⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Otra vez Ana es la que atrapa!
—¡Oye, tú! ¿Vas a seguir explotando a mi hija así? Si quieres, yo puedo….
—¡Es la regla del juego! ¡Tú no juegas, fuera!
—¿Qué dijiste, enano?!
—¡Apártate, papá!
—Ah, Ana… ¡pero papá solo…!
—¡Corre y atrápame rápido!
En cualquier caso, los niños eran criaturas realmente asombrosas. Anabella, que logró neutralizar a Elias en un instante, o Theo, que hace un momento parecía tan retraído pero ahora estaba corriendo y jugando con entusiasmo, eran ejemplos perfectos de ello.
Lo más sorprendente, sin embargo, era Michael, quien aunque siempre estaba discutiendo con Anabella, aún así jugaba bien con ella.
Menos mal que todavía faltaba bastante para que Leah se sumara a la diversión.
—¿Crees que cuando éramos pequeños mamá se sentía así también?
Ante la pregunta casual de Leon, Jeremy respondió con la misma tranquilidad.
—Nosotros ya éramos adolescentes. O sea, que fuimos diez veces peores que ellos.
—Entonces… ¿cómo podríamos devolverle el favor a mamá?
—Tal vez, desaparecer sería la mejor forma de hacerlo.
Apenas dijo esto, Nora recibió un aluvión de rugidos furiosos de los demás, como si fueran leones enfurecidos. Ya a estas alturas, el intercambio de roles entre madre e hijos había alcanzado un nivel impresionante.
—¡No te atrevas a juzgar el gran corazón de nuestra Shuri con tus intereses egoístas!
—¡Vaya, Duque, no pensé que fuera así! ¡Así que en realidad es usted un padrastro despiadado!
Solo les llevaban cuatro años de diferencia y ya se atrevía a llamarlo padrastro. Nora pensó que era sumamente injusto tener que lidiar con estos grandulones torpes cada vez. Definitivamente, era momento de planear una escapada secreta con Shuri.
Mientras tanto, Elias estaba completamente devastado, sentado en una esquina con la cabeza gacha, aún afectado por la dura despedida de Anabella.
—Sniff… cariño… ¿cómo pudiste abandonarme y elegir a otro?
—Deja de decir cosas que cualquiera podría malinterpretar.
—¡¿Qué sabrás tú?! ¡Si ni siquiera tienes hijos! ¡Aún no te has casado! ¡No puedes entender la agonía de mi alma!
—Nora, ¿tú entiendes cómo se siente?
—No, y tampoco me interesa averiguarlo.
Cuando Shuri regresó después de haber montado a caballo con su nuera y futura nuera, la guarida de los lobos se encontraba en un ambiente… medianamente pacífico.
—Hola, nuestra querida madre Shuri.
—Oh, Jeremy. Volviste temprano del palacio. ¿Tenías una cita con Diane?
—Bueno, en parte… Pero, ¿hicieron otra competencia? ¿Quién ganó esta vez?
—Obviamente, esta mamá tuya.
Shuri respondió con aire de satisfacción mientras se quitaba el sombrero de montar y sonreía. Tal vez por la actividad física, pero sus ojos verdes parecían brillar aún más de lo normal.
—Por cierto, te ves apagado. ¿Pasó algo malo?
¿Que él, el león de Neuschwanstein, se viera apagado? ¡Imposible!
Jeremy estuvo a punto de negarlo rotundamente, pero al final, sintió que no tenía sentido hacerlo y simplemente cerró la boca. En su lugar, cerró los ojos con fuerza y, de repente, envolvió a Shuri en un abrazo. Era demasiado mayor para esto. De hecho, ni siquiera cuando era más joven había hecho algo así.
—Jeremy, ¿qué ocurre? ¿Pasó algo?
Al escuchar su voz preocupada, una extraña sensación de alivio lo invadió. Suspiró suavemente y negó con la cabeza.
—No es nada… solo…
—¡Alto ahí! ¿Qué hace un adulto abrazando así a su madre? ¡Qué escena más repulsiva!
Nora, que acababa de acercarse, miró la escena con un evidente desagrado. Y Jeremy, por supuesto, puso la misma cara de disgusto.
—¡Ni el vínculo madre-hijo más fuerte puede impedir que interfieras, maldito entrometido!
—¿No ves que Shuri tiene problemas con tu tamaño?
—¿Entonces prefieres que me lance sobre ti?
—No, gracias. Solo me gusta cuando Shuri me abraza.
La respuesta fría y firme de Nora fue suficiente para que Jeremy perdiera toda motivación para seguir discutiendo. Mientras tanto, Shuri se cubrió la frente con la mano y dejó escapar una pequeña risa.
—Ustedes dos siempre se llevan tan bien.
—¿¿Bien?? ¡¿En qué parte?!
—Ah, Shuri, hay un amigo de Michael en casa.
—¿Un amigo de Michael?
—Sí, vino a despedirse porque se va mañana. Nuestro amable capitán de la guardia lo escoltó personalmente hasta aquí, ¿no es así?
—……
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—No esperaba encontrarte aquí.
—Sí… pensé que tal vez podrías estar…
—Esa excusa es bastante mala.
—¿De-ver-dad?
Dado que incluso a él le parecía una excusa poco convincente, Jeremy se rascó la cabeza con nerviosismo. Por otro lado, Diane sonrió tranquilamente y señaló con la barbilla hacia la escalera de caracol.
—Parece que alguien te trajo aquí por el niño que está jugando allí.
—No es que me hayan traído a la fuerza…
A diferencia de la joven pareja que todavía tenía una relación fresca, Elias, que se había casado hace mucho, no perdió ni un segundo antes de empezar a lamentarse en el suelo al ver a su esposa.
—¡¿Cómo pudiste abandonarme así para seguir a ese mocoso?! ¡¿Cómo?!
Ante el desgarrador grito, O’hara simplemente chasqueó la lengua.
—¿No te das cuenta de que te metes demasiado en los juegos de los niños? ¡Deja de ser tan molesto!
—¿¡Molesto!? ¡Esto es injusto! ¡Shuriii! ¡Mira cómo me tratan! ¡Todos me odian! ¡Voy a moriiiir…!
—Eli, te pedí que no digas cosas raras cuando hay niños delante.
—¡Tch! ¡Esto es favoritismo! ¡Discriminación!
Aparentemente, ni con los años Elias dejaría de quejarse de favoritismo.
Por otro lado, Leon, el único que no tenía pareja, sintió una punzada inexplicable de irritación. Quizás debería empezar a buscar a alguna joven que también disfrutara de novelas de misterio. O tal vez, debería visitar de nuevo Safavid y ver a esa guerrera…
—¡Jajajaja!
—¡El último en llegar es un perdedor!
Realmente, esos niños aparecían por todas partes. Al menos desde la perspectiva de Leon, parecían cachorros de bestias salvajes saltando de un lado a otro.
El dicho ‘la rana no recuerda cuando fue renacuajo’ jamás había tenido tanto sentido.
—Ehm, señora. Creo que ya es hora de que volvamos a casa…
—¿Eh? Pero ya es casi la hora de la comida. ¿Por qué no se quedan un poco más?
—No, ya nos han hospedado demasiado… Además, para ser sincera, estoy muy cansada…
Era comprensible. Apenas habían regresado de su viaje y sin haber descansado, salieron a cabalgar con entusiasmo. No era raro que el agotamiento los alcanzara. Además, aunque ya llevaba bastante tiempo formando parte de la familia y se había acercado mucho a Shuri, O’hara todavía se sentía incómoda en presencia de Nora. No es que le desagradase o que se sintiera incómoda con ella, sino que simplemente le ponía nerviosa.
Por supuesto, Nora no se daba cuenta en absoluto. Pero Shuri sí lo notaba, por lo que no insistió en retenerlos más. En cambio, fue Elias quien comenzó a quejarse.
—No quiero irme. Sniff… Todos me odian…
—Ana, vámonos a casa. Deja a tu papá ahí.
—¡¿Por qué me dejas atrás?! ¡No puede ser que una esposa abandone a su marido!
—Oh, Ana, ¿ya te vas a casa?
—¿Tío Michael?
—¿Qué? ¿Quién dijo que me siento triste? ¡No digas tonterías!
Mientras Anabella y Michael jugaban y hablaban animadamente en la sala, Theo se quedó en la entrada, jadeando, observándolos en silencio.
Jeremy se acercó sigilosamente.
—Eh…
—¿Sí?
Theo levantó la cabeza de golpe, sus ojos dorados reflejaban miedo.
Jeremy sintió pena por él. Carraspeó y echó un vistazo hacia atrás antes de dar unos pasos hacia el pasillo junto a la entrada.
Habló con un tono que incluso para él sonaba torpe y extraño.
—Bueno… Quería decirte algo…
Theo solo abrió los ojos aún más y lo miró en silencio.
Tenía una expresión tan vulnerable que Jeremy sintió el impulso de dar media vuelta y salir corriendo. Pero ya había iniciado la conversación, así que debía continuar.
—Verás… Yo… Bueno, antes…
—…
—Ehm… Bueno… Antes… Lo siento.
Se hizo un breve silencio. Jeremy, que apenas había logrado pronunciar su disculpa, observó con cautela la reacción del niño.
Theo, sin embargo, no respondió. Mantenía la misma expresión, mirándolo fijamente como si no hubiese escuchado nada.
Jeremy, sintiéndose aún más incómodo, continuó vacilante.
—Debiste haberte asustado… Hum… Perdón.
—…
—¿Podrías decir algo? Si no quieres hablar, puedes darme un puñetazo. Ja, ja, ja.
Jeremy dejó escapar una risa nerviosa.
En ese instante, el niño, que hasta entonces se había quedado inmóvil como una estatua, abrió la boca como si fuera a decir algo. Pero luego, la cerró de nuevo.
Y entonces…
—Sniff…
¿Qué?
Jeremy parpadeó rápidamente, convencido de que había escuchado mal. Pero al mirar de nuevo, vio algo que le heló la sangre.
—Espera, ¿qué? ¿Tú…?
—Sniff… Sniff…
—¡¿Por qué estás llorando?!
¡Dios mío! ¿Qué fue lo que dije mal? ¿O acaso mi hermano lobo tenía razón y mi cara es el problema? ¡¿Es eso?!
Los ojos de Jeremy temblaban de pánico.
Theo no estaba bromeando. Estaba llorando de verdad.
Cubriéndose los ojos con sus pequeñas manos, dejó que gruesas lágrimas cayeran de sus grandes ojos dorados.
Era la primera vez que Jeremy enfrentaba una situación así, y tragó saliva con nerviosismo.
—Ehm… Oye, pequeño, no llores… Bueno, está bien si lloras, pero… ¿por qué?
El niño negó rápidamente con la cabeza, pero de inmediato volvió a sollozar.
Jeremy tenía muchos hermanos menores e incluso sobrinos, pero no tenía ni idea de cómo manejar esta situación.
Su mente se estaba quedando en blanco.
—¡Espera, no llores! O bueno, llora si quieres, pero dime por qué…
Sin saber qué más hacer, Jeremy extendió su gran mano y, con sus gruesos dedos, secó las lágrimas del niño.
—Vamos, no llores, ¿sí? No sé cómo manejar a los niños cuando lloran… Además…
—¿Qué hacen ahí?
La repentina voz de Nora, quien aparentemente los había seguido en silencio, rompió la escena.
Y al mismo tiempo, Theo rompió en llanto por completo.
Por supuesto, la conmoción fue inmediata.
—¡Waaaaaah!
—Oh, vaya… Hermano, finalmente lograste hacer llorar a un niño.
—¡¿Qué demonios hiciste ahora?! ¡Siempre tan bruto!
—¿Theo? ¿Te hizo algo malo?
—¿Qué está pasando aquí?
¡Yo tampoco lo sé!
Jeremy sintió ganas de ponerse a llorar junto con Theo.
Dios, ¿es este mi castigo? Aunque ni siquiera sé qué hice mal…
—¿Otra vez? ¿Ahora qué pasó?
Shuri apartó a los demás y se acercó, con el rostro lleno de desconcierto.
Miró a Nora en busca de respuestas.
Nora negó rápidamente con la cabeza, indicando que no sabía nada.
Entonces, los ojos de Shuri se posaron en Jeremy.
Jeremy asintió y negó al mismo tiempo.
Eso le provocó un tirón en el cuello.
—Yo… yo tampoco lo sé…
—Theo, cariño, ¿por qué lloras?
Por supuesto, Theo no respondió.
Estaba demasiado ocupado sollozando para poder hablar.
—Shii, está bien, está bien……
Mientras Shuri se arrodillaba en el suelo y abrazaba con cuidado al niño para calmarlo, Jeremy solo podía mirar la escena con una expresión aturdida. Shuri, que alternaba la mirada entre Jeremy y el niño en sus brazos, mostró una expresión extraña y parpadeante.
El destino es realmente curioso.
¿Lo saben ustedes? Si yo no hubiera regresado, frente a ti no estaría este niño, sino su padre en su lugar. Este niño ni siquiera habría nacido……
—Solo quería disculparme……
—¿Eh?
—… Le grité al niño y quería disculparme……
Balbuceando torpemente, Jeremy echó una mirada furtiva a Nora, que estaba de pie frente a él. Fue entonces cuando Nora, comprendiendo la situación, mostró una sonrisa cansada.
—Así que fuiste tú quien lo hizo llorar.
—No, pero de verdad solo quería disculparme…… Lo digo en serio, con sinceridad……
—¡Wahaha! ¡Aunque lo intentes con sinceridad, sigue siendo lo mismo!
—Oye, ¿y tú acaso alguna vez te has disculpado de verdad con alguien?
—¡¿Qué dijiste?!
Mientras los adultos discutían ruidosamente, Theo había dejado de llorar y ahora sollozaba en voz baja con un pequeño hipo. Shuri le acariciaba la espalda con suaves palmadas.
—¿Te sientes mejor?
—……Hic… Mamá.
—¿Eh? ¿Puedes repetirlo?
—Hic…… Mamá. Hic… La extraño…
El silencio cayó de inmediato. Los hermanos león intercambiaron miradas solemnes, y en ese momento, Michael se acercó a ellos corriendo. Luego, tomó el brazo de Shuri y, con una actitud muy madura, dijo:
—Mamá, ¿sabes? Mañana es el cumpleaños de Theo.
—… ¿En serio?
—Sí. Pero se va temprano en la mañana, de regreso a casa. Por eso……
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—Pensé que llorarías junto con él.
—¿Q-qué? ¡¿Por quién me tomas?!
—Parecía que lo harías de verdad.
—¿¡En qué parte!?
Hacía mucho tiempo que no se sentía tan desconcertado, pero decir que casi lloró era una exageración. Mientras Jeremy refunfuñaba, insatisfecho, Diane le agarró la mejilla y la estiró con fuerza.
—¡Ayaaak!
—Entonces, ¿resolviste un poco tus preocupaciones?
¿Preocupaciones? ¿A qué se refería ahora? Con la mejilla aún dolorida, Jeremy parpadeó confundido.
—¿Qué preocupaciones?
—No lo sé. Tú deberías saberlo mejor. Desde que conociste a ese niño has estado de mal humor todo el tiempo. Pero ahora pareces bastante bien.
¿De verdad había sido así? A veces, las cosas se sentían diferentes cuando alguien más las decía. Jeremy desvió la mirada con una expresión incómoda.
Después de una cena más lujosa de lo habitual, la familia de Elias regresó a su casa. Leon, que fingía leer un libro en el sofá del balcón, terminó quedándose dormido.
Michael claramente quería seguir jugando, pero apenas podía mantenerse despierto. Theo también debía regresar pronto al palacio. Después de eso, no había forma de saber cuándo podría volver al Imperio.
—¿Te preocupa?
—¿Eh?
—Digo, ¿te preocupa él?
—… Un poco. Es que su padre no me da mucha confianza…
—Pero al menos ha conseguido un buen amigo, así que no es tan malo, ¿no?
Con Michael cerca, cualquier cosa sería posible. De alguna manera, de cualquier manera. Separarlo de su padre tampoco sería tan difícil… siempre y cuando él mismo lo deseara.
—De todos modos, todos han sido muy amables. Tú, tus hermanos, incluso tus padres. Teniendo en cuenta su relación con el príncipe destronado, es sorprendente.
Jeremy pensó en replicar algo sobre la palabra ‘padres’, pero decidió dejarlo pasar. En cambio, se lamió los labios con incomodidad y rodeó a su pareja con un brazo, acercándola a él.
—El niño no tiene la culpa.
—Eso es cierto. Los hijos no tienen nada que ver con los pecados de sus padres.
—… Sí, tienes razón.
—Pero dime, ¿tú tienes ganas de tener hijos?
El tono era juguetón, pero los ojos azules que lo observaban eran extrañamente serios.
Jeremy se quedó boquiabierto por un momento, mirándolo fijamente. Luego, sonrió y respondió con decisión:
—Sí. Si es contigo.
Notas del Autor
Hola a todos. Soy la autora, Nyang y Especias.
Lamentablemente, la historia extra de El Cuento de Hadas de una Madrastra termina aquí.
Gracias por leer esta historia, a pesar de sus muchas carencias.
Seguiré esforzándome para traerles mejores historias.
¡Una vez más, muchas gracias! 🙂
N/Nue: Mentira gente, nos regaló 10 extras más!!!
Comments for chapter "164"
MANGA DISCUSSION