⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Con un fuerte estruendo, el soldadito de madera voló por los aires y rodó por el suelo. Ya no sabía cuántas veces había pasado eso.
Nora recogió el muñeco que había quedado tirado y lo examinó una vez más.
—Te dije que lo metieras uno a la vez. Mira.
—…Da-da-ee.
—¿Estás frustrado?
—Da-da-e-he.
—Será problemático si heredas mi mal carácter.
Nora murmuró lentamente mientras sacudía el pobre soldadito y lo volvía a poner en la mano de Michael.
Con un gesto de disgusto, Michael observó a su padre y retomó el juego: aplastar nueces con el cascanueces soldado.
¡Crac, creak! ¡Crac, creak!
Parecía más un desahogo que un juego. Nora se rascó la cabeza, se dejó caer en el sillón y murmuró:
—¿Será que está enojado…?
—…Oma. O-muh-ah.
—Tu mamá se fue a ver a la hija del león.
Así que no había otra opción: solo eran él y yo. Nora contuvo esa última frase, esbozando una sonrisa amarga, mientras Michael lo miraba fijamente con sus grandes ojos azules. Su expresión era difícil de leer: podría ser de descontento o tal vez no. Pero Nora pensó que tenía todo el derecho a sentirse molesto y agarró una barra de chocolate de la mesa, quitándole la envoltura.
—Yo no soy perfecto. Tarde o temprano lo notarás, pero…
—…
—De todos modos, si estás molesto, trata de aguantar. Yo también echo de menos a tu mamá.
—…Chocoooo, chocooo.
—Está bien, te daré. Aquí tienes.
A pesar de sostener con sus pequeñas manos la barra de chocolate y masticarla con entusiasmo, Michael no dejó de mirar fijamente a Nora. Mientras tanto, Nora apartaba la mirada hacia la ventana, ya oscurecida, pasándose la mano por el cabello de manera descuidada. Se veía bastante cansado. Aunque la razón de su cansancio no se debía únicamente al niño.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—¡Oh, príncipe Leon!
—…Ah, señorita Diane, ¿no es así? ¿Acaso ha venido a ver a mi hermano?
—Tal vez sí, tal vez no.
Con una sonrisa enigmática, los ojos azules de la joven brillaron de manera significativa. Eran exactamente iguales a los de alguien que Leon conocía bien. Con una leve sonrisa, él respondió:
—Bueno, conozco bastante bien la relación entre ustedes, así que no es necesario que me lo explique…
—No sería bueno que el Marqués de Neuschwanstein sea visto como negligente en su trabajo. Ya se le conoce por ser un holgazán.
—…Eso es cierto, pero dudo que alguien se atreva a reprochar a mi hermano por descuidar un poco el trabajo.
—El caballero Jeremy parece pensar lo mismo. No cabe duda de que son hermanos.
—Ah…
—En fin, nos vemos la próxima, joven prodigio.
¿Prodigio? Leon se quedó desconcertado por un momento. La verdad, había tenido pocas oportunidades de conversar con Diane hasta ese momento.
Incluso esas pocas ocasiones habían sido simples saludos, por lo que la consideraba una mujer extraordinaria que, a pesar de todo, había aceptado a su torpe hermano mayor.
Sin embargo, ahora estaba invadido por una sensación de déjà vu. ¿Por qué le resultaba tan familiar esa forma de hablar? Era una manera burlona pero, extrañamente, no desagradable.
Leon, atrapado en esa sensación de familiaridad, continuó cumpliendo su cometido de visitar el palacio imperial desde temprano en la tarde. El propósito era encontrarse con su torpe hermano mayor, una tarea que podría haber hecho en casa, si no fuera porque últimamente no era tan fácil verlo en casa tampoco.
—¡Oh, nuestro pequeño académico! ¿Qué te trae por aquí? Podríamos habernos visto en casa.
Quizás porque acababa de ver a su amada, Jeremy parecía estar de muy buen humor. A pesar de haber abandonado sus obligaciones y estar charlando con el príncipe heredero, su estado de ánimo era sorprendentemente vivaz.
—Bueno… ejem, buenas tardes, Alteza.
—Ah, buenas tardes. Como es el hermano de Jeremy, pensé que sería Elias quien venía. Hace tiempo que no lo veo.
—Se ha entregado de lleno a la crianza. Parece que finalmente ha madurado.
Retlan, el príncipe heredero, hizo una pausa en su entrenamiento de esgrima e intentó imaginar a ‘Elias, el maduro, dedicándose a la crianza’, pero por más que lo intentó, no pudo hacerlo. Al parecer, Jeremy tampoco.
—Deja de inventarte cosas. Ese tipo recién estará madurando en su lecho de muerte.
—No, en serio, creo que ha madurado. Ha dicho algo muy sensato.
—¿Algo sensato?
—Bueno, no es que fuera precisamente sensato… Pronto es el Día del Padre, y como mamá y Rachel no están, propuso que los hermanos se reunieran para recordar a papá.
La voz de Leon se desvaneció con melancolía. La reacción fue completamente inesperada.
La sonrisa de Jeremy desapareció en un instante. Su gran cuerpo se tensó, y sus ojos verde oscuro comenzaron a brillar con una intensidad inquietante.
—¿Qué has dicho?
Ante el cambio inesperado, Leon se sorprendió, pero mantuvo la calma mientras continuaba hablando.
—Entonces, nuestro verdadero padre… Por lo que veo, parece que últimamente nuestro hermano menor ha estado pensando mucho en él, quizás porque ahora es papá, y por eso…
—No.
—…¿Qué?
—He dicho que no. Deja de pensar tonterías que no te corresponden, y dile que mejor se enfoque en su familia actual.
—Bueno… Hermano, claro que ni Rachel ni yo recordamos mucho el rostro de papá, pero aun así, nosotros…
—¿No me has entendido? Si quiere recordarlo, que lo haga solo. Yo no tengo ningún interés en participar en ese espectáculo patético.
Ante estas duras palabras, no solo Leon, sino también Retlan, intercambiaron miradas de incredulidad.
—¿Crees que lo hace porque se siente mal por Nora?
—…Si hablamos del Duque, seguramente solo la idea de sentirse ofendido le daría escalofríos.
—Ah, claro, eso tiene sentido.
Pero Jeremy, ajeno a sus murmullos, lanzó su espada de entrenamiento con frustración y se dio la vuelta… aunque pronto fue detenido por su hermano.
—Hermano, ¿qué te pasa? Al menos explícanos algo, ¿no?
—¿Explicar qué?
—¿Por qué siempre te pones así cuando hablamos de papá? A mí no me importa mucho, pero sería bueno saber qué ocurrió para entenderlo, ¿no crees?
—¿Te pateo como cuando éramos niños? ¿Desde cuándo tengo que pedirles comprensión a ustedes?
Leon ya no sabía ni qué pensar. Aunque, como hermano mayor y cabeza de la familia, Jeremy no tenía por qué buscar la comprensión de sus hermanos, solo era una simple reunión familiar, ¿por qué reaccionaba así?
—Pero… hermano…
—Solo hazme caso.
—…¿Qué? Pero, Alteza…
—Jeremy debe tener sus razones, tal vez haya malos recuerdos que solo él conoce… Yo mismo no soy muy fanático del Día del Padre, si te soy sincero.
Retlan, en un tono inusualmente calmado y afilado, trató de apaciguar a Leon. Este último permaneció en silencio, simplemente observando los ojos dorados con un suave destello azul de Retlan.
—¿Qué? Alteza, usted…
—Además de mí, hay muchas otras personas a las que no les gusta ese día, ¿no crees? No sé qué pensará Nora ahora… En fin, esos malditos días conmemorativos siempre son un problema. Cuando me convierta en Emperador, me aseguraré de eliminar todos esos eventos inútiles.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
Aquel día, después del breve encuentro con Leon, Jeremy se encontró sumido en un estado de ánimo que hacía mucho no experimentaba. Era una mezcla de tristeza y enojo, una sensación incómoda difícil de describir. Y lo que más odiaba Jeremy era sentirse así.
No es que a alguien le guste, pero aún así, mientras intentaba sacudirse ese sentimiento y terminar el día con energía, se dio cuenta de que había llegado a la guarida del lobo.
—Entonces, ¿has pensado en casarte?
—Bueno, depende de ella… ¿Tú qué crees?
—Me encantaría que te casaras con la señorita de nuestra familia secundaria. Ya tienes veinticinco años, maldito gato inmaduro. ¡Date prisa!
—La vida de una persona empieza a los treinta. Así que técnicamente, todavía ni hemos nacido.
—Deja de decir tonterías… Espera, un momento, ¡es nuestra hermana!
—¿Qué?
El comunicador, que estaba tranquilamente en una esquina de la mesa, comenzó a vibrar y parpadear con una luz azul, lo que hizo que ambos amigos dejaran de hablar y corrieran hacia él.
Poco después, la melodiosa voz de la persona más importante del imperio, que estaba disfrutando de unas vacaciones tranquilas en una isla al otro lado del mar, resonó.
-¿Nora?
—¡Hermana!
—¡Shuri!
-Oh, ¿Jeremy también está ahí?
—¡Shuri! ¡Escucha! Este hijo tan valioso de la familia está debatiendo cómo asegurar una boda histórica que preserve el honor de la familia, pero, por supuesto, nuestro querido padrastro solo sabe burlarse…
—¿Por qué no te callas un rato? Hermana, ¿cómo te va por allá? ¿Te están cuidando bien?
-Me alegra saber que están bien. Aquí todo va genial. ¿Michael está comiendo bien? ¿Y Annabella? ¿Elias está haciendo bien su papel de padre?
—¿Por qué no preguntas si yo estoy comiendo bien? ¡Eso es favoritismo! ¡Discriminación entre hijos!
-Jajaja… Jeremy, ¿otra vez tienes los pies sobre la mesa?
¿Cómo lo sabría? Pero Jeremy cerró la boca de inmediato y, sin darse cuenta, bajó los pies de la mesa. Esto provocó una sonrisa burlona de Nora, que estaba sentado de manera ejemplar.
-En fin, volveré pronto. Si quieren algún regalo, díganmelo con anticipación.
—Solo vuelve pronto… ejem, diviértete y regresa sana y salva. No te preocupes por nada aquí.
-¿No te das cuenta de que eso solo me hace preocuparme más?
—…Por eso lo dije. Te echo de menos.
-Yo también los extraño.
Con eso, la conversación terminó de manera bastante cálida, y Nora se quedó un momento mirando el comunicador, ahora gris, mientras se sostenía la cabeza con una mano, inmóvil. Jeremy, que sentía que algo raro ocurría, estaba a punto de hablar cuando Nora se adelantó.
—Quieto. Ni se te ocurra volver a subir los pies.
—…Maldita sea, es un hábito, ¿qué esperas que haga…?
—Por cierto, ¿no tenías una cita hoy? ¿Qué haces aquí?
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