⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
No hubo ningún inconveniente en el regreso, a diferencia de lo que sucedió al partir. No encontraron caminos bloqueados que antes aparecían en el mapa, ni hubo derrumbes inesperados que los obligaran a regresar. Los niños pudieron descansar cómodamente en un pueblo, sin necesidad de acampar, y llegaron al territorio de Asterian más rápido de lo esperado.
—Thiel.
Ferdian, con suavidad, despertó a la niña que dormía en su regazo. Thiel, frotándose los ojos soñolientos, levantó la cabeza.
—…¿Sí?
—Hemos llegado, debes levantarte.
Ferdian sonrió levemente mientras levantaba a Thiel. Ella, bostezando suavemente, miró por la ventana del carruaje. El paisaje familiar pasaba rápidamente a su lado. Finalmente habían llegado al territorio de Asterian.
—¿Ya hemos llegado? ¡Quiero ver a mi abuelo y a mi papá!
—Ellos también te quieren ver mucho. Y probablemente…
Ferdian, que parecía querer decir algo, frunció el ceño repentinamente. Thiel, confundida, ladeó la cabeza.
—¿Hermano?
—No puede ser…
En ese momento, el carruaje se detuvo bruscamente con un chirrido. Ferdian tiró de Thiel hacia sí para que no se cayera. Ella, acurrucada en los brazos de su hermano mayor, parpadeó sorprendida.
—¡Thiel, ¿estás bien?!
Rudian acarició suavemente la mejilla de Thiel, comprobando su estado. Ella asintió lentamente, todavía aturdida.
—Estoy bien… pero, ¿qué está pasando?
—¡Ya te he dicho que no hagas estas cosas!
Rudian, mirando por la ventana, soltó una exclamación molesta. Thiel, todavía confundida, miró a sus dos hermanos mayores.
Iandros, que iba montado a caballo liderando la caballería, no estaba en el carruaje, y Olivier parecía ligeramente desconcertado… Excepto Thiel, todos parecían saber lo que estaba ocurriendo. Ella, aún más confundida, se aferró a la manga de Rudian.
Entonces.
¡Bam!
La puerta del carruaje se abrió de golpe. Thiel miró sorprendida hacia la entrada, donde vio a…
—Thiel.
—…¿Papá?
Karthus Asterian estaba de pie en el umbral de la puerta, apoyado en el marco. Thiel, todavía desconcertada, corrió hacia él y se acurrucó en sus brazos.
—¿Papá? ¿Qué haces aquí?
—He venido a recibirte.
Detrás de Thiel, Rudian, Ferdian y Olivier suspiraron al unísono. Finalmente, Thiel levantó la cabeza y miró más allá del hombro de Karthus.
Detrás de él, la caballería de Asterian estaba alineada en formación. No llevaban armas. Habían salido solo para dar la bienvenida a los niños de Asterian.
Thiel, que nunca había visto tal escena antes, se retorció de sorpresa en los brazos de Karthus. Ferdian suspiró y dijo:
—Hoy también está aquí Su Alteza el Príncipe Heredero, ¿por qué has hecho esto? Te dijimos que no lo hicieras.
—¿Cómo iba a esperar sentado en la mansión mientras el Príncipe Heredero venía personalmente? Era lo correcto salir a recibirlos.
—Pero en realidad solo querías ver a Thiel antes…
Olivier murmuró, pero Karthus, sin darle importancia, levantó a Thiel y la subió de nuevo al caballo.
Desde su posición sobre el caballo, Thiel miró a Iandros. Cuando él la vio sentada torpemente en el lomo del caballo, sonrió sutilmente.
—Vamos.
Karthus abrazó a Thiel para que no se cayera y tomó las riendas. Tan pronto como dio la orden, la caballería volvió a moverse. Iandros también tiró suavemente de las riendas, y el carruaje volvió a ponerse en marcha.
Thiel, acurrucada en los brazos de su padre, regresaba a Asterian.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¡Thiel! ¡Ya me han informado! ¡Has pasado por mucho! Mi querida nieta, ¡ven aquí, déjame abrazarte!
Alpheus sonrió ampliamente y extendió ambos brazos.
—¿Y nosotros no nos ves?
—Parece que no.
—Soy el Príncipe Heredero, pero esto es demasiado.
—Déjalo. El Duque Evald también necesita tiempo para disfrutar con su familia.
Uno por uno, Olivier, Ferdian, Rudian e Iandros hicieron sus comentarios.
Después de saludar formalmente a Iandros con algo de decoro, Alpheus abrazó a Thiel con fuerza. Ella, abrazada al cuello de su abuelo, estalló en carcajadas.
—¡He vuelto, abuelo!
—Sí, sí. ¿Lo has pasado bien? No, no hay necesidad de preguntar. Ya me informaron que lo has hecho bien, por el jefe de la familia Arne.
—Sí, todo salió bien. El jefe de la familia Arne fue amable, y los hermanos mayores me cuidaron bien.
—Has hecho un gran trabajo, un gran trabajo. Vengan aquí también, Olivier, Ferdian, Rudian. Hicieron un buen trabajo. Lo hicieron muy bien.
Alpheus extendió los brazos hacia los otros nietos.
Pero la expresión de Olivier no era nada amistosa.
—¿Ahora lo dices?
Olivier preguntó con descontento. Rudian, que observaba en silencio, intervino.
—Pero si estuvieras al lado de Thiel y el abuelo, obviamente él la abrazaría primero, ¿no?
—¡Por supuesto! Thiel es adorable… y el abuelo…
—Entonces, seamos comprensivos. No ha pasado ni un año desde que recuperó a su nieta, después de siete años sin verla, y ya tuvo que enviarla lejos. Debió ser muy duro.
Olivier, Rudian y Ferdian habían crecido bajo la protección de Alpheus desde que eran muy pequeños. Ellos nacieron en Asterian, por lo que era natural que disfrutaran de esa protección, pero Thiel no había tenido esa misma suerte.
Enviar lejos a una nieta que acababa de recuperar debió de ser doloroso. Al oír las palabras de Ferdian, Olivier asintió con la cabeza.
Alpheus acarició a los niños uno por uno. Todos ellos recibieron su toque con una expresión bastante satisfecha.
Karthus los observaba desde atrás. Sabía cuánto había esperado Alpheus este momento, por lo que decidió no interrumpir.
Iandros, que había estado observando en silencio, carraspeó.
—Debo retirarme. Tengo el deber de informar al Emperador de lo ocurrido hasta ahora.
—Le agradecemos, Su Alteza. Pronto le expresaremos formalmente nuestro agradecimiento desde Asterian…
—No es necesario. Si lo ponemos en una balanza, he recibido más de Asterian de lo que he dado.
Alpheus bajó a Thiel al suelo. Se dio cuenta de que ella quería agradecer personalmente a Iandros.
Tan pronto como Thiel tocó el suelo, corrió ligeramente y se plantó frente a Iandros.
—¿Ya se va?
Thiel miró a Iandros con una expresión de tristeza. Él asintió con la cabeza y sonrió.
—Estuvimos juntos todo este tiempo, ¿te da pena?
—Sí, claro. Como hemos estado juntos todo el tiempo, me da pena separarme… ¿Cuándo volverá a Asterian?
Las palabras de Thiel hicieron que Iandros recordara de repente a una niña que había conocido en la mansión de Nestian, ‘Rowen’, quien también le preguntó cuándo regresaría. En ese momento, la pregunta le había irritado tanto que cerró la puerta del carruaje con frustración…
Pero, por alguna razón, cuando Thiel lo preguntó, no sintió ninguna molestia.
¿Es normal? Si me hubiera irritado por algo tan insignificante, no habría hecho todo este largo viaje por esta niña.
Iandros miró a Thiel por un momento y luego habló.
—Después de informar al Emperador, si tengo tiempo, pasaré por la mansión de Asterian.
—Entonces, ¿podría… escribirle una carta?
—¿Una carta?
—Sí, quiero escribirle una carta.
Thiel asintió entusiasmada.
Hace poco, cuando se despidió de Clemence en la mansión de Arne, vio a Olivier y Clemence intercambiar un ¡Te escribiré! y había pensado vagamente que sería bueno tener un amigo al que también pudiera enviar cartas. Y Iandros era… la persona perfecta para ello.
Iandros observó los ojos de Thiel, que brillaban con expectación, y después de un rato, preguntó carraspeando:
—¿Sabes escribir?
—Un poquito…
—¿Y qué pasa si no puedo entender tu letra?
—Si no quiere recibirla, simplemente dígalo —interrumpió Ferdian, que había estado observando en silencio.
Thiel miró a Iandros con ojos tristes al escuchar las palabras de Ferdian: Si no quiere recibirla.
Iandros, que solo había intentado bromear, rápidamente trató de arreglar la situación, ya que no quería que Thiel se enfadara con él.
—No hay forma de que no pueda entender tu letra. Escribe la carta y mándala. Si escribir es difícil, entonces hazme un dibujo y envíalo —Iandros tomó suavemente la mano de Thiel—. Y no importa lo ocupado que esté, siempre leeré tu carta y te enviaré una respuesta.
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