⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
En el instante en que la duda cruzaba su mente, la joven se lanzó hacia Thiel sin que ella pudiera detenerla.
La joven extendió la mano hacia el ramo de flores que Thiel sostenía. Sorprendida, Thiel lo dejó caer.
—¡Ah-!
Ferdian, Rudian y los guardias de Asterian intentaron detenerla, pero la joven fue más rápida. Recogió rápidamente el ramo que Thiel había dejado caer y retrocedió.
—E-esto no puede ser…
Si Ferdian y Rudian hubieran usado sus habilidades, podrían haber detenido a la joven antes de que llegara a Thiel, o incluso podrían haber reducido el ramo a cenizas.
Sin embargo, ni Ferdian ni Rudian reaccionaron tan rápido como Alpheus o Karthus, y tampoco vieron razón para quemar el ramo.
—Uh, bueno, si es algo que realmente quieres recuperar, puedes llevártelo de nuevo.
Thiel, con una voz algo desconcertada, miró a la joven. Ferdian y Rudian soltaron una risa irónica ante la situación.
—¿Qué demonios estás haciendo? ¿Sabes lo que acabas de hacer?
Ferdian miró directamente a la joven mientras Rudian, con el rostro frío y tenso, giró la cabeza bruscamente hacia los guardias.
—¿Por qué no la protegieron a tiempo? ¿Acaso los guardias de Asterian son tan incompetentes?
Los guardias inclinaron la cabeza ante la reprimenda de Rudian. Sus palabras no estaban equivocadas. Los guardias debían protegerlos sin importar las circunstancias.
—Lo sentimos.
Rudian lanzó una breve mirada a los guardias antes de volver su atención a Ferdian, y luego se enfocó en la joven que abrazaba firmemente el ramo.
Era algo increíble. ¿Tomar el ramo y luego arrebatárselo de nuevo? ¿Una plebeya lanzándose sobre el señor de la tierra para robarle las flores?
Era algo inadmisible. Debía ser castigada.
En ese momento, Thiel tiró suavemente de las mangas de Ferdian y Rudian.
—Y-yo estoy bien. No me he hecho daño.
Thiel, temerosa de que sus hermanos pudieran lastimar a la joven, se apresuró a defenderla.
Realmente estaba bien. No había ningún daño, por lo que no había necesidad de reprender más a la joven. De hecho, Thiel nunca había sido dura con los demás.
Rudian, con una expresión de sincera disculpa, miró a Thiel y dijo:
—Thiel, lo siento. Es mi culpa. Debería haberla detenido antes de que se acercara a ti…
Fue en ese momento cuando el rostro de la joven, que había permanecido tenso, palideció. No, más que palidecer, se volvió de un tono negro.
—¡Aaagh-!
La joven, con los ojos muy abiertos por el dolor, dejó caer el ramo que sostenía en su pecho.
El ramo, que había caído por segunda vez, perdió algunos pétalos y su tallo se quebró. El desordenado ramo quedó esparcido por el suelo. Thiel abrió los ojos con sorpresa.
—¿Qué…? H-hermanos…
—Thiel, aléjate.
Ferdian extendió su brazo para bloquear a Thiel. Rudian asintió y la empujó hacia atrás para protegerla. Los guardias se adelantaron, colocándose entre Thiel, Ferdian y Rudian.
En ese momento, la joven, cuyo rostro se había contorsionado de dolor, cayó desplomada al suelo.
Thiel, alarmada, intentó correr hacia ella, pero Rudian la detuvo agarrándole la mano.
—¡H-hermano! ¡Esa chica…!
—Espera.
Con un leve movimiento de la cabeza de Rudian, los guardias se apresuraron a revisar el estado de la joven. Uno de ellos examinó el ramo con cautela.
—¡Hay restos de algo roto en su interior!
El guardia que inspeccionaba el ramo señaló un pequeño fragmento de vidrio. Al escuchar eso, los rostros de Ferdian y Rudian se endurecieron al mismo tiempo.
Eso significaba que la joven había llevado el ramo con la intención de dañar a Thiel.
Thiel estaba bajo la protección de la bendición del fuego y la luz, así que aunque el ramo hubiera explotado en su pecho, no habría sufrido heridas graves.
Increíble.
Pero, ¿cómo podía ocurrir algo así en el territorio de Asterian?
Thiel, Ferdian y Rudian siempre habían mantenido una relación cercana con los habitantes de Asterian.
Otras famiRias también soRian tener relaciones amistosas con los habitantes de sus territorios, pero la conexión de Thiel, Ferdian y Rudian era especialmente fuerte.
Desde pequeños, soRian explorar más allá de las fronteras de su tierra, y desde temprana edad, habían desarrollado habilidades tan poderosas que podían protegerse por sí mismos.
Como podían defenderse solos gracias a sus habilidades, había pocas cosas que pudieran hacerles daño.
Los habitantes del territorio soRian regalarles las flores más hermosas y las frutas más frescas, y ellos siempre aceptaban esos gestos de buena voluntad sin cuestionar.
Por eso, Ferdian y Rudian nunca se imaginaron que algo así pudiera ocurrir en su propio territorio.
Ferdian miró a la joven. Si la dejaban ahí, seguramente moriría.
No podían permitir que muriera antes de descubrir quién la había instigado a hacer tal cosa. Ferdian dio la orden:
—…Llévenla a la mansión. Que el médico la revise y manténganla viva, luego enciérrenla en el calabozo subterráneo de la mansión de Asterian.
Ante la orden de Ferdian, los guardias levantaron rápidamente a la joven. Thiel, con el rostro ligeramente rígido, tomó la mano de Ferdian.
—…Hermano…
—Thiel, ¿estás bien tú?
Rudian hizo girar a Thiel. Thiel asintió. Estaba bien, salvo por el pequeño susto.
Pero entonces…
¿Hmm?
Thiel frunció levemente el ceño mientras revisaba su mano. Había una especie de mancha negra en la punta de sus dedos.
¿Me habré manchado con algo?
Thiel sacó un pañuelo y limpió cuidadosamente la punta de sus dedos. La mancha desapareció rápidamente. Parecía que algo se había pegado cuando recibió el ramo.
—¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Nada. Estoy bien. Solo que esa chica… me arrebató el ramo de nuevo.
—Pero fue ella quien te dio el ramo al principio.
—Sí, pero también fue ella quien cambió de opinión y volvió a salvarme.
Con una expresión preocupada, Thiel miró el lugar donde la joven había caído.
¿Por qué cambió de opinión en el último momento y volvió a arrebatarle el ramo?
—Parecía estar en muy mal estado… ¿estará bien?
—¡Thiel! Estuviste a punto de lastimarte hace un momento. Primero deberías preocuparte por ti. Eres la líder de Asterian.
—Nosotros fuimos los que no pensamos bien. Deberíamos haber traído más guardias. No nos mantuvimos alerta porque nunca imaginamos que algo así sucedería en el territorio de Asterian.
Ferdian tomó la mano de Thiel y la giró hacia el camino. Los guardias restantes escoltaron a Ferdian, Rudian y Thiel.
—Volvamos a la mansión.
Los guardias asintieron ante las palabras de Ferdian. Thiel, con el corazón algo inquieto, no podía evitar mirar hacia atrás, hacia el lugar donde la joven había caído.
Sentía un ligero escozor en la punta de sus dedos.
✦ . * ˚ ✦ . * ˚ ✦
—¡Señorita!
Thiel, que estaba sentada tranquilamente balanceando las piernas, sonrió suavemente al ver a la persona que entraba por la puerta.
—¡Ria!
—¡Señorita! Escuché lo que sucedió. ¡Por todos los cielos, qué incidente! ¿Está bien? ¿No tiene ninguna herida?
Ria tomó las manos de Thiel y examinó minuciosamente su cuerpo. Sus manos eran más delicadas que las de Ferdian y Rudian.
Ria solo se tranquilizó cuando confirmó que ni un solo cabello de Thiel estaba dañado. Dio un suspiro de alivio y retrocedió.
—Realmente estoy bien. Estoy completamente ilesa, y ya se me ha pasado el susto. Además, sabes lo bien que manejo mi habilidad de protección.
Thiel sonrió juguetonamente mientras agitaba la mano. En un instante, una fina barrera de luz se extendió frente a su cuerpo.
Era muy delgada, pero estaba tejida tan densamente como si fuera con miles de hilos dorados. A pesar de su delicadeza, la barrera tenía el poder de bloquear cualquier cosa. Era la especialidad de Thiel, ahora que había cumplido los doce años.
—Así que estoy bien. El problema es esa chica… Ria, ¿crees que mis hermanos la matarán?
La expresión de Thiel se tornó seria. Ria reprimió el impulso de decirle que era obvio y, en su lugar, respondió con calma.
—Señorita, aunque me pidió que la siguiera llamando así, como cuando era pequeña, usted es la líder de Asterian.
—Sí, claro, lo sé.
—Esa chica intentó hacerle daño a la líder de Asterian, por lo que debe recibir un castigo apropiado.
—Pero también me salvó al final, ¿no?
—¿De qué sirve salvarte si te empuja al agua primero? Lo importante es que intentó lastimarte… Ay, me he alterado. Lo siento, señorita.
Ria sonrió avergonzada mientras abrazaba suavemente a Thiel. Thiel parpadeó mientras se dejaba abrazar.
Después de un rato, Thiel levantó rápidamente la cabeza desde el abrazo de Ria y la miró.
—¡Cierto! Entonces, ¿dónde está ahora esa chica?
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