⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Jeremy seguía luchando con un montón de brochetas (el terco se empeñaba en las cosas más extrañas), mientras que Nora, cargando una canasta llena de manzanas frescas, devoraba una casi en dos mordiscos. Y lo curioso era que no dejaba de hablar mientras lo hacía.
—¿Qué es eso? ¿Por qué están peleando esos gallos? ¡Guau, incluso tienen espolones afilados!
—Eso se llama pelea de gallos, ignorante. Es algo parecido a una pelea de perros.
—Ah, ya veo. ¿Así que tienen dinero para gastar en cosas como esa? Parece que a la gente le va bien.
—No se necesita ni clase social ni dinero para volverse adicto a las apuestas.
Nora respondió con un chasquido de lengua, pero de repente me lanzó una mirada significativa. Le devolví la misma mirada.
Hm, Elias, ese tipo, siempre ha sido una molestia, tanto antes como ahora, nada ha cambiado…
—¡Vengan a ver las nuevas obras del artista emergente Cranach! ¡Damas y caballeros, maravillosas para decorar su salón! ¡Obras maestras que trascienden el tiempo, no se las pierdan!
¿Una dama ‘maravillosamente hermosa’? ¿Era esa una de las típicas exageraciones de los artistas? De cualquier modo, el fervor con el que el vendedor de arte movía sus brazos mientras nos invitaba a ver sus cuadros me dio un poco de pena, así que decidí detenerme a echar un vistazo. Como era de esperar, Jeremy empezó a quejarse.
—Estas cosas son del tipo que le gustaría a Rachel.
—¿Por qué no intentas aprender un poco de la sensibilidad artística de tu hermana?
—¿Por qué debería? Soy un caballero. No sé ni me interesa el arte.
—¿Tu amigo también es caballero, no? Nora, recuerdo que alguna vez dijiste que te interesaba la pintura.
Le eché un vistazo mientras hablaba, y no me sorprendió ver que, a diferencia de Jeremy, que no hacía más que tocar estatuas al azar sin mirar los paisajes en los lienzos, Nora observaba el puesto con seriedad, aunque con una expresión un poco melancólica.
—Sí, pero eso fue hace mucho tiempo, cuando era un niño. Hace mucho que lo dejé. Como te dije, descubrí la realidad de que el arte es pura explosión.
—¿Explosión? ¿Cómo?
—Los ancianos de mi familia lo odiaban. Quemaron todo.
Nora respondió con un tono suave mientras se apartaba del puesto de cuadros, como si estuviera aburrido. ¿Por qué me sentía tan mal por ello?
—Qué lástima. Me hubiera gustado ver alguna de tus obras.
—No tenía ningún talento especial.
—No hace falta tener talento para tener un hobby. Yo tampoco soy muy buena bordando.
Nora bajó la mirada hacia el suelo en silencio por un momento, luego, como si hubiera recordado algo, se rió mientras se tocaba los labios con la mano.
—Todavía tengo un cuaderno de bocetos que logré salvar… Te lo mostraré si prometes no reírte.
—No me reiré, lo juro. ¿Cuándo me has visto burlarme de ti?
Nora negó con la cabeza rápidamente. Esa reacción, extrañamente adorable, no combinaba con su gran tamaño.
Cuando estaba a punto de decir algo más, Jeremy, que había estado vagando por el puesto, gritó de repente:
—¡Wow, esto es una estatua desnuda, ¿verdad?! ¡Shuri, mira esto! ¡El mármol tiene casi tanto estilo como yo! ¡Esto sí es arte de verdad, una maravilla!
—…
Justo al otro lado del puesto de cuadros, en la plaza, un grupo de payasos estaba ofreciendo un espectáculo. Mientras se frotaba la espalda después de recibir uno de mis golpes, Jeremy se detuvo de repente y abrió mucho los ojos.
—¡Hey, Shuri, eso de allí se parece a ti!
—¿De qué estás hablando?
—No, en serio, se parece a ti. Mira.
Seguí la dirección de su dedo señalando con orgullo, y allí estaba: en medio de una obra de marionetas, había un zorro rosa que se parecía a mí en absolutamente nada. ¡Solo porque es rosa no significa que se parezca a mí!
—¿Cómo se te ocurre que eso se parece a mí?
—Te lo juro, es igualito a ti… ¿No es así? ¿Dónde fue ese tipo? ¿Al baño? Bueno, da igual.
Justo cuando estaba a punto de darle otro golpe en la espalda por sus comentarios irritantes, una frase del titiritero, quien manejaba hábilmente las marionetas frente a los niños reunidos, nos hizo a todos quedarnos quietos.
—Oh, madre de leones, tan hermosa y trágica, ¿de dónde vienes? ¿Hija del cielo o de la tierra? Si pudiera conquistar tu corazón, renunciaría incluso a mi trono.
El titiritero recitó con un tono alegre, mientras en la otra mano sostenía una marioneta de águila blanca. Sin darme cuenta, apreté la muñeca de Jeremy mientras observaba en silencio el espectáculo de títeres. La marioneta de zorro desapareció de repente y fue reemplazada por un león amarillo brillante que saltó al escenario.
—La herencia de mi padre pasa al hijo. Nadie me arrebatará a ella. ¡Vamos, polluelo! ¡Devoraré el trono y todo lo demás! ¡Grrr!
El león rugió ferozmente y se lanzó sobre el águila, que agitaba sus alas en un intento de escapar. Tan pronto como desapareció el águila, aparecieron otros pequeños depredadores que se abalanzaron sobre el león, mientras un cuervo negro descendía cantando:
—¡El juicio ha llegado, pecadores! ¡Los dioses están enfurecidos! Si desean ser salvados, ¡quemen a la bruja viva…! ¡Aaaahhh!
Los niños estallaron en carcajadas ante el ridículo grito del cuervo manejado por el titiritero. Justo cuando el león de peluche luchaba ferozmente contra otros depredadores, un lobo de peluche apareció de repente, mordiendo el ala del cuervo y devorándolo de un solo bocado. El lobo luego se tragó al águila de peluche y a todos los demás, antes de lanzarse finalmente sobre el león.
Era un espectáculo bastante simbólico. Presentar una obra de marionetas tan atrevida en plena plaza, donde incluso los nobles como nosotros paseaban, indicaba que el titiritero no era alguien común. Además, usar un zorro… ¿sería una especie de metáfora sobre el zorro siendo rey en la ausencia del león?
De cualquier modo, no pude terminar de ver ese atrevido espectáculo, porque Jeremy, que hasta entonces había estado observando en silencio, de repente empezó a gruñir ferozmente.
—¿Qué clase de idiotez es esta…?
—¡Cálmate, cálmate! Solo es un espectáculo de marionetas.
—¿Solo un espectáculo? ¡Ese bastardo se está burlando de nosotros…!
Tuve que agarrar el brazo de Jeremy con todas mis fuerzas, ya que parecía decidido a lanzarse hacia el titiritero y cortarle la cabeza. ¿Y dónde estaba Nora en ese momento? Quizás mejor que no estuviera, después de todo.
—¡Por favor! Solo son payasos haciendo su show. ¿No crees que no es la primera vez que se burlan de nobles o de la realeza? Si reaccionas, solo te verás más ridículo.
—¡Deja que se rían! ¡Voy a…!
—Tu madre te ha dicho que no lo hagas, idiota. ¿Quieres ser el peor hijo del mundo?
Esa no era mi voz, por supuesto. Nora, que había desaparecido durante toda la obra, apareció de repente y agarró a Jeremy por los hombros, pronunciando esas palabras con total calma. Jeremy lo fulminó con la mirada, con esos ojos verde oscuro que brillaban de rabia, pero finalmente cedió, gruñendo.
—¿En serio…?
—Sí.
—¿Pero dónde demonios te habías metido?
Ante la repentina pregunta, en un tono mucho más relajado, Nora parpadeó varias veces y se rascó la cabeza antes de mirarme de manera traviesa.
—Fui a comprar un regalo de cumpleaños.
—¿Mi cumpleaños? Pero si no es mi cumpleaños.
—¡No el tuyo, idiota! El de mi hermana. No pude dárselo la última vez.
¿De qué hablaba? Justo cuando giré la cabeza, aún confundida, me congelé en el sitio.
En la palma áspera de Nora había un broche diminuto que me resultaba extremadamente familiar. Era el mismo broche de peridoto que Jeremy me había regalado en mi vida pasada. La piedra verde brillante y el adorno en forma de alas de mariposa negra eran exactamente iguales. La coincidencia era tan increíble que no sabía cómo sentirme. Era como si mis recuerdos estuvieran todos mezclados, entre la sorpresa y la ironía de que ahora fuera Nora quien trajera ese mismo broche.
Mientras yo estaba en shock, Jeremy reaccionó como de costumbre, es decir, explotó.
—¡Maldito cachorro! ¿Por qué estás adulando a mi madre?
—¿Qué dices, gato rabioso? ¡Yo fui quien te ayudó a encontrar el collar que le regalaste!
—¿Y por qué lo mencionas ahora?
—¡Fuiste tú quien empezó!
…Parece que había algún tipo de acuerdo entre ellos del que yo no sabía nada. El collar no apareció en el campo de la nada, eso está claro. Estuve a punto de mirar a ambos con admiración, pero decidí no hacerlo. La imagen de dos grandes bestias rugiéndose mutuamente y estrangulándose en medio de la plaza no daba para sonreír con ternura.
—En fin, hermana, pensé que el broche haría buen juego con el collar que tu hijo tonto te regaló.
—¡Ja! ¿Cómo va a compararse con esto? Shuri, mi regalo es mucho mejor, ¿verdad?
Sinceramente, no podía elegir entre ambos. Tanto el collar como el broche tenían mucho significado para mí, de formas diferentes.
—Realmente… gracias. Lo llevaré con mucho cariño.
Cuando acepté el broche con una sonrisa, Nora, visiblemente avergonzado, volvió a rascarse la cabeza y luego me sonrió ampliamente. Tan resplandeciente y puro que me recordó a su infancia. Y, como era de esperar, Jeremy no tardó en quejarse.
—¡Eso es hacer trampa! ¡No es algo propio de un caballero!
—¡Si te molesta tanto, ve a comprarle algo tú también!
—¡Ya gasté mi oportunidad de regalo de cumpleaños! ¡Maldito tramposo!
Como era de esperarse, la escena de dos hombres grandotes gritando en medio de la plaza llamó la atención de todos los presentes. Cualquier emoción que había sentido momentos antes se esfumó rápidamente, y de repente solo quería fingir que no los conocía.
Era pleno verano, así que aunque ya era un poco tarde, el día seguía siendo brillante. Decidimos detenernos en un restaurante decente para llevar algo de comida y luego subimos a una colina, buscando la sombra fresca de un árbol desde donde pudiéramos ver todo el bullicio del festival.
Comments for chapter "59"
MANGA DISCUSSION