⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—Ah…
Herod gimió suavemente. Una brillante luz llenó la habitación de inmediato. Los rayos de luz que emanaban de las manos de Thiel envolvieron delicada y cuidadosamente el cuerpo de Herod.
Fue realmente una escena asombrosa.
Aunque la luz no tenía voluntad propia, la luz que floreció en las manos de la pequeña niña se reunió alrededor de Herod como si fuera una criatura viviente.
Solo entonces la gente pudo ver claramente el rostro del enfermo que yacía en la cama. Su semblante estaba completamente marcado por la enfermedad que había padecido durante tanto tiempo, con manchas oscuras extendiéndose por sus mejillas, lo que hacía que pareciera… como si estuviera muerto.
Si Herod no hubiera sonreído al ver la luz, la mayoría de los presentes habrían creído que ya estaba muerto.
Thiel no dijo nada apresuradamente, y se limitó a iluminar en silencio a Ilum y Herod, para que padre e hijo pudieran conversar cómodamente.
Ilum se acercó a la cabecera de Herod, y con manos temblorosas, acarició la mejilla de su hijo.
Era la primera vez que veía el rostro de su hijo en un lugar tan iluminado.
El rostro de Herod era un poco más pálido de lo que había imaginado, y sus ojos eran de un negro más profundo que la oscuridad, pero no le resultaban en absoluto siniestros.
Ilum había pensado a menudo que nunca podía saber a dónde miraba Herod, pero hoy por fin entendió por qué.
Los ojos de Herod eran tan oscuros y negros que, en la oscuridad, no podían reflejar ninguna luz.
—…Herod.
Ilum murmuró suavemente el nombre de su hijo, acariciando su rostro enfermo. Herod parpadeó lentamente en respuesta a la voz de su padre.
—Hijo mío.
Ilum inclinó la cabeza y acercó su mejilla arrugada a la frente de Herod. Las lágrimas humedecieron el rostro de Ilum. Karl, Eren y los otros niños observaron en silencio a los dos.
Habían deseado fervientemente que ocurriera un milagro.
Que llegara la mañana a esta tierra, que el sol saliera, que la oscuridad se desvaneciera y que la luz pudiera florecer, para que su hijo pudiera vivir bajo la luz del sol…
Pero un milagro, si no se manifiesta en el momento adecuado en la realidad, no es más que un puñado de arena.
La chica que había manifestado el poder de la luz había aparecido. Quizás esta niña realmente podría disipar la oscuridad que envolvía esta tierra y traer la luz.
…Pero, ¿de qué serviría eso para aquellos que ya no pueden vivir bajo la luz?
Aparte de eso, Ilum estaba infinitamente agradecido con Thiel. Su hijo había deseado durante toda su vida ver la luz verdadera, al menos una vez. Y ese deseo… se había cumplido justo antes de su muerte.
Gracias a esta pequeña niña.
—…Te he amado… tanto…
El padre susurró suavemente al oído de su hijo enfermo. El hijo, con su último aliento, estrechó la mano de su padre.
—…Padre.
Herod llamó tímidamente a su padre. Era también la primera vez que Herod veía el rostro de su padre en un lugar tan iluminado. Su padre parecía un poco más viejo de lo que había imaginado. Eso entristeció profundamente a Herod.
Y entonces sucedió.
—…¿Qué?
El primero en notar el cambio en el cuerpo de Herod no fue ni Ilum, ni Thiel, ni el propio Herod, sino Karl, que estaba cerca.
Karl, con una expresión de incredulidad, señaló a Herod con la boca abierta.
—¡Las manchas en el rostro de Herod…!
Al escuchar las palabras de Karl, Ilum levantó rápidamente la cabeza para mirar el rostro de su hijo. Todos los presentes giraron la cabeza hacia Herod.
Las manchas que cubrían más de la mitad del rostro de Herod estaban desvaneciéndose lentamente bajo la luz…
—¡Herod!
Ilum agarró con fuerza las mejillas de su hijo. Las manchas desaparecían lentamente al principio, pero luego empezaron a desvanecerse más rápidamente. La piel de Herod recuperaba rápidamente su color natural.
—…¿Qué es esto…?
El rostro del hombre, que había aceptado la muerte, se llenó de asombro y desconcierto. Ilum, sin preocuparse, empezó a arrancar la camisa de su hijo.
—¡Padre!
—Dios mío…
Las manchas oscuras que cubrían todo su cuerpo comenzaron a desvanecerse lentamente.
( Todos desaparecieron cuando recibieron mi luz. Así que tal vez la oscuridad que está devorando los cuerpos de estos suin también podría desaparecer. ¿Podrías mostrármelos, solo una vez? )
Thiel tenía razón.
La oscuridad que había robado la vida de muchos desaparecía rápidamente bajo la luz de esta pequeña niña.
—Thiel.
Ferdian puso suavemente una mano en el hombro de su hermana menor. Thiel, al ver que las manchas de Herod desaparecían, asintió con la cabeza y levantó ambos brazos en alto.
La luz que había estado acumulada en sus manos flotó suavemente en el aire y pronto iluminó aún más la habitación.
Aun así, no cegaba ni dolía a los ojos. Clemence, Olivier, Rudian e Ian se mantuvieron a cierta distancia, observando cómo Herod, en la cama, abrazaba a Ilum, incrédulo.
Karl y Eren miraron una vez a Herod e Ilum, y luego a la luz que oscilaba en las manos de Thiel.
El milagro llegó en un momento en que nunca lo esperaron, y en una forma mucho más pequeña de lo que imaginaron.
Sin embargo, que fuera pequeño no significaba que su significado se desvaneciera o se diluyera.
Karl miró los ojos dorados y brillantes de la niña, que relucían bajo la luz.
Eran lo más hermoso, brillante y fascinante que Karl había visto en su vida, y no pudo apartar la vista por un buen rato.
Karl reprimió con esfuerzo las cálidas emociones que lo ahogaban, hasta el punto de sentir un nudo en la garganta. No quería que lo vieran llorando en un momento tan feliz como este, cuando Herod había vuelto a la vida.
Thiel, al ver a Karl frotarse los ojos enrojecidos con su manga, le sonrió dulcemente, mirándolo de reojo, ya que ambos tenían una altura similar.
Aquellos que desean con fervor un milagro, al final, lo obtienen.
Sin que sea demasiado tarde.
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«…¡Increíble!»
Una voz grave y antigua resonó en la oscuridad. La voz, que retumbaba y se expandía como ondas, se propagó hacia las profundidades más oscuras, llenando sus oídos de inquietud.
Una pequeña niña estaba ahora en Arcadia, en el corazón de su territorio, consumido por la oscuridad.
Era como si estuviera de pie en medio de su misma influencia. Así que aquella niña debería haber sido devorada por la oscuridad o haberse perdido para siempre en ella…
«¿Cómo es que esa pequeña criatura ha llegado a interferir con mi gran plan? Apenas ha cumplido siete años, ¿con qué habilidad se atreve a obstaculizar mis planes?»
Solo siete años. Un tiempo claramente insuficiente para madurar, y además, ni siquiera había pasado un año desde que la niña había despertado a su poder.
Y sin embargo, en su propio dominio de Arcadia, no solo estaba perdiendo poder, sino que este se debilitaba cada vez más.
Había absorbido la vitalidad de los suin que vivían en Arcadia para aumentar su poder. Aunque había abusado de esa energía recientemente para intentar detener a esa mocosa, todavía no había llegado al punto de agotarse. Ni planeaba agotarse. Su intención era mantenerlos vivos por mucho tiempo, absorbiendo su energía lentamente.
Los suin tenían una vitalidad considerablemente fuerte, y vivirían lo suficiente como para seguir siendo una fuente constante de poder, procreando y fortaleciendo su fuerza.
Sin embargo…
«Mi poder está disminuyendo…»
Su poder estaba menguando. Y todo por culpa de una pequeña piedra luminosa que había rodado hasta su territorio. Una pequeña vela, una pequeña llama, en resumen, ¡una pequeña insignificancia!
«No puedo permitir que esto continúe…»
Esa pequeña criatura aún no tenía la capacidad de disipar la oscuridad que se había acumulado durante tanto tiempo en esa tierra. Como no había alcanzado su madurez, apenas podía desvanecer la oscuridad circundante.
Aun así, no podía ignorar la posibilidad de que esa pequeña criatura lograra algo. Después de todo, esa mocosa de apenas siete años ya había superado sus expectativas en varias ocasiones.
Y a él le gustaba estar preparado para cualquier posibilidad. Podía haber pérdidas por no estar preparado, pero nunca habría pérdidas por estarlo.
«No hay más remedio que acabar con todo…»
La oscuridad murmuró. Su inquietante voz se extendió como una densa neblina acuosa, más pesada que el agua, flotando como si fuera a hundirse en cualquier momento.
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