⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Sin embargo, los ojos azul oscuro de Nora, que se giró perezosamente para mirarlo, eran demasiado claros, incluso afilados, como si no estuviera bajo los efectos de alguna droga. Eran tan agudos que parecían punzar.
—Si esos rumores están circulando en secreto, significa que alguien los está propagando intencionadamente…
—No sé qué bastardos locos inventaron ese chisme, pero en cuanto los encuentre, les romperé las piernas.
—Encantado de saberlo, pero eso no es lo que me preocupa.
—¿De qué estás hablando?
—¿Estás seguro de que lo que tu hermano dijo ayer era completamente una tontería?
Ante ese ataque inesperado, Jeremy se congeló en el sitio, algo poco habitual en él. Literalmente, se quedó pasmado de asombro, con la boca abierta, incapaz de reaccionar.
—¿Qué…?
—Hace tiempo que quería preguntarlo con certeza.
Si la persona que tenía delante fuera alguien más, ya habría terminado siendo comida para los peces del río gracias a Jeremy. Pero en ese momento, algo lo mantenía inmóvil, incapaz de moverse o siquiera hablar. Como si lo hubieran sorprendido en un momento inesperado, como si alguien hubiera leído su mente…
—¿De verdad consideras a ella como tu madre? ¡No es así! Todos saben por qué no sales con nadie, por qué no piensas en casarte, y con qué ojos la miras. ¡Todos hablan de eso!
Al recordar las tonterías que Elias había dicho, por primera vez una sombra cruzó el rostro normalmente despreocupado de Jeremy. Las sospechas que brotaban lentamente comenzaban a transformarse en un miedo palpable.
—¿Tú también… has pensado lo mismo? ¿Creíste esas tonterías…?
—No importa lo que yo piense. Lo que importa es lo que tú piensas. No tengo ninguna duda sobre los sentimientos de tu hermana hacia ustedes. Lo único que quiero saber es lo que hay en tu corazón.
—¡Maldita sea, ¿te has vuelto loco?! ¿Qué pretendes con una pregunta así?
—Eres mi amigo.
Nora respondió con calma, cruzando los brazos y girándose por completo para enfrentar a Jeremy. En ese momento, Jeremy extendió la mano como si fuera a agarrar a su amigo por el cuello, pero luego se detuvo.
—¿Qué…?
—Y mi futuro depende de la mentalidad de ese amigo.
Hubo un breve silencio. Mientras Jeremy parpadeaba, intentando comprender el significado de esas palabras, Nora permanecía frente a él, con una expresión relativamente tranquila en sus ojos azules. Después de un largo silencio incómodo, finalmente Jeremy dijo:
—¿Qué demonios estás diciendo?
Ante esta pregunta tan ingenua, Nora mostró una expresión de decepción, como si fuera patético, lo que hizo que Jeremy se sintiera bastante irritado.
—¡¿Podrías hablar de manera que lo entienda?!
—Te estoy diciendo que lo aclares, ¡idiota testarudo! El hermano es igual que el otro, ¡los dos son unos…!
—¡¿Por qué demonios estás atacando mi carácter de repente?!
—Como siempre, estoy dispuesto a hacer lo que sea por tu hermana. Pero si tú te conviertes en una variable inesperada, eso sí que será un gran problema.
Otro silencio cayó entre ellos, esta vez más cercano al asombro. Aunque Nora no utilizó expresiones simples como ‘enamorado’ o ‘atraído’, lo que dijo era básicamente eso, y Jeremy lo entendió de esa manera.
—¿Quieres decir que… yo…?
—Tú podrías ser su familia, pero yo no. Y no voy a quedarme de brazos cruzados si veo que la arrastras contigo al fondo. Así que aclara las cosas ahora mismo.
En este punto, Jeremy estaba completamente descubierto. Dejó escapar un suspiro, mordiéndose los labios. Todo esto era culpa de su estúpido hermano menor. Si ese tonto no hubiera soltado esas tonterías, si no hubiera agitado su corazón de esa manera…
No estaría tan tambaleante como ahora.
Había decidido considerarla parte de la familia. Había decidido verla como una madre. Pero no fue por elección propia que, entre todas las mujeres del mundo, ella terminó siendo su madrastra. No fue algo que él hubiera querido. Sin embargo, el destino había levantado una barrera entre ellos que nunca podría romperse. Y si esa barrera caía, ambos serían aplastados por ella. Aun así, entonces…
¿Por qué no podía decir nada? ¿Por qué no podía gritar que dejara de decir tonterías?
Después de varias vacilaciones, las palabras finalmente salieron de su garganta, como si lo rasgaran. Jeremy jadeó por el dolor mientras las pronunciaba. Si acaso, si acaso…
—¿Qué pasa si… ambos queremos lo mismo?
Su voz sonaba extrañamente desesperada. Nora levantó una ceja y respondió mordazmente.
—¿Necesitas un perro guardián para proteger el antro del león? Estoy dispuesto a hacerlo. Si eso es realmente lo que ella desea.
—…
—Pero si no es así, entonces haré lo contrario.
Otro silencio cayó sobre ellos. En el puente sobre el río Danubio, bañado por la luz rosada del atardecer tras el primer día del torneo de esgrima, los dos jóvenes permanecieron inmersos en ese silencio, como si fueran niños perdidos buscando desesperadamente a alguien que los guíe de regreso a casa.
El primero en romper el silencio fue el caballero de cabello negro. Sus ojos azules, que habían estado agitándose como olas tempestuosas, se cerraron brevemente y luego, como si nada hubiera pasado, brillaron con alegría mientras miraba a su amigo de ojos verdes.
—Entonces, nos veremos en la final mañana.
Jeremy no pudo responder. Solo pudo observar en silencio cómo su amigo se alejaba con una despedida alegre, como si nada hubiera ocurrido.
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( Si alguien como tú hubiera sido mi padre o mi hermano, muchas cosas habrían sido diferentes. )
A mis catorce años, recién casada, yo solía hablar bastante.
( En serio. Claro, si ese fuera el caso, probablemente nunca te habría conocido. )
No es que fuera particularmente charlatana, simplemente creo que era igual de habladora que cualquier otra chica de mi edad. Mi esposo, acostado a mi lado escuchando mis palabras mientras giraba ligeramente la cabeza, tiró de la manta para cubrirme hasta el cuello.
( Si ese hubiera sido el caso, ¿qué crees que estarías haciendo ahora? )
( No lo sé. Creo que soy bastante hábil en muchas cosas, pero no estoy segura de qué estaría haciendo. Probablemente preparándome para debutar en la sociedad, como las hijas de otras familias. )
( Hubiera sido interesante verte debutar en la sociedad. Los otros habrían estado celosos. )
( No te burles. Mejor, ¿no podrías contarme más sobre tu primer amor? Esa mujer que dices que se parece a mí. )
Ninguna dama típica insistiría en que su esposo hablara sobre su primer amor. Pero la relación entre mi esposo y yo era bastante diferente de lo que se espera de un matrimonio común. Y cada vez que él hablaba sobre su primer amor, siempre era sobre su infancia. Nunca mencionaba qué fue de ella después ni decía su nombre.
( Te lo contaré más tarde. Hoy estoy muy cansado. )
Esa evasión era habitual. Yo, como siempre, simplemente asentí y escondí mi rostro en la almohada antes de susurrar suavemente.
( ¿Te quedarás a dormir conmigo? )
En ese entonces, esa frase salía de mi boca como si fuera un hábito. Aunque no lo deseaba realmente, aunque sabía que él nunca me tocaría si yo no lo quería… El miedo a ser abandonada, a ser devuelta a mi horrible familia, me hacía decirlo a veces sin darme cuenta.
Y cada vez, él sonreía tranquilizadoramente y me daba una suave palmadita en el hombro.
( Gracias, pero estoy bien. )
Era el Neuschwanstein más Neuschwanstein y al mismo tiempo el menos Neuschwanstein de todos. A pesar de ser el jefe de una familia conocida por su temperamento, solo lo vi enfadarse dos veces. Una vez cuando Elias dejó una marca en mi nuca, y otra vez…
—¡…!
Abrí los ojos de golpe. Había soñado con el pasado otra vez. Esta vez, un sueño del verdadero pasado, que no había cambiado, incluso después de regresar en el tiempo. Hacía mucho que no soñaba con Johannes.
El sonido de la lluvia golpeando la ventana llenaba el aire. Todo estaba oscuro, todavía era medianoche. No solía despertarme en medio de un sueño últimamente. ¿Qué me habrá despertado…?
—¡…!
Estaba a punto de levantarme para correr las cortinas y bloquear el sonido de la lluvia cuando casi me muero del susto. Justo al lado de mi cama, había una figura sentada en una silla. Era grande. ¿Qué demonios…?
—¿Jeremy? ¿Qué haces aquí?
—…Ah, lo siento. ¿Te desperté?
Parece que Jeremy había estado allí dormitando por un buen rato. No tenía idea de por qué estaba en mi habitación, vigilando mi cama, como si estuviera… ¿vigilándome?
—¿Tuviste una pesadilla? ¿Por qué estás aquí así?
—Sí, bueno, sí. Tuve una pesadilla.
—¿Qué soñaste?
—Soñé que te escapabas.
Vaya pesadilla la suya. Le dediqué una sonrisa de resignación mientras me sentaba. En la penumbra de la habitación, sus ojos verde oscuro brillaban mientras me miraba fijamente. Los mismos ojos de alguien que había visto en un sueño.
—¿Estás bien?
—Creo que esa es la pregunta que debería hacerte yo. Mañana es la final, ¿y estás aquí?
—Un verdadero caballero no se preocupa por el sueño.
—Podrías perder contra Nora.
Lo dije medio en broma, pero por alguna razón, Jeremy no se rió. En su lugar, me miró con una expresión extrañamente seria y, levantando una mano, me hizo una pregunta.
—Shuri, necesito preguntarte algo. ¿De dónde sacaste esto?
Me quedé pensando seriamente por un momento mientras miraba el collar de diamantes blancos que brillaba incluso en la oscuridad.
¿Debería ahora enojarme como si estuviera regañando al hijo mayor por haber hurgado en mi estudio? No podía creer que Jeremy hubiera registrado mi estudio a altas horas de la noche… No parecía ser ese tipo de persona. Pero tampoco había forma de que yo lo hubiera tomado.
De repente, sentí un escalofrío en la nuca. Siempre había pensado que no se parecían en nada, excepto en el aspecto físico, pero ahora sí que podía ver la verdad en el dicho ‘de tal palo, tal astilla’.
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