⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Ah, de todos modos, las aguas termales siguen siendo lo mejor. ¿Será que me estoy haciendo viejo? En fin, en principio tenía pensado quedarme unos tres días más, pero no podía dejar de pensar en mi preciosa Ana, así que decidí regresar antes. ¡Wahahaha! Pero, ¿quién es ese niño? No lo había visto antes.
Hablando de cosas que nadie le había preguntado, Elias se echó a reír con una energía refrescante y señaló al niño que estaba de pie junto a los hermanos, cuyos rostros estaban sombríos. Ante esto, Jeremy y Leon intercambiaron miradas una vez más.
El primero en hablar fue Leon.
—¿Hermano, pero qué haces aquí?
—¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Acaso está mal que un hijo venga a la casa de su madre?
—No es eso, sino que, ¿por qué estás aquí de pie en la entrada? No me digas que otra vez te echaron.
Elias se puso rojo y azul al instante, pero, de manera extraña, no hizo ninguna objeción. Por lo tanto, la expresión de Jeremy se volvió aún más severa.
—¿Y ahora qué hiciste?
—¡N-Nada! Es que… ese maldito sentido del apego… después de tanto tiempo sin verlo, hasta ese desgraciado me pareció agradable, así que simplemente lo saludé, ¡pero ese tipo rencoroso se enfureció solo!
Parecía que Elias siempre olvidaba el hecho de que ese ‘desgraciado rencoroso’ era, en realidad, el dueño de la casa ducal. A este punto, tal vez solo estaba fingiendo olvidarlo.
—Ejém, en fin, ¿quién es el niño?
Jeremy ya tenía cara de que no quería seguir hablando, así que Leon volvió a responder.
—Es amigo de Michael.
—¿Qué? ¿Ese mocoso insolente ahora tiene amigos? Es una noticia sorprendente. ¿De qué familia es?
—El pri… Dicen que es hijo del príncipe Theobald.
—Ajá, ya veo… Qué aburrido. ¡Maldita sea, mocoso de patas cortas! ¿Eso es lo que te enseñan en la administración? Ch, ch, de verdad, tú nunca te vas a casar. Deberían tomarme de ejemplo a mí.
Después de haber causado semejante escándalo con su matrimonio apresurado, Elias hinchaba el pecho con orgullo. La expresión de Jeremy alcanzaba niveles indescriptibles. Ya de por sí estaba irritable, y que su molesto hermano menor apareciera antes de lo previsto solo para fastidiarlo hacía que su paciencia se agotara aún más.
—¿Acaso no tienes ojos ni cerebro?
—¿Qué? ¿Por qué el ataque personal de repente? ¡No esperas que me ría de esa broma, ¿verdad?!
—Eso es exactamente la prueba de que eres un idiota.
Hubo un breve silencio. Como si hubiera escuchado un chiste insoportable, Elias frunció el ceño con fuerza y luego dirigió la mirada al niño pequeño que se encontraba junto a Leon. Lo observó fijamente durante un largo rato antes de finalmente murmurar:
—¿Cuándo demonios se casó ese tipo?
—No lo hizo.
—Entonces… ¿cuándo tuvo este ‘accidente’?
—¿Cómo voy a saberlo?
—Entonces, ¿por qué está aquí? ¿Acaso el príncipe destronado decidió venir a visitar con su hijo?
—No. Estaba solo.
—¿Y por qué estaba solo?
—¿Cómo voy a saberlo?
—¿Y entonces tú qué sabes? De verdad, eres un espadachín ignorante…
—¿Te está picando el cuerpo porque quieres que te golpee?
Parece que su cuerpo no le picaba, porque Elias cambió rápidamente de tema y, con un tono estruendoso, se dirigió al niño inesperado.
—¡De todas formas, encantado de conocerte, muchacho! ¡Yo soy el león Carmesí de Neuschwanstein! ¡Wahahaha!
…Parecía que Elias había sentido celos del apodo de su hermano mayor durante todo este tiempo.
Sin embargo, a diferencia de la preocupación de sus hermanos, el autoproclamado león Carmesí de Neuschwanstein trató a Theo con una actitud relajada y sin reservas.
—Ah… H-hola.
—Sí, sí. Pero dime, ¿cómo es que terminaste con estos tipos feroces? ¿Te engañaron ofreciéndote dulces? Eres más inocente de lo que imaginaba para ser amigo de Michael. ¿Cuántos años tienes?
—Casi siete…
—Oh, entonces eres mayor que Michael, ¿verdad? ¿Cuándo es tu cumpleaños?
Theo no respondió de inmediato. Sus ojos dorados, abiertos de par en par por el miedo, giraron inquietos, como si dudara. Así que Leon contestó por él.
—Es este domingo… Espera, es mañana.
No estaba claro si era bueno o malo que regresara a su hogar en su cumpleaños. Ni Leon ni Jeremy podían juzgarlo.
Elias, en cambio, abrió los ojos de par en par con exageración.
—¡Ahhh, así que mañana es tu cumpleaños! ¡Felicidades por adelantado! Dile a Michael que te consiga un buen regalo. Ahora que son amigos, es el momento perfecto para aprovecharlo. ¡Hahaha!
Jeremy suspiró y le hizo un gesto a Leon para que entrara primero.
Leon obedeció sin rechistar y llevó a Theo dentro, mientras Jeremy agarraba a Elias, quien ladeaba la cabeza con curiosidad, y le murmuraba:
—El niño regresa mañana a Nueva.
—¿Eh? ¿Cuánto tiempo ha estado aquí?
—Unos cinco días. Dijo que quería despedirse de su amigo, así que lo traje.
—¿En serio? Los niños deben estar tristes por separarse. Pero bueno, ¿ese tipo cuándo demonios tuvo este lío? ¿Nada más llegar a Nueva? Si iba a hacer esto, mejor se hubiera casado de una vez. Es un idiota… ¿El príncipe Retlan ya lo sabe?
—Sí.
—¡Pffft! ¡Hahahaha! ¡Eso debió haber sido un espectáculo! ¡Si lo hubiera sabido, habría vuelto antes!
Tal vez porque él mismo tenía hijos, o quizás solo por su simplicidad innata, pero Elias se mantenía igual de animado y jovial. Jeremy, en cambio, sintió envidia. Y al mismo tiempo, sintió un profundo sentimiento de autodesprecio por envidiar a Elias.
—De todos modos, dime, ¿por qué te echaron esta vez?
—¡Wahaha…! ¡No me echaron! ¡Esta vez de verdad me usaron de chivo expiatorio!
—……
Sin decir nada, Jeremy desvió la mirada hacia los caballeros que custodiaban la entrada de la gran residencia ducal. Sus expresiones eran de absoluta resignación, como si ya hubieran decidido alcanzar la iluminación en este punto.
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—¿Así que desapareció de repente?
—Eso dijo Su Majestad.
—¿Y luego el príncipe Retlan lo encontró y causó un alboroto?
—Si lo resumimos, sí.
—¿Y ahora dice que quiere despedirse de Michael?
—…Más precisamente, de Michael y de nuestra amorosa madre. Ja, ja, ja.
¿Por qué, de entre todos los momentos, tenía que ser ahora cuando Shuri no estaba? Tragándose su amarga frustración, Jeremy se forzó a sonreír con entusiasmo.
Nora, que parecía haber captado las intenciones de su amigo, murmuró con indiferencia:
—Tu amada me ha robado a mi esposa.
—…¿Diane?
—Sí. Se han ido juntas a cabalgar, tan amigas. Por cierto, la esposa de tu hermano también se les unió.
Nora, que normalmente no mostraba tales emociones, parecía inusualmente desanimado, quizás resentido por haber sido despojado de su esposa por sus nueras(?).
En cualquier otra ocasión, Jeremy le habría dedicado una risa burlona, pero en ese momento no estaba de humor para ello.
—¿Así que echaste a Eli solo para desquitarte?
—¿Y si fuera así?
—No es que quiera hacer nada al respecto, solo preguntaba… De todas formas, este pequeño caballero quiere despedirse antes de irse.
El pequeño caballero en cuestión miraba inquieto a los dos hombres dentro del estudio, como si estuviera evaluando su estado de ánimo. No estaba claro si simplemente intentaba medir el ambiente o si tenía otro motivo para su nerviosismo.
—De todos modos, tendrán que esperar a que vuelva Shuri, así que bien pueden dejar que los niños jueguen juntos. ¿Y qué dijo Su Alteza?
—¿Qué iba a decir? Que simplemente no podía creerlo. En fin, todo esto es un completo caos. Solo espera que el príncipe Retlan al menos haya heredado más el temperamento de tu lado de la familia.
—¿Eso es un cumplido?
—Solo digo que esa opción es la menos peor.
—Fuera de mi casa.
—Oye, ¿qué clase de padre echa a su hijo de la casa?
—Aquí tienes uno.
—De todas formas, aunque me eches, volveré a entrar.
—Vaya hijo desobediente.
—…Lo siento.
No fue Jeremy quien habló, por supuesto. Fue Theo, quien, con los dedos temblorosos por la ansiedad, murmuró en un tono tembloroso y a punto de llorar.
Hubo un breve silencio.
—Y-yo solo… quería verlo una última vez. Siento que no podré volver a verlo nunca más… así que no quería ser atrevido ni nada…
Unas profundas pupilas azules se dirigieron con extrañeza hacia Jeremy.
—¿Y este niño qué le pasa?
—…Tal vez cree que estás enojado con él. Oye, pequeño, no llores. Este tipo no está enojado contigo, simplemente es un imbécil por naturaleza.
—P-pero…
—Y además, esta casa es básicamente como una plaza pública donde todos se encuentran, así que no es como si estuvieras cruzando algún límite.
Mientras Jeremy hablaba con descaro, la expresión de Nora se torció por completo.
—¿Una plaza pública, dices?
—Ejem ejem, bueno, bueno, todo está bien, así que ve a jugar con Michael. Tú, llévatelo.
El caballero que esperaba fuera parecía debatirse seriamente sobre si debía obedecer la orden de Jeremy o no, pero como Nora no lo detuvo, finalmente decidió seguirla. Después de todo, para servir en una casa con un árbol genealógico tan complicado, se requería un alto nivel de intuición y flexibilidad.
Después de que el niño, que seguía mirando hacia atrás con inquietud, salió, un extraño silencio cayó entre los dos amigos. Luego, casi al mismo tiempo, hablaron.
—¿Qué demonios fue eso…?
—Fue culpa mía.
—…No esperaba verte asumir la culpa tan fácilmente. ¿Y qué fue culpa tuya? ¿Me vas a decir que en secreto lo has estado criando todo este tiempo? Vaya, qué pésima crianza.
El tono era completamente burlón. La mandíbula de Jeremy cayó, sin fuerzas.
—No digas cosas tan horribles. Es solo que… me volví loco buscándolo antes.
—No es como si fuera la primera vez que pierdes la cabeza.
Tenía razón, pero sentía que la conversación estaba perdiendo el rumbo, así que, dejando a un lado su vergüenza, Jeremy relató con bastante detalle lo sucedido antes.
—…Así que, básicamente, lo asusté.
—…
—No sé qué me pasó en ese momento… Pero al final, lo único que hice fue desquitarme con él. Fue un acto completamente indigno de un caballero.
Añadiendo esas palabras con tristeza, Jeremy se pasó la mano por la cara, frotándosela con frustración. Nora, que lo observaba con una mirada serena, finalmente habló con una voz increíblemente cálida.
—Para ser el hijo bastardo de un enemigo mortal, lo trataste con bastante moderación. Si hubiera sido otro…
—¡Joder, qué cabrón eres!
—Era una broma. Si te sientes culpable, simplemente discúlpate, idiota. ¿Por qué todos ustedes son tan absurdamente complicados? Rachel nunca hacía estas tonterías.
—¡N-no me compares con Rachel!
—Entonces no hagas cosas que te hagan merecer la comparación. Si sabes que te equivocaste, solo discúlpate y no lo vuelvas a hacer.
Según la lógica común, que el Marqués de Neuschwanstein se disculpara con el hijo bastardo del príncipe heredero era un concepto completamente absurdo.
Sin embargo, Nora no solo lo sugería, sino que Jeremy lo consideraba una posibilidad válida.
—¿Crees que con una disculpa todo se solucionará…?
—¿Lo golpeaste?
—¿Qué?
—Te pregunté si lo golpeaste antes.
—…¿Estás loco? ¿Por quién me tomas? Yo vivo y muero por el código de caballería…
—Entonces deja de compararte con ese desgraciado. Me está empezando a molestar.
Jeremy parpadeó, con la boca ligeramente abierta, mirando fijamente los ojos firmes de Nora.
—¿Qué es lo que te molesta?
—Que te estés comparando con un pedazo de basura como él mientras te autoflagelas. ¿No te molesta a ti?
No estaba claro si era un cumplido o un insulto, así que Jeremy decidió asegurarse.
—Entonces… ¿estás diciendo que soy un buen tipo?
—Fuera.
—¡Oye, vamos! ¡No es bueno andarse con rodeos al hablar!
—Esta es mi casa. Si quiero ser directo o indirecto, es mi problema.
Era un argumento irrebatible, así que Jeremy frunció los labios y murmuró algunas quejas. Luego, de repente, dejó escapar un suspiro completamente derrotado.
—Si Shuri se entera, puede que se decepcione de mí…
—Si ella fuera el tipo de persona que se decepciona por algo así, ya habría repudiado a toda tu familia. Haa, si lo hubiera hecho, tal vez yo también sería más feliz…
—¡Oye!
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