⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Qué piensas hacer de ahora en adelante?
—Primero, reducir drásticamente los gastos de nuestra familia. Pero, su majestad…
—¿Qué pasa?
Elizabeth, que levantaba elegantemente una taza de té, arqueó sus cejas oscuras, como si se preguntara qué era lo que quería decir. Yo dudé un momento antes de preguntar con un tono relativamente cuidadoso.
—Me refiero al final de ese juicio, cuando Su Alteza el Príncipe Heredero quiso ofrecerse como testigo. ¿Tiene alguna idea de lo que podría haber querido testificar?
—…Bueno, honestamente, no lo sé. El Príncipe no suele contarme todos los detalles.
Ah, ¿de verdad? Entonces, como sospechaba, Elizabeth no sabía nada de este asunto ni del incidente anterior en el casino, que también estaba relacionado con Theobald. ¿Cómo podría abordar este problema tan complicado? La emperatriz, que protegía a su hijastro, podría ofenderse gravemente si no era cuidadosa.
¿Es que Elizabeth nunca ha tenido ninguna sospecha? ¿Acaso no ha tenido ni el más mínimo presentimiento de que su hijastro es una persona con muchos aspectos dudosos?
Mientras yo pensaba en esto, Elizabeth me observaba fijamente, hasta que de repente cambió de tema. Para ser más exactos, lanzó una declaración completamente inesperada.
—Puede que suene ridículo viniendo de mí, pero… tanto el incidente de hace tres años como lo que ha ocurrido ahora me hacen pensar que quizá el Príncipe aún tiene algún tipo de afecto romántico hacia ti.
—¿…Perdón?
—Gracias al incidente de agresión de hace tres años, entiendo tu devoción maternal mejor que nadie. Por eso, aunque este nuevo problema me dejó atónita, no me sorprendió tanto. Lo que quiero decir es que quizá no se trata de ti, sino de tu arrogante hijo mayor…
—¿Perdón?
—Ese arrogante sobrino mío, y también el Príncipe, parece que tienen gustos que se heredan de padre a hijo, ¿no? Siendo sincera, debo admitir que al principio, cuando solo me fijaba en tu apariencia, me llené de antipatía de manera precipitada…
Con el tono más respetuoso que pude usar, respondí:
—Con el debido respeto, Su Majestad, no entiendo en absoluto lo que está diciendo. ¿Qué tiene que ver esto con padre e hijo, y qué tiene que ver mi apariencia?
Con una voz sorprendida y algo aturdida, Elizabeth suspiró mientras jugueteaba incómodamente con su taza de té y me miraba fijamente. Yo tenía una expresión completamente desconcertada.
Sus ojos azules parpadearon por un momento, como si no entendieran, y luego comenzaron a reflejar una extraña incomodidad.
Hubo un silencio incómodo. Elizabeth, que me miraba fijamente, murmuró algo con torpeza.
—¿Es que no lo sabías?
—¿A qué se refiere?
—Bueno, es decir, tu apariencia… te pareces mucho a…
—¿A alguien que se parece a mí? ¿Y sabe Su Majestad quién es esa persona?
Una doncella se acercó y le susurró algo a Elizabeth, pero ambas seguimos ignorando lo que decía. Mientras la Emperatriz se mostraba inusualmente incómoda, mi rostro se endurecía más y más. Y en ese momento…
—Pensé que llegaría tarde, pero parece que he llegado antes de lo esperado, hermana. Oh, Lady Neuschwanstein también está aquí.
El Duque de Nuremberg entró con paso elegante y saludó cortésmente, recibiendo las miradas penetrantes de ambas mujeres, la mía y la de su hermana.
El pobre Duque de Hierro, enfrentado a las miradas inquietas de su hermana y a mi furia, no pudo evitar mostrarse confundido.
—¿Qué está ocurriendo aquí?
Era justo lo que yo quería saber.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—Quizá en algún momento nos acusen de incesto.
—¡Oh, por favor, ni siquiera menciones algo tan horrible! ¡Me va a dar náuseas!
—¡Ugh! ¡Como si yo quisiera! Solo estoy señalando esa sucia posibilidad…
Leon, con un tono quejumbroso, protestaba mientras se frotaba el pie, que había sido pisoteado fuertemente, pero Rachel solo lo miraba con ojos furiosos.
—Todo esto ya ha terminado, así que nada de eso volverá a ocurrir. Y además, el hermano mayor se encargará de aquellos que molestaron a mamá.
—Uh, creo que fue ese oscuro señorito quien resolvió el asunto esta vez…
—Eso fue solo porque el hermano mayor no pudo intervenir. Pero no te preocupes, esas cosas no volverán a pasar, así que deja de decir tonterías horribles.
Mientras los dos hermanos gemelos se sentaban juntos en una escalera de piedra, en el jardín de enfrente, las flechas volaban por el aire. No era una guerra, sino una competición amistosa de tiro con arco entre el reconocido alborotador de la casa y el Segundo Príncipe, que había llegado de visita.
¿Por qué nuestra casa nunca tiene un día de tranquilidad? ¿Por qué mis hermanos solo se juntan con gente parecida a ellos? Definitivamente no van a casarse nunca.
Con esos pensamientos, Leon se rascó la cabeza llena de rizos dorados.
—¿Crees que el hermano mayor es tan confiable?
—Por supuesto. No hay caballero más fuerte que él. Bueno, tal vez ese señorito sea igual de fuerte, pero como es amigo del hermano mayor, no hay problema. ¿Por qué? ¿Estás celoso?
—Bueno, un poco, pero no es eso lo que me preocupa.
—¿Entonces qué te preocupa ahora?
Los hombres de esta familia tienen una habilidad especial para volverme loca. Pensando en esto, Rachel volvió a fruncir sus ojos esmeralda. Mientras tanto, Leon, evitando la mirada feroz de su hermana gemela, murmuró con el ceño fruncido.
—¿El hermano mayor realmente ve a mamá como su madre?
—¿Qué? ¿De qué estás hablando?
—Para serte sincero, querida hermana, creo que tú y yo somos los únicos que realmente consideramos a mamá como nuestra madre. Bueno, tal vez el hermano menor también, aunque a veces se comporta de una manera… en fin, solo digo eso.
Rachel comenzó a mirar a Leon con desconfianza, a pesar de que hasta ahora lo consideraba el único de los hombres de la familia que tenía un poco de sentido común.
—¿Qué… qué te pasa de repente? ¿Te volviste loco? ¿Te has obsesionado tanto con las novelas de misterio que ahora te estás inventando cosas? ¿Realmente crees en esas tonterías que se dijeron en el juicio?
El tono amenazante de su hermana, como si estuviera a punto de saltarle a los ojos, hizo que Leon negara rápidamente con la cabeza. O más bien, negó y asintió al mismo tiempo.
—No, no, no es eso. No es mamá el problema, sino el hermano mayor. Bueno, no es exactamente un problema, pero… ¿acaso nunca has notado algo raro?
—¿Algo raro de qué?
—Ejém… lo que quiero decir es que, ¿no te parece que la mirada del hermano mayor hacia mamá es distinta a la nuestra? Siempre la sigue con la mirada. Y bueno, si lo piensas, mamá solo tiene uno o dos años más que él, y es muy hermosa. Así que, no es tan difícil de entender.
Rachel lo observó fijamente con una expresión de incomodidad en el rostro. Hubo un breve silencio entre los dos rubios, hasta que de repente los ojos de Rachel comenzaron a llenarse de lágrimas, dejando a Leon completamente desconcertado.
—¡Ah, no! ¡No llores! ¿Por qué lloras? Lo siento, solo estaba diciendo que tal vez…
—Snif… Si tú también dices eso, entonces, ¿quién protegerá a mamá?
—¡No! ¡Nadie va a hacerle daño! ¡Nunca! Como dijiste, el hermano mayor se encargará de todo, y tenemos al otro hermano, aunque lo único que haga bien sea disparar flechas. Así que no llores…
—¿Y tú? ¿Tú también la protegerás?
—¡Por supuesto! Los tipos como ellos, que solo tienen músculos en lugar de cerebro, necesitan a alguien como yo, con inteligencia. Así que no te preocupes por lo que digan los demás. Al fin y al cabo, todos son nuestros enemigos, excepto nosotros.
Leon se golpeó el pecho con valentía y le sonrió ampliamente. Rachel, que aún tenía la nariz roja de tanto llorar, sonrió levemente también.
—Sí, supongo que tienes razón.
—¿Ves? Yo también lo he entendido con todo lo que ha pasado. Ah, somos solo unos niños inocentes que deberían vivir en un mundo de fantasía, pero en cambio, estamos en este sucio mundo…
Ante esa declaración melodramática, Rachel soltó una pequeña risa, pero de repente su expresión se tornó seria. Leon tragó saliva nervioso al ver su repentino cambio de ánimo.
—¿Ahora qué…?
—No soy una niña. Ya soy una señorita. Y además, ¡mi habilidad para actuar es increíble! Así que no me compares con ustedes, esos inmaduros.
—…
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—Entonces, sobre el asunto del polluelo… ejem, quiero decir, para resolver esto sin problemas, necesitarás la ayuda de tu padre, ¿no?
—Eso es, pero no va a ser fácil. Siempre anda protegiendo a ese idiota.
—¿Por qué?
—¿Cómo voy a saberlo? En fin, tendremos que arreglárnoslas nosotros.
—Entiendo. Entonces, por ahora, debemos centrarnos en resolver el problema inmediato.
Aunque técnicamente había sido arrastrada al problema de Jeremy, Nora no se quejaba. No parecía estar molesta por haber pasado medio día cabalgando hasta un pequeño pueblo que jamás había visto.
Los dos jóvenes, mientras conversaban mirando un campo de juncos agitados por el viento, giraron su atención hacia una carreta que los acompañaba.
Era una carreta pequeña y robusta, más parecida a las usadas para transportar prisioneros que a las típicas que usan las damas de la nobleza. Jeremy se acercó y golpeó suavemente la ventana. Tras unos momentos, la cortina se levantó, revelando a una mujer de mediana edad con el rostro pálido y tembloroso.
Ver a dos jóvenes caballeros fuertes llevando a una noble aterrorizada en una carreta que parecía para prisioneros, a un remoto y pintoresco pueblo, podía dar lugar a muchos malentendidos.
Sin embargo, si se consideraba que le habían salvado la vida, las cosas se veían de otra manera. Si no la hubieran ‘secuestrado’, probablemente habría aparecido muerta en algún callejón.
—Entonces, ¿dónde viven esos testigos que mencionaste? —preguntó Jeremy con calma, aunque su mirada mostraba una leve inquietud.
De hecho, Jeremy tenía sentimientos encontrados hacia la madre de Shuri. No porque fuera la madre biológica de su amiga, sino por aquellos ojos verdes que se parecían tanto a los de Shuri. Como si sintiera lo mismo, Nora, que también cabalgaba cerca, lanzó un comentario sarcástico.
—Pero no parecías sentirte tan culpable cuando trataste con aquel hombre.
—¡Tenía ojos diferentes!
—No, eran iguales. Mi memoria es muy precisa.
—¿En serio? Entonces, ¿soy yo el raro?
—No, yo también me sentí igual. Maldita sea.
—Esto es discriminación en su forma más pura. Parece que al final, somos solo caballeros atrapados en este mundo corrupto.
—Coincido.
Mientras intercambiaban sonrisas cómplices, la señora Stella von Ighefer los observaba perpleja. Pero cuando Jeremy, con su mirada feroz de pantera negra, la miró de repente, se sobresaltó.
—¡Aaah!
—Vaya, qué gritos. Vamos, señora, guíenos rápido. No tenemos todo el día, y ni siquiera estoy seguro de que haya testigos reales.
Comments for chapter "81"
MANGA DISCUSSION