⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Cómo es que…?
—Vine para agradecerte por el regalo de Navidad. También estaba preocupado por cómo estarías…
De repente, sentí un nudo en el pecho. Aunque no pudiera ser de gran ayuda, siempre se agradece la amabilidad de los demás, especialmente en momentos como este…
Reprimí un suspiro y me acerqué, sentándome cuidadosamente a su lado sobre la roca.
—Me preocupé al no verte en el banquete de Navidad.
—Bueno, no es apropiado presentarse en un lugar tan solemne con este aspecto.
¿Este aspecto…? Fue entonces cuando lo miré bien. El chico, con la cabeza baja y frunciendo ligeramente el ceño, tenía una mancha rojiza y desvanecida en la mejilla izquierda, como una contusión que estaba sanando lentamente. ¿Quién podría haber dejado una marca así en el rostro del hijo del Duque de Nuremberg?
—Dios mío, ¿qué te ha pasado?
—Hum, no te preocupes. No es nada. De todos modos, escuché que tu león lento le dio una buena paliza a ese zorro del príncipe. Si yo hubiera estado allí, lo habría hecho en su lugar, qué lástima.
Su actitud relajada, hablando como si no fuera gran cosa, me sorprendió. Lo observé en silencio por un momento antes de esbozar una pequeña sonrisa.
—Eso debió ser todo un espectáculo. Pero, ¿qué pasó con tu cara? ¿Acaso tú también tuviste un enfrentamiento con el príncipe?
—Si así fuera, al menos podría llamarlo una herida de honor, pero no. Las peleas con mi padre son algo tan habitual que no vale la pena mencionarlas.
—Nora…
No sabía qué decir, y mientras lo miraba con tristeza, él jugueteaba con una camelia blanca que había florecido sobre su cabeza, tocándola torpemente con los dedos. Luego, de repente, me miró directamente a los ojos.
—Hermana, ¿quieres escapar conmigo?
—¿Qué…?
No estoy segura de qué expresión tenía en ese momento, pero debió ser bastante divertida, ya que el chico, que había estado tan serio, comenzó a reírse de inmediato.
—¡Jajaja, tu cara! Solo estaba bromeando.
¿Este chico…? ¿Cómo podía hacer una broma así en medio de esta situación? Aunque lo más sensato habría sido regañarlo por burlarse de los adultos, me pareció que eso solo lo haría reír más, así que me limité a sonreír levemente con él.
—Eres el epítome del romanticismo caballeresco. ¿Adónde querrías escapar?
—Bueno, supongo que todos lo hemos pensado alguna vez, aunque sé que tú no eres del tipo que huye de nada.
No sabía qué había visto en mí para estar tan seguro de eso, pero, ciertamente, tenía razón. Si hubiera sido capaz de escapar de mis problemas, ya lo habría hecho, tanto él como yo.
Después de un momento de risas, el chico se levantó de un salto, como si estuviera listo para irse. Pero, antes de ponerse el sombrero, vaciló por un instante y me miró. Había algo desconocido, una sombra momentánea en sus ojos azules, tan llenos de alegría antes, que hizo que mi corazón se hundiera.
—¿Ya te vas…?
—Parece que estás ocupada, así que debería irme. Si fuera un poco mayor, podría haber encontrado una forma más adecuada de animarte, pero ya sabes, todavía soy un novato en esto.
—No es cierto. Tu intención es más que suficiente, y te lo agradezco.
Debería ser yo quien lo consolara a él, pero parecía que estaba sucediendo lo contrario. Cuando todo esto termine…
—Gracias por tu tiempo. Te deseo suerte, y a ese tonto también, con su brazo.
De repente, sentí un nudo en la garganta y no pude decir nada. Lo único que pude hacer fue asentir ligeramente y forzar una sonrisa.
¿Por qué me quedé sin palabras en ese momento? Quizás fue porque, de todas las palabras de consuelo que había recibido desde que comenzó todo este caos, las suyas eran las únicas que sentía completamente sinceras.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
La Torre de Wittenberg era una prisión temporal para nobles y miembros de la realeza que aguardaban juicio. A diferencia de las mazmorras subterráneas donde encarcelaban a los criminales comunes, aquí las instalaciones eran mucho más cómodas y la seguridad más relajada.
Pero una prisión sigue siendo una prisión. Asentí con la cabeza al guardia que me saludó brevemente y entré.
—¿Por qué has venido…?
El interior de la prisión era todo paredes de piedra toscas. Un chico rubio, con las piernas estiradas frente a la ventana enrejada, me saludó con un tono algo brusco mientras miraba hacia afuera.
En el aire oscuro y húmedo de la celda, sus ojos verde oscuro parpadearon cuando me miró.
—¿Por qué estás sentado ahí? ¿No tienes frío?
—Un poco de aire frío no va a matarme. De todos modos, ¿para qué has venido? Esto no es un espectáculo entretenido.
Dejé la linterna que traía en el suelo y le quité el chal de mis hombros, colocándoselo alrededor. El silencio se instaló entre nosotros. Jeremy, que había estado mirando su puño cerrado y su brazo derecho con rabia, finalmente suspiró y habló.
—No tienes que preocuparte tanto. Puedo aprender a usar la espada con la mano izquierda. Lo único que lamento es no haber podido acabar con ese maldito. Desde el principio, había algo extraño en la forma en que te miraba…
—Jeremy…
—¿Me equivoco? Incluso si malinterpreté la situación en ese momento, no cambia el hecho de que ese malnacido tenía malas intenciones contigo. ¡Maldita sea! ¿Por qué ese despreciable…?
—Jeremy, no es eso. Solo que…
Sus ojos verde oscuro, apagados y sombríos, me miraban fijamente. Dudé por un instante, pero luego hablé despacio.
—Solo que… hacía mucho tiempo que no sentía algo así. Fue una sensación que me arrastró sin que me diera cuenta. Al final, fui yo quien no supo cómo actuar.
—¿Qué? ¿Ahora ese bastardo te está echando la culpa? Si es así, dímelo. Iré a deshacerme de él de inmediato.
A pesar de que mañana su brillante futuro podría quedar destruido, seguía siendo igual de temerario y feroz.
Aun así, si lo que Jeremy decía y hacía en ese momento me hacía feliz, ¿eso me convertía en una mujer egoísta? Si me hacía tan feliz que casi me daban ganas de llorar, ¿eso me convertía en una madrastra egoísta?
—Jeremy… la verdad es que, la noche antes del funeral de tu padre… tuve un sueño extraño.
—¿Un sueño extraño…?
—Sí. Un sueño muy largo… y triste.
Incluso mientras lo decía con calma, mi respiración temblaba ligeramente. ¿Por qué estaba contando esto en ese momento? Ni siquiera yo lo sabía con certeza. Tal vez… tal vez era mi manera de buscar comprensión para lo que estaba a punto de hacer.
—Al principio pensé que podría ser un sueño premonitorio. Fue muy vívido.
—¿Qué soñaste…?
—Bueno, fue sobre nuestro futuro, supongo. En el sueño, me convertí en la cabeza de la familia, como ahora, y tú cumpliste tu deseo de convertirte en caballero. Todos ustedes crecieron, convirtiéndose en jóvenes y señoritas de los que cualquier familia estaría orgullosa… Me sentí tan orgullosa, de verdad, pero al mismo tiempo, cometí el error de asumir que ustedes entenderían mis sentimientos sin que yo tuviera que expresarlos. Nunca pensé en cómo los rumores sobre mí podrían afectarles o lastimarles…
—¿Qué…?
—En otras palabras, era muy diferente de ahora. Al final, cuando te casaste, no querías que yo asistiera a tu boda, y yo, herida, decidí marcharme. Ese era el sueño.
Jeremy tenía una expresión completamente desconcertada en ese momento. Sus ojos esmeralda, tan parecidos a los de su padre, me miraban fijamente con una mezcla de incredulidad y desconcierto.
Después de un largo silencio, finalmente habló con una voz temblorosa.
—Shuri, los sueños son solo sueños. No importa lo que me digas, eso no va a suceder.
—Sí. Los sueños son solo sueños. Solo quería decirte… que cuando desperté de ese sueño, y ustedes, a diferencia del sueño, me abrieron su corazón, me sentí realmente feliz. Fue como tener una segunda oportunidad en la vida… y me sentí muy agradecida por eso.
Le quité un pequeño trozo de paja del cabello rubio y rizado del chico, y con una voz baja, susurré.
—Así que, Jeremy… no te preocupes por tu mano. Te aseguro que veré cómo te conviertes en ese caballero presumido que eras en el sueño.
Jeremy no se movió.
Apenas respiraba. Incluso cuando finalmente me levanté y me alejé, seguía sentado allí, inmóvil, mirando el suelo.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
El amanecer del día de la batalla final llegó. Me bañé temprano y me vestí con el vestido negro que había preparado para asistir al juicio. Antes de salir, le había dado instrucciones a Gwen para que los niños comieran y continuaran con sus lecciones como de costumbre en mi ausencia.
—Shuri… ¿De verdad piensas ir sola? ¿Estás segura de que estarás bien?
Elias, quien había insistido en ir conmigo pero finalmente cedió ante mi obstinada negativa, me dijo esto con preocupación. Siempre tan impetuoso, ahora parecía inquieto y observaba mi rostro con ojos llenos de ansiedad, una expresión que me resultaba desconocida en él. ¿Había percibido algo? De repente, recordé que dicen que los niños son más intuitivos que los adultos.
—Por supuesto que estaré bien. No te preocupes y cuida de tus hermanos mientras estoy fuera.
Le sonreí deliberadamente, con más fuerza de la habitual, pero no pude evitar que me picara la nariz. Al ver a Elias tan preocupado y a los gemelos, que normalmente no se apartaban de su hermano mayor, ahora pegados a él con expresiones de confusión y miedo, me sentí de repente más débil.
—¿De acuerdo? Quédense tranquilos hasta que vuelva Jeremy.
—¿Y mamá? ¿Mamá también vendrá con el hermano mayor?
Dios mío, Rachel también… No debía permitir que esto continuara.
—Por supuesto. Así que no se preocupen y porténse bien, ¿de acuerdo?
Asintieron con la cabeza. Los tres niños, inusualmente obedientes, asintiendo con sumisión, me partían el corazón.
Los observé durante un rato más, memorizando sus rostros. Finalmente, me di la vuelta y subí al carruaje.
El lugar donde se celebraría el juicio era el Palacio de Bitduen, justo al este del Palacio de Babenberg, donde se encontraba la sala de asambleas. El tribunal era lo suficientemente grande como para albergar a cientos de personas, y estaba literalmente lleno de nobles, sentados a ambos lados de la sala.
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