⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Si realmente tienes la intención de casarte, actúa como si no supieras nada y mañana ve al lugar de la boda. Luego, uno de nosotros se irá antes de que empiece la ceremonia para traer a la madre falsa. ¿Sabes? Ese… lo que está de moda entre las jóvenes últimamente…
—¿Un evento sorpresa?
—¡Sí! Eso es, Rachel. Un evento sorpresa. Fingiremos que organizamos un evento sorpresa. Así, la madre falsa estará contenta y la otra chica se bajará un poco los humos, ¿no crees?
¡Crash!
Elias se cayó repentinamente de la silla, y tanto Leon, que hablaba con confianza, como Rachel, cuyos ojos brillaban de emoción, gritaron brevemente al mismo tiempo. Sin hacerles caso, Elias se levantó rápidamente, agitando su larga melena roja atada en lo alto, y se lanzó hacia su único hermano menor.
—¡Qué chico tan admirable! ¡Vaya idea tan brillante la tuya!
—¡Aahhh! ¡No puedo respirar!
Fue en ese momento cuando Jeremy, que hasta ahora había estado escuchando en silencio, de repente se golpeó la rodilla con la palma de la mano. Sus tres hermanos lo miraron sobresaltados, mientras que el león de Neuschwanstein, con sus ojos verde oscuro destellando de manera inquietante, habló lentamente, muy lentamente. Un escalofriante rugido emergió de su garganta.
—¿Crees que a Shuri realmente le gustará?
—…Supongo que sí, ¿no? A nadie le desagradan los eventos sorpresa.
—Maldita sea, de acuerdo. Entonces, me sacrificaré y organizaremos ese maldito evento sorpresa o lo que sea.
—Eh, hermano mayor, tengo una idea adicional…
Rachel, cuyos ojos brillaban emocionados como estrellas, tardó un poco en poder continuar hablando. Mientras sus tres hermanos de Neuschwanstein esperaban pacientemente, finalmente, respirando con dificultad, ella propuso:
—Cuando venga la madre falsa, todos deberíamos llamarla madre. ¿Qué te parece?
—Pero tú y Leon seguirán llamándola madre falsa, ¿verdad?
—¡No! ¡La llamaremos simplemente madre! ¡Así que ustedes también llamen a mamá de manera sincera! Y no lo hagan con sarcasmo como de costumbre. Agradezcan de corazón que nos haya cuidado hasta ahora.
Y así fue como, de una forma u otra, se planificó el evento. Se decidió que Rachel sería la encargada de traer a Shuri.
Y ese evento especial nunca llegó a ver la luz.
N/Nue: JAJA me voy a m*word.
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El lugar donde se celebraba la boda del siglo, que ya llevaba meses en boca de todos, era la Catedral Central de Wittelsbach. La gigantesca catedral, que se jactaba de tener una historia rica, construida en los primeros días de la fundación del país, estaba abarrotada de gente.
La boda entre la princesa Heinrich, conocida como la mayor belleza de la capital, y el heredero de Neuschwanstein, admirado por todas las jóvenes, era el evento del año.
Los invitados no eran menos que los asistentes a un banquete imperial, con príncipes entre ellos, lo que lo convertía en un evento de lujo.
—Todavía no se ha visto a Lady Neuschwanstein.
—Es cierto. ¿Será que…?
—Oh, vamos. No puede ser…
Ojalá todos se callaran ya, pensaba Elias mientras miraba el reloj con nerviosismo. Solo quedaban unos minutos para que comenzara la ceremonia. ¿Por qué estaba tardando tanto Rachel? ¡No está tan lejos de casa!
—¿Todavía no ha llegado?
—Aún no.
Incluso Jeremy, con su elegante traje blanco, tenía una expresión de ansiedad poco característica. Por su parte, Leon suspiraba, lamentando no haber ido él también.
—Esto va a terminar con ella llegando a mitad de la ceremonia. ¿O quizás aparecerá en el banquete?
—Bueno, si eso sucede, no podremos hacer mucho, pero me gustaría que todos dejaran de murmurar.
—Probablemente eres el único novio en el mundo que desearía que sus invitados se callaran en su propia boda.
Rachel finalmente no llegó a tiempo para la ceremonia.
La aparición de la princesa Heinrich, deslumbrante con su vestido blanco tejido como si estuviera hecho de tela de araña, fue suficiente para hacer suspirar de admiración a los hombres en el público. Sin embargo, Jeremy solo pensaba en las dos mujeres que aún no se habían presentado.
Aunque tal vez era solo su impresión, Shuri no necesitaba ni siquiera un vestido de novia para captar la atención de todos. Ni siquiera una sonrisa. Con solo fruncir el ceño, podía dejar sin aliento a todos los hombres que la rodeaban… Aunque tal vez ella no lo supiera.
De todos modos, esa era una de las virtudes y defectos de Jeremy. Cuando se concentraba en una cosa, podía ignorar todo lo que sucediera a su alrededor.
Tal vez era el momento más importante de su vida: el momento en que dejaría de ser el heredero maldito y se convertiría en un verdadero Marqués. Y, sin embargo, no le prestaba la más mínima atención.
Tal vez por el frío que emanaba de sus ojos inexpresivos, O’hara, que estaba frente al altar con una radiante sonrisa, apretó ligeramente las manos que tenía entrelazadas con las suyas.
Jeremy la miró de reojo y esbozó una sonrisa cortante. No lo hizo con intención, pero de alguna manera, los hombros de la novia temblaron ligeramente.
—Jeremy Von Neuschwanstein. Ante el Padre y la Madre Divina, tomas a O’hara von Heinrich como tu esposa y…
¡Boom!
Las puertas de la catedral se abrieron de golpe sin previo aviso, interrumpiendo la voz del sacerdote que oficiaba la ceremonia. Jeremy se dio la vuelta. Elias y Leon, que estaban sentados nerviosos entre los invitados, también se levantaron de un salto y miraron hacia atrás al unísono. Finalmente, al fin…
—¡Her-hermano!
Por un momento, Jeremy pensó que la abrupta entrada de Rachel se debía a la emoción. Sus ojos esmeralda, brillando intensamente en su rostro pálido, lo llamaban desesperadamente.
Sin embargo, cuando vio al príncipe de Nuremberg, vestido con el uniforme de la Strafe (el escuadrón secreto), de pie junto a su hermana, se dio cuenta de inmediato, instintivamente, de que algo estaba terriblemente mal.
—¡Her-hermano! ¡Hermano!
Elias y Leon corrían hacia Rachel, que se había dejado caer al suelo, sollozando y agitando su cuerpo. No podía entender bien lo que decían.
El príncipe, abriéndose paso a través de la multitud que se había alborotado en un instante, se acercó a grandes zancadas, con una expresión fría e inexpresiva, y extendió una mano hacia Jeremy. En la palma áspera, enguantada en negro, descansaba un broche de peridoto que Jeremy reconoció al instante. No podía no reconocerlo. Era el mismo que había comprado para ella, para Shuri, para su madre, hacía cuatro años en la feria del aniversario de la fundación.
—¡Hermanooo!
Jeremy miró los ojos azul oscuro que se posaban sobre él, sombreados por una tristeza profunda, y lentamente giró la cabeza. Su hermana estaba arrodillada en el suelo, llorando. Era como si volviera a ser aquella niña de trece años, sentada sola bajo la lluvia en un rincón del jardín, gritando mientras lloraba.
( Si alguien vuelve a hacerle algo malo a la madre falsa, tú lo eliminarás, ¿verdad? )
Jeremy cerró los ojos por un momento antes de abrirlos nuevamente. Trató de responder, pero no le salía la voz.
Más que eso, no podía respirar bien.
( Lo haré. )
( Tienes que eliminarlo de verdad. Júralo como caballero. )
( Sí, lo juro. )
N/Nue: …. Por eso gente, no hagan promesas que no puedan cumplir 🙁
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