⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
¡Crash!
Elias, incapaz de soportar más el aire sofocante y las absurdas palabras del adivino, se levantó bruscamente y pateó la mesa cubierta de incienso.
Con el estruendo, Jeremy, que hasta ese momento estaba absorto escuchando, también se sobresaltó.
—¡Oye, viejo estafador! ¡Desde hace rato sigues adulando a ese tipo, parece que hasta tienes algún interés en él! ¡Pero ese tipo ya se casó con mi madre! ¡Es mi padre, ¿entiendes?!
Nora no hizo más que temblar de risa ante las palabras de Jeremy, que resultaban demasiado absurdas para ser tomadas en serio.
El adivino, que había estado mirando la mesa rota con un momento de desconcierto, estalló en cólera.
—¡Ay, ay, ay! ¡¿Por qué los jóvenes son tan volubles?! ¡Ayer estaban encantados!
—¿Qué?
—¡Ayer estaban tan fascinados que hasta me llamaron ‘Sir’! ¡¿Y ahora hacen esto?!
—N-No, ¿cuándo hicimos eso…?
—Sabía que esto pasaría. Los de su clase solo son amables cuando les conviene.
El adivino recogió los restos de incienso dispersos en el suelo con una expresión amarga.
Los hermanos leones lo miraban en silencio, sintiéndose extrañamente como si fueran los villanos en esta escena.
—¿Así que vinimos aquí ayer?
—¿Que si vinieron? ¡Y no solo eso!
—Espera, espera, primero que nada, quiero disculparme en nombre de mi hermano por su grosería. Pero no recordamos nada de lo que pasó anoche…
—Aunque lo digan, no voy a devolverles mi pago. Vamos, ustedes deberían entenderlo. Aunque me cortaran el cuello, no hay reembolsos, así que ya lo saben…
—¡Este viejo de verdad…!
Justo cuando Jeremy iba a estallar de nuevo, Nora, que apenas había logrado contener su risa, se levantó tambaleándose.
—Tenemos algo de sentido común. Así que para pagar la mesa, ¿aceptarías joyas?
—Aquí solo aceptamos efectivo, joven guapo. Ni siquiera acepto pagarés.
—¿De verdad? Entonces, eso significa que anoche también pagamos en efectivo.
—¡Por supuesto! Esa zanahoria colorada dijo que había ganado dinero bailando y me dio un montón. Gracias a eso, pensaba tomarme un descanso por un tiempo…
El rostro de Elias se tornó inmediatamente rojo y azul de la vergüenza.
—¡¿Por qué a ese tipo oscuro le llamas guapo y a mí zanahoria?!
—¡Cierra la boca, idiota! ¿Estás seguro de eso? ¿No te dimos nada más?
—¿Algo más? ¿Como risas, aplausos y halagos?
—Me refiero a algo como… joyas incrustadas en accesorios.
—Yo no acepto joyas como pago. Por aquí hay demasiados estafadores en las casas de empeño… La juventud de hoy en día ya no quiere ganar dinero honradamente…
—…No creo que seas el indicado para decir eso.
—¡¿Me estás llamando estafador?! ¡Les hice el favor de leer sus vidas pasadas! ¡Todo el sufrimiento que tienen ahora es porque acumularon mal karma en su vida anterior!
—¡¿Qué demonios estás diciendo?!
Jeremy, furioso, se lanzó contra el adivino, provocando un pequeño alboroto.
Si Elias y Nora no hubieran intervenido para contener a Jeremy, el adivino, que había tenido una gran ganancia la noche anterior, probablemente no habría vivido lo suficiente para disfrutar de su dinero.
—¡Tranquilízate, pequeño salvaje! Si reaccionas a cada estupidez que dice ese tipo, el único que sale perdiendo eres tú… ¡Argh! ¡¿Dónde crees que pateas?!
—¡Suéltame! ¡Ese viejo nos robó mi anillo, estoy seguro! ¡Lo siento en mis huesos!
—¡Maldita sea! ¡Entonces busquemos en las casas de empeño cercanas! Si alguien se atrevió a robar tu anillo, lo más probable es que ya lo haya llevado a empeñar.
Ante la sugerencia inesperada de Elias, tanto Nora como Jeremy, que seguía forcejeando, mostraron expresiones de asombro.
—¡Ese sí es mi hermano!
—¿Y si fuiste tú quien me manoseó?
Por su comentario innecesario, Nora tuvo que esquivar una patada feroz de Elias.
Momentos después, comenzaron a caminar de regreso por donde habían venido.
—Pero hay demasiadas casas de empeño por aquí…
—No pensarás de verdad en revisarlas todas, ¿verdad? Honestamente, la idea de que alguien haya tocado tu pecho suena ridícula. ¿Elias, no dijiste eso en sentido figurado?
Ante la sospecha de Nora, Elias asintió.
—Sí, supongo que… ¿Qué demonios?
Elias frunció el ceño y levantó la cabeza.
En el segundo piso de un taller cercano, unas personas que los observaban desde la ventana se apresuraron a esconderse al notar que habían sido descubiertas.
La escena era, sin duda, sospechosa.
—¿Quiénes son esos?
—Tal vez están molestos porque hacen demasiado ruido. Vamos, vámonos de aquí.
Nora, bromeando, aceleró el paso. Pero Jeremy le agarró el hombro y lo detuvo.
—No, espera. ¿No te parece extraño?
—Si un grupo de nobles pasa por aquí haciendo alboroto, es normal que la gente se asome a mirar.
—Pero no parecían simples espectadores. ¿Y si ellos nos vieron anoche…?
—¿Han venido otra vez por la sangre?
Una voz llena de resentimiento rompió el aire.
Los tres, que estaban a punto de continuar su conversación, se sobresaltaron y abrieron los ojos con sorpresa.
La puerta principal del taller se abrió de golpe y un hombre de mediana edad salió, mirando fijamente a Jeremy con expresión severa.
No parecía exactamente amenazante o grosero, sino más bien alguien cargado con un profundo y doloroso sentimiento de desesperación.
—¿Quién demonios es este tipo? ¿Y por qué nos grita así de repente?
A pesar del tono feroz de Elias, el dueño del taller ‘o al menos, el hombre que parecía serlo’ no dudó ni un instante en clavar su mirada en Jeremy.
En lugar de enfurecerse, Jeremy solo se sintió cada vez más desconcertado.
—¿Acaso nos hemos encontrado antes…?
—¿No es suficiente con lo que ha hecho? ¿Aún queda algo por lo que quiera seguir atormentándonos? ¡Por muy plebeyos que seamos, por muy insignificantes que nos consideren, incluso nosotros sabemos que eso no es algo que un caballero debería hacer!
Las palabras del dueño del taller salieron como si escupiera sangre, mientras gruesas lágrimas caían de sus ojos. Su expresión reflejaba tal nivel de sufrimiento y desesperación que resultaba desgarrador incluso para los que lo observaban.
Al igual que sus dos compañeros, Nora se quedó paralizado con el rostro vacío. Finalmente, se acercó con cautela al hombre.
—Oiga, ¿qué significa todo esto? ¿Que un caballero no debería hacer algo así? ¿Ese idiota causó algún problema aquí?
—De todas formas, aunque dijera la verdad, solo querrán cortarme el cuello. ¡Hagan lo que quieran! ¡Pero no tengo ni una pizca de vergüenza ante el cielo!
—Hoy todos parecen dispuestos a ofrecer su cuello por alguna razón… Escuche bien, no me interesa su cabeza, ni siquiera serviría como adorno. Solo quiero saber qué fue exactamente lo que este idiota hizo para que usted hable así.
El dueño del taller respiró con dificultad y levantó la vista hacia la expresión seria de Nora.
Después de unos segundos, su tono se suavizó un poco.
—Puede que no me crean, pero desde que aprendí a caminar me he dedicado a este oficio. Y en todo este tiempo, nunca he hecho nada ilegal ni deshonroso.
—Pues tiene una cara bastante honesta.
—Los que trabajan aquí son igual que yo: gente decente que lucha cada día por ganarse la vida. ¿Pero qué crimen hemos cometido para sufrir una desgracia como esta? Solo puedo sentir rencor hacia los dioses.
—Así que… ¿qué pasó exactamente?
—¿Que qué pasó? ¡Pregúntele a él! ¡Averigüe qué hicieron él y sus distinguidos compañeros anoche en este lugar!
Nora y Elias se giraron al unísono para mirar a Jeremy.
Jeremy tenía el rostro completamente lívido, como si hubiera sido golpeado por un rayo.
Sus ojos esmeralda se abrieron con una mezcla de confusión y terror.
—¿De qué estás hablando…? ¿Qué se supone que hice? ¿Qué pasó aquí anoche?
—¡Hah…!
El dueño del taller dejó escapar un suspiro incrédulo, antes de que sus lágrimas volvieran a caer con más fuerza.
—¿Ahora pretende fingir que no sabe nada? ¡Después de haber destruido nuestro hogar, el lugar del que dependemos para sobrevivir!
—¿Qué?
—¡Y no solo eso! Si solo se hubiera tratado de la destrucción, lo habríamos aceptado como un golpe de mala suerte y seguiríamos adelante. ¡Pero no! ¡Por responder con unas pocas palabras, mi hijo, mi niña! ¡Los niños que hemos criado como si fueran nuestros propios hijos! ¡Dígame! ¿Qué les ha pasado? ¿Siguen con vida?
Su voz se convirtió en un grito desgarrador.
Jeremy se quedó completamente sin palabras, con la mente en blanco.
Su mirada perdida temblaba de horror.
—¿Qué demonios…?
—¡Se los llevaron a la fuerza! ¡Su gente! ¡Mi pobre niña, rogando y llorando desesperada…! ¿Eso es lo que llaman el honor de un caballero? ¿Ese es el orgullo y el derecho de un noble? ¿Cómo puede una persona hacer algo así?
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
El grupo regresó esa mañana al lugar donde habían despertado: la mansión del Duque de Nuremberg.
Para ser precisos, Nora y Elias prácticamente tuvieron que arrastrar a Jeremy hasta allí.
Jeremy no estaba en condiciones de procesar nada.
—Tiene que haber un malentendido. Tal vez alguien parecido a él… Jeremy no haría algo así. No importa cuán borracho estuviera, el Jeremy que conozco jamás haría algo así.
Elias intentaba aferrarse a la lógica, su voz impregnada de una inusual ternura.
Pero Jeremy seguía perdido en un vacío de desesperación, con la mirada apagada.
El león de Neuschwanstein, desplomado en el sofá, parecía haber perdido completamente su alma.
—Yo… ¿realmente hice algo así?
—¡No digas tonterías! Anoche estuvimos juntos todo el tiempo. No hay forma de que te hayas escabullido sin que nos diéramos cuenta. No es posible que tú, de todas las personas, hayas hecho algo así. Estoy seguro de que alguien se confundió o que algún maldito lunático se hizo pasar por ti.
Nora lo agarró por los hombros con fuerza, mirándolo con firmeza.
Jeremy levantó la cabeza con una expresión vacía.
—¿Y si realmente fui yo…? No recordamos nada de anoche. ¿Qué pasa si fui yo? ¿Qué harás entonces?
—No digas estupideces, eso no puede ser…
Comments for chapter "170"
MANGA DISCUSSION