⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
De todas formas, aún faltaba mucho tiempo para que comenzara el torneo, así que dejé que siguieran durmiendo un poco más. No tenía idea de qué habrían hecho la noche anterior, justo antes de un día tan importante. ¡Los chicos!
Jeremy, que estaba relativamente cómodo abrazando un cojín en su propia casa, dormía en una postura más relajada. Por otro lado, Nora, con un brazo colgando del sofá, se veía bastante incómodo.
Si seguía durmiendo con la cabeza apoyada en el reposabrazos de esa manera, acabaría con dolor de cuello. Y en un día tan importante, un problema como ese sería terrible. Así que tomé un cojín y me acerqué con cuidado. Parece que estos dos no han cambiado nada desde que eran niños.
—¡Ah!
… Me corrijo. No es que ellos no hayan cambiado, sino que probablemente soy yo quien sigue igual. Siempre he sido una persona que no puede funcionar bien por la mañana hasta que tomo mi café, pero no esperaba que hoy fuera a pisar el borde de mi bata y casi caerme de manera tan vergonzosa.
Sentí que mi cuerpo se lanzaba hacia adelante, así que cerré los ojos por reflejo. Segundos después, sentí algo firme contra mi cara y, al abrir los ojos, me di cuenta de que mi rostro estaba hundido directamente en el pecho de Nora. Me congelé en el lugar mientras, medio dormido, él soltaba algo parecido a un suspiro y colocaba el brazo que había dejado colgando sobre su pecho, o mejor dicho, sobre mi hombro.
… No quiero ni pensar en lo que dirían si alguien me viera en esta situación. El fuerte latido de mi corazón resonaba en mis oídos, y no podía decir si era el mío o el suyo. Mil pensamientos cruzaron mi mente en ese momento de máxima tensión. Si intentaba moverme, seguro que él abriría los ojos en ese mismo instante, y si veía mi torpe postura, ¿y si malinterpretaba la situación? Aunque bueno, conociendo a Nora, no pensaría mal de mí… ¿o sí? ¿Qué hago?
Por cierto, nunca me di cuenta de que tenía el pecho tan amplio. Debería retractarme de lo que dije antes, parece que sí ha cambiado desde que era niño… Y esos hombros también son bastante anchos… Ejém, ¿en qué estoy pensando?
—Mm…
Mientras yo luchaba con mi dilema interno, Jeremy, que estaba abrazado a su cojín en el otro extremo del sofá, se movió. En cuanto abrió los ojos, rápidamente me enderecé. Naturalmente, Nora también despertó. Ambos, con ojos adormilados, miraron alrededor confundidos antes de dirigirse hacia mí, que intentaba disimular y arreglaba mi cabello apresuradamente.
—Hola, Shuri. Buenos días.
—Hola, hermana. Parece que acabas de presenciar algo que no deberías haber visto.
Por suerte, mi pequeña metida de pata quedó como mi secreto. Sus saludos despreocupados hicieron que yo también respondiera con naturalidad.
—¿Qué hacen aquí estos señores de la nobleza?
—Oh, íbamos a subir a dormir, pero parece que nos quedamos dormidos aquí.
Jeremy se rascaba la cabeza, bostezando a todo pulmón. Vaya, parece un león disfrutando del sol.
—Si van a dormir más, suban. Aún queda tiempo.
—Tengo más hambre que sueño. Me estoy muriendo de hambre.
—Yo igual. No recuerdo la última vez que tuve tanta hambre.
No sé qué hicieron anoche, pero sus ojos, como los de cachorros hambrientos, me miraban con tal intensidad que no podía evitar sentirme sorprendida. ¿En serio?
—Primero, vayan a lavarse.
Ah, siempre me he sentido demasiado débil de corazón.
Cuando mis dos adorables rivales regresaron, luciendo frescos con el cabello húmedo, los demás también comenzaron a levantarse. Los gemelos se sorprendieron al ver a Nora vagando por la mansión tan temprano, pero no hicieron preguntas.
Por cierto, parece que cuando Nora está cerca, Leon y Rachel se comportan de una manera más extraña que de costumbre… No, más que comportarse de forma extraña, parecían estar observándolo con curiosidad. No sé qué es lo que les llama tanto la atención.
—Entonces, ¿quién crees que ganará el trofeo, el hermano mayor o ese tipo? Supongo que él, ¿no?
—Me estás hiriendo, querida hermana. Obviamente seré yo quien gane. Este pequeño gatito no es rival para mí.
—Ese es mi línea. No llores cuando pierdas, fastidioso gato.
—Mamá, ¿ese chico es tan fuerte como mi hermano mayor?
—Bueno, creo que al final, la humildad será lo que determine al ganador.
Al escuchar mi comentario con una sonrisa, Jeremy inmediatamente intentó poner una expresión muy humilde, pero su comportamiento mientras arrancaba una pierna de cerdo asada con una mano no tenía nada de educado. Nora, que estaba igualmente modesto, le arrebató la pierna en cuanto la vio. ¡Por Dios! ¡Parecen dos muertos de hambre!
—Y, ¿Elias sigue durmiendo?
Aún no se veía a mi problemático segundo hijo, así que pregunté, preocupada, mientras Leon, que estaba vertiendo jarabe en un agujero de su pancake, negaba con la cabeza.
—No lo creo. Pero, mamá, creo que algo le pasa.
—¿Le pasa algo? ¿Qué?
—No lo sé. Pero lo vi en la cama haciendo como si se estuviera muriendo.
—Seguramente tuvo una noche intensa con alguna señorita. No sé a quién salió ese segundo hermano.
Rachel chasqueó la lengua con desaprobación al soltar ese comentario, y por poco me atraganto. Los otros tres chicos, con la boca llena de comida, se rieron por lo bajo.
Como dice el dicho, ‘hablando del rey de Roma’, justo en ese momento apareció el problemático segundo hijo, entrando en el comedor.
—Buenos días. Siéntate, por favor.
Haciendo un esfuerzo por no recordar la discusión de hace unos días, le saludé con la mayor alegría posible. Elias, que se acercaba de manera vacilante, se detuvo de repente, encogiéndose de hombros, y murmuró algo, claramente incómodo.
—…Buenos días.
¿Qué le pasa ahora? Normalmente, no se comporta de manera extraña solo porque discutimos. ¿Acaso anoche volvió al maldito casino y perdió una suma considerable? No, si ese fuera el caso, haría lo posible por ocultarlo…
Mientras lo observaba con los ojos entrecerrados, Elias se acercó a la mesa con una incomodidad evidente y se sentó con movimientos cautelosos, como si todo contacto le resultara incómodo. Además, no dijo ni una palabra al ver a Nora, que estaba comiendo tranquilamente frente a Jeremy, lo cual no era para nada típico de él. Tanto los gemelos como yo nos miramos, perplejos.
—¿Estás enfermo?
Elias sacudió la cabeza inmediatamente. No parecía tener fiebre ni estar enfermo, aunque sus ojos estaban visiblemente enrojecidos, probablemente por no haber dormido bien. Su rostro estaba algo demacrado, pero aparte de eso, no mostraba signos evidentes de malestar, aunque lucía incómodo por alguna razón…
Justo en ese momento, Jeremy, que estaba masticando un trozo de pan crujiente, carraspeó de repente.
Sin prestar atención a la actitud sospechosa de su hermano, Jeremy chasqueó la lengua con desdén.
—¿Por qué tienes esa cara larga tan temprano en la mañana? Nos quitas el apetito, especialmente con un invitado presente.
—No esperaba que me trataras como un invitado, pero parece que este es un nuevo tipo de protesta hacia mí.
Ambos caballeros, que claramente no habían perdido el apetito, compartían bromas mientras devoraban su comida. Sin embargo, en lugar de responder airadamente como de costumbre, Elias solo se encogió de hombros y, con lentitud, giró la cabeza hacia mí. Cada vez estaba más confundida. ¿Qué le pasa realmente?
—Elias, ¿qué te ocurre? ¿Te sientes mal?
—¿Qué pasa, hermanito? ¿Acaso alguien te rechazó anoche?
Incluso ante la obvia provocación de Rachel, Elias no reaccionó. En lugar de eso, bajó la vista y habló en voz baja.
—…No, estoy bien. Es solo que tuve una noche agitada.
Si realmente es solo eso, me alegra, aunque su comportamiento tan inusualmente tranquilo me resultaba demasiado extraño. Pero decidí no indagar más, concentrándome en terminar de comer. En fin, voy a relajarme un poco y dejar de preocuparme por el asunto… por ahora.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—¡Te mostraré mi rugido! Nos vemos más tarde, Shuri. ¡Deséame suerte!
—¡Rugido! Más bien será un grito. Muchas gracias por la comida, hermana. Espero que también me apoyes a mí.
Ambos chicos, que mañana competirían en la final, se despidieron con energía, dejando un beso en mi mejilla antes de salir corriendo hacia la arena. Yo también empecé a prepararme para ir a ver el torneo. Hoy solo habría rondas preliminares y la fase final…
El número de participantes en el torneo de esgrima era considerable, pero muchos quedaban eliminados en las rondas preliminares y en las finales. Aquellos que llegaban a las semifinales solían ser caballeros prometedores o luchadores famosos de tierras lejanas.
Cualquiera que superara las semifinales y llegara a la final tendría un futuro asegurado como caballero, independientemente de si ganaba o no el trofeo.
En ese tipo de competencia fue donde se produjo el empate que causó tanto revuelo entre la gente. Seguramente sería lo mismo esta vez.
¿No es así? Aunque las cosas han cambiado mucho respecto al pasado que recuerdo, no puedo estar segura de nada. Lo único que sé con certeza es que, si Jeremy o Nora ganan el trofeo, me sentiré genuinamente feliz. Después de todo, uno es mi querido hijo mayor, y el otro…
—Disculpa, Shuri.
¡Vaya susto! Justo cuando estaba a punto de entrar en mi habitación, Elias apareció de repente y me llamó con cautela. A pesar de que aún no ha llegado a la mayoría de edad, este hijo mío ya es tan alto como cualquier joven adulto, aunque su actitud insegura, con la mirada baja, no le hacía justicia.
—¿Qué necesitas, Elias?
—No, no es eso… Quería hablar contigo un momento, si es posible.
Su voz apagada me resultaba completamente desconocida. Su confianza habitual había desaparecido, y sus hombros caídos lo hacían ver increíblemente abatido. Con preocupación, asentí y lo invité a entrar en mi habitación.
—Está bien, ¿qué pasa? ¿Te sientes mal de verdad?
Aunque le hice un gesto para que se sentara, Elias no lo hizo. En lugar de eso, permaneció de pie, visiblemente incómodo, con los ojos enrojecidos que se movían inquietos.
La luz brillante que entraba por la ventana iluminaba su cabello rojo, atado como la cola de un potro.
—Es que… Shuri…
—¿Sí?
—Es que… bueno, yo… yo…
¿Por qué tanto titubeo? ¿De verdad pasó algo grave anoche?
—…Lo siento. Me equivoqué.
Por un momento, no podía creer lo que oía. Mientras me quedaba completamente congelada, Elias me miraba de reojo, respirando profundamente.
—Lo que quiero decir es que sé que lo que te dije… fue una tontería. No lo decía en serio. Solo que… a veces parece que mi hermano es mejor que yo, y que tú te entiendes mejor con él, y supongo que me sentí… celoso.
—…
—Y bueno, lo cierto es que al principio empecé a hacerlo solo por diversión, pero no esperaba que terminara enganchándome tanto… De todos modos, todos hemos prometido no volver a apostar nunca más. Además, el dueño del casino se fugó durante la noche…
—¿Se fugó? ¿Mi hermano?
Solté la pregunta aturdida, sin poder creerlo. Elias asintió con firmeza.
—Sí. No estoy seguro de los detalles, pero parece que estaba relacionado con el banco Hoja de Árbol. En cualquier caso, el lugar desapareció y, honestamente, ya todos nos sentíamos culpables como para seguir con eso…
Si mi estúpido hermano había abierto un casino con el respaldo del banco Hoja de Árbol, conocido por sus préstamos ilegales, entonces ciertamente es el tipo de tontería que esperaría de él.
¿Así que todo esto fue solo una coincidencia, como decía Nora?
El hecho de que mi hermano fuera el dueño del casino donde Elias y el segundo príncipe se reunían era una coincidencia increíble, si es que lo era.
Pero, ¿qué tan probable es una coincidencia tan inquietante como esa? ¿Por qué no puedo simplemente aceptar lo que me cuenta? Se siente como si fuera una historia ingeniosamente inventada…
—De todos modos, siento haberte preocupado. Y también por haberte molestado… Lo que pasa es que, aunque me da vergüenza admitirlo, creo que quería probar algo.
—¿Probar algo?
—Sí… Quería ver si, pase lo que pase, tú seguirías aceptándome…
¡Vaya! ¿Cómo se responde a una confesión como esta? Viendo mi expresión de sorpresa, Elias se apresuró a añadir:
—¡Sé que suena patético! Pero al mirar hacia atrás, creo que eso es lo que estaba haciendo… Honestamente, nunca he sido tan útil para ti como mi hermano, y ya no soy un niño pequeño como los gemelos…
—Ni siquiera cuando tenías la edad de León eras tan cariñoso como ellos.
—…
Elias se quedó sin palabras, con la cara sonrojada y los ojos parpadeando desconcertados. No pude evitar soltar una sonrisa.
—Elias, no espero que te parezcas a tu hermano o a los gemelos. Tienes tus propios talentos.
—¿De verdad lo piensas?
—Por supuesto. ¿Quién más, si no tú, podría hacerme pasar tantos malos ratos? Todavía recuerdo muy bien cuando te escapaste por la noche para recogerme flores.
Elias me miró fijamente durante un momento antes de reírse para sí mismo, con una sonrisa irónica.
Yo también me reí en voz alta.
—En cualquier caso, mientras no vuelvas a pensar en apostar, no tengo nada más que pedir.
—No lo haré, ni siquiera lo soñaré.
Mmm, eso de ‘ni siquiera lo soñaré’ me suena familiar. ¿Quién me habrá dicho eso antes…?
—Me alegra oír eso. Pero, dime, ¿desde cuándo eres tan cercano al príncipe? ¿De verdad estaban planeando fundar un gremio?
En el pasado, lo que recuerdo es que este mismo año Elias terminó golpeando al segundo príncipe. Pero ahora parece que son miembros de algún tipo de ‘gremio’. Es casi tan raro como que Jeremy y Nora, que solían ser rivales acérrimos, ahora sean los mejores amigos.
—No es que hayamos fundado un gremio… Es solo que, de alguna manera, nos volvimos amigos. Resulta que, a pesar de todo, es un buen tipo, algo ingenuo. Tenemos la misma edad y circunstancias parecidas…
—¿Circunstancias parecidas?
—Ambos tenemos un hermano mayor molesto.
Elias añadió eso en tono de broma, esbozando una sonrisa. Por fin, su sonrisa traviesa habitual volvía a aparecer.
Así que pasé a la siguiente pregunta.
—Entonces, ¿qué pasó realmente anoche?
—…
[ FIN DEL VOLUMEN II ]
Comments for chapter "68"
MANGA DISCUSSION