⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue

—¡Lo prometiste!

Ante las palabras de Thiel, Iandros asintió. Thiel lo dejó ir sin oponer resistencia.  

Iandros y los caballeros que lo acompañaban regresaron al palacio imperial. Apenas se fue, el médico de Asterian entró en la habitación donde estaban los niños.  

—Lord Ferdian, Lord Rudian, Lady Olivier, Lady Thiel. Me alegra ver que todos han regresado sanos y salvos.

El médico de Asterian hizo una reverencia. Alpheus agitó la mano como si le estuviera diciendo que comenzara de inmediato, lo que hizo que los niños miraran con grandes signos de interrogación sobre sus cabezas.  

—¿De repente?

—¿Por qué llamar a un médico si ninguno de nosotros está herido?

—Abuelo, ¿no ve que estamos perfectamente bien?

—¡Oh! ¡Hola!

Solo Thiel saludó al médico, quien había entrado de manera inesperada. El médico ignoró las quejas de los niños y comenzó a examinar a Rudian, quien estaba más cerca.  

—Te digo que no estamos heridos.

—Lo sé, pero después de un largo viaje, es importante revisar cómo está su cuerpo.

Tan pronto como Alpheus terminó de hablar, la puerta se abrió de golpe y varias criadas entraron con todo tipo de tónicos revitalizantes.  

Rudian miró a Alpheus, quien desvió la mirada disimuladamente.  

—Abuelo…

—Es necesario revisar su estado.

—Pero esto es un poco excesivo, ¿no?

Alpheus ignoró completamente las palabras de Rudian. El médico examinó a los niños uno por uno de manera meticulosa, diagnosticando que no había ningún problema grave.  

—Los cuatro están agotados, pero con un buen descanso se recuperarán rápidamente. Les recomiendo que descansen bien en la mansión durante unos días.

Luego les animó a beber una taza de tónico revitalizante a cada uno, tras lo cual abandonó la habitación en silencio.  

Thiel cerró los ojos y tragó el amargo tónico, esforzándose por no escupirlo.  

Detrás de ella, Olivier escupió el tónico de vuelta en su taza.  

Karthus, que había estado observando en silencio, finalmente habló.  

—La próxima vez, sería mejor no llevar a Thiel a la reunión. Padre.

Ante las palabras de Karthus, Thiel levantó la cabeza. Una de las criadas le dio un pequeño caramelo que puso en su boca.  

La niña mordió el caramelo, haciendo que sus mejillas se hincharan, y miró a Karthus.  

—Cuando dices reunión… ¿te refieres a la vez que nos reunimos todos en el palacio?  

—Sí.

Como Thiel había cumplido con su misión y había regresado sana y salva, era necesario discutir nuevamente la cuestión de su residencia.  

Karthus estaba diciendo que no la llevaría a ‘esa reunión’. Thiel ladeó la cabeza.  

—¿Por qué no? ¿Sería un estorbo si voy?

Alpheus, que estaba detrás de Thiel, la levantó suavemente en brazos. Desde el regazo de su abuelo, Thiel lo miró.  

—No es eso, Thiel. Es solo que a partir de ahora, es un asunto que los adultos debemos resolver. Tú ya has hecho tu parte, y ahora será el turno de tu padre y mío.

—Pero… ¿no habrá problemas si no voy?

Thiel recordó cautelosamente la amenazante presencia de Zender ese día.  

Zender había hecho todo lo posible por separar a Thiel de Asterian.  

Por eso, si no asistía a la próxima reunión…  

—No te preocupes. No ocurrirá nada porque no vayas. Simplemente diremos que el viaje te dejó agotada y no puedes moverte. Ellos no se atreverían a pedir que llevemos a una niña exhausta. No son tan desalmados.

Ante las palabras de Karthus, Thiel finalmente mostró una expresión de alivio.  

Fue en ese momento.  

¡Puff!  

—¿Eh?

—¿Qué?

—¿Qué pasó?

—¿Mmm?

De repente, Thiel, que estaba en los brazos de Alpheus, se transformó en un pequeño leopardo de las nieves.  

Por suerte, Alpheus la sostenía bien, así que no cayó al suelo.  

Thiel miró con asombro sus patas delanteras, viendo las almohadillas rosas similares a una gelatina.  

¿Otra vez, de repente?

Esta vez no había hecho nada particularmente extenuante, y hasta había tomado el tónico que le dio el médico, entonces, ¿por qué se había transformado otra vez? Thiel ladeó la cabeza confundida.  

—Parece que estabas más cansada de lo que pensabas.

Karthus tomó a Thiel, ahora en su forma de leopardo, de los brazos de Alpheus. Ella presionó su pequeña pata contra el pecho de su padre mientras se acomodaba en su regazo.  

—Grrr…

—Tu cuerpo estuvo bajo mucho esfuerzo sin que te dieras cuenta. Por eso te transformaste en cuanto te relajaste.

Karthus acarició suavemente el pequeño lomo del cachorro de leopardo. Thiel, acurrucada en el regazo de su padre, asintió mientras pensaba: ‘Menos mal que no me transformé cuando estaba con Iandros…’  

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—¡Thiel, ven aquí!

—¡Kyaa!

Thiel corrió hacia los brazos de Rudian, quien la levantó con cuidado y se dejó caer en la cama, abrazándola con cariño.  

—¿Has descansado bien?

Thiel asintió enérgicamente ante las palabras de Rudian.  

Cuando la noticia de que Thiel se había transformado debido al cansancio extremo se esparció por toda la mansión, los sirvientes no dejaron de preocuparse por ella.  

Estaban tan preocupados que siempre querían llevarla en brazos o a cuestas para evitar que se tropezara, y Ria incluso llevó la comida de Thiel directamente a la cama.  

Thiel podía asegurar con total confianza que dentro del territorio de Asterian, nadie había descansado tanto como ella.  

—Todavía parece que la niña no ha recuperado toda su energía… Oye, Ferdian, ¿tú también lo notas?

—Yo también lo creo. Acuéstala de nuevo.

—¿Kyaa?

Thiel fue rápidamente acostada de nuevo en la cama por sus hermanos, quienes la cubrieron con una suave manta.  

Ya empezaba a cansarse de estar todo el día en la cama, por lo que agitó sus patas en señal de frustración.  

¡Estoy bien!

Thiel podía revertir su forma de bestia en ese mismo momento si quisiera. Pero había una razón sencilla por la que no lo hacía:  

Es más cómodo en mi forma animal…

Era más fácil que la llevaran en brazos y también le resultaba más cómodo acurrucarse en la cama. Además, la habitación de Thiel estaba llena de artefactos mágicos que Ferdian había tomado prestados de Zender, por lo que no hacía nada de calor.  

Ferdian colocó la bandeja que traía en la mesa al lado de la cama y se dio unas palmaditas en las rodillas.  

—Ven aquí, Thiel. 

Thiel corrió rápidamente y se sentó en el regazo de Ferdian.  

Con una pequeña cuchara, Ferdian tomó un trozo de pastel suave con crema batida y lo acercó a la boca de Thiel.  

Ella abrió bien la boca, mordió la cuchara y lamió la crema con la lengua.  

Mientras Ferdian alimentaba con dedicación a Thiel, Rudian, que estaba al lado, le limpiaba la crema de los labios.  

—Ahora que lo pienso, ¿no es hoy?  

Ferdian, quien había estado dándole pastel a Thiel como si nada, levantó la cabeza para preguntar. Rudian frunció el ceño.  

—¿El qué? Deberías acostumbrarte a usar sujetos cuando hablas. Siempre tienes esa mala costumbre de omitirlos…

—Me refiero al día en que papá y el abuelo van al palacio.

—Ah, sí, es hoy.

Rudian respondió con naturalidad. Ferdian también asintió tranquilamente. La única que no estaba tranquila era Thiel.  

Su cola, como si reflejara su inquietud, se infló y se movía nerviosamente de un lado a otro.  

¿Y si pasa algo porque no fui?

Zender podría buscar cualquier excusa para confrontar a Karthus y Alpheus. Aunque normalmente ellos nunca cedían ni daban espacio a Zender, cuando se trataba de Thiel, solían volverse muy vulnerables, lo cual la preocupaba.  

Al notar su inquietud, Ferdian puso una pequeña fresa del pastel en la boca de Thiel y le dijo:  

( No te preocupes. Dijimos que no podías ir porque estabas enferma. Por más desalmados que sean, no se atreverían a criticar a una niña enferma por no ir. )

Thiel asintió mientras comía la fresa.

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—Esta reunión se ha convocado para decidir el destino de ‘Thiel Asterian’. Pero… ¡que la interesada no esté presente! ¿Dónde se ha visto algo así?

Zender habló con su habitual tono autoritario. Alpheus y Karthus lo miraban con evidente hastío.  

Durante un breve momento, casi se olvidaron de lo descarado, inmoral y falto de principios que era Zender Nesstian.  

Pero no había de qué preocuparse.  

—No hay ninguna razón para que Thiel participe. Cumplió con su deber de manera impecable, y con eso su responsabilidad ha terminado. Entonces, ¿por qué insistes en involucrarla, Nesstian?

Antes de que Asterian pudiera hablar, el Emperador ya había intervenido para detener a Zender.