⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¿Entendido? Maneja los documentos de la forma habitual, como hemos visto hasta ahora. Si hay algo ambiguo, consulta con Robert o el señor Albert, o simplemente déjalo de lado. Si surge algún problema, consúltalo con el Duque de Nuremberg. Aunque estoy segura de que lo harás bien por tu cuenta. Ah, y…
—¿Que debo llevar siempre conmigo la llave maestra y el sello, asegurarme de que Leon no deje los vegetales, que Elias no haga tonterías, que no suba los pies a la mesa, que no beba demasiado, que no peleen, y que no hagan nada peligroso, entre otras cosas? Ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo has dicho. Si lo repites una vez más, me van a salir espinas en los oídos, querida madre.
—¿He hablado tanto?
Jeremy, fingiendo molestia, encogió los hombros y miró a Leon, quien, con su habitual cara de fastidio, respondió sin dudar.
—Exactamente nueve veces. Y no quiero comer vegetales.
Mientras yo me sentía un poco avergonzada, Jeremy sonrió y se inclinó para darme un beso en la mejilla.
—Ten cuidado con el mareo.
—…Ustedes también cuídense, ¿de acuerdo?
—Ya, ya.
—Lo siento.
Uf, mejor dejar de insistir. Si ya he decidido confiar en ellos, seguir repitiendo lo mismo solo muestra lo nerviosa que estoy. Claro, ¿qué más podría pedir con Jeremy, el mejor caballero del Imperio, Elias, el arquero prodigio, y Leon, nuestro pequeño erudito? Si no confío en ellos, ¿en quién más podría confiar?
Además, había otro problema más real y complicado.
—¡Adiós, mamá, Rachel! ¡No olvides traer mi regalo!
—¡Tienes que volver antes de mi ceremonia de mayoría de edad! Si llegas un día tarde, declararé la guerra a Safavid… ¡Ay! ¿Por qué me pegas?
—¡Mientras disfruto mis vacaciones, tú pelea con esos polluelos, estúpido gato salvaje!
—¡Solo asegúrate de no tirarte al mar bajo la influencia del viento marino, cachorrito idiota!
Observando de reojo cómo Jeremy y Nora intercambiaban insultos amistosos, suspiré profundamente. ¿Por qué tenía que venir Nora con nosotros?
No era algo del todo incomprensible. Tal vez el Duque de Nuremberg quería que su único hijo ganara experiencia diplomática. Además, como Nora era pariente de la familia imperial, no era extraño que formara parte de la delegación. En resumen, parecía que la única que se sentía incómoda con esta combinación era yo…
—Vaya, parece que estos tres idiotas inútiles siempre se quedan fuera cuando se requiere un alto nivel de inteligencia diplomática…
—Eso significa que debe ser un trabajo muy duro para usted, señorita.
—Oh, ni me lo digas. Lo más sorprendente es que mi hermano mayor, tan torpe, sea amigo del joven maestro.
…Parece que soy la única que se siente incómoda. Aún más, me pregunto desde cuándo Rachel y Nora se llevan tan bien. ¿Por qué están tan contentos? ¿Qué es lo que los hace sentir tan orgullosos?
Dejando atrás saludos bastante ruidosos, bromas y comentarios sarcásticos, esta peculiar delegación finalmente partió hacia Safavid. Era mi primera visita a un país extranjero y mi primer viaje en barco.
⊱─━━━━⊱༻●༺⊰━━━━─⊰
—Mamá, ¿estás bien?
—…Estoy bien, solo un poco mareada.
—No parece solo eso.
El viaje hasta el caluroso reino isleño de Safavid duraría unos cinco días. Primero, tomaríamos un carruaje durante medio día hasta el puerto de Kirov, y luego abordaríamos un barco.
Sin embargo, apenas habíamos salido hacía unas horas cuando, al empezar a cruzar las montañas que dejábamos atrás en Wittelsbach, nos encontramos con un obstáculo inesperado.
—Mamá…
Sentí la mano de Rachel, preocupada, agarrando la mía. No entendía qué estaba mal. En el pasado, cuando habíamos ido de vacaciones familiares, no me había sentido así. Entonces, ¿por qué ahora? ¿Porque no están los chicos? Pero Rachel está aquí.
No importaba cuánto intentara convencerme de que estaba bien, no podía detener el latido acelerado de mi corazón ni evitar que mi mente se quedara en blanco.
Cada vez más sentía el impulso de pedir que dieran la vuelta al carruaje, o incluso de saltar de él. Lo que ocurría era que me había dejado llevar por una inexplicable sensación de pánico.
Así era. No sabía por qué, pero en ese momento solo podía pensar en la forma en que morí en mi vida pasada, y eso estaba entorpeciendo lo que debería haber sido un tranquilo viaje diplomático. Aunque estábamos pasando por un camino de montaña similar al lugar donde morí, en viajes anteriores no me había sentido así. Entonces, ¿qué me estaba ocurriendo?
—¡Detén el carruaje! ¡Detén el carruaje!
Rachel, al ver que no podía más, gritó, y después de un momento el carruaje se detuvo. La puerta se abrió y apareció el rostro serio del capitán de la guardia, Sir Joseph.
—¿Lady Neuschwanstein? ¿Está bien?
—Sí… Estoy bien. Solo es un poco de mareo.
—Entonces, descansaremos un momento antes de continuar. Creo que sería bueno que tomara un poco de aire. Su semblante está pálido.
Bajé tambaleándome del carruaje, me acerqué a un árbol cercano y comencé a respirar profundamente.
Huu, huu, cálmate, cálmate. Está bien. No es el mismo momento. Aún falta mucho para que llegue ese día…
Pero ya han cambiado demasiadas cosas.
Miré a mi alrededor para observar a nuestro grupo. Teníamos un total de nueve caballeros de escolta, incluidos los de nuestra familia, todos ellos de los mejores…
Si aquellos bandidos aparecieran ahora, ¿qué tantas posibilidades tendríamos de ganar? Siento que nuestros guardias son muy pocos. Quizá debimos traer a más caballeros de nuestra familia. Si nos atacaran bandidos… ¿qué sería de nosotros, de Rachel…?
—¿Lady Neuschwanstein?
—¿Mi señora?
Mi corazón empezó a latir aún más rápido. Podía escuchar a los caballeros murmurando mientras me miraban con preocupación. Mientras tanto, mis dedos jugueteaban de manera inconsciente con el broche de peridoto que llevaba en el pecho.
…Ahora que lo pienso, ¿no estaba usando este broche cuando morí?
¿Cuál es la causa de esta repentina y desconcertante sensación de pánico? No estoy viajando sola como en ese entonces. Vamos de camino a una misión diplomática en Safavid, y Rachel está conmigo. Entonces, ¿por qué me siento tan ansiosa? ¿Será algún tipo de premonición? ¿Es que algo va a ocurrir pronto?
¿O será porque no estamos todos juntos? Pero, ¿qué tiene que ver eso? Claro, si uno de estos caballeros fuera tan fuerte como Jeremy, me sentiría mucho más tranquila, pero aun así…
Tenemos tres caballeros de nuestra familia y seis asignados por el Emperador. ¿Y si estos guardias no fueran realmente solo escoltas? ¿Y si aquellos bandidos no fueran simplemente bandidos? ¿Por qué de repente estas fantasías absurdas están inundando mi mente? ¿En quién debo confiar…?
—¿Lady Neuschwanstein?
Una voz muy familiar sonó cerca de mí, sacándome de mis pensamientos.
Ah… Casi lo había olvidado. Nora había bajado de su carruaje al notar que habíamos detenido el viaje, seguramente para averiguar qué sucedía. Me miró con preocupación, sus ojos azul oscuro reflejando inquietud al verme agarrada del árbol y jadeando.
—¿Está bien?
Creo que asentí con la cabeza. Esa era mi intención.
—Eh… no es nada serio. Solo que…
Intenté soltarme del árbol y ponerme de pie, pero mis rodillas se debilitaron. Sentí una mano firme sujetándome rápidamente por la cintura. Al mismo tiempo, mi corazón, que latía desbocado, comenzó a calmarse lentamente, muy lentamente.
—¿Qué está pasando?
¿Que qué estaba pasando? Parpadeé y miré a mi alrededor. Estábamos detenidos en un camino de montaña desde el que se veía el valle. No era el lugar donde había muerto. Tal vez al recordar ese detalle, el pánico que me consumía empezó a desvanecerse.
—Yo… estaba preocupada… por si alguien nos atacara…
Intentaba decir que solo me había mareado, pero mi lengua no cooperaba. ¿Por qué no podía decir algo tranquilizador? ¿Por qué seguía diciendo tonterías?
Mientras Nora me sostenía con un brazo y me miraba fijamente, pareció llegar a una conclusión. Se volvió hacia nuestro carruaje.
—Creo que será mejor que viaje con ustedes.
—¿Qué? Pero…
—¡Vamos! ¡Preparen para partir de nuevo! ¡Todos a sus puestos!
Los caballeros, que habían estado intercambiando miradas preocupadas, volvieron rápidamente a sus posiciones. Nora me llevó de vuelta al carruaje sin darme tiempo a resistirme. Con la misma facilidad con la que movería una muñeca de papel, me acomodó en el asiento y luego se sentó frente a mí.
—Mamá, ¿estás segura de que estás bien? ¿Te asustaste de repente?
Uf, mi inteligente hija dio en el clavo. Era como si hubiera lanzado una conjetura al azar, y sin embargo, acertó exactamente en el punto.
—¿Asustada? ¿Por qué habría de asustarme?
—Mi segundo hermano dijo que en las montañas viven bandidos. ¿Alguna vez te encontraste con bandidos, joven maestro?
—Me he enfrentado a bandas de ladrones, pero sería interesante si aparecieran. Personalmente, espero que lo hagan; me siento un poco aburrido.
Nora, con los brazos cruzados, respondió con tono de broma mientras me miraba fijamente. Rachel comenzó a reírse.
—Bueno, siendo el joven maestro tan fuerte como mi hermano mayor, me siento mal por los bandidos.
—Hmm, no sé si recuerda bien, pero casi gané en el torneo de esgrima…
—De todas formas, fue un empate, así que son más o menos iguales.
—Digamos que sí.
Crucé las manos sobre mi regazo y cerré los ojos. Tan repentinamente como había llegado el pánico, una extraña sensación de calma me envolvió como un manto mágico.
Era algo muy peculiar. Hace un momento, todos esos pensamientos ridículos llenaban mi mente, pero ahora todo eso me parecía absurdo.
Y me sentía un poco culpable por haber dudado de los caballeros allá afuera, que no sabían nada de lo que pasaba.
Comments for chapter "97"
MANGA DISCUSSION