué es todo esto…? Huff. No entiendo sus intenciones.
—…
—No sé si sus sentimientos hacia mí son sinceros o si tiene algún motivo oculto. No entiendo por qué me envió un collar de diamantes, ni por qué utilizó a mi hermano para abrir un casino, ni qué pretendía decir en el juicio eclesiástico. Tampoco sé si realmente está aliado con la Iglesia o por qué acaba de abrazarme. Y, sinceramente, no sé si estas lágrimas que derrama ahora son genuinas. Si no habla, no tendré más opción que asumir lo que yo crea.
Después de un suspiro, él habló sin levantar la cabeza. Su voz sonaba entrecortada y rota.
—…Extraño a mi madre.
—…
—Si ella estuviera viva… jamás me habría abandonado.
Presioné mis sienes con los dedos, sintiendo un ligero dolor de cabeza. En realidad, todo lo que estaba viviendo Theobald era el resultado de sus propias acciones.
Yo había tenido algo de participación, pero si él no hubiera convertido en enemigos a quienes podrían haber sido sus aliados, nada de esto habría pasado.
…Aunque no era completamente su culpa.
—Usted ya es un adulto, Alteza.
—…
—Hay personas que, a una edad mucho más joven, se sintieron abandonadas por todo el mundo, y fue precisamente por su culpa. Estoy segura de que entiende a qué me refiero.
Recordé a un joven de cabello negro, llorando solo en una capilla hace tres años, sin tener a nadie a quien recurrir. A Nora, arrodillado bajo la imagen de la Virgen.
—Alteza, ¿con quién en la Iglesia se ha aliado? Si no me lo dice ahora, no podré seguir enfrentándome a usted…
—No estoy aliado con nadie en la Iglesia.
Se frotó los ojos con el dorso de la mano antes de levantar un poco la cabeza. Sus ojos dorados estaban enrojecidos y congestionados.
—Conozco a algunos cardenales, pero no tengo ninguna alianza con ellos. Lo del juicio eclesiástico fue solo suerte; simplemente obtuve información, y por eso le envié ese collar…
—¿Y después de enviarme el collar, planeaba presentarse en el juicio como mi amante? ¿No pensó en advertirme antes sobre esa información?
—…
—¿Para qué utilizó a mi hermano y abrió un casino? ¿Qué pretendía hacer arrastrando a su alteza Retlan y a mi hijo en todo esto? ¿Solo quería complicarme la vida o buscaba enemistarme con mi hijo? ¿O era ambas cosas?
—…
—Si de verdad me hubiera amado, no habría hecho nada de eso. ¿Qué pretendía al forzarme de esa manera? Estoy harta de relaciones así.
Theobald no dijo nada. Solo miraba al suelo, arrancando puñados de hierba seca. Al verlo, no pude evitar suspirar.
—¿Tan difícil es ser honesto? ¿Por qué siente la necesidad de manipular a todos a su alrededor…?
—…Nunca he recibido cariño sincero de nadie. Sabía que esto podría acabar así…
—¿Así que porque usted no ha tenido algo, piensa que los demás tampoco deberían tenerlo? ¡Qué actitud tan ruin!
Sin darme cuenta, le grité. Él se estremeció, mirándome con sus ojos aún húmedos, como un niño asustado. Mi ira, que había estado a punto de estallar, desapareció de repente. No era por lástima, sino porque, de repente, me sentí como si estuviera lidiando con un niño pequeño.
—Al menos el Emperador parece estar intentando protegerlo.
Un destello de amargura y sarcasmo cruzó su rostro.
—…Mi padre quiere destituirme como príncipe heredero.
—Si no lo hace, el Duque de Nuremberg lo destruirá por completo.
Sus ojos dorados volvieron a temblar, como si acabara de recibir un fuerte golpe. Solté una risa amarga mientras me levantaba del suelo.
Comments for chapter "121"
MANGA DISCUSSION