⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Es cierto! ¡Estaba bajo la luz y no me pasó nada, señor!
Karl levantó la mano como si recién hubiera recordado algo. Illum y Eren lo miraron con desconfianza al mismo tiempo.
—¿No te pasó nada?
—Sí, ¡estaba perfectamente bien!
—Eso es porque todavía eres joven…
—¿No podría ser que el poder de la luz tenga alguna habilidad especial? Como en las leyendas…
Illum, con los ojos entrecerrados, le hizo una señal a Eren.
—Llévalo afuera por un momento.
—Sí. Karl, ven aquí.
Eren levantó a Karl y lo sacó de la habitación, como si fuera un tío cargando a su sobrino. Viendo la escena, Iandros preguntó:
—¿Ese hombre, Eren, es pariente de Karl?
—Sí, Karl es sobrino tanto mío como de Illum.
Illum asintió. Todos en la sala se sorprendieron un poco con sus palabras. Era comprensible, ya que Karl no se parecía en nada a Illum.
Karl tenía el cabello de color agua y ojos del color del mar, mientras que Illum tenía cabello blanco con manchas negras y ojos oscuros. Incluso con la luz tenue de la piedra luminosa, era evidente que no se parecían en absoluto.
Después de que Karl salió, Illum carraspeó y, con cautela, comenzó a hablar.
—¿La razón por la que han venido a esta tierra es, acaso, la leyenda de la luz?
—Así es.
Ferdian asintió y respondió con franqueza. Illum miró al joven como si ya lo hubiera esperado. Lentamente desvió la mirada hacia la pequeña niña. Una niña pequeña y frágil, parecida a la espuma blanca del mar.
Era difícil imaginar que esa niña, tan pequeña y delicada, poseyera un poder tan inmenso…
La gente de esta tierra alguna vez había anhelado con desesperación que esa niña trajera la luz hasta aquí. Sin embargo, ahora…
—En nombre de los suin de esta tierra, les ruego que no traigan el amanecer a este lugar.
Illum inclinó la cabeza. Los niños se miraron confundidos entre ellos. Se escucharon algunos murmullos, ¿Por qué?, ¿Este hombre estará mal de la cabeza? pero Illum los ignoró.
—Como Karl seguramente les habrá dicho, estamos sufriendo una enfermedad desconocida, o tal vez una maldición.
—…
—Es posible que pronto todos los suin de esta tierra mueran por esa maldición. Pero hay algo de lo que estoy seguro —Illum continuó—. Ya no podemos vivir bajo la luz. Nuestros cuerpos, que han vivido tanto tiempo adaptados a la oscuridad, no pueden soportarla.
—Aún no lo sabemos con certeza… —Rudian intervino.
Illum respondió:
—Sí lo sabemos. Incluso la luz de la piedra luminosa nos lastima los ojos si la miramos mucho tiempo. ¿Qué crees que nos sucedería si estuviéramos bajo la luz del sol? No soportaríamos ni un minuto y correríamos a escondernos en la oscuridad.
Lo que preocupaba a Thiel se estaba haciendo evidente a través de las palabras de Illum.
—Por eso les ruego, a ustedes, seres de la luz, que permitan que esta tierra permanezca en la oscuridad.
Illum había sacado a Karl y a Eren por una razón simple. Sabía que si ellos se quedaban, sin dudarlo pedirían que usaran el poder de la luz para traer el amanecer.
Pero Illum lo sabía. Sabía que los suin de esta tierra ya no podían sobrevivir bajo la luz. Sabía que la llegada del amanecer significaría su extinción.
Si el fin inevitable iba a llegar, ¿por qué no retrasarlo un poco más…? Esa era la petición de Illum.
Thiel entendió lo que quería decir. Los demás también lo comprendieron. Ferdian y Rudian comenzaron a dudar si debían regresar, mientras que Olivier y Clemence ya estaban pensando en hacerlo.
Entonces, Thiel habló en voz baja.
—Tuve una experiencia similar antes. Vi manchas negras, como si fueran seres vivos… y todos desaparecieron cuando los expuse a mi luz. Tal vez lo mismo podría pasar con la oscuridad que está consumiendo los cuerpos de los suin aquí. ¿Podrían mostrarme eso una vez?
Los ojos dorados de Thiel brillaron con la luz de la piedra luminosa. Aunque estaban en la oscuridad, sus ojos seguían viéndose claramente, como si no perdieran su brillo.
Pero sacrificar la vida de los suin como parte de un ‘experimento’ no era algo que pudiera permitirse. Illum estaba a punto de rechazar la propuesta cuando de repente…
¡Bang!
La puerta se abrió de golpe. Los niños se giraron sobresaltados. Allí estaba Karl, que había salido hace un momento con Eren.
—¡Tío Illum!
—Karl, ¿qué sucede?
Los demás no podían ver bien la expresión de Karl, pero Illum sí. Karl estaba pálido, de pie en la puerta.
—El estado de Herod está empeorando… pronto… pronto…
La voz de Karl temblaba.
Illum cerró los ojos con fuerza. Herod era como un hermano mayor para Karl y, para Illum, era… su hijo. Su condición había empeorado recientemente, por lo que lo había dejado reposar en su casa.
Karl había ido a la casa de Illum para compartir la noticia de la llegada de los niños con el poder de la luz, pero se encontró con que la condición de Herod había empeorado de repente.
Con el rostro abatido, Illum pidió disculpas a los niños.
—Debo irme. ¿Podrían esperar aquí un momento? Continuaremos la conversación después…
—Espera.
Ferdian interrumpió a Illum. Mirando entre él y Karl, el joven habló con una expresión calmada.
—Nos gustaría acompañarte. Te prometo que no usaremos nuestras habilidades. Solo queremos observar la condición de los suin. Pero si te incomoda, no tienes que aceptarlo.
Illum, que había estado pensando por un momento, asintió. No podía permitir que vieran a los demás suin, pero Herod era su hijo.
Y por la manera en que Karl lo dijo, parecía que el final de Herod también estaba cerca. Por lo tanto, no importaba mostrarle su último momento.
—Hágalo. Los guiaré.
Thiel tomó la mano de Ferdian mientras seguían a Illum, observando su espalda. Illum parecía más tranquilo de lo que esperaban. ¿Sería porque había presenciado la muerte de tantos suin tan de cerca? O quizás… porque llevaba mucho tiempo preparándose para la muerte de todos.
Thiel, siendo aún joven, no sabía cuál de estas opciones era la correcta.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¡Hermano Herod!
Karl abrió la puerta de golpe y entró. Aunque estaba oscuro, se podía ver vagamente que alguien estaba acostado en la cama y que Eren estaba de pie cerca de él.
Illum se aseguró de cerrar bien la puerta para que no entrara luz.
—Herod…
Illum se acercó a la cama y llamó el nombre de su hijo. El hombre que yacía en la cama giró la cabeza con dificultad.
—Pa…dre…
Su voz se cortaba entre palabras. Con solo escucharla, Thiel pudo darse cuenta de la dura y solitaria batalla que este hombre estaba librando.
—Está a punto de morir…
Aunque Herod seguía respirando, su aliento era tan débil y tenue que parecía que en cualquier momento, con solo desviar la vista, podría detenerse por completo.
—Está bien, está bien, Herod. Papá está aquí.
Illum trató de consolar a su hijo. Thiel notó un leve temblor en el tono de su voz.
Illum también estaba triste.
No podía mantenerse firme frente a la muerte de su hijo, a quien había criado con todo su amor durante toda su vida. En ese momento, Thiel pensó en Zender Nestian. ¿Él también habría estado tan triste al descubrir su muerte?
—Probablemente no…
Conociendo a su abuelo materno, Thiel estaba seguro de que no habría reaccionado de esa manera. Se acercó un poco más a la cama.
En ese momento, Herod extendió su temblorosa mano y agarró la de Illum.
Su cuerpo ya estaba casi completamente ennegrecido. Solo su rostro mantenía el color original, pero incluso eso cambiaría pronto.
El final de Herod estaba cerca… Illum acarició suavemente el rostro de su hijo. Su piel era áspera.
Herod, con su respiración entrecortada, hizo un esfuerzo por hablar.
—Karl… me lo contó… alguien con… el poder de la luz… ha llegado aquí…
—Sí.
Illum tomó la mano de su hijo en señal de que no necesitaba decir más. Herod, con las últimas fuerzas que le quedaban, esbozó una leve sonrisa.
—Quiero verlo… por última vez…
—…
Illum sabía que el momento en que Herod estuviera expuesto a la luz sería el final de su vida. Pero, aun así, no podía rechazar la última petición de su hijo…
—Señorita Thiel.
Illum miró a Thiel. La joven asintió con la cabeza.
—¿Podría hacerlo, por favor? Él desea verlo. Por favor, déle a mi hijo… luz por última vez.
Illum le pidió a Thiel.
Ella asintió de nuevo y dio un paso más hacia adelante.
Sin dudarlo, usó su poder.
¡Pah!
Desde la pequeña palma de Thiel, surgió la luz más cálida del mundo.
Una tierra que había perdido tanto la luz como su nombre.
Finalmente, después de tanto tiempo… la luz había regresado a esa tierra.
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