⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Al recibir el cumplido de Iris, Thiel se sonrojó. La pequeña niña sonrió tímidamente antes de responder.
—Aún me falta mucho por mejorar… pero gracias por verlo de manera positiva, señora.
—¿Falta? Desde el momento en que la habilidad de la luz se manifiesta, ya no le falta nada. Creo que deberías sentir más orgullo por tu habilidad —respondió Iris con una sonrisa.
Después de que Iris saludara a todos los niños, las sirvientas de Arne entraron con bandejas de té y refrigerios.
—Con su permiso —dijeron amablemente las sirvientas mientras colocaban en la mesa té de flores fragante y platos decorados con flores. Los platos contenían dulces cuidadosamente dispuestos.
Al escuchar las voces suaves de las sirvientas, Thiel pensó para sí que todas las personas en la mansión de Arne parecían tener voces hermosas.
El aroma del té llenó rápidamente la habitación. Iandros fue el primero en tomar una taza de té y dar un sorbo. Los pétalos que flotaban sobre el agua del té se hundieron lentamente.
—Qué buen aroma —comentó Iandros.
Thiel observó cómo Iandros bebía el té, luego tomó su taza con ambas manos y bebió un pequeño sorbo. El suave aroma a flores llenó su boca, envolviéndola en una sensación cálida, y una suave sonrisa se dibujó en su rostro.
—El té de flores de Arne es famoso. Les enviaré algo como regalo cuando regresen. Agradecería que lo acepten sin reservas —ofreció Iris.
Los niños asintieron. Después de probar el té, miraron a Iris. El primero en hablar fue Ferdian.
—Señora, supongo que ya sabe por qué hemos venido hasta Arne.
—Por supuesto. Recibí una carta de Asterian antes de su llegada, solicitando ser guiados hasta la tierra donde no llega la mañana…
—Sí, estaríamos encantados si nos guía. Asterian se asegurará de recompensarlo debidamente —afirmó Ferdian con voz firme y clara, mostrando la dignidad que se espera del heredero de Asterian, muy diferente a cuando jugaba con Rudian y Olivier.
—La familia imperial también lo recompensará. Después de todo, estamos aquí en nombre de Su Majestad el Emperador —agregó Iandros.
Iris observó a Iandros y Ferdian, antes de sonreír.
—Por supuesto, Clemence será quien los guíe personalmente.
—¿Clemence? ¿No es la heredera de Arne? ¿La heredera nos guiará en persona? —preguntó Ferdian.
—Sí. Es la heredera, pero también es quien mejor conoce esa tierra. Desde pequeña ha mostrado mucho interés en la tierra donde no llega la mañana.
Olivier asintió.
—Sí, le encanta ese lugar… siempre ha tenido gustos algo peculiares.
—Decir que son gustos peculiares no es del todo preciso… pero sí, algo así —respondió Iris con un leve tono de resignación.
Ferdian escuchó la conversación entre Iris y Olivier antes de preguntar nuevamente.
—Entonces, ¿deberíamos preguntarle a Clemence sobre esa tierra? Tengo entendido que Arne es quien tiene más información sobre la tierra donde no llega la mañana.
—Sí, pueden preguntarle a Clemence. Les responderá con detalle dentro de lo que él sepa.
—¿Tienen documentos o antiguos libros sobre esa tierra? —preguntó repentinamente Rudian.
Iris asintió sin dudar.
—Por supuesto. Les mostraré nuestra biblioteca. Pueden quedarse en Arne tanto como necesiten para reunir toda la información.
Iris también expresó su disposición a proporcionar cualquier otra cosa que necesitaran, lo que ayudó a que los niños se sintieran más cómodos.
—Parece que las cosas van a salir bien —comentó Rudian.
—Rudian, no hables tan a la ligera frente a la señora —lo reprendió suavemente Ferdian.
Iris observaba a los niños con una sonrisa, encontrando sus interacciones encantadoras.
Mientras tanto, Iandros tomó una galleta dulce y la colocó en la boca de Thiel mientras miraba a Iris.
—Por cierto, escuché de Clemence que surgió un asunto urgente para usted, señora.
Tal vez fue solo una excusa para explicar por qué no había salido a recibirlos personalmente, pero Iandros mencionó el asunto para observar la reacción de Iris.
Iris sonrió con un aire de disculpa y asintió.
—Es cierto, fue un error no salir a recibir en persona a Su Alteza el Príncipe Heredero. El asunto urgente es… otra cosa.
Iris se levantó con cuidado. La suave tela de su vestido fluyó con elegancia por sus hombros. Thiel pensó que Iris era realmente hermosa.
Iris caminó con gracia hacia una esquina de la habitación, donde retiró un paño de terciopelo. Debajo, apareció un pequeño y hermoso árbol florecido. Sus hojas brillaban doradas al recibir la luz del sol.
Era el árbol más hermoso y precioso que Thiel había visto en su vida.
—¿Sabes qué es este árbol? —preguntó tranquilamente Iris.
Iandros, Rudian y Olivier asintieron, y Ferdian respondió.
—Sí, he oído hablar de él. Los jefes de la casa de Arne heredan el Árbol Sagrado de los jefes anteriores.
—Así es. Este pequeño árbol es el Árbol Sagrado de Arne… lindo, ¿verdad? —Iris acarició suavemente las hojas del árbol, que reaccionaron a su toque con un brillo verde.
Las hojas temblaron ligeramente en respuesta a su luz.
—El Árbol Sagrado de Arne debe ser cuidado con todo el corazón por el jefe de la casa. Se dice que mientras el Árbol Sagrado no se marchite, la bendición de los dioses permanecerá en las tierras de Arne…
Cuando Iris apartó la mano, algunas hojas cayeron al pie de la maceta. Una de ellas aterrizó sobre una raíz expuesta.
—A pesar de haber puesto todo mi corazón en su cuidado, como pueden ver, no está en buen estado… por eso no pude salir a recibirles.
Thiel miró el Árbol Sagrado de Arne. Aunque era sumamente hermoso, parecía tener algo que le faltaba.
¿Por qué me siento así?
Thiel ladeó la cabeza mientras observaba a Iris. Iris rápidamente volvió a cubrir el Árbol Sagrado con el paño de terciopelo, ocultándolo por completo.
Ferdian, que había estado observando en silencio, inclinó ligeramente la cabeza, un hábito que tenía cuando reflexionaba sobre algo.
¿Por qué lo está mostrando?
Según las palabras de Iris Hilde Arne, que algo estuviera mal con el Árbol Sagrado significaba que la bendición de Arne también estaba en peligro.
En otras palabras, si esta información se filtrara, la posición de Arne podría tambalearse.
En Cracion, donde el poder de las familias podía cambiar según la magnitud de las habilidades que poseían, que se supiera algo así afectaría directamente la estabilidad de la familia.
Entonces, ¿por qué…?
¿Acaso está segura de que, aunque esto se sepa, nadie podría amenazar a Arne?
Aunque es cierto que la tierra de Arne está bendecida por los dioses, su habilidad es esencial para mantener toda esta vegetación en medio del frío norte.
Por eso, a diferencia de otras familias que competían sin cesar dentro del mismo clan o entre clanes aliados, Arne nunca había sido amenazada.
Eso se debía en parte a su posición neutral, pero también al hecho de que solo aquellos con la habilidad del Árbol Sagrado podían gobernar las tierras de Arne.
Aún así, es extraño…
No podía entender las intenciones de Iris. Las personas presentes no eran simples niños; eran los herederos de Asterian y Wolfgang, y el príncipe heredero del Imperio Crazion.
No era un acto sin sentido.
En ese momento, como si hubiera leído los pensamientos de Ferdian, Iris habló.
—Por supuesto, me gustaría que mantuvieran esto en secreto. Lo que respecta al Árbol Sagrado de Arne debe permanecer en absoluto silencio…
—Entonces, ¿por qué nos lo ha contado? —preguntó Ferdian.
Iris regresó a su asiento, observando a los niños con una sonrisa.
—Lo que un árbol necesita para crecer es agua y luz solar… nada más. Aunque ahora el agua ha desaparecido…
—……
—El hielo mata a los árboles, y los rayos los parten… —Iris miró a Thiel. Sus ojos, tan verdes como un bosque, se fijaron en ella—. Arne quiere ayudar a la princesa a convertirse en la líder de Asterian.
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