⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Aunque sean hermanos, no se puede compartir los mismos sentimientos sin importar quién sea el otro, ¿verdad? Deja de molestar a tu hermano.
¿Molestar? ¿Cómo podría ser eso considerado molestar? En el rostro de Elías se mezclaban el asombro y la perplejidad en partes iguales.
—No, no era mi intención molestarlo…
—Y Jeremy, ¿no podrías haber mencionado este asunto antes? ¿Por qué esta escena desde la mañana?
Jeremy, que hasta ese momento había lanzado una sonrisa de triunfo hacia su hermano menor, adoptó de inmediato una expresión avergonzada.
—Es que parecías tan cansado…
—¿Y ser sorprendido por una tormenta desde la mañana no cansa?
—Es que yo también estaba lidiando con muchas cosas.
—¿Y acaso alguien entenderá lo que pasa contigo solo porque gritas? Yo te entiendo al 100%, pero es normal que tus hermanos estén confundidos.
—Pero…
—Pues suéltalo todo de una vez.
Este comentario fue tan inesperado y chocante que Jeremy se quedó mirando a su amigo con asombro.
—¿Qué…? No, oye, ¿qué estás diciendo…?
—Decide si lo vas a olvidar todo o si seguirás guardándolo hasta que explote. Así al menos sabré qué hacer. Según veo, tus hermanos no creerán en tus heridas aunque las vean con sus propios ojos, pero bueno, al menos me tienes a mí.
El tono de Nora, aunque frío, tenía un toque juguetón. Jeremy rápidamente captó la trampa sutil en sus palabras y mostró una expresión de alivio. Por otro lado, Elías y Leon, que estaban simplemente confundidos, cayeron de lleno en la trampa, comenzando a malinterpretar gravemente la situación.
—Eh… Desde el principio no estuve de acuerdo con el plan de nuestro hermano. Apenas recuerdo el rostro de papá.
—No, yo… No sé qué pasó entre tú y papá, hermano, pero solo estaba diciendo tonterías. ¡Este chico bueno lo tomó demasiado en serio! ¡Ni siquiera recuerdo el rostro de papá ahora! ¡De verdad! ¡Solo lo decía para fastidiar al maldito lobo!
Así que era eso. Vaya manera única de fastidiar. De todos modos, las confesiones conmovedoras de los hermanos, tratando de proteger las heridas desconocidas de su hermano mayor, hicieron que Jeremy reaccionara con una actitud cálida y descarada.
—Puf, perdón por haberme enfadado sin razón. Ustedes no sabían nada… Además, eran demasiado pequeños…
—No, no, ¡perdón a ti, hermano! ¡No sabía que tenías un pasado tan doloroso y solo pensé en mi propia perspectiva! ¡Maldita sea, ¿por qué soy así?!
—Es lo que pasa cuando eres el hermano menor… ¡Ay! ¡Yo también lo siento, hermano!
El ambiente se volvió tan cálido que incluso los caballeros, que habían estado tensos, relajaron los músculos y suspiraron de alivio. Todo hubiera seguido así si no hubiera ocurrido un incidente en ese preciso momento.
—¡Aléjate de mí!
El pequeño Michael, que hasta entonces había observado en silencio el ridículo de los adultos, de repente gritó con todas sus fuerzas y lanzó el conejo de madera que sostenía. Fue directo hacia Annabella, que estaba sentada en el regazo de Nora.
Todo sucedió tan rápido que si Nora no hubiera estirado la mano para atraparlo de inmediato, probablemente habría golpeado a Annabella en la cabeza.
Hubo un breve momento de silencio. Mientras todos intentaban procesar lo que acababa de suceder, Annabella, que había permanecido tranquila a pesar del alboroto, finalmente no pudo aguantar más y estalló en llanto. Elías fue el primero en reaccionar.
—¡¿Qué demonios…?! Hija, ¡tranquila! ¡Papá está aquí! Oh, maldita sea, ¿es esto lo que llaman karma? ¡Oye, Michael, no puedes andar lanzando cosas así! Hermano, es que…
—¡Mi hermaaano!
—¡Ah! ¡Oye, oye!
Mientras intentaba calmar a su hija que lloraba, Elías también se encontró corriendo de un lado a otro, tratando de esquivar las patadas fuertes de su hermanastro. Aunque un niño pequeño no puede hacer mucho daño, los golpes siempre asustan.
—Oye, pequeño, ¿qué te pasa de repente? ¿Estás aburrido? ¡Aaagh!
Aunque los dientes de leche son blandos, la mordida causó más sorpresa que dolor. Retrocediendo rápidamente, Jeremy se encontró mirando a Leon, que lo observaba con una mirada crítica.
—Eh… ¿Por qué me miras así?
—¿Qué le pasa de repente?
—¿Cómo voy a saberlo? Por mucho que sea un genio, no puedo leer la mente de los niños…
—¡¿Qué estás haciendo ahora?!
Nora, quien había estado en silencio hasta ese momento, finalmente levantó la voz, sobresaltando tanto al pequeño lobo que pateaba las espinillas de sus hermanos como a los hermanos que no sabían qué hacer. Todos se congelaron, con los ojos abiertos como platos. En momentos como estos, realmente se parecen a una familia.
Jeremy fue el primero en reaccionar, levantándose rápidamente y colocándose frente a Nora, que parecía estar a punto de perder la paciencia.
No estaba claro si Nora había llegado al límite de su paciencia o si simplemente estaba molesto por el comportamiento del niño, pero Jeremy pensó que no podía dejar que las cosas siguieran así. Aunque su actitud no era la habitual, la irritación acumulada podría hacer que estallara en cualquier momento, y lo peor de todo era que Shuri no estaba allí para intervenir.
Eso parecía ser el mayor problema.
—Tranquilo, tranquilo. Lo que pasa es que no le gusta que los demás se metan en su espacio. Recuerdo que yo era así cuando era niño.
—¿Entonces, tú también lanzabas cosas a tu hermana cuando invadían tu territorio? ¿También le pegabas patadas a cualquiera?
—No, no lo recuerdo bien, pero Annabelle está bien y nosotros también, así que por favor no te enojes. No tiene sentido que te enojes ahora. Al principio, la culpa fue de mí y de ese idiota, porque dimos un mal ejemplo frente a los niños.
Jeremy, que no sabía nada de psicología infantil, gritaba como si supiera lo que hacía. Afortunadamente, su desesperado esfuerzo dio resultado.
Nora mordió su labio por un momento, alternando la mirada entre la cara angustiada de su amigo y el rostro asustado de su hijo, hasta que finalmente, tras pensar algo, se dio la vuelta bruscamente y salió de la habitación como un torbellino.
Por un momento, entre los hijos restantes, reinó un desconcertante silencio.
Y luego,
—Uuuh… ¡Waaaahhh!
—¿Y tú por qué empiezas a llorar ahora? ¡Ah, me volveré loco…!
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—¿Entonces secuestraste al joven maestro?
—Más que secuestrar… el chico no está nada bien, ¿qué esperabas que hiciera? Me preocupaba.
—Lo que me sorprende es que el Duque te haya dejado ir en paz.
El comentario, que parecía decir ¿Quién está preocupado por quién después de causar tantos problemas tan temprano en la mañana?, no dejaba lugar a objeciones, por lo que Jeremy solo hizo una mueca.
El invernadero de cristal del Palacio Lepirian era tan hermoso que inspiraba admiración. Mientras los dos estaban parados frente a un arbusto de jazmín traído de Safavid, el pequeño Michael jugaba tocando con su mano las flores de mimosa, de la mano de su niñera. Parecía tan abatido como su hermano mayor.
—¿Te resulta difícil lidiar con tu padre ahora que tu madre no está?
—Mi padre… ¡Maldita sea, no lo sé! Llevo más de diez años viéndolo, pero nunca lo había visto en este estado.
—¿En qué estado?
Jeremy se quedó sin palabras por un momento.
—Es como… un volcán a punto de estallar.
—¿Y en ese estado decidiste causar problemas tan temprano en la mañana?
—No fue mi intención… Y además, Elias no es del tipo que soporta semejante escándalo sin decir nada. Es raro. Nunca me había sentido tan desconcertado.
Cualquiera que lo oyera podría pensar que ni siquiera se le puede hacer un favor a Elias sin que haya problemas. Pero en lugar de regañarlo, Diane levantó la mano y arrancó una flor de jazmín. Colocando la flor blanca detrás de la oreja del abatido Jeremy, sonrió suavemente.
—Supongo que se ha dado cuenta de que si no mantiene la calma, podría ser peligroso.
—¿Peligroso? ¿Por qué?
—Si está como un volcán, ¿no será que se está conteniendo para no estallar?
—¿Y por qué haría eso?
—Yo no lo sé. Deberías saberlo tú.
Jeremy, con la flor en la cabeza, miró al vacío con melancolía. Elias y Leon simplemente malinterpretaron la situación, pensando que había ocurrido algo grave entre su padre y su hermano mayor. Afortunadamente, todo terminó bien, pero Jeremy seguía sintiéndose intranquilo. Y Nora, quizás aún más que él, también se sentía mal.
—Maldita sea, Elias siempre ha sido el problema. ¿Por qué siempre está deseando provocar, aun cuando no puede ganar?
—Tal vez sea su forma de expresar lo que siente. ¿No se queja siempre de que te favorecen más a ti?
—¿Lo hace porque quiere llamar la atención?
—Solo hay que verlo cuando habla sin parar de su hija con el Duque. Más sorprendente me parece que el Duque los aguante a todos.
En lugar de protestar por el comentario, Jeremy hizo otra pregunta.
—¿Y cómo es su carácter?
—Por mucho que se diga que tu familia es conocida por su temperamento explosivo, creo que el carácter del Duque es aún más difícil de manejar. Desde el punto de vista de alguien como yo, que viene de una rama secundaria de la familia, siempre hay que tener cuidado.
Aunque estaba claro que Diane no se comportaba de manera especialmente cautelosa con el líder de la familia principal, Jeremy, sabiamente, optó por refunfuñar en lugar de decir lo que pensaba.
—Ya sé que su carácter es terrible. He estado viendo eso desde siempre.
—Oh, ¿sí? Entonces, ¿por qué estás aquí, todo abatido, como si te hubieran golpeado con la noticia?
Diane lo pinchó en la mejilla con el dedo, en un gesto molesto pero tierno. Jeremy pensó que estaba claramente cegado por el amor. En ese momento, unas pequeñas manos tocaron suavemente su pierna.
—¿Mamá dónde está?
—…Tu hermano mayor también está esperando con nerviosismo. Pero dime, ¿por qué hiciste eso antes? No debes pegarle a los demás, pase lo que pase.
Jeremy, que a los catorce años había golpeado a un príncipe y casi perdió un brazo por ello, se lo decía con total descaro, aunque con la flor en la cabeza, no parecía muy solemne.
—Él no es mi hermano.
—¿Qué?
—No es mi papá.
Por un momento, hubo silencio. Mientras el pequeño Michael se encogía de hombros y fruncía el ceño, Jeremy y Diane se quedaron mirando al niño, atónitos, y luego se miraron entre ellos.
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