⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
—¡Señorita Thiel!
Ilum salió corriendo para encontrarse con Thiel, los niños y los caballeros. El sol los iluminaba brillantemente, permitiéndole verlos claramente desde la distancia sin necesidad de piedras luminosas.
—¡Waa, señor Ilum!
Thiel sonreía alegremente mientras estaba abrazada por Ian. Iandros la sostuvo con más firmeza para asegurarse de que no se cayera.
Ilum, al ver la cara risueña de la niña, tragó las lágrimas que amenazaban con brotar. Sus ojos se pusieron rojos, y sus arrugadas comisuras temblaron levemente.
Tenía muchas preguntas para esa milagrosa niña, pero antes había algo que debía decir.
—Señorita Thiel, de verdad… muchas gracias.
Ilum inclinó la cabeza profundamente. Algunos de los suin que habían corrido hacia Thiel lo siguieron, inclinando la cabeza junto a él.
Eran aquellos que, hasta hace poco, sostenían en brazos a los moribundos.
No era necesario mencionar quién había logrado que las vidas que se extinguían en sus brazos comenzaran a revivir.
Cuando todos los suin inclinaron la cabeza, Thiel, un poco confundida, se retorció ligeramente en los brazos de Ian.
Iandros la sostuvo mejor y le susurró suavemente al oído. Sólo lo suficientemente fuerte para que ella pudiera escucharlo.
—En momentos como este, solo sonríe y asiente con la cabeza una vez.
—¿Asentir con la cabeza…?
—Sí.
Thiel, siguiendo las palabras de Iandros, asintió tímidamente y preguntó con cuidado:
—¿Qué pasó con los suin heridos? ¿Aún están… mal?
Los suin, que seguían inclinados, finalmente se enderezaron. Ilum respondió en nombre de todos ellos.
—Muchos… murieron, pero gracias a usted, muchos han salvado sus vidas.
—…Ah.
—Si no hubiera venido, todos habríamos muerto. Estamos… profundamente agradecidos con usted, señorita Thiel.
La voz de Ilum temblaba ligeramente. Thiel lo miró fijamente por un momento antes de extender la mano con cautela.
Ilum la miró perplejo, pero luego puso su mano sobre la de Thiel.
¿Me está pidiendo la mano?
Dado que Iandros, que sostenía a Thiel, no decía nada, parecía que eso era lo que ella quería.
Thiel tomó la arrugada mano de Ilum con ambas manos, la acarició suavemente y dijo:
—Me alegra poder ayudar… realmente me siento aliviada. Y, de verdad, has hecho un gran esfuerzo.
Durante su estancia aquí, Thiel había observado claramente cuánto se preocupaba Ilum por los suin de esta tierra. Cuánto los valoraba y amaba…
De los ojos arrugados de Ilum cayó finalmente una lágrima caliente.
Era una lágrima de alivio y de alegría. Ilum secó sus lágrimas con la otra mano, repitiendo ‘gracias’ en voz baja.
Iandros, que había estado observando en silencio, habló.
—Pronto la familia real enviará a alguien. La familia real ayudará a estabilizar esta tierra.
Los suin de este lugar habían vivido en la oscuridad durante mucho tiempo. Ahora que vivían repentinamente bajo la luz, necesitarían ayuda.
Además, muchos de ellos habían muerto en el último incidente, y era necesario ocuparse de los cuerpos.
Los caballeros que Iandros había traído, junto con los de Arne, ya estaban encargándose de esa tarea, pero no eran suficientes. Para estabilizar esta tierra, se necesitaban muchos recursos: tiempo, personas y dinero.
Y, por supuesto, la familia real de Cracion asumiría esa responsabilidad.
Ilum inclinó la cabeza ante Iandros.
—Estamos agradecidos por la gracia de Su Majestad.
—Es lo mínimo que se puede hacer.
Iandros sonrió levemente. Su actitud dejaba claro que lo consideraba algo obvio.
Miró una vez a Thiel, a Karl y luego a Ilum antes de hablar nuevamente.
—De todos modos, hay algo de lo que debemos hablar, pero este lugar no parece ser el más adecuado para ello.
Iandros inclinó la cabeza ligeramente.
—Por aquí, los llevaré a un lugar más tranquilo —dijo Ilum.
Los demás suin se dispersaron.
Ilum condujo a Iandros, Thiel, Rudian y Ferdian hacia su casa.
Sin embargo, Olivier y Clemence dijeron que no estaban interesados en la conversación de Iandros y que preferían explorar la zona.
Clemence tenía curiosidad por saber si podía hacer que las plantas muertas de esta tierra volvieran a brotar con su habilidad.
Eso también interesaba a Iandros, por lo que permitió que ellas se quedaran explorando.
Y entonces.
—Tú, ven también.
Iandros llamó a Karl, que intentaba seguir a Olivier y Clemence discretamente.
—… ¿Yo?
—Sí, ven con nosotros.
Karl miró a Ilum, quien le hizo un gesto para que se acercara. El joven los siguió en silencio.
—Por favor, entren —dijo Ilum.
El lugar al que los llevó era donde habían hablado al principio, pero con la luz del sol, se veía completamente diferente.
Ilum los invitó a sentarse en el sofá de madera y luego tomó asiento él mismo.
Iandros se sentó primero y, a su lado, colocó a Thiel.
Ferdian y Rudian se sentaron a su lado, mientras que Ilum y Karl lo hicieron frente a ellos.
—Seré directo, sé que ese chico es el heredero de Everard.
—…
Ilum miró a Karl en silencio. Karl tembló y rápidamente dijo, agitando las manos con urgencia:
—Yo… yo no usé mi habilidad a propósito…
—No tienes que justificarte, Karl. No tengo intención de regañarte.
Ilum miró al chico con ojos amables y puso su gran mano sobre la cabeza de Karl.
Karl cerró los ojos ligeramente. Ilum acarició suavemente el cabello azul claro del chico.
El cabello de Karl, bajo la luz del sol, brillaba con un tono aún más intenso de azul claro. Los mechones despeinados se deslizaban bajo la mano de Ilum.
—Imaginé que lo descubrirían —dijo Ilum.
—¿Desde cuándo?
—Desde que el agua empezó a fluir por el canal.
—Señor…
Karl miró a Ilum hacia arriba. Ilum le sonrió con ternura y luego miró a Iandros.
—¿Sabes por qué fue aniquilada la familia de Everard?
—Más o menos.
—Hay mucho más que no se sabe sobre Everard y Arcadia de lo que se conoce. Nuestra familia ha sido durante generaciones vasalla de Everard, protectores de su linaje.
Ilum habló con calma. Karl abrió los ojos con asombro, ya que era la primera vez que escuchaba esa historia. Thiel también lo escuchaba con atención.
Todos prestaban atención al relato de Ilum, que continuó hablando serenamente.
—Arcadia perdió su luz y su nombre por culpa de alguien que llevaba el apellido de Everard.
—Sí, lo sé.
—…Sin embargo, eso no fue culpa de toda la familia Everard. Ellos hicieron todo lo posible para enmendar el error. Y pagaron el precio. Con su aniquilación.
Todo esto sucedió antes de que Ilum naciera, hacía mucho tiempo, y su voz no transmitía grandes emociones.
Su tono era como el de alguien que lee un libro, seco, pero firme, sin dejar lugar a dudas sobre los hechos.
—El problema es que los suin de esta tierra no conocen esa verdad. Creen que Everard destruyó esta tierra. Que les robaron la luz de la mañana y su nombre… y piensan que fue todo culpa de Everard.
—Es comprensible, después de todo, quien invocó al dios maligno llevaba el nombre de Everard.
—Pero para que esta tierra sobreviva, Everard es indispensable. Todos los suin que viven aquí lo hacen bajo el poder del agua.
Ilum atrajo suavemente a Karl hacia su pecho. El pequeño cuerpo del chico se acurrucó en los brazos de Ilum.
—Por eso, el último jefe de Everard dejó a su hijo para las futuras generaciones. Con el método que ha sido transmitido por generaciones en la familia del agua, los Everard.
—¿Qué…?
—Karl es el hijo de Renato Virgilio Everard, el último jefe de la familia Everard, aniquilada hace cientos de años.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
«Esto supera mis expectativas… nunca pensé que el heredero de Everard aún viviera.»
Una voz resonaba en la oscuridad, pero no sonaba molesta. La densa oscuridad se dispersaba y volvía a reunirse una y otra vez.
«Sin embargo, ya he logrado todos mis objetivos. Aunque lo perdido es lamentable, no hay razón para afligirse.»
La oscuridad se desvanecía y volvía a formarse hasta tomar la forma de una gigantesca mano. La mano oscura palpaba una piel blanca y pálida.
En la oscuridad, una mujer cadavérica permanecía erguida.
Tenía un brillante cabello rubio y ojos esmeralda.
Su mirada intensa y labios firmemente cerrados revelaban su noble crianza, y aunque sus mejillas pálidas estaban hundidas, seguía siendo hermosa.
Con una mirada vacía, la mujer observaba la oscuridad en silencio. La oscuridad que rozaba su rostro habló con una voz profunda.
«Necesitarás tiempo para recuperar tu poder. No pudiste matar a ese niño, pero no importa. Una vez que aceptes tu fuerza por completo, ese chico no podrá enfrentarte…»
Una risa desgarradora resonó en la oscuridad.
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