⋆˚ʚɞ Traducción / Corrección: Nue
Al enterarse por Alpheus, Karthus regresó apresuradamente a la mansión. Sin embargo, cuando llegó, la chica ya había agotado todas sus fuerzas y estaba profundamente dormida.
La chica le había contado todo lo que sabía a Alpheus, y él ordenó a su asistente que lo anotara todo.
Antes de que la chica cayera rendida de agotamiento, le hizo la pregunta que más le intrigaba.
—Entonces, ¿por qué no mencionaste a tu hermano cuando te pregunté la primera vez?
La chica dudó una vez más, incapaz de responder de inmediato. Él no la presionó, esperando con paciencia.
—…
—Habla. ¿Por qué no dijiste enseguida que tu hermano estaba siendo retenido como rehén y que no tenías otra opción que hacer lo que hiciste? Después de todo, al final, gracias a que asumiste toda la culpa, Thiel no salió herida. Si lo hubieras mencionado, no te habría interrogado de esta manera.
—… Pensé que no me ayudarían.
Liss murmuró vacilante. Alpheus frunció el ceño.
—¿Pensaste que no te ayudaríamos?
—Quiero decir, pensé que no me escucharían. Eso fue lo que me dijeron. Que nadie me escucharía y que al final moriría…
—¿Ese tal Osian?
—Jay…
Alpheus negó con la cabeza, dando a entender que no necesitaba más respuestas.
Probablemente, le habían lavado el cerebro antes, en caso de que intentara escapar y pedir ayuda. Eso explicaba su actitud de no tener ninguna expectativa.
Alpheus ordenó que trasladaran a la chica de la prisión subterránea al alojamiento del personal.
Sin embargo, como aún no podía confiar completamente en sus palabras, no aflojó la vigilancia.
Alpheus decidió mantenerla temporalmente bajo arresto en los cuartos del personal, con guardias vigilando la entrada.
Karthus llegó poco después y escuchó lo que Alpheus le contó sobre Liss, revisando incluso las anotaciones detalladas de su asistente.
Levantó una ceja, desconcertado.
—¿Qué es todo esto? No tengo idea de lo que está pasando. Me parece haber visto el nombre de este Osian en una lista de nobles antes.
Karthus señaló la parte donde estaba escrito ‘Osian’.
Osian Russell.
Osian Russell, cabeza de la familia Russell, era un Barón que gobernaba un territorio considerable.
La familia Russell había gobernado un territorio más amplio, pero tras enfrentamientos con otras familias, habían perdido más de la mitad de sus tierras y ahora apenas eran nobles de nombre.
Como ni Karthus ni Alpheus habían tenido la ocasión de conocer a Osian, nunca lo habían visto en persona, pero conocían su nombre por ser un miembro de la nobleza.
—He ordenado que lo investiguen. Liss dijo que había visto a Osian y a Jay, así que podría reconocer a Osian si vemos su retrato. Planeo obtener un retrato de Osian y examinar a la familia Russell. No podemos actuar apresuradamente hasta que tengamos pruebas concretas.
—Si han estado reteniendo a los niños para experimentar con ellos, debe haber un lugar adecuado en el territorio de los Russell donde los mantuvieran. Tendría que ser un lugar remoto, donde no fueran descubiertos, y deben haber limitado el acceso. Pero aún necesitarían suministros, así que deberíamos buscar edificios en lugares aislados donde entrara dinero y bienes, pero no personas.
Karthus desgranó sus palabras. Ciertamente, no había fallas en su lógica. Alpheus asintió, de acuerdo.
—Así lo haré. Mientras tanto, creo que deberíamos restringir las salidas de Thiel, y también evitar que Ferdian y Rudian regresen a la academia.
—¿Ferdian y Rudian también?
—Sí. Aunque sean capaces de protegerse, aún no hemos descubierto qué tipo de veneno usaron los culpables, así que es mejor ser precavidos.
Karthus asintió ante las palabras de Alpheus. Los dos hombres siguieron bebiendo su té en silencio por un buen rato.
Lo que en principio pensaron que era simplemente un acto de aquellos que no querían que Thiel se convirtiera en la cabeza de la familia, parecía ser algo mucho más complicado.
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—¿Se despertó?
Thiel abrió los ojos grandes al hacer la pregunta. Rudian asintió con naturalidad.
—Sí, dicen que ya despertó. Ahora la han trasladado de la prisión a otro lugar. Aunque sigue estando retenida.
—¡Qué alivio! Entonces, ¿qué dijo? ¿Qué ocurrió exactamente?
Thiel, con los ojos bien abiertos, agarró el brazo de Rudian con fuerza y lo miró fijamente.
Rudian, con una expresión incómoda, le dio un suave pellizco en la mejilla a Thiel.
—¡No lo sé! Ni papá ni el abuelo nos dijeron nada. Solo dijeron que deberíamos quedarnos en casa por un tiempo.
—Nos lo dirán cuando sea el momento adecuado.
De repente, Ferdian apareció detrás de Thiel, levantándola y alejándola de Rudian.
Thiel estaba muy intrigada, pero asintió sin preguntar más.
Como habían dicho Ferdian y Rudian, Karthus y Alpheus siempre les contaban lo que necesitaban saber.
Por el contrario, si no les habían dicho algo, significaba que ese asunto no era algo que debieran saber.
Aunque sigo teniendo curiosidad.
¿Por qué me atacó? ¿Será que fue el abuelo quien los envió?
El abuelo de Thiel y cabeza de la familia Nesstian, Zender Nesstian, había mantenido un perfil bajo durante los últimos cinco años.
No había provocado a los Asterian, ni había hecho nada para llamar su atención. Durante esos cinco años, apenas había salido del territorio de Nesstian.
No era raro que los jefes de familia se recluyeran en sus tierras por varios años, pero había algo extraño en el caso de Nesstian.
Durante cinco años, había cortado casi todo contacto con otros territorios.
Karthus le había contado esto a Thiel, asegurándole amablemente que no tenía que preocuparse por encontrarse con Zender.
Sin embargo, ahora que había sucedido esto, el principal sospechoso volvía a ser Nesstian… Para Thiel, Nesstian seguía siendo un recuerdo aterrador y doloroso.
¿No será, verdad?
Aunque Thiel había crecido, se había vuelto más alta, su cabello había crecido mucho, y se había convertido en una joven suin increíble que podía usar su habilidad especial con libertad, aún le daba un poco de miedo enfrentarse a Nesstian.
Al notar la expresión seria de Thiel, Ferdian y Rudian intentaron cambiar de tema, pensando que Thiel se estaba sintiendo mal por estar reflexionando tanto sobre el ataque que había sufrido.
—Hablando de eso, llegó un regalo para ti desde el palacio imperial. Lo envió Iandros —dijo Rudian.
—¿Ian-nim?
—Sí, vino junto con una carta. Vamos abajo a verlo.
—¡Creo que te va a gustar mucho!
Ferdian dejó suavemente a Thiel en el suelo. Thiel se sacudió un poco la falda de su vestido, que se había arrugado, y asintió con la cabeza.
Ferdian y Rudian bajaron al primer piso. Allí, las sirvientas estaban clasificando y organizando los regalos que habían llegado del palacio imperial. Iandros había enviado una gran cantidad de obsequios junto con una carta.
Cuando Thiel bajó al primer piso, el mayordomo que organizaba los regalos se acercó e hizo una reverencia.
—Entre los regalos de Ian-nim, lo más importante lo hemos colocado en la habitación del Señor. El resto lo estamos clasificando y le daremos una lista con todos los detalles.
—¿Lo más importante?
—Sí, Señor.
—¿Qué será…? ¡De todas formas, gracias!
Thiel le agradeció al mayordomo de manera cortés y alegre, luego se dirigió de nuevo hacia la habitación con Ferdian y Rudian.
Thiel, emocionada, tomó la manija de la puerta y miró a Ferdian y Rudian.
—¿Qué creen que me habrá dado Ian-nim?
—Te apuesto que no te gustará tanto como lo que yo te daría.
—Te aseguro que es peor que cualquier cosa que yo te regalaría.
Thiel frunció los labios ante los comentarios de Ferdian y Rudian.
—Hermanos, no digan esas cosas. Todos los regalos son valiosos y buenos, no importa cuáles sean…
—Está bien, está bien. Ábrelo.
Ferdian y Rudian, sonriendo por la adorable reacción de su hermana, asintieron con la cabeza.
Thiel, con los ojos brillantes, abrió cuidadosamente la puerta.
Y de repente…
¡Flap!
Una figura deslumbrantemente blanca voló hacia Thiel.
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