⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Algo terrible ha ocurrido!
En ese momento, la puerta se abrió de golpe y una mujer con una expresión angustiada entró corriendo. Era una mujer de apariencia seria, con el cabello atado en un moño. Al entrar apresuradamente, se detuvo de repente.
Había desconocidos en la habitación.
Había pasado tanto tiempo cuidando a los pacientes que no se había enterado de que habían llegado forasteros a esta tierra. Y mucho menos sabía que uno de ellos era un niño con el ‘poder de la luz’. Retrocedió con cautela.
—¿…Qué es esta luz? —murmuró Eunice, atónita.
—¡Eunice! ¿Por qué entras sin tocar? —exclamó Ilum, mirando a Eunice, quien seguía sorprendida.
Sin embargo, su sorpresa por la luz fue momentánea. Eunice miró con urgencia a Ilum y señaló hacia afuera.
—¡Algo terrible está ocurriendo! ¡El estado de los pacientes es crítico! ¡Su enfermedad está empeorando repentinamente! Si no hacemos algo, todos morirán… —dijo Eunice apresuradamente.
Ella nunca había visto una luz tan brillante antes, por lo que debería haberse sorprendido al ver la luz que iluminaba la habitación. Sin embargo, no se dejó llevar por el asombro.
¡Los pacientes están en peligro!
Había algo más importante para ella que la luz. Ahora lo prioritario era informar a Ilum sobre la situación de los suin, que estaban muriendo rápidamente.
Las manchas solían extenderse lentamente por sus cuerpos. Al principio, cuando aparecían, no interferían en sus actividades diarias.
Sin embargo, cuando las manchas crecían lo suficiente como para cubrir la mayor parte de la piel, perdían fuerzas, su mirada se apagaba y no podían mover sus extremidades libremente.
Este proceso generalmente tomaba un año, o medio año en casos más rápidos. Pero ahora, las manchas estaban consumiendo rápidamente los cuerpos de los suin. Era una velocidad incomparable a la de antes, como si alguien estuviera absorbiendo su vitalidad a gran velocidad. Los suin estaban muriendo en ese preciso instante.
Si esto continuaba, todos morirían.
Eunice no terminó la frase, pero todos en la habitación podían imaginar lo que diría a continuación. Ante sus palabras, Ilum soltó la mano de Herod y se levantó de golpe.
—¿Que la enfermedad está empeorando? ¿Qué significa eso? Explícame con calma… No, olvídalo. Iré allí ahora mismo —dijo Ilum.
—¡Sí, por favor, deprisa! —respondió Eunice, asintiendo mientras se movía nerviosa.
Ilum no tuvo más remedio que marcharse de inmediato, sin siquiera poder seguir observando el estado de Herod.
Thiel, sorprendida por la situación repentina, juntó sus manos y abrió los ojos con preocupación. La coincidencia del momento era inquietante.
Justo hace un momento, la habilidad de Thiel había eliminado la mayoría de las manchas del cuerpo de Herod.
¿Y ahora, de repente, las manchas de los cuerpos de los suin se estaban extendiendo rápidamente por todo su cuerpo? El rostro de Thiel se oscureció, sintiendo una inquietud inexplicable.
Una pequeña duda comenzó a surgir en su pecho: quizá todo esto estaba ocurriendo por su culpa. No quería pensar así, pero la coincidencia del momento era demasiado grande. Recordó de repente que se decía que los suin ‘no podían sobrevivir bajo la luz’.
Esto es como si… hubiera alguna reacción a mi habilidad, pensó Thiel.
Tal vez, de alguna manera, el uso de su habilidad había afectado a los suin.
Sentía una punzada de preocupación en el estómago… Sin embargo, en lugar de desanimarse, Thiel apretó los puños con determinación.
No, todo estará bien.
Si pudo eliminar las manchas del cuerpo de Herod, tal vez también podría curar a los otros suin. Justo cuando Thiel estaba a punto de ofrecerse para ir con Ilum, él la miró.
—Señorita, la que tiene el poder de la luz…
—¡Sí, señor Ilum!
—¿Vendría con nosotros? Tal vez ellos también necesiten de su ayuda —dijo Ilum.
Thiel asintió sin dudarlo.
—Voy con ustedes.
Quería ver el estado de los suin con sus propios ojos. ¡Tal vez podría curarlos, al igual que lo había hecho con Herod!
Los otros niños asintieron en silencio ante la decisión de Thiel.
—De todos modos, iba a pedir al médico militar que revisara su estado. Nosotros también iremos —dijo Iandros.
Ilum asintió con la cabeza.
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—¡Aah! ¡No puede ser!
—¡Dios mío, esto no tiene sentido!
—¡Maldita sea, despierta!
Era un caos.
Se escuchaban gritos por todas partes. Thiel respiró hondo al ver lo que ocurría ante sus ojos. Estaba oscuro y no podía ver bien, pero al menos podía percibir que había un gran número de suin tendidos en el mismo lugar.
Los habían acostado juntos para facilitar su cuidado. Como hasta una pequeña luz podía ser mortal para ellos, los habían puesto en el lugar más oscuro que encontraron.
El médico militar revisó el estado de un paciente cercano. Al ver a Ilum llegar, varios suin se acercaron rápidamente y lo agarraron con desesperación.
—¡Ya han muerto más de veinte!
—Esto es extraño, muy extraño. No es como antes. ¡Su piel se está necrosando, su carne se seca y están muriendo desangrados!
Ilum inspeccionó rápidamente los cuerpos de los fallecidos. Tenían razón. Realmente habían muerto completamente secos. Ilum, preocupado por los niños, evitó que Thiel y los demás se acercaran a los cadáveres.
—Su Alteza, no es una buena vista. Por favor, por favor… mire hacia otro lado por un momento.
El príncipe heredero… el sucesor de Asterian, heredero de Wolfgang y Thiel… la niña de la luz de la leyenda.
¿De qué sirve todo eso ahora? Para aquellos que han vivido aislados durante mucho tiempo de la familia real y las cinco grandes casas, ellos no eran más que un joven niño y una niña. Y lo que estaban viendo no era algo apropiado para niños. Ilum lamentaba haber traído a los niños.
Lo único positivo era que el lugar estaba tan oscuro que los forasteros probablemente no podían ver bien lo que estaba ocurriendo en la oscuridad.
Por supuesto, como suin que eran, podían distinguir vagamente las formas en la oscuridad, pero no lo suficiente como para observar el estado de los cadáveres. Esa era una bendición.
Mientras tanto, más y más personas seguían muriendo. Ilum tenía que tomar una decisión: ¿seguir observando cómo estas personas, que eran como una familia para él, morían, o pedirle a Thiel que, sin importar lo difícil que fuera, usara su habilidad una vez más?
Ilum sabía algo sobre las habilidades especiales. No era completamente ignorante. Sabía que la cantidad de poder que una persona puede usar en un día es limitada, y más aún en el caso de una niña, cuyo poder es aún más reducido.
Sin embargo, a pesar de saberlo, no podía pedirle que usara su habilidad en tantas personas. Ilum no podía decidirse a pedirle algo así a Thiel y estaba atrapado en la duda.
—….
Thiel miró el caos que la rodeaba. Aunque estaba completamente oscuro y no podía ver con claridad, era evidente que había muchas personas corriendo de un lado a otro, gritando y llorando.
Lo positivo era que, al haber usado su habilidad en Herod momentos antes, ahora sabía que podía curar a las personas con su poder.
La joven cerró los ojos por un momento y trató de calcular el área de donde provenían los gritos. Como no podía ver bien, esa era la única forma que tenía para ubicarse.
¡Pum!
Dos pequeñas orejas emergieron sobre la cabeza de Thiel. Las orejas se movieron en todas direcciones, tratando de medir la distancia. ¿Hasta dónde llegaba? ¿Cuánto poder tendría que usar?
Thiel también tenía sus límites. Además, nunca había usado su poder de manera continua durante tanto tiempo. Para iluminar a tantas personas, tendría que usar una gran cantidad de poder durante un largo periodo de tiempo…
Es un área demasiado grande…
Las pequeñas orejas, que intentaban medir la distancia, cayeron desanimadas. ¿Cuántos pacientes había? No podía ni estimarlo. Era como si estuvieran acostados en un área tan grande como la finca de la casa Asterian.
La mayoría de los suin que aún sobrevivían estaban reunidos en este lugar, por lo que era natural que el espacio estuviera tan lleno.
—Thiel, ¿crees que puedes hacerlo? —preguntó Ferdian con preocupación. Iandros le puso una mano ligera sobre el hombro.
Thiel los miró y preguntó:
—¿Creen que puedo hacerlo?
—Por supuesto —respondió Iandros.
—Esa es suficiente respuesta para mí. Incluso si no puedo, lo intentaré… —dijo Thiel, asintiendo y apretando ligeramente los puños.
A pesar de ser una niña, su voz sonaba extremadamente decidida.
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